El sol, sobre la arena, ¡oh luchadora adormecida!,
en el oro de tus cabellos se calienta un baño de poco espíritu
y consumiendo el incienso sobre tu mejilla,
se mezcla con las lágrimas un brebaje amoroso.
De este blanco resplandor la calma inmutable
te hizo decir, entristecida, ¡Oh mis besos miedosos!
"¡Nosotros no seremos nunca una sola momia
bajo el antiguo desierto y las palmeras felices!"
Pero la cabellera es un río tibio,
donde ahogar sin estremecimientos el alma que nos obsesiona
y encontrar esta Nada que tú no conoces.
Gustaré el maquillaje llorado por tus parpados,
para ver si sabe dar al corazón que tú heriste
la insensibilidad del azur y de las piedras.
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IL POSTINO
viernes, 17 de diciembre de 2010
TRISTEZA SOLITARIA
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DE - LECTIVO,
ESQUIZOFRENIA
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