Doña Concha, su nombre viene de Concepción, y posee ambos, un significado religioso, de dar a luz, y un significado vulgar como la parte externa del aparato genital femenino.
Ella fue la mujer que tuvo el atrevimiento de atacar al Senador Rosales, es experta en urdir, tramar y luego cortar el hilo, pero el Senador Rosales dijo de ella que era una cualquiera, una "vulgar prostituta". Lo del Chino López y su castración fue una "venganza de una hembra rabiosa". Pero el Senador Rosales fue el único que la puso en su lugar, le dijo como conseguía sus logros, era una seductora y era capaz de acostarse con el Diablo. Al Senador Rosales le costó perder sus genitales el hablar de Doña Concha, pero aún así el Senador Rosales no se daba por vencido, iría al Congreso a dar su discurso y tal vez a suicidarse ahí frente a sus colegas, iba a dar el último arengo desde su posición de Senador para liberar a su pueblo de la Dictadura, se agrega que el valor civil del Senador Rosales en la novela, es parecido a la valentía del Senador mexicano Belisario Domínguez quien reta al Dictador Victoriano Huerta, quien al verse ofendido ordena le quiten la lengua al Senador. En el caso del Senador Rosales no pudo llegar a subir la escalinata del Capitolio para asistir a la sesión del Senado, donde daría un discurso fulminante contra la dictadura, pero antes fue fulminado él. El Senador Rosales es de la Derecha, es hijo de familias acaudaladas, con muchas propiedades y tenía un físico que hacía temer a los habitantes de la región donde fue electo Senador. Pero ¡muerto el perro se acabó la rabia!
Doña Concha quería hacer del gobierno de su marido, la consecución de sus deseos personales, si alguien se interponía debía ser humillado y eliminado como el Senador Rosales. Así pues ante la tibieza de operación del Presidente para hacerle justicia de la "infamia" de los Rosales, no duda en pagar de su propio bolso al Chino López para que con cuatro esbirros más lograran humillar al imponente Senador Rosales, y no se duda que haya logrado contratar a los matones que esperaban al Senador Rosales en las escalinatas del Capitolio para matarlo. La respuesta del Presidente a la muerte del Senador Rosales es la incorporación de Luisito Rosales, su hermano, como ministro de Instrucción Pública. Esto Doña Concha no se lo va a perdonar a su esposo, ella ya no quiere saber nada de los Rosales, no quiere recordar el fantasma del Senador Rosales con la presencia de Luisito Rosales en el gabinete del gobierno de su marido.
Doña Concha planeaba como burlarse del marido, y luego matarlo, es una mujer muy mala, primero los humilla y luego los desaparece, así procede para deshacerse del marido: usa al Secretario Particular del Presidente, un joven inexperto, atrayéndolo a sus redes, lo enamora, y juguetea con él, lo lleva a sesiones de espiritismo donde una primera médium trae la presencia del muerto Senador Rosales, que ordena al Secretario Particular que mate al Presidente porque está pensando deshacerse de él, es un juego de prisa, quién aprieta primero el gatillo, el Secretario Particular no quiere creer al espíritu del Senador Rosales porque eso es charlatanería, pero Doña Concha aprieta las redes del amor y lo sigue llevando a más sesiones espiritistas, donde una segunda médium trae el espíritu de un recién fallecido, el famoso Luisito Rosales que contra lo que opinaba su familia, entró a formar parte del gabinete del dictador Bocanegra, quien seguramente piensa la familia usó su poder para dañar y quitar la vida al Senador. El espíritu de Luisito Rosales conmina al Secretario Particular para que se deshaga del Presidente.
Preso, el pobre Secretario Particular, por la presión de Doña Concha, y por los espíritus chocarreros inyectados en las sesiones de espiritismo, de pronto es sorprendido por Doña Concha, quien le da el veneno que debe poner en las bebidas que pasa al Presidente. Doña Concha se lava las manos, el Secretario Particular le da el veneno al Presidente, y como la muerte es lenta, se da el caso de que el Presidente toca el timbre, el Secretario Particular se pone nervioso y más cuando ve que el Presidente sigue vivo, tiembla más cuando el Presidente le avienta la pistola, y no pierde la oportunidad, desata su tensión disparando al bulto del Presidente. Doña Concha ha humillado y matado al Presidente, lo humilla acostándose con su Secretario Particular, y lo mata usando al mismo Secretario Particular para darle el veneno primero y después balear al Presidente que yace.
¿Qué quería Doña Concha? No quería al problemático Secretario Particular que no sabía complacerla sin chistar las órdenes que ella le daba, era pues alguien que no sabia lo que deseaba esta mujer, y era matar al Presidente porque le impedía realizar deseos que encontraban obstáculos, o terminar con querellas que le remordían su conciencia. Así, el Secretario Particular con su falta de decisión, no servía a Doña Concha, y había que eliminarlo, llama al recién General, antes fantástico director de caballos de la Polícia Montada en las Fiestas Patrias... es un sicario puro se encargaría de matar al Secretario Particular cuando éste ya hubiera matado a su jefe el Presidente. Trágico es cuando el Secretario Particular es muerto, pero después el Director de Caballos es arrojado por las escaleras... presumiblemente Doña Concha lo empuja, y así sucede que Doña Concha ha matado a tres personalidades en una sola noche, provocando que se diera un golpe militar emergido del pueblo donde sargentos y mandos medios se hacían del poder, ante la incredulidad del gabinete descabezado, pero a pesar de ser tan lista Doña Concha empezaría a sufrir...
Doña Concha era "una especie de torbellino: nos arrastraba a todos, hasta que ella misma se sumió, tragada por el vórtice de su propio arrebato".
Es tan probable que Doña Concha haya realizado el disparo sobre el Secretario Particular, y aprovechando su ventaja haya empujado al Director de Caballos por las escaleras. Era "una especie de torbellino..."
Lo que sucede después con Doña Concha, es que el pueblo no la quería, lo peor de la tiranía de Bocanegra es que no soportaban a su mujer y sus excesos, como establecer luto nacional cuando muere su perra Fanny y que le traigan por avión el remplazo de perra. Pero "la grandísima perra" era Doña Concha, la frivolidad era su reino y ello abochornaba al pueblo que no soportaba el insulto a su inteligencia.
Así, Doña Concha se ve atrapada en una nueva revolución surgida del pueblo, y es llevada a una prisión donde es pasada por las armas de por lo menos cien, hasta que a un idiota se le ocurre golpearla con un tabique y se les acaba la fiesta, muere Doña Concha como perra en brama traicionada por uno de los perros callejeros encerrados en prisión.
No se puede negar que Doña Concha es calculadora, y planeó meticulosamente enredar al estúpido Secretario Particular con las sesiones espiritistas, se deshizo con maestría de sus tres enemigos en una sola noche, pero ella no quería mancharse las manos, y al final parece que intervino directamente en la muerte del Secretario Particular y en la del General ex-Director de caballos que arroja por las escaleras. ¡Cómo fue que Doña Concha se duerme en sus laureles! y de pronto se ve prisionera de un pueblo que le tenía rencor y de pronto se iba a cobrar las heridas recibidas dando el escarmiento que juzgan merecía Doña Concha por su frivolidad y despilfarro en el poder. Bajaron del altar a Doña Concha donde se postraban a adorarla, y la convirtieron en el recéptaculo donde tirar la saliva tanto tiempo tragada.
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domingo, 1 de noviembre de 2009
LA MUJER QUE TEJE Y CORTA LOS HILOS
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