Un lugar común hace del escritor un asesino de insectos a los que va aplastando sobre la página en blanco, pero que, milagrosamente, gracias a la percepción distanciada del ojo, esta serie de manchas cobra sentido. O también podría decirse que la escritura es el rastro de un insecto que se ha escapado del frasco del tintero y trabajosamente escapa por la página. Se trata de un insecto invisible, que solo deja sus huellas para plantearnos el enigma de su existencia. Insecto en fuga permanente que nadie ha visto y que sería la delicia de un entomólogo. Escribir (y leer) sería una metáfora de la persecución de este insecto.
-del texto de M.M.-
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IL POSTINO
martes, 11 de enero de 2011
LA DELICIA DEL ENTOMÓLOGO
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ESQUIZOFRENIA
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