Un líder de un movimiento popular conocido como "El Padre de los Pelados", de pronto, se halla convertido en el Presidente de un país latinoamericano. Goza de un plebeyismo abyecto, amor a los desheredados. Es de fuego su resentido encono. Hay generosidad en su verba irresponsable. Talento tiene su demagogia atroz.
Pero está casado con una mujer que no escatima en la frivolidad que "puede alcanzar dimensiones trágicas: puede tener el efecto de un bofetón o un escupitajo" al pueblo.
Cuando el Presidente nombra al que a todos luces será su heredero, elige a un pobre diablo que se la pasaba matando el tiempo, y lo encomienda al Ministro de Instrucción Pública para que lo eduque. En la recepción donde es presentado esa futura promesa del país gracias al dedo presidencial, se encuentra el Presidente en la taza del baño, mientras su séquito de adoradores observa la imagen con paciencia. El Presidente con su superioridad, al ser Padre de los Pelados, invita al joven a su lado: "—Así que éste es el Tadeo —exclamó—. Acércate, muchacho, acércate...", y es ahí donde el Presidente dice al Ministro de Instrucción Pública: "—Quiero verlo sin tardanza hecho un doctorcito en Leyes, ¿eh?; pero ¡sin tardanza!". Si se equivocó en escoger a su Juanito, eso lo dirá la historia.
Pero atemorizan las alharacas del Presidente a los ricos, que se tienen que alinear o...
Tanto es el poder del Presidente que le gusta sentir los homenajes que se le dan, el mayor tiempo posible, como sucede en los Desfiles de Independencia, cuando es tocado el Himno Nacional que por su composición es corto y cíclico, así que la Banda de Guerra puede tocar hasta un tiempo infinito para todos los demás oyentes hasta que el Presidente se apiada y hace un gesto que los conmina a callarse, se ve que el Presidente degusta sentirse el que escucha la música con patriotismo, un héroe en vida que celebra las gestas de los otrora héroes de la Independencia. Y si el Presidente está a gusto con el show que se le presenta, pues hay que esperar y no desesperar, un acto oficial largo puede aburrir al público congregado, pero como está el Presidente todos sonriendo y moviendo el rabo.
De pronto, en uno de esos Festejos Patrios, alguien reta a la Banda de Guerra que tocaba el himno, ¡ es un perro ! que se apuesta a ladrar frente al púlpito presidencial y desentona la sacra música del himno nacional, sin titubear el Ministro de Instrucción Pública baja las escalinatas le da una patada al perro para que se largue de ahí, porque si el perro se queda y continúa ladrando puede convocar a la ira presidencial.
El Presidente encumbrado al poder por ser Padre de los Pelados, puede recibir los premios de la Academia de Letras o de la Academia de Ciencias, o de la Academia de las Bellas Artes, lo que quiera, aunque confunda Borgues con Borges, así pues ya siendo doctor Honoris Causa recibe ahora las palmas académicas. Es tan grave que existan líderes políticos sin el mínimo tacto ante la Cultura, que la denigran queriendo convertirla en su feudo, porque nada más gustan de escuchar fanfarrias y aplausos en sus homenajes, pero es de un mundo al revés que se vuelva líder del partido de izquierda alguien con sus cartas credenciales de leer "Voguês y Vanidadè" y hasta TVdeNovelas por su ascendiente verde, pero que nunca en su vida ha tocado un suplemento cultural de un periódico, pero sí le gusta ser retratado en la Sección de Sociales. En fin, lo que hace el dinero y las relaciones de poder.
Y así tenemos que si el Presidente gusta de la marcha de la polícia montada, por estar bien alineados los caballos, y por la elegancia que manejan las figuras, las piruetas, las acrobacias, decida que el organizador de ese acto circense, no sea su bufón de al lado, sino contra todo el decoro del Ejército, saltándose al Ministro de Guerra, por decreto presidencial nombre General al antes ignorado y solo director de caballos amaestrados, por ello quien quiere recibir las mieles del poder debe hacer sentir feliz a su líder, plegarse y no decirle sus defectos, sino viene la purga, ¿por qué hay gente que finge estar con Andrés Manuel y no le dice cuando se equivoca que reconozca un error? Si hay bufones de derecha, los hay también de izquierda, quieren quedar bien con el Tlatoani y sólo repetirán su discurso como merolicos.
Por si fuera poco, los discursos del Presidente no son realizados por él mismo, evidentemente el ilustrado Ministro de Instrucción Pública es quien muestra sus dotes con la pluma, y cuidado se equivoque en las palabras, le puede costar la cabeza, es decir que su inteligencia sea separada de su cuerpo.
Como ya lo manifestamos este Presidente no sólo gusta irse a comer tamales y atole el Día de la Santa Cruz, que no está mal por ello, sino que eso lo publicita como acto de gobierno, y recibe atención excesiva de los medios de comunicación, cuando hay líderes sociales y políticos que son marginados de los favores de siquiera una foto, ya no se diga de expresar sus ideas. Este Presidente quien se crea la fama de Padre de los Pelados alterna con los mugrientos en la cantina de arrabales. Pero tiene su pudor, como su bebida favorita es el aguardiente, reviste a la bebida colocándola en una botella de whisky, transfigurándola, algo así como sucede en la Eucaristía cuando el padre transforma el vino en la sangre de Cristo, pero es de recordar que sólo alguien valiente como el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas se opone a la farsa de Zedillo de querer pasar la cerveza por refresco de manzana, cuando en el debate presidencial de 1994 le espeta que nos quiere dar Cerveza por Sidral (de manzana), ¿qué nos daría Zedillo en lugar del bienestar para las familias prometido?
En una de las fiestas del Presidente donde seguía saboreando el contenido aguardientoso de su botella de whisky, se le queda mirando feo uno de los banqueros. ¡qué atrevimiento! , al otro día el banquero es encarcelado y sus propiedades y dinero son confiscados, aunque el Presidente vomite, la gente no debe perder la compostura, debe estar ecuánime. Y para el "Padre de los Pelados", que aunque no tenga clase, es más que cualquier rico, alguien que le señale su vulgaridad, es pronto arrojado a la corrección de su comportamiento en la cárcel, se deben educar a ver al Presidente borracho, y sin embargo decirle: "Sí señor usted ordene".
El Presidente gusta "someter a prueba la debilidad de sus colaboradores", hasta el momento de su muerte a causa del veneno, él actúa con magnanimidad, su superioridad, arrojándole su pistola al miedoso de Tadeo diciéndole a continuación: pero yo no voy a matarte "¡ Vive, desgraciado!"
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domingo, 1 de noviembre de 2009
PERO TOMA AGUARDIENTE EN BOTELLA DE WHISKY...
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