Él era moreno, muy pálido, y siempre en luto riguroso;
sus palabras chasqueaban con un ruido de llamas,
y cortas chispas más frías que la hoja de un cuchillo
iluminaban a veces la bruma de su ojo.
Un mismo gusto por el arte y por los sombríos dramas,
la misma edad, la misma angustia del ataúd,
un igual infinito de tristeza y de orgullo
tuvieron rápido encadenados nuestros espíritus y nuestras almas.
A la larga, sin embargo, este ser ligero y negro
me inquietó sin tregua y tanto, que una noche,
me dije a mí mismo: "¡Oh! ¡si esto era el Diablo!"
- "entonces, ¿se intuyó, usted me prefiere a Dios?
¡Sea! Me voy, querido mío, pero por regalo de adiós,
¡yo os dejo el Miedo, el Miedo irremediable!"
Visitas al sitio
IL POSTINO
sábado, 21 de agosto de 2010
EL REGALO DE ADIÓS DE LA PREFERENCIA POR LA OSCURIDAD
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario