Estéril, absurdo, deprimente es que dos naciones civilizadas lleven una pugna de opiniones divididas a colocarlo como estandarte nacional y a dar tratamiento de "talk show" o de "dimes y diretes" el caso de aplicar justicia -absolutoria o condenatoria- a un asunto donde se confunden el grave delito imputado y la feroz sentencia ante la duda. Aquí no se defienden banderas que quieren enfrentar a los ciudadanos del mundo. A los belicistas no les conviene un ambiente de solidaridad y concordia internacional. Los fuegos artificiales que se dan para fomentar los supuestos insultos entre pueblos del mundo, forman parte de que quieren seguir administrando la cerrazón de un mundo en pugna, quienes tienen no comparten, quienes no tienen se aguantan, y lo más grave le ponen más candados a la cultura, ni dejan que allá desarrollen sus visiones del mundo con las atrayentes manifestaciones mágicas del arte, y de plano no permitirán el intercambio cultural que ya de por sí está pasando como una transfusión, lenta, muy lentamente.
El arte de Frida siempre ha sido valorado en el plano internacional, ella reivindicaba su carácter mexicano de muchas formas, entre ellas, tenía a su cuidado perros Xoloitzcuintle, que son originarios de América y no fueron traídos por los europeos en la colonización.
Pero Frida fue una luchadora ínternacional, ella y Diego pertenecían a movimientos para transformar el mundo.
Además con su arte moderno, Frida es un baluarte del feminismo a nivel mundial, pone a la reflexión sobre el sufrimiento humano, y potencia los sueños con su imaginación grandiosa.
Es una representación de un templo, donde se adora al gato. En Egipto, el gato tenía un culto sagrado.
Esta es la representación divina de gato como al parecer era adorada por el pueblo celta, y por cierto, es como surgida del sueño del celta, aunque se recomienda si no se llega a vetar la lectura del premio Nobel: "El Sueño del Celta", del latinoamericano Mario Vargas Llosa.
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