lunes, 22 de junio de 2009

ODA AL TOMATE


La calle se llenó de tomates,
mediodía, verano,

la luz se parte en dos mitades de tomate,

corre por las calles el jugo. .

En diciembre se desata el tomate,

invade las cocinas, entra por los almuerzos,

se sienta reposado en los aparadores,

entre los vasos, las mantequilleras, los saleros azules. .

Tiene luz propia,

majestad benigna.

.

Debemos, por desgracia,asesinarlo:

se hunde el cuchillo en su pulpa viviente,

es una roja víscera,

un sol fresco, profundo, inagotable,

llena las ensaladas de Chile,

se casa alegremente con la clara cebolla,

y para celebrarlo se deja caer aceite,

hijo esencial del olivo,

sobre sus hemisferios entreabiertos,

agrega la pimienta su fragancia,

la sal su magnetismo:

son las bodas del día,

el perejil levanta banderines,

las papas hierven vigorosamente,

el asado golpea con su aroma en la puerta,

es hora ¡vamos!

y sobre la mesa,

en la cintura del verano,

el tomate, astro de tierra, estrella repetida y fecunda,

nos muestra sus circunvoluciones, sus canales,

la insigne plenitud y la abundancia sin hueso,

sin coraza, sin escamas ni espinas,

nos entrega el regalo de su color fogoso

y la totalidad de su frescura.

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