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IL POSTINO

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miércoles, 4 de febrero de 2009

PENA DE RISA

¿Cómo creer que el audaz y oportuno Inspector Clouseau vuelve al acecho y caza a los peligrosos criminales sin propinarse una buena caída o un tropiezo accidental? Vengarse de su estupidez, siendo ridículo, tragicómico, desastroso, caótico, ¿hasta dónde el ser humano dejara de parecer estúpido en el alcance de sus vagas ilusiones? Don Quijote apresta a recrear una realidad donde efectuar su aventura pero peligrosamente siempre recibe una tunda o es expulsado de su escenario como si de un mal actor se tratase. Visos de genialidad pero el Destino que se venga sin piedad de nuestros inocentes que sólo trabajaban en su fábrica de sueños. Pero, seriamente, hay que sostener que Edmundo Dantés cumplió el daño que premeditadamente planeaba infligir, ya que ciertamente no es un Dios, hubo sufrido largos años de penuria en las mazmorras del castillo de If, estaba imbuido de que pagaría quien debiera algo, llenó su corazón del rencor sin límites y del odio a esos minúsculos seres que dormían en una casa mientras él lo hacía en prisión. De pronto, parece como jugar a los títeres, y sueltas a uno, y pones a pelear a este con aquel, y se cae uno, otro, y al final guardas a todos en el maletín. Edmundo Dantés puso en una jaula a Danglars, ruborizó a Fernando de Morcef hasta el suicidio, y volvió loco a Villefort. Fue una venganza perfecta, acometió contra esos pillos que cobardemente lo incriminaron y lo llevaron a su cautiverio. No fue Maradona con su mano divina la que consumó el deseo de perforar la malla enemiga, Edmundo Dantés hubo jalado y cortado los hilos con furia.

Posteriormente Edmundo sería llevado a sufrir el escarnio por la mano de un muerto ¿creía acaso que se salvaría por creerse Dios? Benedetto, el hijo de Villefort, recrimina a Edmundo con la mano de su padre muerto. Y así cantando y haciendo progresar a la panadería, Sweeney arrasa con este truhán, con este ladrón, con este burgués, que no esperaban el filo de su navaja, hasta ser atrapado con el único motivo que lo sostenía: el desquite por esa felicidad arrebatada que pudo gozar con su amada. No lo puede creer pero la máquina vengadora llegó a calcinar al amor de su vida, y por ende, su justificación humana.

Nos encontramos ante esa imagen de Goya de Los fusilamientos del 3 de Mayo y los gestos de las víctimas que se atreven a cimbrar los motivos de una condena, pero ¿por qué volver mártir a un traidor, a un delincuente, a un rebelde? Por los siglos de los siglos subsisten Dimas, Maximiliano o León Toral. Maya y su muñeca nos miran como en ese espejo de cristales rotos, ¿qué forma humana queda cuando se fragmenta, se quiebra eso dónde puedes identificarte? Y guardas en la caja a esa muñeca fea que no te gusta, pero la mano de la muñeca podría abofetearte luego.

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