Él mama con avidez
y se sacude al seno que él enlaza;
después, cuando su nodriza está fatigada,
él duerme sobre su vientre acolchado.
Para el mínino dulce y astuto
¡esto es una cama que nada reemplaza!
Él mama con avidez
y se sacude al seno que él enlaza.
Cuando él se alisó bien, se rascó,
se cogió la cola y se vio dentro del cristal,
después de sus movimientos en giro en el mismo lugar
y sus pequeños saltos de lado,
él mama con avidez.
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IL POSTINO
jueves, 5 de agosto de 2010
EL MÍNINO
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