Nadie le requería por la fuerza que participara en el ruedo, porque hay muchos toros y no todos nacen para toreros, pero su elegancia, su cultura, su posición de bienestar, de pronto, le muestran una asignatura pendiente, debe liberar a su patria.
Llega en el primer avión que aterriza en su patria, es una celebridad, por sí mismo derrotaría a cualquier oponente porque la gente lo admira, pero esto si hubiera reglas justas, competirá contra quien detenta el gobierno, esto está hechizado por malas artes, quiere decir que quien compite sin estar de acuerdo con quien dirige el país se convierte en un barco a la deriva, o en un avión parado sin mayor oportunidad de vuelo, te quedas solo en el mar o te quedas sin combustible para escapar, ya perdiste, la suerte está echada, te pusiste de lado de los que no se agachan a la voluntad del Gordo, pero en el juego democrático se claudica ante la evidencia de derrota.
Te piden aceptar un cargo, te lo mereces, has puesto a tambalear la estabilidad del régimen, pero te denigra que siendo alguien con capacidad, alcurnia y mayor visión, te comisionen a la obediencia, ¡pero qué ha hecho mal el intrépido aviador que tenía la simpatía popular de su lado! Si juegas tienes que saber quién tiene la baraja, no puedes entrar a jugar si tú no tienes la baraja, y no te la prestan porque entonces sí se les pone difícil, es como que si te apoderas de la estructura ya no necesitas ni al Gordo. En un plano electoral, mientras siga siendo de mayor peso, la intervención gubernamental, los dados están cargados, no se puede negar que la estructura que implica movilización de gente conduce a que el Gordo se reelija por los siglos de siglos, aunque se invente el estribillo de "Sufragio Efectivo No Reelección". El Gordo Obregón fue reelecto y aunque festejó poco por el atrevimiento de un cristero, superó la barrera de ser nuevamente el mismo Gordo a ocupar el mismo cargo, luego fue un partido Gordo que se apoderó del país por muchos años, hasta que llegó el Gordo con Botas y ahora que entre dos se dividieron el Gordo, uno con panza y el otro inflado. Pero el Gordo se perpetúa, no hay ni cambio ni mejora, es el mismo ambiente de espera de un Cussirat que baje de un cohete para ver si por fin alguien gana la simpatía de la gente y saca por fin a los Gordos (con panza, el otro inflado) de la película.
No queda de otra, hay que reventar al Gordo, es la decisión de Cussirat, y en un gesto de mucha pompa, vuela los baños exóticos del Gordo, por fin le llega al Gordo su realidad, estar atrapado y sin confianza para creerte limpio e higiénico, los baños esa intimidad liberan lo sucio y fétido de ese ambiente donde solo el Gordo se lava las manos, porque él no se equivoca y los demás si pagan sus culpas. Cussirat falla, nada más provoca una reacción desesperada y agresiva del Gordo.
Va otro asalto, y quiere llevar su enojo hasta el mismo búnker del Gordo, pero la valla no lo deja pasar y no será recibido ni contestado, será pues ignorado por el Gordo, como si de pronto el Gordo se aposentará sobre Cussirat y lo inmovilizará, cualquier semejanza con El Proceso de Kafka es una cruda realidad.
Por fin, la idea surge, lo agarraran cuando vaya a su ver su espectáculo favorito, que puede ser el fútbol, pero en el caso de la novela es la pelea de gallos, en fin, al Gordo le gusta que ganen sus gallos, y cuando pierden el mismo como monstruo les arranca con una mordida el pescuezo, porque sólo la bendición de arriba da dirección hacia quien va a ganar, son Elegidos, Uncidos, Mesías, y demás gallos puestos a pelear que no deben ni por asomo perder, su condena es ser patrimonio del Gordo, y los quiere como sus pequeños hijos.
Por dónde va a pasar, pero es como Siete Vidas, le pegan al Embajador de un país, se confunden, pero el Gordo sale ileso, y es cuando se mitifica, es inmortal, es Dios, y con el Gordo uno no se mete porque es invulnerable o como se llegó a decir él mismo es indestructible. Cussirat tiene miedo con Superman no se mete y se le olvidó la Kriptonita. El Gordo que cruza el canal seguido de una bola de borrachos que lo adulan, es el más popular y la única solución es maten al león.
Triste final, Cussirat huye, y él está herido, no poder cambiar el régimen del Gordo, y salir exiliado, pero el Gordo no es vengativo lo deja huir porque no quiere más mártires, pero algún día el Gordo pagará su benevolencia, un cabo suelto ha dejado.
Cussirat, de origen aristocrático, tendrá que esperar que alguien consiga derrotar a ese Gordo adulado por las masas, pero que sólo acaudala para sus intereses.
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IL POSTINO
sábado, 7 de noviembre de 2009
APUESTA VITAL
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