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IL POSTINO

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martes, 11 de agosto de 2009

LA BELLEZA DE LA DESDICHA, Ch. Baudelaire

“He encontrado la definición de Bello, de lo que para mí es Bello. Es algo ardiente... Una cabeza seductora y bella, una cabeza de mujer, es decir, es una cabeza que hace soñar –pero de manera confusa- con la voluptuosidad y la tristeza unidas, que conlleva una idea de melancolía, de laxitud y hasta de saciedad –aunque parezca una contradicción-, es decir, un ardor, un deseo de vivir, asociados con una amargura refluyente, como si provinieran de la privación y de la desesperanza. El misterio y la pena son también caracteres de lo Bello. Una cabeza de hombre bella... también tendrá algo de ardiente y de triste, necesidades espirituales, ambiciones tenebrosamente definidas, la idea de un poder desatado y sin empleo, a veces la idea e una insensibilidad vengativa... a veces también... el misterio y, finalmente (para tener el valor de confesar hasta qué punto me siento moderno en estética), la desgracia. No pretendo que la Dicha no se pueda asociar con la Belleza, pero afirmo que la Dicha es uno de sus ornamentos más vulgares, mientras que la Melancolía es, para expresarlo de alguna manera, su ilustre compañera, a tal punto que no puedo concebir (¿mi cerebro será un espejo hechizado?) un tipo de Belleza donde no haya Desdicha. Basándome en estas ideas (otros dirán obsesionado por estas ideas), se concibe que me sería difícil no concluir que el tipo de Belleza viril más perfecto es Satán –a la manera de Milton.”

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