POEMA VETADO por Index Librorum Prohibitorum

El Infierno quema, quema, quema.
Socarrón con el timbre de la voz claro,
el Diablo merodea y circula.
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El Diablo acecha, avanza o retrocede
en zigzags como el relámpago;
el Infierno quema, quema, quema.
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Dentro del antro y la celda,
dentro de las cuevas y dentro del aire
el Diablo merodea y circula.
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Él se hace flor, libélula,
mujer, gato negro, serpiente verde;
el Infierno quema, quema, quema.
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Una vez, el bigote colgando,
perfumado de vetiver,
el Diablo merodea y circula.
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En todas partes donde el ser humano pulula,
sin interrupción, en el verano como en el invierno,
el Infierno quema, quema, quema.
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De la alcoba al vestíbulo
y sobre las vías del ferrocarril
el Diablo merodea y circula.
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El Diablo es el Señor noctámbulo
que se disipa, el ojo grande abierto,
el Infierno quema, quema, quema.
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Allí, flotando como una burbuja,
aquí, reptando como un gusano,
el Diablo merodea y circula.
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Él es gran señor, crápula,
principiante o sabelotodo.
El Infierno quema, quema, quema.
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En toda alma él inocula
su susurro amargo
el Diablo merodea y circula.
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El Diablo promete, trata y estipula
con un tono zalamero y orgulloso,
el Infierno quema, quema, quema.
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Y burlándose sin escrúpulos
del infortunado que él pierde,
el Diablo merodea y circula.
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El Diablo vuelve al bien ridículo
y al anciano inexperto.
El Infierno quema, quema, quema.
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En casa del sacerdote y del incrédulo
del que él quiere el alma y la carne,
el Diablo merodea y circula.
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Cuidado con aquello que él adula
y que él llama "querido mío".
El Infierno quema, quema, quema.
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Amigo de la tarántula,
de la sombra y del número impar,
el Diablo merodea y circula.
.
- La medianoche suena en el reloj de péndulo
¿Si yo esperaba ver a Lucifer?...
El Infierno quema, quema, quema;
¡El Diablo merodea y circula!
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