EL ZOPILOTE

Veinticuatro horas antes...

"Era el alma de un hogar donde por toda política el canario urdía sus intrigas de alpiste, el chorro en la pila sus círculos concéntricos, el general sus interminables solitarios, y Camila sus caprichos."

A Camila "le hacía mal formar parte de aquella nube de gente emparentada. Ser la nena." "... o de que la besaran sus tías sin levantarse el velito del sombrero, sólo para dejarle en la piel sensación de telaraña pegada con saliva"

El zopilote siempre viste de negro, "de luto riguroso: negros los zapatos, negro el traje, negra la corbata, negro el sombrero que nunca se quitaba."

"Cubrían el basurero telarañas de árboles secos vestidos de zopilotes, aves negras, que sin quitarle de encima los ojos azulencos, echaron pie a tierra al verle inerte y lo rodearon a saltitos, brinco va y brinco viene, en danza macabra de ave de rapiña. "

Un fantasma que ronda el sueño de los habitantes del país, quienes no pueden permanecer sin bajar su guardia en cuanto a mantener sus gestos, sus silencios, sus conversaciones acotadas y sus actos no provocativos que puedan desatar la furia desde el pináculo del poder.

Tohil pide sacrificios humanos, y el baile ceremonial presenciado por el dios vivo le retribuye su arrojo para deshacerse de sus enemigos, y para seguir cobrándose víctimas, al tenor de creerse el inmemorial ser mítico de todos los tiempos.

Ese "Super Hombre" nietzcheano gobernando la "Super Democracia" donde "el que se mueve no sale en la foto".

Y con pausa, dando su tiempo, van cayendo en desgracia sus enemigos según su voluntad, primero el general Canales tiene que ser puesto en fuga para que se considere prófugo y entonces argüir que huye, en su intento de escape se verá frustrado, y como un conejo corriendo en la campiña será cazado. Huye Canales, y se aprovecha el zopilote de una ventaja, publicará en un periódico la noticia de haber sido padrino de la boda de la hija de Canales, entonces en el campamento de los rebeldes se abatirá la vida del general Canales por propia mano postrado sobre un periódico que le ha quitado la vida, su hija prisionera dentro de la esfera del zopilote. Y tan es descarado el final, que acabará siendo la hija de Canales una de las mujerzuelas preferidas del Tohil que ha culminado su venganza cruel, infiltrando la grave noticia de infidelidad de la hija de Canales, para que el triste héroe deje de soñar, mande al diablo a la comida podrida, las latas de orinal y a su angelical esposa, que acabó siendo pervertida por ese monstruo que decide todo lo que pasa en el País de las Pesadillas.

El único miedo del zopilote son los entierros, por obvias razones.

Kyrie Eleison

Señor, Ten Piedad