El viento de verano besa y acaricia
la naturaleza muy dulcemente:
se diría un soplo de amante
que teme despertar a su ama.
Bohemio de la pereza,
mendigo del roce,
el viento de verano besa y acaricia
la naturaleza muy dulcemente.
¡Oh! ¡qué éxtasis hechizante
de saborear la soledad,
en el fondo de un prado verde y dormido
que con una tan blanda embriaguez
el viento de verano besa y acaricia!
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