Su cabeza tiene la apariencia de ser de madera pintada,
a pesar de sus mandíbulas húmedas;
ella tiene el ojo grueso como una pepita,
semejante a las bestias de madera de abeto,
carnero, caballo, buey y conejo,
que los niños tienen dentro de las cajas,
su cabeza tiene la apariencia de ser de madera pintada,
a pesar de sus mandíbulas húmedas.
.
Gris, ella tiene las alas dobladas
de rojo antiguo o de azul claro
que se entreveen dentro de sus vuelos
bruscos, ostentosos y temblorosos.
Verde, sus piernas endiabladas
son también más rápidas que el relámpago;
gris, ella tiene las alas dobladas
de rojo antiguo o de azul claro.
.
Ella salta sin esfuerzo alguno
los arroyuelos y las encrucijadas;
y su movimiento de muslos es tan fuerte
que ella parece tener un resorte.
Además, cuando ella cogió su desarrollo
alrededor de los agujeros y de las margueras,
ella salta sin esfuerzo alguno
los arroyuelos y las encrucijadas.
La pequeñita rana
la mira y cree ver a su tía,
en el borde del pastizal que hierve
de helechos color rojizo.
Dentro de su canal donde el agua gorgotea,
sobre su brizna de junco acariciador,
la pequeñita rana
la mira y cree ver a su tía.
Ella vive lejos de los pantanos,
bajo la hoja, al pie del roble;
dentro de los claros de los bosques,
sobre el rastrojo y dentro de los barbechos.
En los campos, coletea al lado
del viejo asno tirando de su cadena;
ella vive lejos de los pantanos,
bajo la hoja al lado del roble.
Nidos de topos y hormigueros,
champiñón rojo y piedra blanca,
el cardo, la espuma y las hiedras
son sus reencuentros familiares.
Sobre los brezales hospitalarios,
ella vagabundea rozando
nidos de topos y hormigueros,
champiñón rojo y piedra blanca.
Cuando el sol tiene rayos
que son risas de luz,
ella se mezcla a las mariposas
y tintinea con los grillos;
ella abandona los surcos
y los accesos de la choza,
cuando el sol tiene rayos
que son risas de luz.
Caminando, saltando, el ala abierta
ella va por montes y por valles,
y viaja al descubrimiento
de algún césped bien verde:
En vano, ella tiene más de una alerta
entre tantas regiones nuevas,
caminando, saltando, el ala abierta
ella va por montes y por valles.
Su canto agrio es delicioso
para la oreja de matorrales taciturnos.
Es la acróbata graciosa
de los grandes valles silenciosos.
Las enredaderas son muy alegres
sintiendo sus pequeños cuernos;
su canto agrio es delicioso
para la oreja de matorrales taciturnos.
Pesadilla del agricultor,
tú gustas siempre al poeta,
al dulce poeta curioso,
melancólico observador.
Bonito pequeño insecto saltador,
yo te amo de los pies a la cabeza:
Pesadilla del agricultor,
¡tú gustas siempre al poeta!
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IL POSTINO
martes, 3 de agosto de 2010
LA LANGOSTA
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