Sofía revisó el paquete de pétalos en su
casa, eran unos bellos pétalos color lila, era la tercer entrega, después de
las hortensias azules, las camelias rojas, otra variedad de flores. Sonó el
teléfono y se dio el siguiente diálogo:
-
Natán…
-
No, soy Alexa, van a
presentarse en concierto…
-
No creo poder asistir.
-
Chica distraída, estarán Los
Tulipanes en Madrid.
-
Los Tulipanes, tengo muchas
ganas…
-
Lo sabía, pasamos por ti a las
7 de la noche.
-
Me alistaré y allá te cuento…
-
Sigues coleccionando pétalos de
flores.
-
Eso, es una nueva forma de
protesta de los excluidos.
-
Jaja… ¡pétalos de flores!
-
Sí, llevo tres paquetes que me
han obsequiado circunstancialmente.
-
Ya se siente un caso extraño,
señorita Bond.
-
Es probable que nos obsequien
tulipanes en el concierto.
-
Si fuera un integrante del
grupo tendría que cedértelo.
-
En serio, otro paquete y ya me
estaría desesperando más…
-
Tranquila, paso por ti y
seguimos platicando allá en el concierto.
Los Tulipanes,
esa banda de jóvenes que se atrevía a mezclar los sonidos musicales como si de
colores se tratase. Hacían sus pruebas y también llegaban a descubrimientos
acerca de qué sonidos los transportaban a comunicaciones con el más allá, a
saltos alternativos entre la luz y la oscuridad, a la protección del silencio y
al elegante murmullo que rompe el sello para que multitud de formas y sonidos
escapen, las representaciones en el cerebro sean nombradas por un sonido, las
distintas expresiones puedan formar los distintos recorridos de nuestros
humores, deseos, sueños, y estructurando musicalmente las decisiones, eso que
queremos mostrar se haga presente, nos acompañe, en un nivel energético,
disfrutando la energía o cargándose para volverlo real con lo que nos rodea.
Para Sofía era un
encanto, jugar con la mente, dejarse conducir por bellas ilusiones, que esas
chispas luminosas, los colores, las salidas a los túneles oscuros, sean como
parte de un goce, y no buscarse complicaciones rompiendo la armonía, cortando
la respiración por un disonante grito, el estruendo de un balazo, la caída en
un rencor, en una enfermedad.
Alexa y su novio
pasaron por Sofía, lucía unos jeans cafés con pequeños remiendos en las
rodillas y una blusa con franjas verdes horizontales, se miraba llena de
felicidad, e iría a buscarla poner en sincronía con Los Tulipanes, enviando una
señal de resonancia junto con muchos otros jóvenes a Madrid.
En el auto se
iban relatando los pormenores:
-
Hay mucha gente, el concierto
será muy hermoso…
-
Sí, yo estaba tan entusiasmada
por él, que olvidé su fecha.
-
Son tus paquetes extraños los
que te roban alegría…
-
Y no veo la razón, son pétalos
de flores.
-
Pero haberte entregado ya tres
mensajes, parece desesperado.
-
Sí, primero hortensias azules,
luego camelias rojas, hace poco las flores lilas, y ahora…
-
Será imposible a menos que
salten por la cabeza, ahí no entrará ni un alfiler.
-
Jaja, no lo dudes, entrega
aérea…
Enseguida
tuvieron acceso, ya que Sofía era una personalidad del espionaje, entonces
mostrando la tarjeta del ministerio de guerra ella se ubicó ahí dónde ella
deseaba ver el concierto, para evitar un ataque aéreo se colocaron muy cerca
del escenario, en una posición donde el destello de luz no les llegaba certero
de frente. Y así, el murmullo
rompía el silencio que por ahora daba la banda, hasta que el silencio ritual se
contenía en la escucha de la melodía de Los Tulipanes. Sofía andaba
pletóricamente en fantasía, que sintió el jalón del brazo por Alexa como una
interrupción no oportuna, sin embargo, volteó y miró hacia arriba, y no lo
podía creer, una hortensia azul, una camelia roja, y la flor lila ya la habían
encontrado y deseaban entregarle el paquete, pero como era costumbre se tenían
que pelear, así que le dejaron a Alexa el paquete y su pelea la continuaban muy
cerca de Sofía. Era estrafalario, sí, eran muy buenos, sus disfraces de flores,
pero entretenían al concierto. Sofía, ya estaba preparada, y caminó hacia un
acceso preparado para los intrusos. Hortensia, Camelia y Lila la siguieron y le
dijeron las tres al mismo tiempo: ¡El regalo es para ti”, y Sofía respondiendo:
¡Sí ya lo se! ¡Gracias, ahora váyanse! Y como con resorte las tres flores huyeron
y se perdieron a la vista de Sofía.
Alexa estaba
boquiabierta y por un rato comentaron el incidente:
-
No te dejan en paz, a cualquier
reunión pública que vayas te dejarán un mensaje.
-
Sí, son encantadoramente
inoportunos, ahora serán pétalos de tulipanes.
-
Jaja, te están sorprendiendo,
pero parecen una comunidad de chiflados…
-
Sí, los carteristas, el mimo y
el arlequín, las gordas de rojo, ahora un trío de flores, ya sé son excluidos y
quieren llevar su mensaje al mundo, y me utilizan como su micrófono…
-
No te enojes, ya te buscarán
para explicarte o tú lo resolverás…
-
Lo que no me gusta es su
anonimato, empezaré a investigarlos, mucha gente ya se ha dado cuenta que me
persiguen lunáticos, así que tendré que dar la explicación, y si hay fotos el
panorama se nubla más, me pueden exigir que tome decisiones, que los encierre,
que vea que quieren o que no les haga más caso…
-
Jaja, pero disfruta tu
concierto, ya liberaste lo que te preocupaba…
Y siguieron Los
Tulipanes sonando hasta que llegaron a un éxito: “El Filo de Sofía”, y se
escuchaba el estribillo a todo pulmón:
El Filo de Sofía
Tocó mi oreja
Tu Filosofía
Arrancó mi Corazón
Y así Alexa, su novio y Sofía tuvieron una
gran noche, y después del concierto pasaron a dejar a Sofía con su paquete y
con sus sueños exponencialmente crecidos con Los Tulipanes.
El novio se excusó a quedarse un rato,
debido a que tendría un compromiso de trabajo al día siguiente.
En Delft, Natán tomaba un baño, ya que
saldrían con Clementine a una cenaduría llamada “La Cabeza del Ajo”,
seguramente no habría vampiros, pero había que preveer y se armó de crucifijos y una botellita de agua
bendita.
Ahí estaba Clementine, esperando la llegada
de Natán, había ordenado ginebra, pero el pobre Lancelot no era tan gallardo y
ya la había hecho esperar unos diez minutos. En “La Cabeza del Ajo”, el
mobiliario estaba de cabeza, grandes sillones colocados al reverso, la mesa
sobre otra mesa, pero mostrando sus patas, las sillas tiradas de manera
lateral, muchos collares de ajo redondeaban ese ambiente hechiceril, o en donde
se acababa creyendo que alguna cabeza de ajo sustituiría a la propia. Una
cabeza de ajo compuesta por una decena de dientes de ajo, los dientes de ajo
también lo suficientemente cubiertos por su cáscara difícil de pelar.
Clementine le tenía preparado una bebida
hecha con la esencia de ajo, ¡cómo apestaba!, pero ella tenía el cántaro en sus
manos y se lo acercaba a los labios. Natán se quedó dormido, quizá fue que no
resistió la delicia del ajo, pero quedó tumbado en medio de tanto ajo. Así, Natán
tuvo pesadillas, y sintió cómo Sofía empezaba a quitar partes de su cerebro,
unas partes se las daba a Clementine y otras a una mujer gitana, había hasta
subsidiarias, hasta a su madre le tocó el hipocampo por ello de que nadie se
quedará sin una parte de ese cerebro dividido. Había una pianista que tomó una
fila de neuronas y empezó a tocar una melodía, era un tono espectral, y
propulsaba a las investigadoras del agujero negro cerebral. Todo parecía en sus
casillas, algunos cables torcidos pero la ingeniería los lavó, los planchó o de
plano los tiró a la basura para poner uno adquirido en el Supermercado
“Repuesto de Emergencia”. ¿Te imaginarías perder un cable, quién gratuitamente
te lo pone? Es como si un loco fuera un cero a la izquierda, y para qué
encauzar la vida de un loco, el loco no causaba ni espanto ni asombro, era un
personaje inofensivo, nunca se le buscaba pendencia, era evidente que sí se lo
molestaba resultaría alguien enfurecido y con agresividad.
No sabías ni qué pasaba en tu cerebro, a
veces lo sentías vacío, a veces lo notabas como disperso, los cables enredados,
o un poco más liberado, de pronto sentías como un tobogán y te ibas por ahí, o
empezabas a dar vueltas dentro de un remolino, hasta que sentías que por fin
aterrizabas y seguías con el mareo, no percibías con claridad, había un poco de
desorden, alguien ante la puerta tocando “toc toc”, pero seguías placentero en
ese movimiento reordenamiento de tú antes apesadumbrado cerebro. Un “mover” la
percepción y de pronto tu vida salía de la angustia y entraba en la euforia. Quien apostaba que era tan fácil,
cambiar tu disposición y lograr zafarte de las correas de un humor no deseado.
Clementine, apareció después de tu viaje
insólito, fumaba su cigarrillo y tomaba un whisky, no le molestaba la compañía
del ajo, posiblemente se sentía hermanado con ellos, cuando se dirigió a tu
sensatez:
-
Recuerdas que me molestó un
olor y me tuve que ir…
-
Sí, no me dijiste ni el motivo,
saliste disparada.
-
Era el ajo, lo visitó aquí,
para salvar cerebros atrofiados…
-
Jaja entonces mi cerebro era un
cesto de basura.
-
No, era un tamal mal amarrado,
o un esclavo con exceso de cadenas.
-
Mmmm, me dices preso de mi
conciencia, aterrado de perder mi “yo”
-
Sí, eres vulnerable, tan
vulnerable, que ver el mundo de cabeza te enfermaría irremediablemente.
-
Pero la curación con ajo, me
devolvió fortaleza, quiero decir, ha limpiado mi cerebro…
-
Lo ha despertado, si te
pusieras en la oreja izquierda un poco de Cinnamor y en la derecha un poco de
ajo, notarías algo especial, ¿por qué no lo intentas?
-
Jaja, tal vez no podría dormir,
por pensar en diferenciar los aromas.
-
Eso es, el mundo es un conjunto
de confusiones, aquí te metiste en el ajo al 100% y con ello lo único que te
causó confusión fue el ajo.
-
Y al salir de aquí otra vez las
confusiones empezarán a invadir mi cerebro.
-
No te preocupes, si te
comportas mal, llevo unas botellitas con ajo…
En la oficina del ministerio de guerra,
Sofía preparaba ya la denuncia de un grupo de sospechosos que intervenían en
cada evento público, por el momento sin discurso, y generando un show extraño
que después la gente relataba con burla y a tono de éxito; los presuntos sospechosos se ponían a
regatear por una caja que era el regalo de Sofía, y no se lo daban directamente
sino que abandonando el regalo, preferían la pelea, luego que Sofía tomaba la
caja, ellos siempre huían.
Sofía informó al jefe el nivel de
profundidad de las investigaciones, y señaló que Interpol realizaría
detenciones cuando lo juzgaran conveniente, por lo pronto harían un seguimiento
minucioso. El show tendría mirones
especializados que irían desarmando el puzzle, para el fin de semana
seguramente habría resultados significativos que conllevarían a resolver muchos
por qués.
En uno de los centros de recreación
denominado “Circo de Marionetas de la Vida” se encontraban discutiendo a dónde
dirigirse, porque querían seguir tocando puntos sensibles de la sociedad
española, y según lo especificado uno de los sitios que no se escaparía de la
entrega de paquetes de pétalos
serían las iglesias, siempre llegaban a estos lugares muchos arreglos de
flores, pero se sorprenderían con shows estrafalarios al desarrollarse en plena
misa, donde al final les dejarían el paquete como si solo les interesase pelear
y no hubiera intención premeditada de dejarles un regalo anónimo de pétalos.
En otro de los centros de recreación
llamado “Billares de Causas y Azares” se encontraban jugando pool y definían la
próxima estrategia, tendrían que comenzar a dar nuevas entregas de pétalos para
fortalecer el movimiento, se atreverían visitar las presentaciones de modelos y
los concursos de belleza, y buscarían regalar a muchas de las mujeres bellas un
show propio de peleoneros buscando afanosamente si ellas aceptaban un regalo
que quedaría tras el humo de sus llamativas peleas.
En el paradisíaco Delft, Clementine
preparaba la siguiente visita para el novato Natán, irían a la Tienda de Ropa
“Curiosidades de Moda”. Como siempre, Natán era citado en el lugar, y
Clementine ya esperaba cuando Natán llegó. Estaba la encargada, y mientras
observaban las muestras ya platicaban:
-
Para el gran Natán,
necesitaremos de un sombrero que parezca al de un mago, pero que a la vez tenga
la oportunidad de disfrutar ponerlo con un ala inclinada sobre la otra.
Preferiría que fuera un color beige, que parezca al de un detective.
-
Jaja, aquí lo tengo, lo lucirá
muy a la Dick Tracy.
-
Y con este sombrero aparecerás
casos y los llegarás a resolver, como Sherlock Holmes.
-
Mmmm, prefiero no inquietarme
mucho la vida.
-
Jaja, curioso espécimen no sabe
que todo en la vida es inquietud, nunca sabrás ni cuando te irás
definitivamente, ni en qué momento te quedas dormido o en qué momento abres los
ojos.
-
Jaja, ni cuándo encontrará a la
mujer de su vida, ni si a la vuelta de la esquina se encontrará al asesino, ni
si se ganará el premio mayor en la próxima lotería.
-
No, me refiero solo a que me
gusta, siempre programarme, buscar la planeación de mi vida, disponer de mi
tiempo, disponer de la tecnología, disponer de mis recursos.
-
Jaja, nada de eso lo puedes
acumular y guardar en caja fuerte, hay un principio sobre la propiedad muy
sabio, ninguna cosa trae un “mío” integrado, te puedes encontrar una propiedad
frente a ti y que diga “si no dice mío soy tuya”. Esto no se refiere a que
grabes tu nombre en tus camisas, calcetines e interiores. Se refiere a que
nominalmente se tiene la “carta de propiedad” de algo, pero alguien pudiera
extenderse una propiedad a sí mismo sobre ese producto, y así…
-
No hay propietarios de nada,
más que de su propia vida, y ahí sí la propiedad se debe estimar, si no le das
valor a tu vida, es como si no fueras absolutamente sino una grotesca nada,
amorfa sinrazón, pálido vegetal…
-
Ella te puede vender máscaras
por si no te puedes definir, qué personaje debes jugar en tu vida.
-
No soy un personaje gris, o
amorfo, solo que la vida es complicada, y me orilla a vivir con pequeños
destellos de vida que atesoro en mi corazón.
-
Jaja, nada en la vida es gris,
más que siempre uses un traje gris, estás muy pequeño pero los colores pintan
el mundo como quieres, en realidad no existe ni una paleta seleccionada, de
pronto aparece un mundo con ciertos colores y tú decides qué asociaciones
quieres hacer con lo que dispones. Jaja, tú te haces la vida gris si pintas
todo de gris y no puedes hacerlo.
-
Es que siempre crees vivir, pero vives sin
colores, sin experiencias, sin atrevimientos, la máxima es irse a descansar
cuando dejas de trabajar, y no será acaso alguna manera de administrar tu
tiempo libre perdiéndolo, garantizando que no harás nada porque hacer algo es
trabajo, y estás de descanso, consumirás o disfrutarás de otros, pero en tu
óptica gris, descansar es anestesiarte, nunca crear, nunca liberar, nunca
relajar, es colocarse un almohadón y dejar de respirar.
-
No es cierto, hay fiestas o
deportes, pero no me pongo un almohadón.
-
Te lo pones por tu vida
dirigida por el compás de tu estrategia, diviértete con destellos.
-
Creo que no siempre te puedes
divertir.
-
Jaja, eres buen análisis pero
siempre proyectas, si simplemente te lanzarás a la aventura, gozarás de
arriesgarte por algo que se sale del script.
Fue cuando la
encargada de “Curiosidades de Moda” empezó a mostrarme su lencería nocturna y
otra vez no recuerdo el tiempo, como con un mazo quedaba preso de un deseo
exasperado por encontrar la aventura del día que no lo confinara a la muerte.
En el incansable
trabajo del centro de investigación del Dr. Platonio Smart, habían estado
acumulando información sobre la migración de espíritus a cuerpos humanos. El
planteamiento a demostrar es que hubo un injerto de un espíritu ganador a un
cuerpo derrotado, para llegar a generar esos superhumanos que por primera vez
en la historia demostraban que el origen de un individuo no condiciona sus
posibilidades de desarrollo, lo que es una vuelta de tuerca a la predestinación
acostumbrada de la superioridad innata de ciertos seres sobre otros. Las
discusiones en el equipo del Dr. Smart iban tomando un cariz prometedor, ya que
si era posible inyectar espíritu a las naciones pobres, era más fácil construir
la civilización y el desarrollo, que generalmente siempre se daba el
estancamiento porque las naciones pobres esperanzadas buscaban mejorar sus
condiciones si recibían financiamiento del exterior. Ya está etapa humana de
acostumbrarse a la pobreza donde hay pobreza, y de seguir acumulando riqueza
donde ya se ha generado mucha riqueza, sería superada si se sostenía el proyecto
de inocular el espíritu ganador en los pobres orillados por el destino.
Existía la
creencia en las culturas nórdicas de que las almas no morían, quedaban en
tránsito, movilizándose como soplando a los humanos su hálito de vida, estaban
siempre atentas para enredarse en los asuntos humanos siempre y cuando
avizoraran peligro. En Grecia, se llegó a creer de la existencia de dioses que
habitaban en el monte Olimpo, que dirigían su protección desde las alturas para
sostener la comedia humana, y eran temidos o adorados porque los seres mortales
si sentían la intervención de lo que llamaban lo divino en sus vidas. Era como
admitir la presencia de lo sobrenatural, la presencia de espíritus que
favorecían o castigaban según fuera el comportamiento de los humanos. Un cuerpo
terrenal que ponía en peligro la reproducción de la especie era engañado por
los artificios de los dioses para nunca provocar el desquebrajamiento de las
estructuras que fundamentaban el proceso de la continuidad de la vida. Eran
como el freno para los intereses aviesos y el murmullo travieso que impedía
tomar las decisiones en la conciencia de los humanos. No era posible soportar
que un humano sin comprensión del más allá quisiera intervenir en los designios
divinos que jugaban con la suerte de los humanos, y esto porque causaba
fastidio ser movido por circunstancias o fenómenos que no caían en el ámbito de
resolución propia. Efectivamente, lo anterior presionaba a lo posterior para
seguir existiendo, lo sobrenatural no dejaba dudas de su presencia en la
Naturaleza, y he ahí que era para un humano preferible refugiarse en la
creencia del gobierno de los seres divinos.
En las reuniones
para establecer los criterios sobre cómo enfrentar algo que para la ciencia era
un terreno prácticamente desconocido, se fueron acercando a las teorías de la
formación de ídolos para proteger una intromisión divina, era aceptado por
tribus o comunidades antiguas que cualquier alma permanece si está ligada a
objetos con los cuales se identifique. Era pues, un objeto de conservación como
ahora lo son los libros o el cine, algo por la cual un alma muerta o no
presente se comunicaba con la realidad de la vida. Así notaron que los egipcios
y sus grandes monumentos, avanzaron tanto así, que se buscaba la conservación
de los cuerpos con la momificación, y se hablaba de la belleza inalterable al
permanecer aislada del medio
ambiente. Se suponía que, desde luego, la creencia en la muerte es dejar de
sentir una presencia, y que la inmortalidad puede fijarse por la permanencia en
los recuerdos o en las construcciones de la imaginación. Es muy probable que lo
magnificente, lo magnánimo, sepulte cualquier invención burda o vulgar. Y así
monumentales edificios se hicieron simplemente para guardar féretros, y entre
ellos hay muchos templos y catedrales, la vida después de la vida era dejar en
piedra la constatación del poder.
Por lo que el Dr.
Platonio Smart seguía recibiendo suficientes fondos para seguir con sus
interesantes investigaciones, la tesis era que hubo rituales frente a monumentos
trascendentes que influyeron en la carga del espíritu para lograr la
sobresaliente actuación en estos Juegos de la controversia.
En Madrid, se
tenían pistas que conducían a que no había ningún conflicto, eran estudiantes o
románticos de vieja cuña, que tomaron por moda realizar paquetes con pétalos de
flores. Y que el miedo no debía transmitirse, porque estos actos de rebeldía
movían más a la risa que a una movilización seria o a un análisis de conciencia
relevante. Aunque Interpol no consideraba que se trataba de un movimiento de
excluidos, Sofía decía que ella creía que en algunos meses la situación podría
ganar mucha publicidad, y habría ambos bandos de antipatía y simpatía, ya que
esos juguetones no se quedarían quietos.
Dialogaban
intensamente en el “Circo de Marionetas de la Vida”, se proponían realizar un
recorrido por siete Iglesias y terminar con un show frente al Palacio Real, la
misión sería realizada por “los siete enanitos” y una mujer hermosa llamada
“Doncella Solitaria”. Y es que tenían pensado realizar el atrevido acto de
esparcir pétalos de flores mientras el sacerdote pronunciara la misa, y
llegaban a concluir que el momento oportuno sería cuando repartiera la comunión
en la entrega de hostias. No había nada de inmoral en llenar de pétalos la
estancia sagrada, lo irónico es que estarían siempre delegando quien arrojaría
los sacos de pétalos que llevaban, y lo que sucedió fue que armaron gran
relajo.
En la primera
Iglesia habían decidido que solo uno iría a depositar las flores con respeto
frente al altar y saldrían rápido, pero finalmente todos querían ser los
primeros, y se armó la trifulca entre los siete.
Un sitio sagrado
donde los feligreses extasiados van y arrojan humildemente sus plegarias ante
lo que consideran el Creador. Las
luces de los cirios iluminan la opacidad del lugar donde el culto es misterio.
Postrados ante la imagen que representa el ejemplo de una vida digna están los
penitentes siempre buscando la comunicación con el más allá. Inundados de
ilusión por efectuar el mejor papel representan su fervor buscando la
aprobación de un ser magnánimo. Casi en abstracción las personas creyentes se
suman y aglutinan como un poderoso reto a la aparición de la dicha en sus
vidas.
Los enanos, sigilosos y festivos empiezan a
dejar paquetes que se piensan simples ofrendas a las imágenes del culto. Tras
sus riñas por ganar el lugar de ser el primero en dejar el recuerdo a la
Iglesia, el paquete es soltado sin atención y dejado al paso, al olvidarse del
motivo que implicaba su visita a los lugares sagrados, buscan una salida para
poder liberar sus ímpetus y seguir discutiendo cuál fue su falla, ya que
siempre ansían ser los primeros, y terminan subiendo uno arriba del otro,
arañando al que va delante para que les abra paso, ascendiendo en absurdo una
escalera circular. Los enanos han cumplido, han dejado el vestigio de su
visita, un paquete se encuentra depositado en cada Iglesia, y las reacciones no
tardarían en ser evidentes.
En un breve
episodio en el cual Natán se retraía a los recuerdos, su alma volaba desde Delft
a Madrid usando alas encantadas por la visita al templo de su Diosa. Estaba
confrontando a su creencia permaneciendo en Delft, estaba desapareciendo un
vínculo poderoso para arrastrarse a vivir sin edificaciones, sin construcciones
quiméricas. Su mente agolpaba indicios de haber vivido postrado ante sólidos
bultos de piedra, que no le proporcionaban instantes más que para lanzar
súplicas o externar lamentos. Es cierto, Madrid era concretar la ilusión de una
vida como la añoraba, alguien dulce que tomara la vida con la misma facilidad,
y que en sabio entendimiento forjaran una vida donde compartirían dicha, como
la eucaristía donde el fiel recibe el pan y abandona con gozo su Iglesia.
Se alistaba Natán
para verse con Clementine en el bar del Hotel “Absurdo”, no debía tardar puesto que su
aprendizaje clamaba convertirlo en alguien diferente. Ser humano que deseas
completar tu evolución y transformarte en un ser espiritual. Fragmento de la
creación que conserva la chispa de la ignición primera, algo te conmueve a
seguir buscando quién eres mientras tu fuego permanece latente. Esa dispersión
primera de mundos candentes que después se enfrían, nos lleva a la imagen de un
planeta vivo por el solo hecho de encontrarse enfriando. ¿Qué es la
temperatura? Es acaso el indicador de alguien que tiene movimiento y de lo que
no lo tiene. La vida, indescriptiblemente asociada al movimiento, a ese
infatigable moverse de un espacio a otro de las infinitas moléculas o de las
desarrolladas sustancias, siempre movimiento, colisiones, suplantaciones de
espacio, desapariciones, creaciones, mutaciones, transformaciones, un proceso
de un punto origen a un punto desconocido, ya que el movimiento se perpetúa, y
así se encuentra ese fragmento ígneo llamado ser humano, no queriendo dejarse
enfriar, no queriendo perder su movimiento. Pareciera como una partida de
ajedrez infinita donde por sabiduría lo único que se sabe es que hay que
conseguir siempre ir hacia delante, ya que perder movimiento es perder vida.
-
¿Cómo amaneciste pequeñín?
-
Clementine, estoy sorprendido.
-
Despabílate…
-
Quiero enfocarme a la cuestión
de los perfumes, para entregar un informe…
-
Jaja, te tomarán como Juan
deconstruyendo el Apocalipsis.
-
No, siento que si hay mucha
filosofía, pero me intriga el jardín de flores, y me gustaría que tú me
acompañaras.
-
¿A dónde hemos ido?, has ido a
soñar en el mundo del ajo, y ayer fuimos precisamente a presumirte los colores
de la moda, y siento que estás impactado, y no sabes discernir lo que es útil
para ti.
-
Sí, ha sido sorprendente, y te
lo agradezco, pero te pido que mi camino no se extravíe, tú me puedes llevar a
experiencias jamás sentidas, pero quiero regresar a mi mundo y por ello deseo
tu mano que me guíe, es como lo has expresado, soy un bobalicón en un
desenfreno que desconozco.
-
Jaja, no tengas temor, recuerda
que te he invitado, desde aquel día que investigué que trabajas con los
perfumes y las flores.
-
Sí, estoy contento también,
quiero descubrir lo que deseas mostrarme.
-
Y debes aprender que yo soy la
anfitriona, y como dicen “laissez faire”.
Clementine tomó de la mano a Natán, y
juntos se dirigieron a un nuevo sitio en Delft, iban al Parque del
Aburrimiento.
-
Ya hemos llegado, solo observa
y después platicamos.
El gris, si la vida es gris, el blanco y el
negro forman el gris, ¿qué es el color? Si la suma entera se reduce a gris,
todo puede ser gris, el pasado y el futuro nada más que gris. Estar aburrido,
estado latente del corazón, no hay más que duda en la vida, un sin deseo del
continuar o del seguir vivo. El silencio inunda la mente. El terrible momento
de la palabra sacrificada en el altar de Abraham. ¿qué somos? Podemos ser nada
y la palabra muere, o somos palabras (les mots) y terriblemente nuestro mundo
es solo de palabras. El cuchillo es el silencio, y así las palabras mueren en
esa pausa donde no somos nada. ¿Te asombras? Un momento de ti está en esa
atmósfera donde no hay nada y de ahí brota un ser, una decisión, una acción, la
palabra es después, es conceptualizar la acción, y al comunicarla dejamos a un
lado al cuchillo del silencio y afirmamos vivir.
Terminando de visitar el parque, Clementine
tomó de la mano a la Natán y se dirigieron a un puesto de helados.
-
En Nueva York, un vagabundo se
me acercó y me platicó que los helados te dan alegría, así que te compraré un
helado.
-
¡Oh Clementine! Pero también tú
comprarás uno.
-
No, compraremos uno para los
dos.
Así que con un
barquillo grande de helado de fresa y vainilla, Clementine y Natán compartieron
la paletilla y se daban cada uno a su vez el helado. Una pasta fría y dulce que
llega a tus labios con deseo. Un beso en frío, o de dos seres fríos, que
termina siendo dulce y deseable. Después de consumir su helado ante gestos de
deseo mutuo, se han besado con frenesí y se han vuelto dos seres alegres por el
placer de encontrar la dulzura del helado en las lenguas golosas y calientes.