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IL POSTINO

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domingo, 27 de marzo de 2011

DE LA MONOTONÍA MECANICISTA A LA VELOCIDAD DE LA LIBERTAD

Con las imágenes de "Tiempos Modernos" en Chaplin se potencializa un modelo industrial en donde la finalidad principal es abaratar los costos de producción, por lo que se busca incidir en eficacia en el tiempo que se desempeñan las actividades, por ello el título remarca "tiempos modernos", y busca optimizar el desempeño de los recursos humanos y la utilización de los recursos materiales. Un esquema panóptico como el que refleja el famoso "Big Brother" es la fase más alta del control de una industria, cuya vigilancia es la presión a no dejar sin cumplir las actividades que nutren y consolidan el dominio del sistema totalitario como en 1984. Lo que incita a denunciar anomalías es el miedo a que el otro denuncie, en un carácter de supervivencia por ocultar las fallas recurrentes debidas al férreo control de una perfección dictada pero no reflejada en la producción, como se relata en la novela orwelliana. El esquema de inversión extranjera hacia maquiladoras con mano de obra barata fortalece esa idea de la modernidad que Chaplin critica con su película: una máquina prácticamente con humano incluido o engullido, y es lamentable como se vuelven la delincuencia y la inseguridad, factores que condicionan a que una maquila puesta del extranjero exija mano de obra más barata por tener un país sin condiciones de seguridad para el inversionista. Existe prácticamente el miedo generalizado a perder la estabilidad que brinda un empleo, a que dentro de los férreos esquemas de producción no exista una adecuada comunicación y por filtro solo los trabajadores más capaces en el perfil de su actividad sobrevivan, por ello y mucho más "Tiempos Modernos" de Chaplin sigue siendo vigente.

Pero sucede que hay anclajes en el pasado que son increíbles, prosigue la operación de maquinarias de los 70's ú 80's que se han quedado a la deriva de la modernidad, y es debido a reticencias de que no entran los recursos de inversionistas, y por otro lado, y más irónico, que aunque se necesite una mejora se sigue permitiendo el esquema del desgaste, que afecta a los empleados que se quedan al final sin su fuente de trabajo, y lo complejo está en que se sigue fortaleciendo un grupo de industrias poderosas sin confianza para salvar o apoyar el desarrollo de industrias emergentes en países que conminan a ser maquiladoras por la asfixia de su industria nacional, y esto porque gran parte de la desconfianza va también a los esquemas del no-cambio que enarbola el nuevo horizonte de cerrar un país, para vivir de excedentes petroleros, y si los recursos son escasos llegar hasta al racionamiento de los alimentos, con tal de mantener una no dependencia con el extranjero, que es insostenible en el mundo globalizado. Y es que la resistencia, pese a las carencias, es un ideal para el que puede sobrevivir, pero no lo es para quién está acostumbrado a vivir con la comodidad de los inventos modernos. Pero aún así, como la novela de "El Otoño del Patriarca", que se ha criticado en este blog, se llega a un espacio cohabitado por el pasado y por la modernidad, donde al final el pasado se impone con las marcas del deterioro y la obsolescencia, ya que no se pudo lograr desarrollo una vez más, queda el refugio poético en el mundo fantasma de Comalá de Pedro Páramo.

He ahí que la gran parte de la desconfianza es por la actitud hacia la modernidad, y esto es función de conveniencia y así ha sido siempre, si favorece tener un mercado que abastezca de muchos productos útiles, sería un error lamentable orillarse al camino del bloqueo económico con las tarjetas de racionamiento para abastecimiento de alimentos como pesadilla. Ahora, lo que está complicando es la cuestión de empleos, y de que la población está más educada, entonces obviamente no conviene un sistema regresivo a un sistema de castas como era la India, o a un sistema teocrático como viven en Irán con las mujeres tapadas por velos, y desde luego no se desearía volver a alguna forma de dictadura de las vividas en Latinoamérica, y es que no es nada más quitar uno y poner otro, encumbrar a un personaje autoritario provoca el temor a un país de la limitación de las libertades, y por otro lado si se permite la acumulación de poder en alguién que no va a gobernar, el caos se volverá latente, y ahí el grupo detrás del trono jugará a su antojo con el espectáculo en turno para apaciguar a la grey. Un país que quiera desarrollo debe corregir su rumbo, en cuanto a no caer en el vicio del mesianismo, y tampoco dejarse atrapar por el polvoriento pasado, una vez que se da la regresión, no hay tabla de salvación, el país se estancaría en libertades, democracia, derechos, y el caos se daría en más crisis económica, en más conflictos sociales. Querer distraer a la sociedad con argumentos nimios, solo provoca añadirle malestar a la situación, que no se acostumbre todavía a asimilar la tolerancia y la no discriminación, conlleva a crear conflictos donde no los había, imponer que hay que ver todo negro, es que lo blanco va a ser secundario, imponer que ahora hay que ver todo blanco es que lo negro va a ser relegado. Por ello, con el afán de crear mayoría, se busca dar a la característica esencial el predominio, ya dirá la simpatía en los ciudadanos si les define esa característica general. Predominantemente quienes van a determinar, a influir, son un segmento de población que puede difundir ideas. Si esto puede ser por redes, se potencia la propaganda convenciendo a más. Pero ahí está la desconfianza, se cree convencer a quien no sabes si queda convencido, se puede convencer a quien se deja convencer, y al final no puedes convencer a quien de plano tu argumentación no convence. Se implanta un modelo de células, que se espera no sean grupos de choque, donde acérrimos militantes lucharán por ciertas palabras básicas que se oponen a las dichas por otro grupo, aquí volvemos el grupo que ve todo rojo se enfrenta al que lo ve todo verde, y así la gente sensata prefiere no participar, unos lanzan tomates verdes y otros lanzan tomates rojos, ¿cuál es la diferencia en cuanto a intolerancia? Ninguna. Tal parece que se quiere llevar a un esquema de ring en cuanto a buscar vencer a los adversarios, y he ahí que el ataque es directo a herir, esto no tiene mediastintas, o son ellos o son aquellos, pero esto en un plano de denigrar la capacidad cerebral de ambos bandos, y convertir una competencia civilizada en quien lanza más jitomatazos, quizá ahí es donde ese esquema ya fastidia a mucha gente sensata, ya basta de soportar que con invectivas de odio y mofa hacia los otros se dirima la capacidad de un dirigente para manejar la administración de país. Por ello, no es en el escaparate de masas encandiladas por la influencia de un televisor, ni en un hábil mentiroso que recita la letanía a seguidores que lo consienten. Y por ello, lo que se debe sobreponer es la sensatez de quien puede decidir lo que se necesita para evitar la pugna del fundamentalismo irreconciliable, la mayoría no está ni con la monarquía, ni con la teocracia, ni con la dictadura, ni con un sistema de castas, que minen lo ganado en cuestión de libertades.

El hecho de querer ver los acontecimientos como en secuencia, hace que adivinos de brujo, proyecten debe pasar aquello y después esto, y luego aquello, desgraciadamente la vida no sigue una mecánica a modo, esto conlleva a que muchas veces no se acierte en lo que ocurre, y se trate de explicar falsamente los acontecimientos sorpresivos para evitar entenderlos, y desde luego que se magnifique o minimice lo trivial o el motor del cambio, es decir, encapsularse a ideas, caprichos o delirios como el que ya lo sabe todo. Entonces, se tiene el salto cuántico, cuando el que maneja despacio quiere manejar a mayor velocidad, con riesgo de estrellarse por no estar acostumbrado a conducir a alta velocidad. Y así también, se tiene otro salto cuántico, cuando ya analizas si antes no lo hacías, y ahora eres crítico y antes ni sabías que se puede diferir, además ahora buscas ser agente activo y antes eras espectador, y así sucede que además ya quieres un avance y no una regresión al país de nunca jamás.

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