la poesía es de quien la necesita.
Porque la poesía es necesidad, es alimento, es savia y,
por lo mismo, es denuncia de lo que sólo ella parece ver,
no porque su carácter sea un quehacer político deliberado,
sino por ser apego de la realidad,
por no negarse a lo que en ella ocurre y la conforma.
Al hacerlo, se traduce en manifiesto de las heridas del hombre,
de la oscuridad del alma a que la conduce la ausencia de libertad.
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