No ... no ... no hay duda, no hay duda alguna, ¡no ha muerto! ¡Entonces si él no ha perecido será preciso que yo me suicide!
08 de agosto.
Ayer pasé una tarde horrible. No ha hecho manifestación alguna, pero lo siento cerca espiándome, mirándome, apoderándose de mí, dominándome, cada vez más formidable y ocultándose después de haber dado a entender con fenómenos sobrenaturales su presencia invisible y constante. No obstante, he dormido tranquilo.
9 de agosto.
Nada; pero tengo miedo.
10 de agosto.
Nada: ¿qué ocurrirá mañana?
11 de agosto.
Lo mismo; no me es posible permanecer aquí con este miedo y estos pensamientos que se han apoderado de mi alma; me marcho.
12 de agosto (diez de la noche).
Todo el día he tenido el mismo deseo. marcharme; he tratado de realizarlo y no he podido. He querido llevar a cabo este acto de libertad tan fácil, tan sencillo; salir, subir en mi coche para dirigirme a Rouen. No me ha sido posible. ¿Por qué?
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