Unas veces planas y estancadas como los estanques muertos,
se les ve tumbarse en copos inmóviles
o reptar dentro del azur así como los remordimientos;
otras veces como una manada fugitiva de bestias viles,
ellas corren sobre los bosques, los barrancos y las villas;
y el árbol extasiado muy cerca de adormecerse,
y los tejados exhalando su vaporoso suspiro
que les reúne dentro de una ascensión encantada,
miran giro a giro viajar y estancarse
a las nubes que son el emblema de la vida.
Techos queridos a los cuervos habladores de mala suerte,
ellas hieren el ojo del hombre y de los pájaros serviles,
pero las águilas altivas levantan largos vuelos
hacia ellas, las corrientes marinas, los escollos y las islas
de océanos suspendidos dentro de las alturas tranquilas.
Después de que la ráfaga cesó de chiflar,
ellas regresan, teniendo por pastor al céfiro
que les deja rondar como ellas tienen ganas,
y el alba o la puesta del sol se ponen a volver a enlucir
a las nubes que son el emblema de la vida.
Con sus grises, sus azules, sus rojos vivos, sus oros,
ellas representan las esfinges, los montones de fósiles,
los buques perdidos, los mágicos decorados,
y los grandes carneros negros y blancos, orgullosos y dóciles,
que vagan paciendo por los caminos fáciles;
gruesas de las tormentas sordas que vienen ya a acechar,
ellas marchan lentamente o bien van a acurrucarse
sobre alguna montaña áspera que no ascendieron;
pero de repente el viento pasa y hace que salgan corriendo
a las nubes que son el emblema de la vida.
ENVÍO
¡Oh Muerte! Divinidad del eterno dormir,
sabes bien, a ti por quien mi corazón se agotaba en gemir
y del que el llamado sin interrupción a la tumba me convida,
que yo nunca pude contemplar sin estremecerme
a las nubes que son el emblema de la vida.
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IL POSTINO
miércoles, 11 de agosto de 2010
CONTEMPLACIÓN DE NUBES
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