Hundiendo en las tinieblas al azur, el sol y las rosas,
matando todo, poesía, aromas y colores,
el aburrimiento oculta a mis ojos la visión de las cosas
y me vuelve insensible a mis propias desgracias.
.
Sordo en los acontecimientos que el destino trae,
siento cada vez más monotonizarse
a las sonidos de la naturaleza y de la voz humana
y yo tengo la indiferencia donde todo viene a derrumbarse.
.
Y del día que se alarga a la noche que se retrasa,
autómata merodeador, pálido y gesticulante,
yo paso, inconsciente de las miradas que lanzo
y del ruido entrecortado que yo hago hablando.
.
¡Nada de lo que mi negro espíritu se indigne o se maraville!
mi ojo no curioso envejece la novedad;
y velando como se duerme y durmiendo como se vela,
yo confundo la luz con la obscuridad.
.
Y demonio con que el terror se concerta,
el inexorable aburrimiento me corroe y me muerde,
no dejando más en el fondo de mi alma desierta
que el solo pensamiento horrible de la muerte.
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IL POSTINO
miércoles, 18 de agosto de 2010
EL HIPOCONDRIACO
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