En el centro de un túnel profundo como la vida,
donde el horror y la noche cuelgan sus enseres,
una mujer, retorciendo su desnudez lívida,
es acostada transversalmente sobre los terribles rieles.
La bóveda y los muros fríos, llenos de lágrimas fúnebres,
escuchan reventarse largos gritos sobrehumanos;
y golpeado por el viento que corre dentro de estas tinieblas,
un hombre es allá quien chilla frotándose las manos.
De repente, un ruido sordo y dos pupilas rojas
nacen en el horizonte. - "¡Miserable! tú reaccionas,
tú gimes y tú te picas; pero, el tren marcha, a él!
"¡El descenso la empuja y el retraso la activa!
¿Tú oyes el silbido de la locomotora...?"
Y el campo duerme y la luna reluce.
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IL POSTINO
lunes, 16 de agosto de 2010
LECTURA EN EL TREN
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