Nel mezzo del cammnin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura
chè la diritta via era smarrita
A mitad del camino de nuestra vida
en una selva oscura me encontraba
porque mi ruta había extraviado
Sing in me, Muse, and through me tell the story
of that man skilled in all ways of contending,
the wanderer, harried for years on end
SACRA PETICIÓN DANTESCA
(interpreta L. Mck)
Cuando el bosque oscuro cayó sobre mí
y todos los senderos estaban cubiertos de vegetación.
Cuando todos los sacerdotes dicen que ya no hay otro camino,
cultivé las penas de piedra.
No creía porque no podía ver.
a pesar de que llegaste a mí en la noche,
cuando el amanecer parecía perdido por siempre
me mostraste tu amor a la luz de las estrellas.
Dirige tu mirada hacia el océano.
Dirige tu alma hacia el mar.
Cuando la oscura noche parezca interminable...
por favor... recuérdame.
Luego, la montaña surgió ante mí
cerca del profundo pozo del deseo,
desde la fuente del perdón,
hasta más allá del hielo y del fuego.
Dirige tu mirada hacia el océano.
Dirige tu mirada hacia el mar.
Cuando la noche oscura parezca interminable...
por favor... recuérdame.
Aunque compartimos este humilde sendero, solos.
¡Qué frágil es el corazón!.
Oh, regala a estos pies de arcilla alas para volar,
para acariciar el rostro de las estrellas.
Sopla vida en este débil corazón,
levanta este velo mortal de miedo.
Toma estas esperanzas derrumbadas, grabadas con lágrimas.
Nos elevaremos por sobre las preocupaciones terrenales.
Dirige tu mirada hacia el océano.
Dirige tu mirada hacia el mar.
Cuando la oscura noche parezca interminable...
por favor... recuérdame...
por favor... recuérdame...
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IL POSTINO
jueves, 31 de marzo de 2011
SACRA PETICIÓN DANTESCA
miércoles, 30 de marzo de 2011
LA BELLEZA ANGELICAL Y LA TERRIBLE PESADILLA
Del cuento de hadas "La Bella y La Bestia", con el cual se inicia este mes donde cae el célebre idus de marzo, se tiene a una flor encapsulada que al final representa la posibilidad de romanticismo entre la belleza y lo terrible.
Así que se presenta un fragmento célebre de poesía alemana donde se presenta el juego de espejos de una belleza terrible o de una pesadilla bella.
... Pues lo hermoso no es más que el comienzo de lo terrible que todavía podemos soportar, y lo admiramos tan solo en la medida en que indiferente, rehúsa destruirnos. Todo ángel es terrible...
... Porque lo bello no es sino el comienzo de lo terrible, eso que todavía podemos soportar; y lo admiramos tanto porque, sereno, desdeña el destruirnos. Todo ángel es terrible...
... Pero la belleza no es nada más que el comienzo del terror, que somos todavía capaces de soportar, y nosotros la reverenciamos por eso, porque tranquilamente desdeña destruirnos. Todo ángel es terror...
... Para la belleza no es nada más que el comienzo del terror, el cual somos todavía justamente capaces de soportar, y estamos tan turbados porque serenamente desdeña aniquilarnos. Todo ángel es aterrador.
Y se presenta el ángel que castiga y no permite la salida al mundo que ya se desconoce, porque la ilusión que se mantenía era pesadilla para otros. Por lo que uniformizar es lo peor, para unos la felicidad está sustentada en como se ve a los otros, para algunos quizá la felicidad está en la vanidad material y consumista aunque no les interese si afectan en algo, para algunos la felicidad está en mantener rituales aunque francamente estén discontinuados y sin espíritu. El ángel impidiendo la salida de la fiesta o de la iglesia conlleva a una gran reflexión moral de quienes creen no dañar a nadie.
martes, 29 de marzo de 2011
CÍRCULO COMPLETO
Las estrellas fueron cayendo hondo en la oscuridad
cuando los rezos se elevaron suavemente, pétalos en el amanecer
y mientras escuchaba, tu voz me pareció tan clara
con tanta calma tú estabas llamando a tu dios.
En algún lugar el sol se elevó, sobre las dunas en el desierto
tal era el silencio, yo nunca lo sentí antes
¿Era esta la inquietud tirando, tirando, tirando de ti
dentro de tu corazón, dentro de tu alma, encontraste descanso allá?
En otra parte una nevada, la primera en el invierno
cubrió la tierra como las campanas llenaron el aire
Tú en tus túnicas cantaste, llamando, llamando, llamando a él
¿dentro de tu corazón, dentro de tu alma, encontraste paz allá?
(interpreta L. Mck)
lunes, 28 de marzo de 2011
EL CURANDERO Y LA TURISTA
En un relato muy impresionante, se visualiza la situación entre quien vive para su interior y quien vive por el exterior. Se describe a un curandero, heredero de una familia de curanderos, que respeta seguir con la profesión de sus antepasados. Por otro lado, tenemos a una mujer divorciada que anda de turista por el país del curandero.
El curandero le dice que le gustaría ir como ella a ninguna parte y a todas partes. El curandero sabe que ella puede elegir el camino que le convenga, pero al mismo tiempo no forma parte de nada, es una paria, pero a la par es un ciudadano del mundo que está en todas partes. El curandero sabe que ella siempre vivirá al exterior, y desgraciadamente lo que está en el interior de la turista es donde realiza el viaje más difícil, con destino incierto, ya que su inestabilidad emocional, la búsqueda de la felicidad, se vuelven complicaciones y más cuando la dinámica del movimiento impiden anclar en un lugar.
El curandero en su misma casa de toda la vida, donde recibe a los enfermos, es alguién que ha logrado mantener una estabilidad emocional porque se ha acostumbrado a vivir de una manera sin complicaciones de cambiar la forma de vivir, él no se mueve de su reino del hogar, y desde ahí aplica conocimientos previos para sanar de esas enfermedades que continúan dañando a su clientela. En un plano físico, él decide que si ella parte hacia lo incognoscible, él iría detrás de ella, a lo que vemos que a pesar de tener una vida perfecta, el curandero también buscaba la complicación que le permitiría expandir su forma de ver el mundo. Por ello, el curandero siempre quería que la turista le platicará sobre la forma de vida allá, y el curandero sabe que se perdió de experiencias que quizá enriquecieran su vida.
Así, una turista navegando sin brújula en plena libertad, y un curandero estable emocionalmente pero con la nostalgia de no haber cambiado su forma de vivir, de haberse sentido como encerrado en casa y no haberse lanzado a la aventura por lo desconocido que queda con un velo.
El curandero le dice claramente a la turista que disfruta charlar con ella porque quiere saber cómo viven, sienten, sueñan en ese mundo que él no tendrá oportunidad de ver, y que solo gracias a la turista puede imaginar.
Y ahí está que los libros son manantiales de relatos de experiencias que imaginaron o realmente vivieron seres humanos con mucha fantasía, y que un lector es como el curandero, alguién que disfruta de la lectura de relatos maravillosos (en el caso del curandero de la escucha de esos relatos), y que sabe que según las circunstancias que se interpongan quizá podría realizar una vida que se asemeje a la de los libros, o que se realice en un nuevo espacio del que no se conozca mucho, o que sea el mismo espacio pero donde siempre sus fantasías se enriquezcan, quizá el curandero era feliz porque siempre era depositario de más y más ilusiones que le traían de fuera, y que lo mantenían en un entretenimiento con comprender su ser aunque no fuera turista ni se encontrará con ansiedad o depresión.
(Escrito a partir de la lectura de best-seller EPL)
domingo, 27 de marzo de 2011
DE LA MONOTONÍA MECANICISTA A LA VELOCIDAD DE LA LIBERTAD
Con las imágenes de "Tiempos Modernos" en Chaplin se potencializa un modelo industrial en donde la finalidad principal es abaratar los costos de producción, por lo que se busca incidir en eficacia en el tiempo que se desempeñan las actividades, por ello el título remarca "tiempos modernos", y busca optimizar el desempeño de los recursos humanos y la utilización de los recursos materiales. Un esquema panóptico como el que refleja el famoso "Big Brother" es la fase más alta del control de una industria, cuya vigilancia es la presión a no dejar sin cumplir las actividades que nutren y consolidan el dominio del sistema totalitario como en 1984. Lo que incita a denunciar anomalías es el miedo a que el otro denuncie, en un carácter de supervivencia por ocultar las fallas recurrentes debidas al férreo control de una perfección dictada pero no reflejada en la producción, como se relata en la novela orwelliana. El esquema de inversión extranjera hacia maquiladoras con mano de obra barata fortalece esa idea de la modernidad que Chaplin critica con su película: una máquina prácticamente con humano incluido o engullido, y es lamentable como se vuelven la delincuencia y la inseguridad, factores que condicionan a que una maquila puesta del extranjero exija mano de obra más barata por tener un país sin condiciones de seguridad para el inversionista. Existe prácticamente el miedo generalizado a perder la estabilidad que brinda un empleo, a que dentro de los férreos esquemas de producción no exista una adecuada comunicación y por filtro solo los trabajadores más capaces en el perfil de su actividad sobrevivan, por ello y mucho más "Tiempos Modernos" de Chaplin sigue siendo vigente.
Pero sucede que hay anclajes en el pasado que son increíbles, prosigue la operación de maquinarias de los 70's ú 80's que se han quedado a la deriva de la modernidad, y es debido a reticencias de que no entran los recursos de inversionistas, y por otro lado, y más irónico, que aunque se necesite una mejora se sigue permitiendo el esquema del desgaste, que afecta a los empleados que se quedan al final sin su fuente de trabajo, y lo complejo está en que se sigue fortaleciendo un grupo de industrias poderosas sin confianza para salvar o apoyar el desarrollo de industrias emergentes en países que conminan a ser maquiladoras por la asfixia de su industria nacional, y esto porque gran parte de la desconfianza va también a los esquemas del no-cambio que enarbola el nuevo horizonte de cerrar un país, para vivir de excedentes petroleros, y si los recursos son escasos llegar hasta al racionamiento de los alimentos, con tal de mantener una no dependencia con el extranjero, que es insostenible en el mundo globalizado. Y es que la resistencia, pese a las carencias, es un ideal para el que puede sobrevivir, pero no lo es para quién está acostumbrado a vivir con la comodidad de los inventos modernos. Pero aún así, como la novela de "El Otoño del Patriarca", que se ha criticado en este blog, se llega a un espacio cohabitado por el pasado y por la modernidad, donde al final el pasado se impone con las marcas del deterioro y la obsolescencia, ya que no se pudo lograr desarrollo una vez más, queda el refugio poético en el mundo fantasma de Comalá de Pedro Páramo.
He ahí que la gran parte de la desconfianza es por la actitud hacia la modernidad, y esto es función de conveniencia y así ha sido siempre, si favorece tener un mercado que abastezca de muchos productos útiles, sería un error lamentable orillarse al camino del bloqueo económico con las tarjetas de racionamiento para abastecimiento de alimentos como pesadilla. Ahora, lo que está complicando es la cuestión de empleos, y de que la población está más educada, entonces obviamente no conviene un sistema regresivo a un sistema de castas como era la India, o a un sistema teocrático como viven en Irán con las mujeres tapadas por velos, y desde luego no se desearía volver a alguna forma de dictadura de las vividas en Latinoamérica, y es que no es nada más quitar uno y poner otro, encumbrar a un personaje autoritario provoca el temor a un país de la limitación de las libertades, y por otro lado si se permite la acumulación de poder en alguién que no va a gobernar, el caos se volverá latente, y ahí el grupo detrás del trono jugará a su antojo con el espectáculo en turno para apaciguar a la grey. Un país que quiera desarrollo debe corregir su rumbo, en cuanto a no caer en el vicio del mesianismo, y tampoco dejarse atrapar por el polvoriento pasado, una vez que se da la regresión, no hay tabla de salvación, el país se estancaría en libertades, democracia, derechos, y el caos se daría en más crisis económica, en más conflictos sociales. Querer distraer a la sociedad con argumentos nimios, solo provoca añadirle malestar a la situación, que no se acostumbre todavía a asimilar la tolerancia y la no discriminación, conlleva a crear conflictos donde no los había, imponer que hay que ver todo negro, es que lo blanco va a ser secundario, imponer que ahora hay que ver todo blanco es que lo negro va a ser relegado. Por ello, con el afán de crear mayoría, se busca dar a la característica esencial el predominio, ya dirá la simpatía en los ciudadanos si les define esa característica general. Predominantemente quienes van a determinar, a influir, son un segmento de población que puede difundir ideas. Si esto puede ser por redes, se potencia la propaganda convenciendo a más. Pero ahí está la desconfianza, se cree convencer a quien no sabes si queda convencido, se puede convencer a quien se deja convencer, y al final no puedes convencer a quien de plano tu argumentación no convence. Se implanta un modelo de células, que se espera no sean grupos de choque, donde acérrimos militantes lucharán por ciertas palabras básicas que se oponen a las dichas por otro grupo, aquí volvemos el grupo que ve todo rojo se enfrenta al que lo ve todo verde, y así la gente sensata prefiere no participar, unos lanzan tomates verdes y otros lanzan tomates rojos, ¿cuál es la diferencia en cuanto a intolerancia? Ninguna. Tal parece que se quiere llevar a un esquema de ring en cuanto a buscar vencer a los adversarios, y he ahí que el ataque es directo a herir, esto no tiene mediastintas, o son ellos o son aquellos, pero esto en un plano de denigrar la capacidad cerebral de ambos bandos, y convertir una competencia civilizada en quien lanza más jitomatazos, quizá ahí es donde ese esquema ya fastidia a mucha gente sensata, ya basta de soportar que con invectivas de odio y mofa hacia los otros se dirima la capacidad de un dirigente para manejar la administración de país. Por ello, no es en el escaparate de masas encandiladas por la influencia de un televisor, ni en un hábil mentiroso que recita la letanía a seguidores que lo consienten. Y por ello, lo que se debe sobreponer es la sensatez de quien puede decidir lo que se necesita para evitar la pugna del fundamentalismo irreconciliable, la mayoría no está ni con la monarquía, ni con la teocracia, ni con la dictadura, ni con un sistema de castas, que minen lo ganado en cuestión de libertades.
El hecho de querer ver los acontecimientos como en secuencia, hace que adivinos de brujo, proyecten debe pasar aquello y después esto, y luego aquello, desgraciadamente la vida no sigue una mecánica a modo, esto conlleva a que muchas veces no se acierte en lo que ocurre, y se trate de explicar falsamente los acontecimientos sorpresivos para evitar entenderlos, y desde luego que se magnifique o minimice lo trivial o el motor del cambio, es decir, encapsularse a ideas, caprichos o delirios como el que ya lo sabe todo. Entonces, se tiene el salto cuántico, cuando el que maneja despacio quiere manejar a mayor velocidad, con riesgo de estrellarse por no estar acostumbrado a conducir a alta velocidad. Y así también, se tiene otro salto cuántico, cuando ya analizas si antes no lo hacías, y ahora eres crítico y antes ni sabías que se puede diferir, además ahora buscas ser agente activo y antes eras espectador, y así sucede que además ya quieres un avance y no una regresión al país de nunca jamás.
BAILE DE LAS MÁSCARAS
Cuando en la primavera del año...
cuando los árboles están coronados de hojas...
cuando el fresno y el roble, el abedul y el tejo...
están engalanados por hermosas cintas.
Cuando los búhos llaman a la exhausta luna
en el velo azul de la noche
las sombras de los árboles aparecen
entre luces de faroles.
Hemos estado vagando toda la noche
y algo de este día,
ahora de regreso una vez más,
traemos una alegre guirnalda.
Quién bajará a esa sombría arboleda
y convocará allí a las sombras
y atará una cinta en aquellos brazos protectores
en la primavera del año.
El canto de las aves parece llenar el bosque
cuando el violinista toca
todas sus voces pueden ser oídas
mucho tiempo después de su paso por el bosque.
Hemos estado vagando toda la noche
y algo de este día,
ahora de regreso una vez más,
traemos una alegre guirnalda.
Y así unieron sus manos y bailaron
en fila girando en círculos
y así el viaje de la noche se desvanece
cuando todas las sombras desaparecen.
Una alegre guirnalda aquí te traemos
y en tu puerta nos presentamos.
Aquí ofrecemos un brote que floreció
obra de la mano de nuestro Señor.
Hemos estado vagando toda la noche
y algo de este día,
ahora de regreso una vez más,
traemos una alegre guirnalda.
Hemos estado vagando toda la noche
y algo de este día,
ahora de regreso una vez más,
traemos una alegre guirnalda.
jueves, 24 de marzo de 2011
EL TALLER DE LA LUNA
Desde su alta tribuna,
en artístico imperio
de blancura y misterio
trabaja la luna.
Con vertical exacta,
el álamo esbelto
parece el pilar resuelto
de su basílica abstracta.
Y los abedules
en columnata musicalmente acorde,
estremecen su vértigo al borde
de inefables abismos azules.
Las masas de luz blanca
van transformándose con arte futuro,
mezcladas a la sombra que se estanca
en los follajes como un fluido obscuro.
Y es tenebroso pórfido la barranca,
y cantera de mármol cualquier muro.
Allí el plenilunio incrusta
en nácar de leyenda la obra propia,
o cincela con serenidad augusta
algún noble alabastro en hábil copia.
Trueca el percal de la palurda
en increíble tisú de dama fatua,
y hiela con tenacidad absurda
los pies solitarios de la estatua.
(La estatua asegura un histórico interés,
con la tranquila firmeza de sus blancos pies)
Llena en el huerto la alberca
de sombra y de plata;
y un poco más cerca,
la fronda inmediata,
esfuma sobre el césped su sombra en vago tizne
sobre el cual una pieza de ropa, remeda
la palpitación de una Leda
abandonada a su cisne.
Un leño caduco,
donde extremosa medra
la hiedra
en alterno verdor con el bejuco,
se torna bajo su pálido estuco
en boceto de estatuaria piedra:
Junto a una Amistad blanca que nunca reposa
duerme, haragán y frívolo, un Amorcillo rosa.
Y por la parte opuesta es aquel grupo,
que con luz irreal el astro labra,
un inconcluso fauno a quien no cupo
en el magro pernil el pie de cabra.
La nieve lunar suelda
en el fondo del parque soñoliento,
celda sobre celda
con una simetría de convento.
Y aquel lúgubre claustro
donde clásicamente puede gemir el austro
y juguetear el duende ameno,
tiene por tema un ángulo de blanca noche,
con el perfil de un carricoche
empinado entre el heno.
Así es como la luna artista
despilfarra su peculio,
sin otro éxito a la vista
que el aplauso del vate contertulio;
pues hay un vate fortuito
cuyo estro se aduna
a la obra que la luna
teje como una araña en el infinito.
Su magnífico silencio,
se llena de Virgilio y de Terencio;
y su cráneo, negro de hastío,
derrocha una poesía rara,
como un cubo sombrío
que se invierte en agua clara.
Con punzante sospecha de adefesio
que desbarata en lírica jerigonza,
equilibra su torpe serventesio
pidiendo a la luna su marmórea onza.
Su nocturna cantinela
tiene un leve agraz de mofa,
que desbarata el canon de la escuela
y no logra cabal ninguna estrofa.
Es que la fútil luna
la construcción de las cuartetas importuna.
Por eso el triste vate,
con un arte más alto que el Himalaya,
lima la ya perfecta siempre mal, ¡y mal haya
a la pérfida luna que su éxito combate!
Con arte de moza pícara
la luna para él se encapota,
como si algún eclipse echara una gota
de café en su blanca jícara.
Y ante aquel desengaño
que sus potencias ofusca,
el pobre vate busca
una vara de soga y un castaño.
Mas, la luna poetisa,
que a la sublimidad del cénit sube,
ha salido ya de su nube
como una doncella de su camisa.
Su desnudez divulga
la hermosura secreta
que escocía vilmente alguna pulga;
y el lúgubre poeta,
ante esa aparición divina,
bajo la escultura lunar se concreta
en un Pierrot blanco de harina.
Sobre el lago que agrupa
macilento sauzal en su ribera,
deslízase ligera una ideal chalupa,
que es un poco de luz y de quimera.
A poco se advierte,
que aquello es el viaje de la muerte;
y en el viento que sopla
el alma nocturna hacia el limbo uniforme,
el eco de una copla
extravía un pavor blanco y enorme.
Pero ya menos vívida,
y mientras el melódico viento se pone ronco
la luna alarga con histeria lívida
en espectro de sombra cada tronco.
El estanque en desasosiego,
remueve en sus ondas quedas,
como un lúgubre talego,
deslustradas monedas.
A través del lóbrego zarzo
que trenza la umbría,
algún rayo amontona todavía
vírgenes bloques de cuarzo.
Mas, la tiniebla opresora
convierte la glorieta en hondo cuévano,
donde el arte lunar trabaja ahora
en un silencioso ébano.
Y bajo un horror de graves hojas,
tras de la luna, con prodigio imprevisto,
su faz asoma un inmenso Jesucristo
en el sangriento sudor de sus congojas.
(L. Lugones)
LUNA MALIGNA
HIMNO A LA LUNA
Luna, quiero cantarte,
Oh ilustre anciana de las mitologías,
Con todas las fuerzas del arte.
Deidad que en los antiguos días
Imprimiste en nuestro polvo tu sandalia,
No alabaré el litúrgico furor de tus orgías
Ni tu erótica didascalia,
Para que alumbres sin mayores ironías,
Al polígloto elogio de las Guías,
Noches sentimentales de misses en Italia.
Aumenta el almizcle de los gatos de algalia;
Exaspera con letárgico veneno
A las rosas ebrias de etileno
Como cortesanas modernas;
Y que a tu influjo activo,
La sangre de las vírgenes tiernas
Corra en misterio significativo.
Yo te hablaré con maneras corteses
Aunque sé que sólo eres un esqueleto,
Y guardaré tu secreto
Propicio a las cabelleras y a las mieses.
Te amo porque eres generosa y buena.
¡Cuánto, cuánto albayalde
Llevas gastado en balde
Para adornar a tu hermana morena!
El mismo Polo recibe tu consuelo;
Y la Osa estelar desde su cielo,
Cuando huye entre glaciales moles
La luz que tu veste orla,
Gime de verse encadenada por la
Gravitación de sus siete soles.
Sobre el inquebrantable banco
Que en pliegues rígidos se deprime y se esponja,
Pasas como púdica monja
Que cuida un hospital todo de blanco.
Eres bella y caritativa:
El lunático que por ti alimenta
Una pasión nada lasciva,
Entre sus quiméricas novias te cuenta.
Oh astronómica siempreviva!
Y al asomar la frente
Tras de las chimeneas, poco a poco,
Haces reír a mi primo loco
Interminablemente.
En las piscinas,
Los sauces, con poéticos desmayos,
Echan sus anzuelos de seda negra a tus rayos
Convertidos en relumbrantes sardinas.
Sobre la diplomática blancura
De tu faz, interpreta
Sus sueños el poeta,
Sus cuitas la romántica criatura
Que suspira algún trágico evento;
El mago del Cabul o la Nigricia,
Su conjuro que brota en plegaria propicia:
«¡Oh tú, ombligo del firmamento!»
Mi ojo científico y atento
Su pesimismo lleno de pericia.
Como la lenteja de un péndulo inmenso,
Regla su transcurso la dulce hora
Del amante indefenso
Que por fugaz llora,
Implorando con flébiles querellas
Su impavidez monárquica de astro;
O bien semeja ampolla de alabastro
Que cuenta el tiempo en arena de estrellas.
Mientras redondea su ampo
En monótono viaje,
El Sol, como un faisán crisolampo,
La empolla con ardor siempre nuevo.
¿Qué olímpico linaje
Brotará de ese luminoso huevo?
Milagrosamente blanca,
Satina morbideces de cold-cream y de histeria:
Carnes de espárrago que en linfática miseria,
La tenaza brutal de la tos arranca.
¡Con qué serenidad sobre los luengos
Siglos, nieva tu luz sus tibios copos,
Implacable ovillo en que la vieja Atropos
Trunca tantos ilustres abolengos!
Ondina de las estelas,
Hada de las lentejuelas.
Entre nubes al bromuro,
Encalla como un témpano prematuro,
Haciendo relumbrar, en fractura de estrella,
Sobre el solariego muro
Los cascos de botella.
Por el confín obscuro,
Con narcótico balanceo de cuna,
Las olas se aterciopelan de luna;
Y abren a la luz su tesoro
En una dehiscencia de valvas de oro.
Flotan sobre lustres escurridizos
De alquitrán, prolongando oleosas listas,
Guillotinadas por el nivel entre rizos
Arabescos, cabezas de escuálidas bañistas.
Charco de mercurio es en la rada
Que con veneciano cariz alegra,
O acaso comulgada
Por el agua negra
De la esclusa del molino,
Sucumbe con trance aciago
En el trago
De algún sediento pollino.
O entra con rayo certero
Al pozo donde remeda
Una moneda
Escamoteada en un sombrero.
Bajo su lene seda,
Duerme el paciente febrífugo sueño,
Cuando en grata penumbra,
Sobre la selva que el Otoño herrumbra
Surge su cara sin ceño;
Su azufrado rostro sin orejas
Que sugiere la faz lampiña
De un mandarín de afeitadas cejas;
O en congestiones bermejas
Como si saliera de una riña,
Sobre confusos arrabales
Finge la lóbrega linterna
De algún semáforo de Juicios Finales
Que los tremendos trenes de Sabaoth interna.
Solemne como un globo sobre una
Multitud, llega al cenit la luna.
Clarificando al acuarela el ambiente,
En aridez fulgurosa de talco
Transforma al feraz Continente
Lámpara de alcanfor sobre un catafalco.
Custodia que en Corpus sin campanas
Muestra su excelsitud al mundo sabio,
Reviviendo efemérides lejanas
Con un arcaísmo de astrolabio;
Inexpresable cero en el infinito,
Postigo de los eclipses,
Trompo que en el hilo de las elipses
Baila eternamente su baile de San Vito;
Hipnótica prisionera
Que concibe a los malignos hados
En su estéril insomnio de soltera;
Verónica de los desterrados;
Girasol que circundan con intrépidas alas
Los bólidos, cual vastos colibríes,
En conflagración de supremas bengalas;
Ofelia de los alelíes
Demacrada por improbables desprecios;
Candela de las fobias,
Suspiráculo de las novias,
Pan ázimo de los necios.
Al resplandor turbio
De una luna con ojeras,
Los organillos del suburbio
Se carian las teclas moliendo habaneras.
Como una dama de senos yertos
Clavada de sien a sien por la neuralgia,
Cruza sobre los desiertos
Llena de más allá y de nostalgia
Aquella luna de los muertos.
Aquella luna deslumbrante y seca
Una luna de la Meca...
Tu fauna dominadora de los climas,
Hace desbordar en cascadas
El gárrulo caudal de mis rimas.
Desde sus islas moscadas,
Misántropos orangutanes
Guiñan a tu faz absorta;
Bajo sus anómalos afanes
Una frecuente humanidad aborta.
Y expresando en coreográfica demencia
Quién sabe qué liturgias serviles,
Con sautores y rombos de magros perniles
Te ofrecen, Quijotes, su cortés penitencia.
El vate que en una endecha a la Hermosura,
Sueña beldades de raso altanero,
Y adorna a su modista, en fraudes de joyero,
Con una pompa anárquica y futura,
¡Oh Blanca Dama!, es tu faldero;
Pues no hay tristura
Rimada, o metonimia en quejumbre,
Que no implore tu lumbre
Como el Opodeldoch de la Ventura.
El hipocondríaco que moja
Su pan de amor en mundanas hieles,
Y, abstruso célibe, deshoja
Su corazón impar ante los carteles,
Donde aéreas coquetas
De piernas internacionales,
Pregonan entre cromos rivales
Lociones y bicicletas.
El gendarme con su paso
De pendular mesura;
El transeúnte que taconea un caso
Quirúrgico, en la acera obscura,
Trabucando el nombre poco usual
De un hemostático puerperal.
Los jamelgos endebles
Que arrastran como aparatos de Sinagoga
Carros de lúgubres muebles.
El ahorcado que templa en do, re, mi, su soga.
El sastre a quien expulsan de la tienda
Lumbagos insomnes,
Con pesimismo de ab uno disce omnes
A tu virtud se encomienda;
Y alzando a ti sus manos gorilas,
Te bosteza con boca y axilas.
Mientras te come un pedazo
Cierta nube que a barlovento navega,
Cándidas Bernarditas ciernen en tu cedazo
La harina flor de alguna parábola labriega.
La rentista sola
Que vive en la esquina,
Redonda como una ola,
Al amor de los céfiros sobre el balcón se inclina;
Y del corpiño harto estrecho,
Desborda sobre el antepecho
La esférica arroba de gelatina.
Por su enorme techo,
La luna, Colombina
Cara de estearina,
Aparece no menos redonda;
Y en una represalia de serrallo,
Con la cara reída por la pata de gallo,
Como a una cebolla Pierrot la monda.
Entre álamos que imitan con rectitud extraña,
Enjutos ujieres,
Como un ojo sin iris tras de anormal pestaña,
La luna evoca nuevos seres.
Mayando una melopea insana
Con ayes de parto y de gresca,
Gatos a la valeriana
Deslizan por mi barbacana
El suspicaz silencio de sus patas de yesca.
En una fonda tudesca,
Cierto doncel que llegó en un cisne manso,
Cisne o ganso,
Pero, al fin, un ave gigantesca;
A la caseosa Balduina,
La moza de la cocina,
Mientras estofaba una leguminosa vaina,
Le dejó en la jofaina
La luna de propina.
Sobre la azul esfera,
Un murciélago sencillo;
Voltejea cual negro plumerillo
Que limpia una vidriera.
El can lunófilo, en pauta de maitines,
Como una damisela ante su partitura,
Llora enterneciendo a los serafines
Con el primor de su infantil dentadura.
El tiburón que anda
Veinte millas por hora tras de los paquebotes,
Pez voraz como un lord en Irlanda,
Saborea aún los precarios jigotes
De aquel rumiante de barcarolas,
Que una noche de caviar y cerveza,
Cayó lógicamente de cabeza
Al compás del valse Sobre las Olas.
La luna, en el mar pronto desierto,
Amortajó en su sábana inconsútil al muerto,
Que con pirueta coja
Hundió su excéntrico descalabro,
Como un ludión un poco macabro,
Sin dar a la hidrostática ninguna paradoja.
En la gracia declinante de tu disco
Bajas acompañada por el lucero
Hacia no sé qué conjetural aprisco,
Cual una oveja con su cordero.
Bajo tu rayo que osa
Hasta su tálamo de breña,
El león diseña
Con gesto merovingio su cara grandiosa.
Coros de leones
Saludan tu ecuatorial apogeo.
Coros que aun narran a los aquilones
Con quejas bárbaras la proeza de Orfeo.
Desde el soto de abedules,
El ruiseñor en su estrofa,
Con lírico delirio filosofa
La infinitud de los cielos azules.
Todo el billón de plata
De la luna, enriquece su serenata;
Las selvas del Paraíso
Se desgajan en coronas,
Y surgen en la atmósfera de nacarado viso
Donde flota un Beethoven indeciso-
Terueles y Veronas...
El tigre en el ramaje atenúa
Su terciopelo negro y gualdo
Y su mirada hipócrita como una ganzúa;
El búho con sus ojos de caldo;
Los lobos de agudos rostros judiciales,
La democracia de los chacales
Clientes son de tu luz serena.
Y no es justo olvidar a la oblicua hiena.
Los viajeros,
Que en contrabando de balsámicas valijas
Llegan de los imperios extranjeros,
Certificando latitudes con sus sortijas
Y su tez de tabaco o de aceituna,
Qué bien cuentan en sus convincentes rodillas,
Aquellas maravillas
De elefantes budistas que adoran a la luna.
Paseando su estirpe obesa
Entre brezos extraños,
Mensuran la dehesa
Con sonámbulo andar los rebaños.
Crepitan con sonoro desasosiego
Las cigarras que tuesta el Amor en su fuego.
Las crasas ocas,
Regocijo de la granja,
Al borde de su zanja
Gritan como colegialas locas
Que ven pasar un hombre malo...
Y su anárquico laberinto,
Anuncia al Senado extinto
El ancestral espanto galo.
Luna elegante en el nocturno balcón del Este;
Luna de azúcar en la taza de luz celeste;
Luna heráldica en campo de azur o de sinople:
Yo seré el novel paladín que acople
En tu «tabla de expectación»,
Las lises y quimeras de su blasón.
La joven que aguarda una cita, con mudo
Fervor, en que hay bizcos agüeros, te implora
Y si no llora,
Es porque sus polvos no se le hagan engrudo.
Aunque el estricto canesú es buen escudo,
Desde que el novio no trepara la reja,
Su timidez de corza
Se complugo en poner bien pareja
La más íntima alforza.
Con sus ruedos apenas se atreve la brisa,
Ni el Angel de la Guarda conoce su camisa.
Y su batón de ceremonia
Cae en pliegues tan dóricos, que amonesta
Con una austeridad lacedemonia.
Ella que tan zumbona y apuesta,
Con malicias que más bien son recatos,
Luce al sol popular de los días de fiesta
El charol de sus ojos y sus zapatos;
Bajo aquel ambiguo cielo
Se abisma casi extática,
En la diafanidad demasiado aromática
De su pañuelo.
Pobre niña, víctima de la felona noche,
¡De qué le sirvió tanto pundonoroso broche!
Mientras padece en su erótico crucifijo
Hasta las heces el amor humano,
Ahoga su ay soprano
Un gallo anacrónico del distante cortijo.
En tanto, mi atención perseverante
Como un camino real, persigue, oh luna,
Tu teorema importante.
Y en metáfora oportuna
Eres el ebúrneo mingo,
Que busca por el cielo, mi billar del Domingo,
No se qué carambolas de esplín y de fortuna.
Solloza el mudo de la aldea,
Y una rana burbujea
Cristalinamente en su laguna.
Para llegar a tu gélida alcoba
En mi Pegaso de alas incompletas,
Me sirvieron de estafetas
Las brujas con sus palos de escoba.
A través de páramos sin ventura,
Paseas tu porosa estructura
De hueso fósil, y tus poros son mares
Que en la aridez de sus riberas,
Parecen maxilares
De calaveras.
Deleznada por siglos de intemperie, tu roca
Se desintegra en bloques de tapioca.
Bajo los fuegos ustorios
Del Sol que te martiriza,
Sofocados en desolada ceniza,
Playas de celuloide son tus territorios.
Vigilan tu soledad
Montes cuyo vértigo es la eternidad.
El color muere en tu absoluto albinismo;
Y a pesar de la interna carcoma
Que socava en tu seno un abismo,
Todo es en ti inmóvil como un axioma.
El residuo alcalino
De tu aire, en que un cometa
Entró como un fósforo en una probeta
De alcohol superfino;
Carámbanos de azogue en absurdo aplomo;
Vidrios sempiternos, llagas de bromo;
Silencio inexpugnable;
Y como paradójica dendrita,
La huella de un prehistórico selenita
En un puñado de yeso estable.
Mas, ya dejan de estregar los grillos
Sus agrios esmeriles,
Y suena en los pensiles
La cristalería de los pajarillos.
Y la Luna que en su halo de ópalo se engarza,
Bajo una batería de telescopios,
Como una garza
Que escopetean cazadores impropios,
Cae al mar de cabeza
Entre su plumazón de reflejos;
Pero tan lejos,
Que no cobrarán la pieza.
(L. Lugones)
JACULATORIA LUNAR
Luna, dorada luna
del daño y del esplín,
labre nuestra fortuna
tu pálido florín.
Bajo el hado tremendo,
sea nuestro solaz,
tu cero en el minuendo
de la vida fugaz.
Cuéntanos por cofrade
de tu hermandad novel,
turbia luna de jade,
clara luna de miel.
Vate y filósofo, ambos
con igual gratitud
entonen ditirambos
a tu fatal virtud.
Con decidido encomio,
trovaré tu primor,
candil del manicomio,
candado del amor.
Reina del almanaque
compuesto a tu merced;
atún del badulaque
que te pesca en su red.
Cuando estúpida y grande
percibiéndose va,
tu faz de azúcar cande
sobre el marino allá...
A tu suave petróleo
el bergantín veloz
no sabe si es mole o
fantasma precoz.
(Indefinido barco
de lúgubre perfil,
que punza tu ojo zarco
con su proa sutil.
Nave de nuestras penas
que en el lóbrego azur,
penando cuarentenas
corre un nefasto albur)
Luna de oro falso,
bola de la sandez,
linterna del cadalso,
comadre del mal juez.
Tarántula del diablo,
musa del alcohol,
maléfico vocablo,
perla espectral del sol;
Fascina a tu clientela
con tu encanto letal.
Ave Malis Stella
danos tu dulce mal.
(L. Lugones)
lunes, 21 de marzo de 2011
LA ATMÓSFERA INEFABLE DE TU ENCANTO
Yo te amo, sí, te adoro, aunque mi labio
mil y mil veces te llamó perjura,
aunque la copa horrenda del agravio
me brindó los placeres tu hermosura,
te ama mi corazón. Cuando mi mano
destrozar quiso la feroz coyunda
que a vil humillacion me ató algún día,
el débil corazón se resistía,
Y aunque luché tenaz, luchaba en vano.
Feliz viviera yo si siempre ufano,
al través de mentidas ilusiones,
hubiera contemplado tu semblante;
si más cauto tu labio fementido,
si más hábil tu hipócrita mirada,
con el engaño mismo hubiera envuelto
la perfidia de tu alma emponzoñada
¿Por qué no prolongaste el dulce sueño,
aquel sueño de angélica ventura?
Yo respiré el placer, el aura pura
de otra vida feliz me circuía,
y a tu lado el torrente irresistible
del porvenir fatal no me amagaba,
y cual tranquilo arroyo murmuraba.
Cuando entusiasta te estreché en mis brazos,
cuando el placer entre tus lindos ojos
con el fuego de amor resplandecía,
cuando tu boca grata sonreía
a mi enajenamiento, mi adorada:
el grito de escarnio me conturba,
te llamo ansioso, conocí mi engaño,
y a mi rival, que irónico me indica
con su dedo el adusto desengaño.
¿Y qué, el copioso, el expresivo llanto
que con mis manos trémulo enjugaba
y aquella agitación, aquel quebranto
que con anhelo tierno consolaba,
otro amante dichoso lo causaba?
Tú al verme recordabas otro amante
que, con gozo lo digo, no te amaba,
otro mirabas tú a mi semblante
con dulzura los ojos dirigías
y a otra ilusión feliz, viéndome ufana,
beldad de maldicion, me sonreías
y yo entre tanto en lóbrega congoja
con tu dolor equívoco lloraba
o bien al alma con tu gozo infame
en célico deleite se inundaba.
¡Oh sí! ¡a espada del feroz tormento
en tu pecho con calma revolviera
la mano del tenaz remordimiento!...
¡Indigno proceder! ¡atroz venganza!
Pero es planta marchita que florea
en mi desierta y lúgubre esperanza,
que resta a mi existir desesperado.
Me es estéril el canto de victoria,
no quiero bendicion, no quiero gloria,
maldito criminal, pero tu amado.
Si ahora tu mano ingenua me brindara
las caricias de amor, si entre tu labio
otra vez escuchara, vida mía,
la grata, la dulcísima armonía
de tu celeste voz, y si sincera
el aura de ilusiones hechicera
otra vez a tu vista me halagara,
yo, idolatrado bien, te aborreciera;
mi placer despertaran tus caricias,
y el monstruo de la vil desconfianza
envenenara siempre mis delicias.
Pero al borrar tu nombre de mi mente,
cuando el recuerdo del dolor me oprime,
te odia mi orgullo, el labio te maldice
pero siempre te encuentro seductora,
y siempre el alma con fervor te adora;
sí, te adoro, mi bien: huyo al sosiego,
y beso de ignominia la cadena
cuando a tu encanto celestial me entrego.
¡Oh fatal ilusión! ¿por que te adoro?
¿por qué, si la conozco fementida,
tributo a su memoria triste lloro?
¿por qué de mi pasion en el delirio,
cuando miro su imagen bienhechora,
su esbelto talle, su modesta frente,
sus lindos ojos y su blanda risa,
no puedo recordarla engañadora?
¿Y bastará oponer el frágil dique
de reflexión al bárbaro torrente
del destino fatal, fácil olvido
que en otro tiempo me mostró engañosa
de la felicidad la blanca nube
que en el aura apacible se mecía
resbalando en el azul del cielo?
Gallarda con el sol resplandecía,
que ella con ansiedad me la mostraba,
y que yo embebecido la miraba.
¿Por qué con tal astucia del abismo,
a que riendo ufana me llevaba,
mi vista se paró? No la maldigo.
Cuando la vi en el fondo, clamé en vano
la vi en la orilla, le tendí la mano,
y ella volvió a tenderla, y la apartaba,
y al irla yo a tocar la separaba,
mostrando regocijo en mi agonía.
¡Oh exceso de maldad! Mujer impía,
¿cuándo mi amor sincero fue inconstante?
¿qué vez, responde, hubiste descubierto
a la negra traición en mi semblante?
Dime ¿cuál es la senda bienhechora
que me aparta de ti? Siempre te miro;
la atmósfera inefable de tu encanto,
peligrosa beldad, siempre respiro.
La lira del amor, sin armonía
yace sorda en mis manos a sus cuerdas
mi inútil llanto le robo el sonido:
mi bien, te adoraré; pero a lo menos
hónreme tu odio, y líbreme siquiera
de volver a tu seno envilecido.
Guillermo Prieto
"El poeta mexicano por excelencia"
sábado, 19 de marzo de 2011
EL JARDINERO Y EL SEÑOR DEL BURGO
Es una traducción del original, por lo que se trata de presentar el texto tal cual fue presentado en el siglo XVII, tiene la comicidad que el autor en esa época consideraba apropiada, pero la crítica mordaz que hace a los Señores de la Guerra, es que por querer solucionar un problema pequeño se acaba convirtiendo en un caos la situación del mundo en que se vive.
Un aficionado de la jardinería,
mitad burgués, mitad patán,
poseía en cierta aldea
un jardín bastante reluciente,
y el cercado contiguo.
Había plantas vivas encerradas a esta extensión.
Allá cruzaba por placer la vinagrera y la lechuga,
de que hacer con Margarita para su fiesta un ramo,
un poco de jazmín de España, y la fuerza del tomillo.
Esta felicidad por una liebre complicada
hizo que al Señor del burgo nuestro hombre se quejará:
Este maldito animal viene a tomar su bocado
en la noche y en la mañana, él dice, y de las trampas se ríe.
Las piedras, los palos pierden su crédito.
Él es hechicero, yo creo. Hechicero, yo le tomo el desafío,
vuelve a marcharse el Señor. Fuera diablo, el perro de caza
a pesar de sus rodeos, lo atrapará pronto.
Os tomo el reto, buen hombre, sobre mi honor.
¿Y para cuándo? A partir de mañana, sin tardar más larga espera.
La partida así abierta, él viene con su gente.
Vamos, desayúnemos, él dice, ¿están vuestros pollos tiernos?
La chica de la vivienda, que os viera, acercase
¿Cuándo la casaremos? ¿Cuándo tendremos yerno?
Buen hombre, este es el golpe que se necesita, usted me escucha,
que esto requiere de desembolsar la plata.
Diciendo estas palabras, él se conoce con ella,
junto a él la hizo sentar,
toma una mano, un brazo, levanta una esquina del pañuelo;
todas las tonterías de las que la Bella
se defiende con gran respeto;
tanto que al padre al fin eso llega a ser sospechoso.
Sin embargo se guisa, se coce en la cocina
¿de cuándo son vuestros jamones? Ellos tienen muy buen aspecto.
Señor, ellos son para ti. En verdad, dice el Señor,
yo los recibo, y de buen corazón.
Él desayuna muy bien, también lo hace su entorno,
perros, caballos y valets, todos gente bien ensamblada.
Él se dirige a la casa del anfitrión, toma libertades,
bebe su vino, acaricia a la mujer.
El aprieto para los cazadores sucede al almorzar.
Cada uno se anima y se prepara:
las trompetas y las voces hacen semejante gritería y confusión
que el buen hombre es asombrado.
Lo peor fue que lo pusieron en penoso hacer equipaje
El pobre jardinero: adiós tablas, baldosas;
adiós diente de león y puerros
adiós a que poner en el potaje.
La liebre estaba encuartelada en la madriguera debajo de una excelsa col,
se le ventea o se le lanza: se huyó por un agujero,
en vez de agujero, horadado, horrible y amplio daño
que le hizo al pobre seto de arbustos
por orden del Señor; ya que habría estado mal
que no se hubiera podido salir del jardín todos a caballo.
El buen hombre decía: Estos son allá juegos de Príncipe.
Empero se le dejaba decir; y los perros y su gente
hicieron más de estrago en una hora de tiempo
que no habrían hecho en cien años
todas las liebres de la provincia.
Pequeños Príncipes, vacíen vuestros debates entre ustedes.
Al recurrir a los Reyes ustedes serían grandes locos.
No los necesitan nunca comprometer dentro de vuestras guerras
ni hacerles entrar sobre vuestras tierras.
J de L F
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La colocación de trampas es el único derecho acordado para los que no eran nobles; la cacería era reservada a la aristocracia.
En gran parte de la narración se marca la distancia entre su Señor y el jardinero, y desde luego entre los pequeños Príncipes y los Reyes con su nivel de poder de destrucción en los tiempos de los señoríos feudales del Medioevo.
El jardinero pensaba que al deshacerse de la liebre, iba a poder sentarse a la mesa a comer su potaje, se quedó con un jardín destruido, con nada que ponerle al potaje, y puede exagerarse el caso de aquellos que quieren sentarse a la mesa y al final acaban siendo instrumentos útiles en su momento para que otros se sienten a la mesa. Y así sucede con el apetito voraz de los que gustan destruir y no lo opuesto, acaban demoliendo su tranquilidad y como le sucede al jardinero muchos se quedan sin sustento para la sobrevivencia.
EL ARTE DE LEONORA
Es el mundo celta, de la magia, de los duendes, de los personajes que salen de debajo de la tierra y te protegen, el mundo de los seres más débiles y al mismo tiempo más fuertes. Su mundo es un mundo muy alado, muy movedizo, ligado a «Alicia en el País de las Maravillas». Su arte es muy distinto al de Frida Kahlo. Frida pintaba su intimidad, es realista, se pintó a sí misma en distintas circunstancias, pero Leonora, salvo el primer autorretrato con la hiena, no se retrata.
(Entrevista de Inés Martín, ABC, 09/03/11)
"Muy pronto la cocina se volvió el laboratorio de sus sueños en el que preparaba manjares como sacramentos, y los platos y las cucharas levitaban mientras ella oficiaba el santo rito. Bastaba cerrar los ojos para entrar por el espejo y pasar del otro lado como Alicia en el país de las maravillas, pero Leonora tenía los ojos bien abiertos, no fuera a equivocarse en las proporciones. No pulía su inconsciente, no lo esperaba todo de ella misma, quería aprender. Mezclaba con acierto todas las sustancias del imaginario."
(Donde está Leonora Carrington está el surrealismo...)
miércoles, 16 de marzo de 2011
TARANTELA DE OTOÑO
¿Ves cerca de las cohortes bovinas
caer las hojas dentro de los barrancos,
dentro de los barrancos?
¿Ves sobre el cerro de los años
caer mis ilusiones marchitas,
todas marchitas?
¡Con cuáles rabiosas prestezas
corre el cierzo de nuestras tristezas,
de mis tristezas!
¿Ves cerca de las cohortes bovinas,
caer las hojas dentro de los barrancos
dentro de los barrancos?
Mi serenata de octubre infla una
voz funeraria en la Luna,
en el claro de Luna
¡Con cuáles rabiosas prestezas
corre el cierzo de nuestras tristezas,
de mis tristezas!
El perro brinca en el valle.
¡Tenemos que ir por esta alameda,
la taciturna alameda!
Mi serenata de octubre infla una
voz funeraria en la Luna,
en el claro de Luna
Se dice que cada árbol se divorcia
con su hoja y su corteza,
su vieja corteza.
¡Ah! ¡Ve sobre la pendiente de mis años
caer mis ilusiones marchitas,
todas marchitas!
Poema de E. Nell.
martes, 15 de marzo de 2011
domingo, 13 de marzo de 2011
LA PRESUNTA VICTORIA DEL OPORTUNISMO ARRIBISTA
Y para la lógica pícara obsesiva de los que gustan las victorias pírricas:
El afectado deja que el cínico aprovechado goce de haber cruzado la línea de su vida privada, pero luego lo invitará a que conozca su vulnerable posición en el mundo de serpientes y escaleras.
"El amante piensa en acercarse a su amada más que el marido en guardar a su mujer; el preso piensa en escaparse más que el carcelero en cerrar la puerta; luego, sean cualesquiera los obstáculos, el amante y el preso deben vencer" (H.B.S.)
Ya con libertad se atreve a intervenir en el desarrollo de la partida, él sabe que trepadores ventajosos lo alejaron de ella por mucho tiempo, pero ya mueve las piezas del tablero aunque ella no lo sepa.
sábado, 12 de marzo de 2011
BABEL EN LA ESCALA MUSICAL
LA APARICIÓN DE LA ENFERMERA
Cuando la brisa nocturna
sopla suavemente
a través de mi ventana abierta,
empiezo a recordar...
a la chica que me trajo alegría.
Ahora la brisa nocturna
sopla suavemente
tristeza para mañana
trayendo lágrimas
a ojos muy cansados
Ojos que creí,
ya no podían llorar más.
Si es solo un día
el que vinieras
y entonces
solo aparecieras
aunque tuvieras
que irte pronto
cuando te extendiera mi mano.
Si pudiera verte
Si solo pudiera verte
para ver si estás riendo...
... o llorando,
cuando la brisa nocturna...
... sople suavemente
En mi oscura,
y susurrante habitación
las memorias aún me traen...
... un consuelo para mis sentimientos
toca mi mano
y acaricia mi frente.
En la cálida y febril oscuridad
el corazón late furiosamente
mis locos pensamientos se incineran
cuando la brisa nocturna
sopla suavemente.
Si es solo un día
el que vinieras
y entonces
solo aparecieras
aunque tuvieras
que irte pronto
cuando te extendiera mi mano.
Si pudiera verte
Si solo pudiera verte
para ver si estás riendo...
... o llorando,
cuando la brisa nocturna...
... sople suavemente
Himno de D.P.
.
El periodista internacional ha dejado por un rato sus relaciones con los contactos conocidos alrededor del mundo, está convaleciendo, la enfermera ha llegado oportunamente para darle cariño y ternura, mientras tanto el periodista registra las vicisitudes de la vida cotidiana del vecindario a través de su ventana.
.
jueves, 10 de marzo de 2011
PRELUDIO A FUGA SONATA TOCATA
La uniformidad de la obra maestra para ser representada para compartir a auditorios, pero surge la duda si representa al pianista. Siempre tratar de repetir lo que hicieron los grandes: Beethoven, Mozart, Schubert, Schumann, y el pianista sometido a seguir la partitura, pero representa cierta melodía lo que siente o está reprimido a seguir sin error lo que ya ha sido escrito por un genio musical. La introducción de la música clásica ha costado por esa pérdida del vínculo entre el espíritu que se vive con la música y el desgane que se vive con la situación real prevaleciente, es como oponer a la gloria, al éxtasis, la estampa de una cruda, triste realidad.
.
miércoles, 9 de marzo de 2011
lunes, 7 de marzo de 2011
CONTEMPLACIÓN QUE PERSISTE
(F.S.)
My love must be a kind of blind love
Mi amor debe ser una especie de amor ciego
I can't see anyone but you
No puedo ver a nadie excepto a ti
And dear, I wonder if you find love
Y querida, ¿me pregunto si tú encuentras al amor
An optical illusion, too?
como una ilusión óptica, también?
Are the stars out tonight?
¿Están las estrellas esta noche?
I don't know if it's cloudy or bright
No se si el ambiente está nublado o brillante
'Cause I only have eyes for you, dear
porque solamente tengo ojos para ti, querida
The moon may be high
la Luna puede estar en lo alto
But I can't see a thing in the sky
pero no puedo ver ninguna cosa en el cielo
'Cause I only have eyes for you.
porque solamente tengo ojos para ti.
I don't know if we're in a garden
No se si nosotros estamos dentro de un jardín
Or on a crowded avenue
o en una calle concurrida
You are here, so am I
Tú estás aquí, resulta entonces que yo estoy
Maybe millions of people go by
Quizá millones de personas pasan
But they all disappear from view
pero todas ellas desaparecen de la vista
And I only have eyes for you
Y solamente tengo ojos para ti.
viernes, 4 de marzo de 2011
EL NOBEL EN MÉXICO
No lo excomulgaron, ni tuvo un linchamiento mediático, ni es estigmatizado por la sociedad en que vivimos, es el peruano Mario Vargas Llosa, el actual premio Nobel de Literatura, quien en su momento dijo del sistema de gobierno mexicano era "la dictadura perfecta", y es que en pleno siglo XXI los sistemas antidemocráticos, la inquisición que elimina a quien disiente, el pensamiento "único" que no da libertad a cada una de las personas, deben ser parte del basurero de la historia.
A continuación escritos de Vargas Llosa para quienes no han tenido la oportunidad de leerlo, se advierte que la lectura de estos libros pueden convertir a un fanático, intransigente en una persona abierta y tolerante:
La Casa Verde
(sobre un prostíbulo y "los guardianes de la moral")
La Fiesta del Chivo
(sobre la terrorífica dictadura en República Dominicana)
Travesuras de la Niña Mala
(sobre una mujer fatal latinoamericana)
El escritor Vargas Llosa recibió el máximo reconocimiento que otorga el país, la Orden del Águila Azteca, la misma que se pensaba otorgar a Mandela pero que por cuestiones de agenda del líder sudafricano previo al Mundial de Fútbol no le ha sido entregada.
También Vargas Llosa fue homenajeado por el Gobierno de la Ciudad de México que lo declaró Huésped Distinguido.
Se resaltan las palabras de Vargas Llosa sobre la hospitalidad que ha dado México a través de la historia a forasteros de todo el mundo:
"Pocos países en el mundo han abierto sus puertas y ventanas con tanta generosidad y con tan pocos prejuicios a quienes en sus países por razones políticas, religiosas o ideológicas se veían obligados a fugar en busca de una nueva patria. México la ha brindado con los brazos abiertos y la presencia de tantos forasteros ha enriquecido seriamente la cultura de México".
México es una de las "mejores demostraciones de cómo un país no cerrándose sobre sí mismo, sino volcándose al mundo, se enriquece desde el punto de vista social y cultural".
Vargas Llosa no ha sido censurado a pesar de seguir siendo un duro crítico al gobierno mexicano que para él pasó de la "dictadura perfecta" a convertirse en "democracia imperfecta", y por ello al agradecer la condecoración mexicana por sus logros literarios declara:
''...sabiendo que en algunos momentos de mi vida yo he criticado México y lo he criticado con mucha severidad'' ''Qué bien habla de la cultura, de la civilización y también del espíritu democrático de México, el que pese a esas severas críticas, en lugar de vetarme y censurarme, me abran los brazos y me premien''.
Vargas Llosa, ha sido un férreo defensor de la libertad en todo el mundo, pero también ha sido muy crítico con gobiernos como el cubano, cuyo pueblo ha sufrido bloqueo económico de ya varias décadas por los Estados Unidos, por ello la frase contundente del escritor latinoamericano va hacia la defensa de la libertad de expresión:
"Qué difícil es escribir en un mundo afectado por vetos, censuras, controles, amenazas, discriminación"
EL RECUERDO DE ASTARTÉ
Se ha recordado la genialidad de Edgar Poe en muchas ocasiones en este blog, pero también ha habido latinoamericanos notables como el peruano Clemente Palma que han hecho relatos de terror, particularmente aquí se reproducirá la versión conveniente para el Yin y el Yang, contrapuesto a "El Gato Negro" de Poe se transcribe el siguiente cuento:
Tengo una gata blanca, sobre cuya cabeza se extiende una mancha que inunda su lomo, como la cabellera de una mujer en deshabillé. Ha pocos años era un gracioso trocillo de carne dócil, cuando Astarté me obsequió con ella. Ocupó holgadamente el bolsillo de mi gabán; había nacido en un rincón del boudoir de Astarté, y como yo deseara un recuerdo le pedí ese animalejo, al que puse el mismo nombre de esa virgen pérfida y frívola. Mi gata blanca ha crecido entre mis papeles y mis libros, ha perseguido los bicharracos de los rincones, ha desgarrado las hojas de mis libros en sus traviesas correrías infantiles, y más de una vez me ha hecho trizas anotaciones, cartas y originales. “Ah, bestia hermosa e inicua, menos inicua y hermosa que su primitiva dueña! ¡En cuantas ocasiones he deseado matarte a palos, porque he visto asomando por tus ojos, porque he visto palpitar bajo tus musculitos ágiles, dentro de tus curvas elegantes, el espíritu de la hipocresía amable y solapada que anima a la Humanidad! ¡Cuántas veces en horas de amargura he acariciado nerviosamente tu hermosa cabeza, mientras tú ronroneabas tu oración bestial, que parecía el eco sordo de las dolorosas reflexiones y penosas miserias que turbaban la serenidad glacial de mi vida interior!...
En las noches de luna he pensado en ti, Astarté, mi hermosa gata blanca. Desde mi ventana hemos contemplado juntos a Selene, la pálida diosa que surca los cielos en su carabela de plata. Yo he pensado que tú eras el símbolo más perfecto del amor: te veía contemplando beatíficamente la luna, con los ojos entornados, con expresión de mansedumbre; y, sin embargo, eres cruel, voluptuosamente cruel. En vano he tratado de desentrañar, esfinge doméstica, el extraño enigma de sangre y de amor, de odio y de caricias, de complacencias perversas y de infames delectaciones, que te embarga misteriosamente, mientras en el alféizar de la ventana nos miras a la luna y a mí alternativamente. ¿Por dónde se perderán tus divagaciones cuando sigues, con miradas apagadas, las volutas de humo de mi cigarro que suben hacia la pálida Selene? ¿qué rojos ensueños de voluptuosidad feroz provocaran en ti, mi hermosa gata, los inquietos centelleos de las estrellas?... A menudo la fierecilla, con mimosa timidez de mujer, roza su cabecita y su lomo contra mis piernas, y viendo mi taciturna indiferencia sube a un sillón vecino, y desde allí fija en los míos sus redondos ojos, y sus pupilas se dilatan, y brillan con las mil facetas de un caleidoscopio que tuviera un abismo en el centro. Parece que mi compañera quisiera sugestionarme las extravagantes dilapidaciones de su fantasía cruel o que me interroga sobre mis calladas tristezas o sobre el dolor de mis aspiraciones abortadas, cuyas sombras ve acaso pasar por mi frente, como ratoncillos que provocaran sus instintivas ferocidades y su pasión por las acechanzas. Me imagino que mi gata me ama, y me imagino que alberga, dentro de su diminuta y esbelta carnación, el alma de alguien, de Astarté acaso; esa alma dura y amable, inflexible y sutil… Cuando acaricio la piel de mi gata siento correr bajo el suave pelaje un estremecimiento intermitente de maligna fruición , que recorre su espina dorsal, desde el cuello a la cola, como la ondulación viajera de un espasmo de nervios; de pronto revuélvese el animal con chisporroteos eléctricos en los ojos e hinca brutalmente sus garras en mi mano, o huye como presa de súbita locura y se esconde huraña bajo un mueble, desde donde atisba la impresión de cólera o curiosidad que sus perfidias o esquiveces me producen.
Mi gata tiene la coquetería de la limpieza: su preocupación constante en las horas cálidas y luminosas del día, es alisar la seda de sus garras y acicalar su cabeza: tiene el instinto de su hermosura y procura mantener incólume la albura de su piel. En sus sanguinarias y frecuentes aventuras de cacerías, quebranta los huesos, desgarra las carnes, se burla con mil ardides dolorosos de los sufrimientos de sus víctimas, pero libra hábilmente su piel de las manchas rojas de la sangre.
¡Cuánto goza la bestia blanca con el dolor de los bichos que coge, con la defraudación de la libertad que maliciosamente les concede, con los chillidos que les arranca! ¡Cuánto ingenio despliega su cruel inventiva para retardar la muerte y cómo se transparenta en sus ojos la voluptuosa fruición del triunfo! ¡Hasta creo ver dibujarse en el pequeño triángulo de su barbilla una sonrisa humana de alegría intensa y malsana! Después de estas escenas de perversidad y astucia, viene a mí con maullidos de complacencia beatífica, como si sintiera el bienestar de haber cumplido con un rito sagrado de maldad implacable y de coquetería. Y yo acaricio a mi gata blanca, porque veo como un trasunto del alma pérfida de Astarté; la acaricio porque veo en la bestia esa crueldad instintiva, inconsciente y poderosa que ha puesto Dios en la Naturaleza, como para indicarnos que la crueldad es una hebra inevitable entremezclada en el arduo tejido de la vida. Y siento que con la inflexión de los maullidos de Astarté, con sus alegres cabriolas y con sus saltos llenos de gracia y elegancia, quisiera decirme: “Soy mala, soy cruel, soy sanguinaria, pero ¿qué te importa si mi piel no se mancha?” Y entonces, en el fondo de sus glaucos ojos, en el negro abismo de boca contráctil que forma el centro de sus pupilas, creo ver pasar hierática, sonriente y maligna la sombra de Astarté, de la Astarté siríaca, la otra…
miércoles, 2 de marzo de 2011
DE LA ETERNA POESÍA VICTORIOSA
No sé de donde regresó el anhelo
De volver a cantar como en el tiempo
en que tenía entre mi puño el cielo
Y con una perla azul el pensamiento.
De una enlutada nube, la centella,
Súbito pez, hendió la noche cálida
Y en mí se abrió de nuevo la crisálida
Del verso alado y su bruñida estrella.
Ahora ya es el hino centelleante
Que alza hasta Dios la ofrenda poderosa
De su bruñida lanza de diamante.
Unidad de la luz sobre la rosa.
Y otra vez la conquista alucinante
De la eterna poesía victoriosa.
Reconquista de J. de I.