El viso de las aguas vivas
atrae al Martín Pescador
que abre paso entre la bruma y la blancura
mejor que los mirlos y los tordos.
Entre los grandes sauces de las riberas,
en el borde del arroyo machacón,
el viso de las aguas vivas
atrae al Martín Pescador,
y bajo los ramajes quejumbrosos,
dentro del sol, dentro del frescor,
él teje, este bonito buscador,
arrasando de sus resplandores furtivos
el viso de las aguas vivas.
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