"-Encantadora -dijo Will mientras la miraba irse-. No podría ser más hermosa. ¿Pero qué hace una niña como esa? ¿Qué tipo de religión se supone que practica?
-Practica -explicó Vijaya- el tipo local de budismo mahayana, quizá con una pequeña mezcla de sivaísmo.
-¿Y ustedes, los más cultos, alientan este tipo de cosas?
-Ni las alentamos ni las desalentamos. Las aceptamos. Las aceptamos como aceptamos esa tela de araña de la cornisa. Dada la naturaleza de las arañas, sus telas son inevitables. Y dada la naturaleza de los seres humanos, lo mismo sucede con las religiones. Las arañas no pueden dejar de construir trampas de hilos, y los hombres no pueden dejar de fabricar símbolos. Para eso está el cerebro humano: para convertir el caos de la experiencia dada en una serie de símbolos manejables. A veces los símbolos corresponden con cierta exactitud a algunos de los aspectos de la realidad exterior que informa nuestra experiencia; y entonces nacen la ciencia y el buen sentido.
A veces, por el contrario, los símbolos no tienen casi vinculación con la realidad exterior, y entonces hay paranoia y delirio. Más a menudo son una mezcla, en parte realista y en parte fantástica: eso es la religión."
"EL FIRME APOYO DE LA CULTURA ES LA CONDICIÓN PRIMORDIAL DE TODA ORIGINALIDAD Y CREATIVIDAD INDIVIDUAL, Y ES TAMBIÉN SU PRINCIPAL ENEMIGO. LA COSA CON CUYA AUSENCIA NO PODEMOS CONVERTIRNOS EN SERES HUMANOS COMPLETOS ES, CON SUMA FRECUENCIA, LO QUE NOS IMPIDE CRECER."
(THE ISLAND, Aldous Huxley)
CULTURA: YIN vs YANG
"¿Melodías o guijarros, procesos de cosas sustanciales? "Melodías", responden al budismo y la ciencia moderna. "Guijarros", dicen los filósofos clásicos de Occidente. El budismo y la ciencia piensan en el mundo en términos de música.
La imagen que surge a la mente cuando se lee a los filósofos de Occidente es una figura de un mosaico bizantino, rígida, simétrica, compuesta de millones de cuadraditos de algún material pétreo, unidas con firmeza a las paredes de una basílica carente de ventanas.
La gracia de la bailarina y, cincuenta años después, su artritis: ambas cosas son funciones del esqueleto. Gracias a una estructura inflexible de huesos, la joven puede hacer sus piruetas; gracias a los mismos huesos, un tanto enmohecidos, la abuela está condenada a un sillón de ruedas.
Del mismo modo, EL FIRME APOYO DE LA CULTURA ES LA CONDICIÓN PRIMORDIAL DE TODA ORIGINALIDAD Y CREATIVIDAD INDIVIDUAL, Y ES TAMBIÉN SU PRINCIPAL ENEMIGO. LA COSA CON CUYA AUSENCIA NO PODEMOS CONVERTIRNOS EN SERES HUMANOS COMPLETOS ES, CON SUMA FRECUENCIA, LO QUE NOS IMPIDE CRECER.
Un siglo de investigaciones en torno de la medicina moksha ha demostrado con claridad que personas sumamente comunes son muy capaces de tener experiencias visionarias y aun en todo sentido liberadoras.
En este sentido, los hombres y mujeres que producen y gozan la cultura elevada no están mejor que los ignorantes. Una elevada experiencia es compatible a la perfección con una baja expresión simbólica. Los símbolos expresivos creados por los artistas palaneses no son mejores que los creados por los artistas de otras partes.
Como son el producto de la felicidad y de un sentimiento de plenitud, son quizá menos conmovedores, quizá menos satisfactorios en el plano estético que los símbolos trágicos o compensatorios creados por las víctimas de la frustración o la ignorancia, de la tiranía, la guerra y las supersticiones engendradoras de sentimientos de culpabilidad e incitadoras del delito.
La superioridad palanesa no reside en la expresión simbólica, sino en un arte que, si bien más elevado y mucho más valioso que todos los demás, puede ser practicado por todos: el arte de experimentar en forma adecuada, el arte de conocer de modo más íntimo todos los mundos que, como seres humanos, estamos habitando.
La cultura palanesa no debe ser juzgada como (por falta de mejores criterios) juzgamos a otras culturas. No tiene que ser juzgada por los logros de unos pocos y talentosos manipuladores de símbolos artísticos o filosóficos. No, es preciso juzgarla por lo que todos los miembros de la comunidad, los comunes tanto como los extraordinarios, pueden experimentar en todas las contingencias y en cada intersección sucesiva del tiempo con la eternidad."
(THE ISLAND, Aldous Huxley)