Oh naturaleza, con tus Dioses (...) yo he soñado hasta el final el sueño de las cosas humanas y digo que sólo tú vives (...) los hombres caen de ti como frutos podridos!; deja que se hundan en ti, así volverán de nuevo a tus raíces! Y a mí, oh árbol de la vida, ¡hazme reverdecer otra vez contigo y envolver con mi aliento tu copa y los botones de tus ramas (...) pues todos hemos brotado de la misma dorada semilla.
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IL POSTINO
lunes, 30 de diciembre de 2013
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