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IL POSTINO

IL POSTINO

domingo, 29 de agosto de 2010

NO HAY VERDAD ABSOLUTA, NO HAY BELLEZA ABSOLUTA

Esta interesante película del director Jorge Fons, a quien se reconoce por "El Callejón de los Milagros" donde participa la bellísima actriz Salma Hayek, y la atrevida y polémica película sobre el 68 "Rojo Amanecer", tuvo su premier en la sede del Gobierno de la Ciudad de México que ha apoyado la realización de este filme, que al decir de Fons: "conmemora, más no celebra".
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López Obrador con un buen apoyo de universitarios y rodeado de intelectuales, pero también con críticas, cuestionamientos y exigencia de que defina con quién está por parte de algunos asistentes al auditorio "Narciso Bassols" de la Facultad de Economía de la UNAM, donde el precandidato presidencial de la Izquierda presentó su libro "La mafia que nos robó la Presidencia... y el 2012".
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Andrés Manuel aceptó las críticas, y fue propositivo: “nosotros tenemos una propuesta, no pretendemos tener la verdad absoluta. Tenemos que buscar la participación de todos”.
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Este es un cuadro de Magritte, pintor surrealista del que se presentó en Bellas Artes la exhibición "El mundo invisible de René Magritte". Esta pintura tiene el título sugestivo "Intentando lo Imposible" (Attempting the Impossible). Al tratar de interpretar una pintura no puede haber una verdad absoluta, puesto que son sentimientos que el autor ha plasmado en el lienzo, y no hay escudriñador que pueda decir por qué el alma del pintor plasmó esto y no aquello, ningún poder puede coercionar al arte ni volverlo un producto de sí como pretendían los regímenes totalitarios, y el espectador puede dar su opinión de la obra artística con absoluta independencia, no necesita sostener la misma opinión del grupo al que pertenezca, porque entonces no se tendría a un espectador sino a un fiel que se arrodilla ante la imagen que le conviene, sea la del artista o la del grupo político intolerante. El culto a las imágenes sin crítica hacia ellas, sin opinión libre de lo que signifiquen, es la puerta al totalitarismo eclesial o secular.
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En una de tantas visiones del cuadro de Magritte, uno se puede preguntar si el pintor puede terminar una obra perfecta y nos conduce al título: "Intentando lo Imposible".
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En otra visión se podría pensar que la mujer perfecta no existe, y que por más que queramos dibujarla en la mente, siempre la reproduciremos de manera incompleta.
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Otra visión más romántica vendría siendo que "la belleza" no se puede pintar, se deja a la imaginación, queda inconclusa para seguirse configurando, es el aprieto de un artista enamorado no poder desplegar todo lo que para él representa su amada.
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Y con ello, vamos a la visión de que todos los sentimientos no se pueden transmitir en una obra de arte, siempre habrá algo que hizo falta, o se tiene que hacer la disyuntiva, y al elegir se pierde por la elección misma de una idea favorita en oposición a otra, esto lo llaman como "la imposición de la moda o la corriente literaria" sobre "el arte subversivo" que se les opone.
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La entrada anterior también se ha referido a INTENTA LO IMPOSIBLE UNA Y OTRA VEZ, como el pintor de este bello cuadro de Magritte, donde la sinceridad de mostrar una mujer incompleta nos remite hasta la Biblia y la formación de Eva, la primera mujer, y a un pintor que adora a la mujer y trata de pintarla aunque no pueda conseguirlo, aunque Da Vinci ha inmortalizado a La Gioconda o el español Goya a La maja desnuda no hay belleza absoluta, y habrá una preferencia para cada espectador como quién era la favorita de los que no ganaron en el certamen Miss Universo.
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Felicidades a la mexicana Jimena Navarrete, segunda mexicana en alcanzar ser Reina de la Belleza, que por primera vez fue logrado por Lupita Jones.
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Aunque la belleza se vuelve una moda o una imposición de la cultura dominante, ya que lo que reflejan incansablemente los medios de comunicación quieren que se asuma como verdad, y esto no es así porque hay muchos ciudadanos libres que tienen su propia percepción de la belleza, aunque en el momento de elegir se queden atrapados como Paris al preferir entre Atenea la inteligencia, Afrodita el amor y Hera el poder.
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Hay valores dominantes y hay valores opacados o subversivos, se vive en un mundo blanco y lo negro pasa a segundo plano, se vive en un mundo negro y lo blanco quiere ser segregado, pero lo más grave es volverse una Reina de Corazones y querer pintar de rojo las rosas blancas y si no lo hacen les cortan la cabeza, el mundo que se vuelve incluyente y tolerante es donde se busca la convivencia y participación de todos, no donde se quiere suprimir al adversario.
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Doña Rosario Ibarra de Piedra, excandidata presidencial, actual senadora de la República, fundadora del movimiento Eureka o Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, activista infatigable por la defensa de todos aquellos que han sufrido abuso del poder.
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El movimiento de Atenco que ha tenido el apoyo de mujeres premio Nobel como Jody Williams, Rigoberta Menchú o de actrices como Ofelia Medina, buscando solución al encarcelamiento de los líderes que han logrado ya su libertad, y el reclamo de justicia ante los abusos perpetrados contra mujeres.
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Del director mexicano Luis Estrada se estrena este mes de septiembre la película "Infierno", ya antes el cine mexicano había tratado temas violentos, así que no hay porque santigüarse, eran muy exitosas y taquilleras las películas de Mario Almada y Valentín Trujillo, y aparecían imágenes de batallas épicas en la lucha del Bien contra el Mal, pero también ha habido películas de El Santo contra monstruos o psicópatas, así que en el contexto de la ola de inseguridad que todavía agobia el país se espera que este filme regrese a los mexicanos al gusto por el cine, la frase de Estrada: "Cine mexicano evade su violenta realidad" es muy cierta, y no apunta a un cine de un realismo dirigido por el poder en turno, sino que los mexicanos no le entran a los temas tabú y cuando lo hacen son éxitos taquilleros como lo fue "El crimen del Padre Amaro", el resurgir del cine mexicano está en que movilice a la gente a buscarlo, que narre historias que sientan como suyas, pero que no los engañen ni los anestesien, sino que en realidad aporten algo a la sociedad, habrá que ver la película de Estrada para valorar lo artístico, criticarla con independencia y si el cine sirve para generar discusiones, diálogo en la sociedad mexicana, y sirve para estimular la participación ciudadana, pues que exploten el cine que en un principio también fue un vehículo de propaganda de las ideologías en pugna.

viernes, 27 de agosto de 2010

INTENTA LO IMPOSIBLE UNA Y OTRA VEZ

"La política consiste en una dura y prolongada penetración a través de tenaces resistencias, para la que se requiere, al mismo tiempo, pasión y mesura. Es completamente cierto, y así lo prueba la historia, que en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez. Pero para ser capaz de hacer esto no sólo hay que ser un caudillo, sino también un héroe en el sentido más sencillo de la palabra. Incluso aquellos que no son ni lo uno ni lo otro han de armarse desde ahora de esa fortaleza de ánimo que permite soportar la destrucción de todas las esperanzas, si no quieren resultar incapaces de realizar incluso lo que hoy es posible. Sólo quien está seguro de no quebrarse cuando, desde su punto de vista, el mundo se muestra demasiado estúpido o demasiado abyecto para lo que él le ofrece; sólo quien frente a todo esto es capaz de responder con un "sin embargo"; sólo un hombre construido de esta forma tiene "vocación" para la política."

Con la anterior cita de Max Weber, el dirigente del DIA Manuel Camacho Solís, que orquesta la coalición de los partidos de Izquierda registrados integrada por PRD, PT y Convergencia, que fue además regente del Distrito Federal, termina su discurso tras haber recibido el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, por su labor de mediación y conciliación en el conflicto entre el Estado Mexicano y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994, iniciado justamente en el instante que comienza el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.

En el discurso de Camacho Solís, se resaltaron las intervenciones de Pablo González Casanova, el ex-obispo de San Cristóbal de Las Casas Samuel Ruiz, del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, de José Agustín Ortiz Pinchetti, Santiago Creel, Miguel Ángel Granados Chapa, José Woldenberg, entre otros, en cuanto a la negociación con los zapatistas y las mejoras al sistema electoral mexicano.

Estuvo presente el gobernador Juan Sabines, su esposa Isabel Aguilera, el presidente municipal Jaime Valls, el senador Manuel Velasco, y desde luego, fue muy reconocida por el auditorio la asistencia del obispo Samuel Ruiz.

Manuel Camacho apuesta a que los ciudadanos logren la transformación de México, y no para un lejano e incierto 2012, sino para modificar la ola de inseguridad que ataca la estabilidad del país, él vuelve a llamar a que se reúnan los actores políticos para fijar cómo enfrentarán la problemática que rodea hoy al Estado Mexicano, y que resulta más grave que la violencia desatada por el conflicto en Chiapas a raíz del alzamiento zapatista.

¡Adelante, Don Manuel!

¡El compromiso es con Monsiváis!

miércoles, 25 de agosto de 2010

¡MISIÓN CUMPLIDA!

No sabemos en qué termina la historia, porque ni siquiera se ha podido ver, y pues no se tiene la capacidad de predecir o la clarividencia que permitan estimar el desenlace, y esto porque no se puede conseguir en las tiendas de DVD que se conocen, o porque no se ha obtenido la ubicación del sitio donde puedes conseguirlo, o de plano por la regionalización del mercado de videos (aunque también de libros) y la marcada exclusión de mucha información cultural por estar etiquetado en algo así como The Twilight Zone o La Dimensión Desconocida, que no es sino ser marginado de la Región 4, pero esperemos las puertas del intercambio cultural se vayan abriendo y no cerrando, y que se vaya logrando una verdadera integración del mundo y no el aislamiento regional que ya no es sostenible.
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Por fortuna, ya se ha logrado ver "Astérix y Obélix contra el César", ¿será acaso tan inquietante lograr ver a la Reina Cleopatra? ¿O es que acaso la película de estos héroes venciendo al Imperio Romano es un imposible que podría crear una especie de ilusión "indebida", y por ello que no se ha distribuido la secuela haciendo de las suyas con el Reino de Cleopatra? Lo que sí parece que es irreversible es la modernización que tendrán las Iglesias en un promisorio futuro ya inminente, y no se necesitará que se tenga a "Astérix y Obélix en el Vaticano" para que se den los cambios de fondo en instituciones que deberían cuidar el espíritu humano.

Y con esto decimos:

¡ MISIÓN CUMPLIDA !

DE PROFUNDIS !

Y el recorrido por el libro "Las Neurosis" ha alcanzado el poema final, como arañando y agradeciendo la libertad.
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Por una casualidad se llegó al ensayo "Las Tinieblas Enemigas" de Ruben Darío:
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PARTE UNO
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PARTE DOS
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PARTE TRES
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PARTE CUATRO
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De ahí surgió el interés inmediato por traducir los poemas incluidos en Las Neurosis, que no se encontraban en su gran mayoría disponibles en lengua española.
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He aquí el poema final de este libro:
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DESDE LAS PROFUNDIDADES
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¡Mi Dios! Dentro de sus rabias ínfimas,
dentro de sus tormentos, dentro de sus reposos,
dentro de sus miedos, dentro de sus pantomimas,
¡el alma os llama a cada instante
de lo más profundo de sus abismos!
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Cuando el sufrimiento con sus limas
corroe mi corazón y mis huesos,
a pesar mío, yo grito a vuestras cimas:
¡Mi Dios!
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A los culpables cargando con sus crímenes,
a los resignados llorando sus dolores,
llegan siempre estas dos palabras,
suspiro hablado de los duelos íntimos,
viejo estribillo de las viejas víctimas:
¡Mi Dios!
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El epitafio del libro "La Neurosis" está incluido en el ensayo de "Las Tinieblas Enemigas", y espera hacerse una relación con hipervínculo de todos los poemas que fueron traducidos.
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Así que tenemos ¡ MISIÓN CUMPLIDA !
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¡Buenas Noches y Buena Suerte! o como dice la dama oscura del show de TV:
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GOOD EVENING

TRANQUILIDAD

Mi sentimiento se hunde y cae,
la indiferencia me llena,
ya que mi odio se sepulta
mientras que mi piedad sucumbe.
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La mujer serpiente y paloma
no es para mí más que un hecho consumado
mi sentimiento se hunde y cae,
la indiferencia me llena.
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Bajo la ráfaga del viento, bajo la tromba de agua,
mi calma sin vida y sin un pliegue
duerme los largos sueños del olvido
esperando a aquellos de la tumba:
Mi sentimiento se hunde y cae.

REPULSA A LA INQUISICIÓN MODERNA

Querer imponer una creencia o un dogma a los ciudadanos libres es irrisorio, sucedió con la cacería de brujas por la Iglesia, sucedió con el Comité de Salvación Pública y el Reinado del Terror, sucedió con la coronación de una verdad absoluta en los regímenes de Europa del Este, sucede con los líderes religiosos que no entienden que viven en un Estado Laico y que la tolerancia no es una moda, sino que es el status de gente civilizada.
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RONDEL DE LA GUILLOTINA, de Rollinat
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¡Zas! ¡La navaja con el revés plomizo
viene de hundirse como un mazo!
Cayó limpia y verticalmente:
La cabeza da saltitos y hace mueca,
y el cuerpo yace a toda su longitud.
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Sobre la señal de un señor rubio,
el decapitado que se levanta del suelo
es metido en el ataúd, cargado: ¡no es tan largo!
¡Zas!
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La carroza va como el viento del norte,
y dentro de un rincón donde el agua se amontona
y que visita la babosa,
un agujero amarillento, arcilloso, oblongo
recibe la caja a música de violín:
¡Zas!

EL ASALTO AL INFRAMUNDO

En una intrépida empresa se cruza el camino hacia lo desconocido, hacia lo inquietante, y se procede al asalto a lo que generaba miedo, a lo oscuro, a confrontar con esa parte de la realidad que se mantenía prohibida, oculta, porque así convenía a los fatuos.
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NUESTRA DAMA LA MUERTE, de M. Rollinat
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Es la eterna Dama en Blanco
que ve sin ojos y ríe sin labios,
corazones de leones y corazones de liebres,
cada uno ya no fantasea más que temblando.
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Ella se lleva de golpe y porrazo
a los robustos como a los remilgados:
Es la eterna Dama en Blanco
que ve sin ojos y ríe sin labios.
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Por mucho que finjamos
de saltar como las cabras:
dentro de nuestras embriagueces, dentro de nuestras fiebres,
siempre pasa un espectro inquietante:
Es la eterna Dama en Blanco.

SILENCIO Y LUNA...

SILENCIO SIRVIENTE...
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Poe, a quien Rollinat le da un homenaje con LAS NOCHES EVOCATORIAS, conmueve a sus lectores en SILENCIO, POÉtico , el epígrafe que antecede al texto es:
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"Las crestas montañosas duermen; los valles, los riscos y las grutas están en silencio."
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Aunque con la intención meramente sinérgica se coloca el epígrafe: "Silencio y Luna... Cementerio y Naturaleza..." tomado de uno de los principales analistas de la poesía de Poe.
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EL SILENCIO DE LOS MUERTOS, de Rollinat
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Escudriña su retrato, esperando que en él salga
un grito que pueda al fin servirnos de antorcha.
¡Ah! ¡si ellos mismos venían a llorar a nuestra puerta
cuando la noche extiende sus alas de cuervo!
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¡No! Mejor que la mortaja, el ataúd y la tumba
el silencio reviste lo que el tiempo se lleva:
El alma huyendo nos deja un horrible jirón
y no nos conoce más desde que la carne está muerta.
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Sin embargo, ¡que de reclamos locos, largos y desesperados,
nosotros damos día y noche hacia todos nuestros enterrados!
¡Cualesquiera oleajes de preguntas vierten con nuestras lágrimas!
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Pero siempre, a través de sus lamentos, sus remordimientos,
sus oraciones, sus lutos, sus spleens y sus alarmas,
el hombre espera vanamente la respuesta de los muertos.

martes, 24 de agosto de 2010

EL MITO DE SÍSIFO

Dentro del infierno, Satán hace aumentar
los barrotes y las parrillas ardientes,
y sordo, no queriendo escuchar nada,
él dice a los pecadores imprudentes
que su alma no está más en venta.
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Riendo con una apariencia que no es tierna,
para activar a sus intendentes,
él corre como una salamandra
dentro del infierno.
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Sin nunca reducirse a ceniza
todos los condenados chirrían los dientes,
y reclaman a gritos estridentes
¡que la muerte venga vuelva a cogerlos!
¡pero la muerte no puede descender
dentro del infierno!
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para meditar...
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El infierno: El absurdo de la vida
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El infierno: Ser condenado a subir una piedra que al llegar a la cima vuelve a caer a su punto de partida.
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El infierno: El mito de Sísifo

PREGUNTÓN INQUIETANTE

Al fondo de esta fosa húmeda
de un perpetuo goteo,
¿qué pasa dentro del ataúd,
seis meses después del entierro?
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¿Vería otra vez sus encajes?
¿El ojo tiene desierto su hueco?
¿Las carnes muertas se parecen
a grandes úlceras chancrosas?
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¿La cadera está violácea
con las flores de verdín,
colores que la Muerte idolatra
cuando ella pinta sus cuerpos podridos?
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Pendiente que un pie se descomponga,
¿el otro se seca, blanco, repugnante,
o la horrible metamorfosis
se produce para los dos?
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¿El abeto sirviendo de depósito de huesos
se pudre bajo el pastizal?
¿El cadáver dentro de su sudario
tiene al fin todos sus venenos?
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Bajo la sábana que comen y enmohecen
la humedad fría y la pus,
¿los innombrables gusanos que hormiguean
están hambrientos o hartos?
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¿Qué llega a ser pues todo eso que cae
dentro del abismo abierto noche y día?
- Así, yo interrogaba a la tumba
de una chica muerta de amor.
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Y la tumba que los escépticos
tachan siempre del porvenir,
me soltó estas palabras dramáticas
que vivirán dentro de mi recuerdo:
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"Los senos lindos de los que tú te vuelves loco,
preguntón inquietante,
y los bellos labios tan locos,
los labios que besaron tanto,
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"todas estas flores rosas y blancas
son las primeras en pudrirse
dentro de la prisión de cuatro tablas,
que ninguna mano puede abrir.
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"Pero, ¿en cuanto al alma, ella revive?
con su calma o sus remordimientos,
¿hay que gritar que ella es mortal
o que ella vuela sobre los muertos?
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"¡Yo no se! Pero aprendo que la sombra
más que el hombre padece pudriéndose:
El cadáver es un mudo sombrío,
¡que no dice eso que él siente!"

LA BALADA DEL CADÁVER

Posadas señala magistralmente con dedo flamígero el emblema de la muerte que se refleja en sus grabados, que abrieron la crítica hacia un país donde la muerte con finos trajes o miserables ropajes era el modus vivendi de la condenación.
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La Balada del Cadáver de Rollinat.
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Cuando en el campanario vecino el alma voló muy recto
y dijo a la vieja campana: "¡Repica! ¡Hace falta que tintinees!"
El cadáver emplomado del que el calor mengua,
nariz reducida, boca abierta y pupilas apagadas,
se hace rígido llevando la más pálida de las pieles.
Además, el Ángel negro murmura a este pedazo de carne:
"Que se te añore o no, ataúd querido o no querido,
con o sin honores, todo desnudo como traje,
a seis pies dentro del suelo tú sufrirás, querido mío,
¡la podredumbre lenta y el aburrimiento del esqueleto!"
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Después de la puesta en el ataúd, se procede al cortejo:
Ahora bien, tan poco de llanto verdadero y tanto de lágrimas fingidas
inflan el ojo de los seguidores del cortejo, que la Muerte que les ve,
encuentra otra vez sobre su máscara donde los estupores están pintados
la mueca del grito, del reproche y de los lamentos.
El órgano desesperado ruge como el mar,
El canto gregoriano de las cavernas se arrastra con un sollozo amargo
y el incensario vacila con su perfumador;
pero todo eso, para el cadáver, canta sobre el mismo aire
la podredumbre lenta y el aburrimiento del esqueleto.
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Durante el horrible trayecto, el cadáver sueña con pavor
que se le va a perder al fondo de eternos laberintos;
sobre sus manos, sobre sus pies, sobre todo su cuerpo tan frío
la muerte cada vez más incrusta sus huellas,
y la mortaja pegándose aprieta sus abrazos.
El cadáver cae dentro de la fosa, y pronto recubierto
de arcilla y de guijarros mezclados de pasto verde,
el desgraciado difunto, dentro de una noche completa,
se escucha significar por la boca del gusano
la podredumbre lenta y el aburrimiento del esqueleto.
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ENVÍO
¡Oh! que te sea dado, Llama, hermana del relámpago,
a ti, Demonio tan puro que hace chasquear dentro del aire
tu lengua a los siete colores, elástica y locuela,
el salvar al cadáver, con tu beso claro,
la podredumbre lenta y el aburrimiento del esqueleto.

EL REPIQUE DE LAS CAMPANAS

Cada día dentro de la basílica
ellas lloran por nuevos muertos,
punzando como los remordimientos
con su sonido melancólico.
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Es la llamada grave y simbólica
que escucho en el albergue y fuera de él.
Con tu sollozo metálico,
¡vieja campana, como tú me muerdes!
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¡Por desgracia! mi alma está destinada,
cuando el horrible repique resuena,
a chillar como una alma condenada,
ya que es la voz que me advierte
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que pronto el tren mortuorio
me llevará como un paquete,
y que para la última de las camas
yo debo preparar mi sudario.

LA SOCIEDAD FÚNEBRE

Bienvenido al Reino de los Muertos
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LA MORGUE de Rollinat
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Aquellos que el ojo del público ofende,
-ahogados, colgados, asesinados,-
ellos están allí, detrás de un vitral,
sobre las camas de mármol inclinados.
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Los grifos de cobre sucio
hacen su ruido monótono y frío
al fondo de la terrible sala
llena de silencio y de pavor.
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En la bóveda, un montón de ropa arrugada
cuelga, distinguidamente apestada:
harapos siniestros y extravagantes
¡donde más de un muerto fermentó!
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Rostros inflados y deformes;
cráneos aplastados o partidos;
torsos acribillados, vientres enormes,
cuellos cortados y miembros retorcidos:
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Ellos reposan como las masas,
demasiado podridas para la villa Clamart,
esbozando todas las muecas
del infierno y de la pesadilla.
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Pero esto es del horror conmovedor,
ya que ellos conservaron dentro de la muerte
el desamparo del terror
y la revuelta del remordimiento.
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Y dentro de un estupor que aflige,
la mirada fija y sin brillo,
muchos grandes y muchos pequeños cadáveres
parecen asombrarse de estar allí.
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Esto es más que, vírgenes y cortesanas,
aquellos de los palacios y de los cuchitriles,
citadinos y campesinos,
los mendigos y los dandys,
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Todos, llenos de hambre o llenos de altivez,
cuando ellos perecen desconocidos,
son traídos al puesto de la Morgue,
¡uno al lado del otro, ensangrentados y desnudos!
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Y la multitud cruel y curiosa
viene a mirar de reojo estos espectros repugnantes,
y se esfuma, ruidosa y ruiseña,
habladora de todo, salvo de los cadáveres.
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Pero estos muertos son la querida pastura
de mis miradas alucinadas.
- y yo compadezco vuestra podredumbre,
¡oh cadáveres desgraciados, infortunados!

LA VISIÓN DEL ATAÚD

El carpintero entró, su regla para medir en la mano,
y dice: "¡Buen día! Lo que se entierra mañana,
¿dónde pues está? Veamos. ¡Yo vengo a tomar medida!"
Y como él se adelantaba al fondo de la casa en ruinas,
vió sobre un lecho siniestro y descubierto
al muerto cubierto de una sábana innoblemente sucia.
Vagamente bajo la tela se adivinaban las formas;
un brazo salía de la ropa, y las moscas enormes
volaban con furor alrededor de la cabecera.
Sobre una silla usada un cirio se acababa,
su luz expirante iluminaba el cadáver
y dejaba entrever esta escena que aflige:
Acuclillada a la distancia, pálida y desnuda a medias,
una mujer lloraba en silencio; - ¡Oh! ¡Piedad,
piedad para la pena de esta pobre esposa! -
Mientras que su niño, implacable diablillo,
mordisqueaba su seno magro y le chupaba la sangre.
Este pequeño cuerpo enclenque se retorcía estremeciendo,
los dedos crispados, el ojo blanco y la cara verde:
La peste difundía como una boca abierta,
y la cruel canícula en plena irrupción
ensanchaba otra vez la horrible infección.
El obrero sofocado retrocede hacia la puerta
y dice: "¡Esto es espantoso! ¡Que el diablo me lleve
si nunca sintió podredumbre a este punto!
¿Qué? ¿Usted cuidaba este cuerpo y no se ahogaba no?
¡Diantres! ¡Usted tenía el corazón bueno, ciudadana!
Pero yo hago todos los días tres ataúdes en promedio:
El traje de madera y del que los botones son los tornillos,
yo lo pongo a cada uno, al padre como a los hijos,
a los ricos como a los pordioseros, a las chicas como a la virgen,
y yo mido mis longitudes a la luz de los cirios.
Sí, puesto que todo el mundo tiene necesidad de mi arte,
yo voy de la casa del cura al fondo del burdel;
¡Eh bien! desde hace veinte años que yo hago mi trabajo,
¡y yo no vi otra vez semejante carroña!
lo hará quien tendrá voluntad, su ataúd, ¡entiéndame!"
- Y, sin levantar los ojos, la pobre arrodillada,
azulada de fatiga y de dolor supremo,
respondió simplemente: "Yo lo haré a mí misma."

lunes, 23 de agosto de 2010

LA AGONÍA LENTA DE LOS TÍSICOS

Se ve salir, el verano, por los soberbios tiempos,
los tísicos lentos, endebles y temblorosos;
ellos buscan, el ojo vidrioso y bañado de misterio,
dentro de una grande alameda, un viejo banco solitario
y que el sol cuece dentro de su iluminación.
Entonces, estos desgraciados se sientan ávidamente,
y delicados, encorvados, pálidos como los mármoles
observan vagamente el verdor de los árboles.
A veces los paseantes con las miradas descaradas
echan el ojo a estos parias por el mal atontados,
y nunca la piedad, tanto como la revisión dura,
aparecen sobre su cara tan tonta como dura.
Demasiado plácidos para sentir los lutos y los pavores,
ellos fuman delante de ellos, indiferentes y fríos,
y el olor del cigarro, envenenando la brisa;
causa a estos moribundos una tos que les vence.
Ellos, los martirizados, ellos, los cadaverosos,
como deben sufrir de este contraste horrible
donde la salud pública con su ironía
¡se burla de su miserable y cruel agonía!
Para ellos, cuyos pulmones marchitos desde la cuna
se disipan, hora por hora y pedazo por pedazo,
¡nada de exhalación consolante que abre paso a sus tinieblas!
Además, ellos son asaltados de presagios fúnebres,
teniendo en pleno mediodía, en un azur que hierve,
la hostilidad nocturna y de mala fama del búho:
Un cortejo reencontrado cerca de una basílica;
un carpintero pálido, con el aire melancólico,
que transporta un ataúd apenas cepillado,
donde ya la tapadera en cúpula es ajustada;
un lúgubre paseante que la edad arruga y achaca,
que se habla a él mismo arrastrando su esqueleto
y que responde quizá a algún viejo remordimiento;
una mano que vuelve a poner los "avisos" de muerto;
un sacerdote encapuchado, como un amarillo trapense:
Todas estas visiones se obstinan en su pista.
El término de su vida, ¡por desgracia! ¡va pues a vencer!
¡Ellos lo saben! el que explora su escupidera
dejó demasiado ver sobre su figura falsa,
para que ellos no piensen más que se va a cavar su fosa.

¡Oh! yo reencontré a más de uno por los caminos
que ocultaba a medias su cabeza dentro de sus manos
delante de un coche fúnebre llegando al cementerio;
¡y yo sentí llorar mi alma toda entera!

¿A cuáles estremecimientos, a cuál intenso horror
son condenados estos vivos agobiados de terror,
cuando ellos vuelven al anochecer, en el ocaso del otoño,
dentro de su alcoba tibia, vieja y monótona?

Presos de la más sombría alucinación,
dentro de un mórbido arrebato de imaginación,
bajo un mal que les mina y que les extenúa
¿Osan suponer que su fin llegó,
para asistir por anticipado a su entierro?
¿Ven a los invitados entrar siniestramente
dentro del cuarto donde su ataúd estrecho y mal atornillado
sopla la peste infecta y condensada?
¿Escuchan charlar a los enterradores en voz baja?
¿Ellos sienten que se levanta y que se lleva allí
bajo las bocanadas blancas del lento carro
la madera rectangular donde yace su podredumbre?
Dentro de lo claro, con los acordes de un órgano nasal,
sobre el alto catafalco, en el centro de una niebla
de incienso, que se hace quemar al lado de ellos sobre la piedra
para combatir el olor escapándose de su ataúd,
entre los cirios grises con los resplandores de farol,
llamados por las voces que ahogan el sollozo
y llorados por los cantos de un lamento infinito,
¿ven ellos que se está al final de la ceremonia
mortuoria, y que se les va a tirar dentro del agujero?
La entrada al cementerio, -un suelo viscoso y flexible,-
los enterradores al borde de la fosa que se ofrece,
el brusco nudo corredizo que se pasa alrededor del ataúd
que se zampa y desciende como una cubeta dentro de un pozo;
el choque mate del ataúd al fondo del abismo, y además,
al final, los guijarros, las piedras y la arcilla
que golpean en sacudidas sordas su tapadera frágil,
todo eso pasa en estremecimientos afligidos
en lo más hondo de su alma y de sus huesos gélidos,
y dentro de un soliloquio amargo y tuberculoso,
no pudiendo dominar el supremo pánico,
ellos gritan: "¡Indulto!" al Destino que responde: "No, la Muerte."

Así yo fantaseo, y ofrezco a ustedes que el spleen muerde,
a ustedes, pálidos mártires, más condenados que el Tántalo,
estos versos negros inspirados por la Musa fatal.

ENTIERRO EN EL TIEMPO

- Tocó fuerte, fui bien rápido a abrir la puerta,
y yo vi un gran baúl horriblemente oblongo
cerca del cual se mantenía un pequeño hombre rubio,
que me dijo: "Señor, es el ataúd que yo traigo."
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Y yo bañé de llanto la pobre cara muerta,
mientras que los portadores entraban por el salón.
Fuera, un vecino rascaba el violín,
y los pájaros cantaban. - "¡Diablos! ¡El olor es fuerte!"
.
.
dijo uno de los hombres de negro. -"¿así nosotros somos? - ¡vale!"
replicó el otro. -¡por desgracia! Y el cuerpo fue agarrado,
y se le llevaba ya para cerrar la caja mortuoria,
.
.
cuando los dos, con una inolvidable voz,
me dijeron azotando uno de los extremos del sudario:
"¿Usted gusta volver a verle una última vez?"-

AMANTE SEPULTADO PARA SIEMPRE

Te sepulto para siempre,
ídolo tan remilgado y tan falso:
Dentro del olvido yo cavó la fosa
oblonga y fría donde yo te pongo.
.
.
No creo que sobre mis cumbres
¡hasta a mí tu espectro se alce!
te sepulto para siempre,
ídolo tan remilgado y tan falso.
.
.
Yo estoy muy sólo en el mundo, pero
contra mí mismo yo me sostengo,
y el ascetismo que yo me pongo
me volverá a vestir en adelante:
Te sepulto para siempre.

LOS SUSPIROS DE LOS AMANTES

Nuestros suspiros se van dentro de la tumba
como las respiraciones dentro de la noche,
y nuestros lamentos son un vano ruido
como los de la paloma.
.
.
Todo toma su vuelo y todo vuelve a caer,
¡todo echa raíces y todo se fuga!
Nuestros suspiros se van dentro de la tumba
como las respiraciones dentro de la noche.
.
.
Es siempre la muerte que domina
al nuevo que amor que seduce,
y paso a paso, la muerte nos sigue
dentro de la voluptuosidad que nos emploma.
Nuestros suspiros se van dentro de la tumba.

LA INEVITABILIDAD DE LA ANGUSTIA

Angustia: Sentimiento que acompaña invariablemente al hombre pues es expresión de la conciencia de su inevitable libertad.

"EL HOMBRE ESTÁ CONDENADO A SER LIBRE"

"el hombre es angustia. Esto significa que el hombre que se compromete y que se da cuenta de que es no sólo el que elige ser, sino también un legislador, que elige al mismo tiempo que a sí mismo a la humanidad entera, no puede escapar al sentimiento de su total y profunda responsabilidad."

"el hombre es angustia. Si la libertad es la esencia del hombre y la angustia es la toma de conciencia de la libertad, entonces la angustia está en el fondo de nuestro ser, pues es el sentimiento de nosotros mismos, de nuestra libertad.


La Angustia de Rollinat

Desde que el Horror me fascina,
soy el pájaro de esta serpiente.
Yo creo que siempre se me asesina,
que se me envenena o que se me cuelga.

La Unidad se duplica y se triplica
delante de mi ojo aterrorizado,
y el Simple llega a ser múltiple
con una atroz claridad.

Para mi oído, un pie que roza
los peldaños de mi escalera,
sobre los tejados un gato que maúlla,
dentro de la calle un grito de transportista.

El silbido de las locomotoras,
el canto lejano del deshollinador,
mucho ruido tiene notas quejumbrosas
y se tonaliza en menor medida.

En vano todo el día, dentro de la nube
yo hundo un ojo aventurero,
tan pronto como la nube se acerca
yo inclino mi frente desgraciada,

Ya que, llegando a ser verde y despavorido,
la Luna interroga mi miedo,
y tan fijamente me observa,
que yo retrocedo con estupor.

La cama de madera amarilla donde yo me acuesto
me hace el efecto de un gran ataúd.
Esto que yo veo, esto que yo toco,
sonidos, perfumes, todo supura el luto.

En todas partes mi acercamiento es cubierto de vergüenza,
se me teme como la desgracia,
y se le encuentra la ironía
a la sonrisa de mi dolor.

Mi sueño es lleno de sombras fúnebres,
y la antorcha de mi razón
lucha en vano contra las tinieblas
de la locura... en el horizonte.

La mujer que amaba está muerta,
el amigo que me quedaba me perjudicó,
y el Suicidio en mi puerta
llama y vuelve a llamar, día y noche.

Por último, Satán solo puede decirme
si él nunca sufrió tanto,
y si mi corazón debe maldecirle
o envidiarle dentro de su infierno.

RISA DE GUASÓN

Risa nerviosa y sarcástica
que hace gesticular el dolor,
y de la que el timbre satánico
es la música de la desgracia;
.
risa del paria salvaje,
cuando, de un gesto rápido y loco,
él pone el veneno dentro de su boca
o se ata la cuerda al cuello;
.
risa más amarga que un lamento,
más dolorosa que un mal punzante,
más siniestra que una canción de lamento,
risa atroz con el llanto contiguo;
.
Sarcasmo íntimo, inexorable,
volviendo a subir como una náusea
en los labios de la miserable
que se vende al transeúnte burlón:
.
Puesto que, dentro de todos mis sufrimientos,
tu ironía cruel me muerde,
y que en todas mis esperanzas
tu explosión chirría: "¡A vida o muerte!"
.
Yo te ofrezco esta Fantasía
donde yo saboreé sin terror
la abominable poesía
de tu prodigioso horror.
.
Quiero que sobre estos versos tú bañes
tus largas carcajadas recias y estridentes,
y que en ellos tú vibres, tú chasquees,
¡como la llama en los chorros ardientes!
.
Reí la risa del manicomio,
a la muerte de un padre adorado;
Reí, cuando dentro de todo mi ser
se hundía el Dies irae;
.
La noche donde mi amante está muerta,
reí, ¡socarrón y peligroso!
- "¡No quiero más que esto me lo arrastre!"
gritaba con una risa horrible.
.
Reí, -¡qué supremo escándalo!-
la mañana donde reconocí
en la Morgue, sobre una losa,
¡a mi mejor amigo, verde y desnudo!
.
Río dentro de los amores fúnebres
donde se les abandona y se les reduce al mínimo;
río cuando en el fondo de las tinieblas,
el Miedo me llama y me persigue.
.
Río del mal que me devora;
río sobre la tierra y sobre las olas;
río siempre, río otra vez
¡con el corazón lleno de sollozos!
.
Y cuando la Muerte dulce y bendita
me gritará: "¡Poeta! ¡Por nosotros dos!"
el estertor de mi agonía
¡no será más que una risa repugnante!

DE SUS LÁGRIMAS ABANDONADO

El cráneo de los sufrientes vulgares
es un cielo casi nunca negro,
un cielo donde no se eleve mucho
la abominable desesperanza.
.
Cada nube que atraviesa
corriendo este azur que reluce,
se muere en un suave chaparrón
tranquilizador como la noche.
.
Una lluvia exquisita de lágrimas
sin esfuerzos surge a raudales,
extinguiendo el fuego de las alarmas
y ahogando los crueles sollozos.
.
Entonces para estas almas gordas
en el martirio superficial,
las ilusiones de vuelta
se matizan en el arcoiris.
.
Pero el cerebro del solitario,
viejo niño de pecho del terror,
es una cueva llena de misterio
y de vertiginoso horror.
.
Del fondo de la opacidad sucia
donde se pudre la esperanza enterrada,
una voz grita: "¡Nada de gracia!
¡No! ¡Nada de gracia al atormentado!"
.
Cerca de las iras sin valentía
y que no tienen más que ponerse en cuclillas,
la resignación que rabia
se rebela ya dentro de un suspiro,
.
y como un buitre fantástico,
con un ojo duro y profundo,
¡la fatalidad despótica
extiende sus alas en el techo!
.
Cráneo más terrible que una cueva
de serpientes venenosas y frías,
donde ni un rayo de día entra
para iluminar tanto pavor,
.
¡por tus ojos, aberturas fúnebres,
no entreabriéndose más que sobre las desgracias,
tus pesadas nubes de tinieblas
no se mueren nunca en llanto!
.
¡Oh! cuando, roído de inquietudes,
se va gimiendo por los caminos,
a la más profunda de las soledades,
¡no poder llorar dentro de sus manos!
.
Envidiar estos dolores de madres
teniendo al menos para desahogarse
el torrente de las lágrimas amargas
¡que la muerte solo puede secar!
.
Cuando se querría confundirse en manantial
y chorrear como la sangre,
¡por desgracia! ¡no tener otro recurso
que gesticular chirriando!
.
¡Oh! bajo el remordimiento que os ahonda,
morder sus puños crispados, ¡con
el párpado cadaveroso
y el ojo implacablemente seco!
.
¡Oh sensitiva hechicera!,
sauce llorón delicioso,
derrama para siempre sobre mi desamparo
¡el rosado agrio de tus ojos!
.
¡Que tu lamento humecte mi vida!
¡Que tu sollozo moje el mío!
¡Llora! ¡Llora! ¡Mi yo te envidia
viéndote llorar tan bien!
.
Ya que, en este momento, mi negro martirio,
de sus lágrimas abandonado,
para llorar no tiene más que la risa,
¡la risa atroz del condenado!

domingo, 22 de agosto de 2010

CORAZÓN ARCHIMUERTO

Soñaba que mi corazón flotaba dentro del castillo
encima de una copa extraña y polvorienta:
- ¡Para allí sangrar, seguramente! ¡Ya que su herida es tan deslucida
que el tiempo ya regresa otra vez el cuchillo!
.
¿Eh qué? La cosa entonces estaba excesivamente horrible:
Ni la muela del spleen, ni los martillazos
de la desgracia, ni la angustia con las mandíbulas del torno
podían expresar su púrpura doloroso.
.
¡Mi corazón vive! me hablaba fuertemente, él palpita; ¡él siente!
yo percibo su tic-tac, y desde luego, es de la sangre,
¡de la sangre que va a verter de su herida abierta!
.
¡Pero no! Él estaba muerto, archimuerto, y tan madurado,
que una lágrima de pus nauseabunda y verde
supura lentamente como el agua de un viejo muro.

NATURALEZA COMULGABA CON MI DESESPERANZA

Era cerca del ocaso de un día de canícula,
justo en el primer instante del crepúsculo
que la brisa aletargada espera para escaparse,
el ave para esconderse, el sapo para reptar,
donde la flor vuelve a cerrarse así como un párpado,
y que hace estremecerse al árbol y canturrear a la piedra.
Solo, a pasos discontinuos, distraídos y torpes,
yo atravesaba el más salvaje de los lugares,
en los despeñaderos desconocidos por los turistas.
¡Oh! Estaba bien esto que necesitaba a mis ojos tristes.
Peñascos, brezales, bosques, montes, rastrojos ásperos
en los pequeños árboles torcidos, desmedrados y cortados,
toda esta naturaleza ebria de fantasía
rezumaba la somnolencia y el salvajismo.
Así como yo bebí la sombra, y hablé a solas
sobre este montón rocoso, confuso y desmembrado,
cerca de los barrancos muy abiertos como los pozos de éxtasis,
y dentro de estos terrenos planos donde los remolinos de lodo,
bajo las nubes bajas de un verde de vitriolo,
se revelaban a lo lejos por la danza del sol
y por un bullicio de juncos achaparrados y empinados.
Una lluviecita con las gotitas frías
empapaba lentamente estas vegetaciones y estos agujeros,
y todo hacia allá, en el fondo de los lejanos grises y rojos,
el sol cubierto de bruma se desplomaba sobre la cima
de los bosques dominando el río, -un abismo
impetuoso y sordo que se precipitaba
contra los altos granitos donde su vapor ascendía.
Muy sólo dentro de este desierto árido y pintoresco
del que los matorrales parecían sacados de una pintura,
yo erraba, aventurándome sobre los ascensos al pico,
escalando las rocas, deslizándome como un áspid
a través de las gramas humectadas por la bruma,
y hundiéndome entre las piedras llenas de escoria
Los alientos de cerca y de los grandes vegetales
sobre las alas del viento me llegaban de las mesetas,
y dentro de los aires enfriados y cada vez más pálidos,
los pájaros arremolinadores graznaban con largos estertores
otra vez inauditos para mí, el ser indiscreto
del que el campo hizo su interlocutor;
para mí que puedo comprender todos los gritos del espacio
y distinguir el ruido de una hormiga que pasa.
En todas partes la soledad inmensa donde las rocas negras
se alzaban de lado a lado en forma de apagavelas
y liberando de su inmovilidad misma
un fatidismo intenso y de un horror supremo.
Y todo eso sufría tanto como yo,
que allí podía mirar mi dolorosa conmoción
y todos los sobresaltos de mi triste pensamiento:
Bien antes de que la noche misma hubiera comenzado,
esperaba que el valle, o la ola, o el barranco,
con el sonido de la voz de un espectro y de un adivino
continuaría mi salvaje y afligido soliloquio.
Mientras que la niebla colgaba como un andrajo
sobre el torrente espumoso que aullaba a mis pies,
una casa solariega me mostraba sus bloques estropeados,
y, mezclando su ruina a mi desesperanza,
importunaba mi vista a fuerza de atracción.
Un cierto trozo de muro sobre todo: gran devastado
de la melancolía y de lo viejo,
masa esperando el término inminente de su caída,
actualizada como un esqueleto y del que la morgue cruda
le daba un aire grave y del más allá de los tiempos
que parecía desafiar el rayo y los vientos del sur.
¿El eco se volvía doble, y por imposible
el silencio se tendría una fórmula audible
dentro de este desierto horadado, tortuoso y jorobado?
Seguramente entonces mi oído percibió
los murmullos apagados, asfixiados y monótonos,
pareciendo venir del fondo de invisibles cisternas:
Algo vago y más consternado
que el vagido de un niño recién nacido,
como la risa horrible de un monstruo inconcebible
que se quejaba muy a lo lejos dentro de una cueva imposible de encontrar.
Ahora bien, todos estos ruidos estaban tan sugeridos, tan furtivos,
tan melódicamente menores y tan lastimeros,
que en medio de las retamas acercándose a mis hombros
yo lloré dentro del viento como los pobres sauces,
y, el corazón lleno de pavores sagrados y solemnes,
agradecido de las rocas de ser también fraternales
para con el desgraciado novio de la tumba
quien las consideraba a la hora donde la noche cae.
Y me dije: "Yo soy el Peregrino atormentado
por la naturaleza: a mí su plena intimidad
que me interroga o bien que me escucha a toda hora,
¡y que sabe el secreto de las lágrimas que yo lloro!
Yo la amo y yo la temo, ya que yo siento en todos los lugares
abrirse y cerrarse sus invisibles ojos
móviles y videntes como los ojos de un ser,
y cuya ubicuidad me abraza y me penetra;
ya que sé que su alma tiene la intuición
de mi alma donde se retuerce la desolación,
y que, para estar diseminada y nunca agotada,
ella no es menos que la hermana de mi pensamiento:
viendo el aspecto duro y terrible que ellos tienen
yo llego a fantasear que los peñascos no son
más que una fijación de fecha de su revuelta antigua;
mi vértigo es el suyo; mi dolor es el suyo;
ella sufre con un taciturno espanto
el misterio infinito de su principio
y del destino tenebroso que persiguen las cosas
dentro del curso impuesto de sus metamorfosis.
Sus flores son el oropel de un flanco martirizado;
a ella misma, su primavera no es más que un luto disfrazado
y su orden aparente, formal y mecánico,
más que la aceptación de una esclavitud malvada.
En adelante resignada al destino que la muerde,
ella produce sin cese pensando que la muerte,
los cambios radicales y los caos fúnebres
duermen dentro de la duración en el vientre de las tinieblas;
y sus sueños que son los míos hacen su torpeza,
su despeinado, su temor, su estupor,
¡su ráfaga que brama y su cielo que medita!"
Así comprendía a la naturaleza maldita,
así dentro de este barranco, delante de esta vieja casa solariega,
ella comulgaba con mi desesperanza,
y daba ritmo por niveles a su spleen espantoso
con los latidos de mi corazón lamentable.
Mientras que la noche venida a este momento
arrastraba su gradual y taciturna modestia
dentro del color y el ruido, dentro del soplido y del aroma,
y mojaba lentamente de su llanto de fantasma
a los malos hongos muy hinchados de venenos.
Los árboles figurando demonios y seres deformes
parecían menos prisioneros que fastidiosos de la tierra
que ellos recubrían de pavor, de fantasía y de misterio.
Bajo la lividez sideral de los cielos
los búhos maullaban un suspiro ansioso
y las serpientes guardacaminos pasaban dentro de la llovizna.
Es entonces que la sombría y lúgubre ruina
me pareció netamente pintada sobre la niebla,
y que el trozo de muro color de coche fúnebre
pareció estremecerse sobre la colina oscura
y se puso a brillar muy negro en el claro de luna.
¿Pero de dónde me llegaba pues esta espantosa voz?
¡Oh! esto no era ni el agua, ni el viento, ni los árboles
de los que las ramas chasqueaban como banderolas,
¡que descargaban sobre mí estas terrible palabras!
¡No! esta voz venía de las ruinas: era
la casa nostálgica y loca que sollozaba
su lamento furioso, íntimo y familiar
y que aullaba de aburrimiento dentro de sus grilletes de hiedra.
Y eso resonaba como un Dies Irae
que la muerte a ella misma habría vociferado:
¡Esto era el chillido de la piedra que sufre!
Y de repente, el ataúd se entreabrió como un abismo
al fondo de la pesadilla que me raptaba del suelo;
yo me vi cadáver embalsamado de fenol;
el mundo con la mirada seca y fría como una limosna
silbó la partida de mi ataúd en madera amarilla,
y yo circulé dentro de la sombra, para siempre arrastrado,
equipaje de la tumba y de la eternidad.

FUGITIVOS COMO UN OLEAJE SOBRE EL MAR

El hombre es un duende que cae en la muerte,
gran pozo siempre muy abierto sin cuerda ni brocal
y del que el agua taciturna eternamente duerme
bajo el horror que la emploma y el olvido que la hiela.
.
Este ángel femenino que caminaba sin pavor,
al borde de los lagos cantadores donde los céfiros se mojan,
¡Vea como es blanco! ¡Toque como está frío!
Ahí está ya que apesta y que los gusanos ya reptan.
.
¿La esperanza? ¡El deseo! ¿El Amor? ¡La locura!
¿La gloria? ¡Triste flor muerta reventando en la tierra!
La ilusión se enfrenta a la realidad
y nuestra certeza equivale al misterio.
.
La voluptuosidad nos usa y rasca nuestros cabellos;
nosotros no sobresalimos tan bien que con el propósito de mejor desaparecer,
y cuando el hombre insensato vocifera: "¡Yo quiero!"
la enfermedad llega y le responde: "¡Quizá!"
.
¡Oh! Es la grande piedad de ver el ápice orgulloso
¡mostrar el puño al cielo babeando de rencor!
son muertos hoy aquellos que reinaban ayer:
¡nada de indultos! La muerte no puede obsequiarlos en nadie.
.
Y mientras que su falsificación reluce en el horizonte,
la vida es una cloaca donde todo ser chapotea;
la mujer con su corazón, el hombre con su razón,
se revuelcan en el mal como un puerco dentro de su chiquero.
.
El filósofo dice: "¡La Vida es un combate!"
Sufrir, es merecer; disfrutar, ¡es ser cobarde!"
Pero ahí está que gime, se estremece y se debate
bajo la invisible mano que nunca nos suelta.
.
El poeta, olvidando que él es de carne y de hueso,
deprava su espíritu dentro de un sueño imposible;
y el éxtasis dentro del ojo, y la quimera en la espalda
vuela al abismo final como una bala hacia el blanco.
.
Cuando nuestra hora es marcada en el reloj clandestino,
¡Adiós parientes, amigos! ¡Hundámonos dentro de las tinieblas!
Es el último tributo que se le debe al Destino
que apisona nuestra ceniza con sus pies fúnebres.
.
Nosotros pasamos fugitivos como un oleaje sobre el mar;
nosotros salimos de la nada para caer allí otra vez,
y el infinito nos mira de reojo con una risa amarga
fantaseando en lo finito que sin cesar devora.

sábado, 21 de agosto de 2010

DE LA MORAL ILEGAL A LA NEUROSIS INMORAL

Se tuvo la oportunidad valiosa de asistir y participar como público en el Coloquio Internacional de Historia del Arte, que fue llevado a cabo en el Ex-Convento de Santo Domingo, en la bella ciudad turística de San Cristóbal de las Casas, del domingo 29 de noviembre al jueves 3 de diciembre del año pasado.

Esta imagen fue la base para el cartel que promocionó este magnífico evento traído hasta tierras chiapanecas.

El Bien y El Mal, el árbol de la moral, ¿a quién beneficia la moral? ¿se puede contraponer la moral a la Ley? ¿la moral es una herramienta de sometimiento para que los que se portan mal tengan atemorizados a los que se deben portar bien y ser sumisos? ¿la moral sirve para justificar que aprovechándose de la ingenuidad y nobleza de la gente se tiene a más súbditos anestesiados para no intervenir y modificar la realidad que se vive?

Se llega al último capítulo "Las Tinieblas" del emocionante libro "Las Neurosis" de Maurice Rollinat, quien padeció una vida atormentada y a través de la escritura ha comunicado a la posteridad cómo se percibe la vida bajo las cadenas esclavizadoras de Las Neurosis, que por ello ya se ha citado que Ruben Darío afirmó sobre Rollinat: "Dios haya, por fin, en la eternidad, libertado del dolor el alma del que fue condenado en vida, y salve a los poetas de buena voluntad del imperio de las tinieblas enemigas".

No debería suceder en plena modernidad del siglo XXI que siga habiendo seres humanos condenados a vivir en una neurosis inoculada que beneficia únicamente a quien consigue los beneficios de la explotación y del ambiente de polarización y tensión permanente en los países subdesarrollados.

PAVOR VAMPIRO

Con un sol languideciente dentro de horribles síncopes,
mis spleens malsanos
evocaban sobre mi caso los diversos horóscopos
de las medicinas.
En todas partes la soledad inquietante, hostil,
donde cada agujero
tenía un mal grito de insecto, de reptil
y de búho.
Estaba dentro de un camino desierto, ocupando el abismo
y el calabozo,
donde la tormenta inminente soplaba un viento de azufre
espeso y caliente,
dentro de un camino bordeado de gigantescos arbustos
que daban miedo,
y de rocas mutiladas que se mostraban sus heridas
con estupor.
Y yo iba, consternado, pensando: "¡Mi mal dominio!"
tomando mis pulsos,
y roído por el pavor, por este pavor vampiro
como los piojos;
cuando de repente, irguiéndose dentro de la bruma uniforme
delante de mis pasos,
un gran Señor con un sombrero alto
me dice muy bajo
estas palabras que se concordaban con la perfidia
de su interrelación:
- "Tome cuidado: ya que usted tiene la enfermedad
de la que yo estoy muerto."

BANDA DE LOBOS EN CACERÍA

Venía de franquear la barrera aislada,
y el estupor nocturno iba siempre creciendo
del barranco tortuoso en el paseo sin existir,
cuando de repente escuché un ruido ronco y penetrante.
Era ya bien lejos de toda granja,
dentro de una depresión inclinada por una cruz podrida
de la que los viejos brazos parecían predecir el destino:
También, el miedo, con su estremecimiento clandestino,
me sorprendió y me tuvo bruscamente en alerta,
ya que a cien pasos de mí, allá, yo estaba seguro,
el gran líder de los lobos aullaba dentro de la noche verde.

Él se acercaba, guiando su banda embrujada
que cautivaba apenas un hechizo muy poderoso,
y que, llena de hambre, fatigada, flaca y sarnosa,
compacta alrededor de él, trotaba chillando.
La banda de lobos mostraba, con una sorda furia,
sus formidables colmillos que soñaban la matanza,
y sus ojos que brillaban como un fuego mal extinto;
mientras que siempre cada vez más distinto,
grave, dejando desplazar como flotando su carruaje abierto,
y golpeando el aire enfriado de su látigo serpentino,
el gran líder de los lobos aullaba dentro de la noche verde.

La lechuza lanzaba su lamento maullado,
y malos suspiros pasaban gimiendo,
cuando, empinado como un muerto delante de su mausoleo,
él se vino cerca de una roca repugnante y gesticulante.
Todas acuclilladas en círculo sobre el brezal marchito,
las fieras observaban con un aire de ensueño
correr los reflejos blancos de una luna de estaño;
y de pie, surgiendo en medio del agua, la tez
lívida, el ojo ardido de un resplandor inerte,
espectro encapuchado como un monje benedictino,
el gran líder de los lobos aullaba dentro de la noche verde.

Pero ahí está que del fondo del triste valle
una yegua perdida acude relinchando,
babosa, las crines rectas, encolerizada, despeinada,
y se abalanza a través de la banda soñando despierta.
Rápidos como el relámpago, todos, ebrios de barbarie
no hicieron más que un solo brinco sobre la yegua asombrada.
¡Horror! Bajo este bonito cielo de nácar y de satén,
ellos comían el cerebro y hurgaban el intestino
de la pobre yegua que ellos habían escondido;
y para animarlos en su horrible festín,
el gran líder de los lobos aullaba dentro de la noche verde.

En vano, reptando en lo bajo de la cruz desolada,
yo sentía mis cabellos blanquear erizándose,
y la voz desfallecer dentro de mi garganta sofocada:
había bebido este espectáculo atroz y sobrecogedor.
Además, después de un momento de esta carnicería
ciego, en el extremo de la rabia y la glotonería,
harto, lamiendo su pelo que la sangre había teñido,
toda la banda abandonó su informe botín,
y cuando él desapareció sospechoso y con un paso alerta,
lleno de prisa, en los primeros reflejos de la mañana,
el gran líder de los lobos aullaba dentro de la noche verde.



ENVÍO

Monarca del Gran Arte, paroxista y altivo,
aprende que si a veces en la hora de Duende,
temí de avanzar sobre el páramo desierto,
es que para mi oído, en el horizonte lejano,
el gran líder de los lobos aullaba dentro de la noche verde-

AL DESCUBIERTO POR LA LUNA

La Serpiente Guardacaminos merodeaba con el ratón calvo,
cuando sobre el claro en la alfombra que reverdece
la Luna disparó su sonrisa voluble
y pusó a cada hoja un recubrimiento de plata malva.

Y yo enviaba del fondo de este bosque salvaje
una mirada de mi corazón al astro tornasolado
que paseaba sobre la hierba un reflejo vacilante
así como una vigilante en medio de una alcoba:

De repente, yo vi un ser horriblemente enfermizo
que recolectaba aquí y allá las flores, un poco mudo.
Y todos los ruidos de la noche que me parecían tan simples,

este bosque paralizado, esta Luna encima,
me hicieron estremecerme, cuando yo me di cuenta
que tenía delante de mí a la buscadora de Simples.

EL REGALO DE ADIÓS DE LA PREFERENCIA POR LA OSCURIDAD

Él era moreno, muy pálido, y siempre en luto riguroso;
sus palabras chasqueaban con un ruido de llamas,
y cortas chispas más frías que la hoja de un cuchillo
iluminaban a veces la bruma de su ojo.

Un mismo gusto por el arte y por los sombríos dramas,
la misma edad, la misma angustia del ataúd,
un igual infinito de tristeza y de orgullo
tuvieron rápido encadenados nuestros espíritus y nuestras almas.

A la larga, sin embargo, este ser ligero y negro
me inquietó sin tregua y tanto, que una noche,
me dije a mí mismo: "¡Oh! ¡si esto era el Diablo!"

- "entonces, ¿se intuyó, usted me prefiere a Dios?
¡Sea! Me voy, querido mío, pero por regalo de adiós,
¡yo os dejo el Miedo, el Miedo irremediable!"

LAS NOCHES EVOCATORIAS

Era tan despejado como a tres horas del anochecer,
cuando, cansado de fumar, de leer y de sentarme,
llevando conmigo el sueño que me agita,
abandoné mi cuarto y salí de mi albergue.
Y yo vagué. Todo el cielo estaba tan luminoso,
que los peñascos debían sentir pasar en ellos
las caricias de la Luna y los estremecimientos de las estrellas.
La terrible araña con tan fúnebres telarañas
parecía acechar de nuevo en el crepúsculo gris,
ya que los árboles del terreno en el otoño cadavérico
mostraban dentro de la claridad que congelaba su corteza
muchas copas canas y muchas ramas torcidas.
Era el día sin ruido, el día sin movimiento,
como vivió en otro tiempo la Bella en el Bosque Durmiente,
más bien hecho para los muertos que para nosotros: la sombra
que se volvía la aurora, a la hora donde todo es sombrío.
El aire tuvo la humedad exquisita del rayo,
y el objeto dibujado como por un lápiz
tomaba el aspecto diurno, y endeble, largo, enorme,
acusaba netamente su color y su forma.
Y el silencio, horrible y dulce muerte del ruido,
¡triunfaba bastante en este día lleno de noche
al abrigo del viento ronco y del transeúnte profano
bajo los centelleos del gran cielo diáfano!
El frío llegaba a ser tibio a fuerza de suavidad;
y, el gris de los muros, el verde de los postigos, el rojo
del tejado, la cuerda del pozo, las puntas de la veleta,
allí, al fondo del terreno, una vieja carretilla,
por tierra aquí y allá, las maderas y las herramientas,
toda especie de objetos, altos, planos, grandes y pequeños,
todo, hasta la arena fina como aquella de los arenales
se detallaba en el ojo así como dentro de los sueños.
Entonces, ¡qué misterio y qué extrañeza!
sin duda, ¿una mala suerte me iba a ser echada
por un fantasma blanco reencontrado sobre mi camino?
El hecho es que nunca más la fantástica bóveda
iluminó la tierra a esta hora de pavor:
Me veía tan bien que tenía miedo de mí.
La medianoche iba a sonar dentro de una media hora,
y siempre nada de viento, nada de manantial que llore,
nada más que el horrible silencio donde yo no escuchaba más
que el ruido regular de mis pasos resueltos;
ya que, en el fondo, saboreando mi lenta inquietud,
yo quería hundirme dentro de una soledad
espantosa, sin muros, sin chozas, sin caminos,
¡virgen de todas las miradas y de todos los pies humanos!
y yo llegué sobre una inmensa roca
cuando me recordé que tenía dentro de mi bolsillo
el breviario negro de los amantes de la Muerte,
esta obra que os quema tanto como ella os muerde,
que la caída dictó y que parece escrita
por la mano de Satán, la grande alma proscrita.
Sí, tenía allá sobre mí, dentro de este lugar desierto,
El Corazón Delator, y la Casa Usher,
Ligeia, Berenice y tantas otras historias
que hacen los días temerosos, las noches evocatorias,
y que no se lee nunca sin sentir estremecimiento sobre la piel.
¡Sí delicia y terror! tenía un libro de Edgar Poe:
Edgar Poe, el hechicero doloroso y macabro
que monta a su voluntad a la razón que se encabrita.
Solo, muy solo, en el centro del silencio inaudito,
¿tenía la palidez de un hombre desvanecido
cuando abrí la selección de siniestras novelas
que regalan el vértigo a los más machos cerebros?
¿Mis cabellos se erizaban, en este momento?
¡No lo se! Pero mi corazón batía tan fuertemente,
mi respiración estaba tan anhelante,
que yo les escuchaba a los dos: ¡oh!, ¡la espera
del fantasma previsto durante esta noche allí!
Y yo leí en voz baja Helena, Morella,
El Cuervo, El Retrato Oval, Berenice,
y, -¡que si yo lo hice mal que el Elevado me castigue!-
¡yo releí al Demonio de la Perversidad!
Además, cuando hube finalizado, vi en la claridad
del cielo iluminado como un techo mágico,
de pie sobre una roca un resucitado trágico
cubierto dentro del andrajo horrible de la tumba
y del que la mano sin carne sostenía un cuervo:
Loco, me doy a la fuga, acribillado por los rayos estelares,
¡y es desde este tiempo que yo tengo miedo de las noches claras!

EL SALONCITO FÚNEBRE

La dama con los cabellos largos y color de topacio
conserva dentro de su cuarto un mágico ataúd
tan fantásticamente vago y frágil a la mirada,
que tiene la apariencia vaporosa como un velo de gasa,


Ni cirios, ni caballetes, ni colgaduras de duelo.
El retrato dentro de su marco y la flor dentro de su florero,
muebles, espejos, alfombra, todo sonríe lleno de éxtasis;
y sin embargo, este saloncito es molesto para el orgullo.


Que la mañana ya filtra, o que la noche ya cae,
él inflige siempre el recuerdo de la tumba
y de la podredumbre a seis pies bajo el suelo:


Ya que el ataúd delgado exhala por bocanadas,
sordas como un eco de lamentos ahogados,
el olor cadaveroso y amarillento del fenol.

GRANDES OJOS CASTOS Y LOCOS

Borges, escritor que queda ciego a los 55 años

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De sus grandes ojos castos y locos
no queda más que un vestigio:
estos ojos que regalaban el vértigo
se fueron donde nosotros iremos todos.


En vano, ellos eran de un colorido vivo y tan dulces
como dos azulejos sobre su tallo;
de sus grandes ojos castos y locos
no queda más que un vestigio.


A veces, en los minutos rojizos
llenos de misterio y de prestigio,
la muerta alrededor de mí revolotea,
pero yo no veo más que los agujeros
¡de sus grandes ojos castos y locos!

viernes, 20 de agosto de 2010

A LA DAMA EN CERA

Yo observaba girar al maniquí,
y admiraba su talle, su busto,
sus cabellos de oro y su carita guasona,
cuando yo vi palpitar su nariz
y su cuello delgado en forma viperina.
- "¡Ella vio pues!" me digo, aterrorizado:
y desde entonces, en todo momento encantado
por un amor que nada puede matar,
tengo miedo y curiosidad
de ver entrar a mi casa a la dama en cera.
.
Por todos los tiempos, bajo un cielo africano,
y bajo la nube inquieta y triste,
como un nadador que persigue un tiburón,
sin poder escapar yo permanezco en su vitrina,
y allí escucho a mi corazón que tamborilea.
Por mucho que me digo: "¡Horror! ¡Locura!"
esto es de las noches de horrible oscuridad,
- ¡tanto yo la evoco y tanto yo la deseo! -
donde concibo la posibilidad
¡de ver entrar a mi casa a la dama en cera!
.
Tal como ella está en vestido de nanquín,
con sus ojos color de aguamarina
y su sonrisa atractiva y pícara,
la giradora en boca purpurina
que dentro de mi cerebro se instala y se burila
me alucino con avidez,
y me hundo, ebrio de extrañeza,
dentro de una niebla que mi razón atormenta,
ya que es mi sueño ardientemente deseado
de ver entrar a mi casa a la dama en cera.


ENVÍO
¡Oh! tú que me visitaste tan a menudo,
¡Satán! viejo rey de la perversidad,
Concédeme el indulto, ¡Oh sulfuroso Señor!,
por un minuto lúgubremente tañido,
¡de ver entrar a mi casa a la dama en cera!

EL VIEJO CARNERO

Demasiado mayor para haber podido seguir a la manada,
él permanecía allí, perdido como una ruina:
y dentro de un abismo, al lado de un torrente lleno de baba,
él cargaba con el cáncer que le comía la piel.

El hecho es que el Diablo hizo un partidario,
tanto la brujería habitaba su ojo hundido
y tanto él tenía prendida, sobre el borde de este torrente,
la desnudez del gusano y el paso del sapo.
.
¡Yo me fugo! Ya que la bestia acogía mi proximidad
con un balido de odio y de reproche
estridente como una voz que grita: "¡Al asesino!"
.
Y la noche tenebrosa instalaba su reino,
que yo escuchaba siempre sollozar en mi seno
la maldición del viejo carnero fantasma.

EL ESTANQUE REFLEJADO

Lleno de viejos venenos afectados de ceguera,
el estanque, bajo un cielo bajo resonando sordos truenos,
ostenta entre sus juncos varias veces centenarios
el chapoteante horror de su opacidad.
.
Allí, los duendes sirven de luminarias
en más de un pantano negro, siniestro y temido;
pero él no se da a conocer en este lugar abandonado
más que por sus ruidos horribles de sapos infectos.
.
Ahora bien, la Luna que aparece muy justo en este momento,
parece ya observarse tan fantásticamente,
que se diría de ella, al ver su espectral figura,
.
su nariz chata, y el vago extraño de sus dientes,
una cabeza de muerte iluminada por dentro
que vendría a mirarse en un espejo oscuro.

POEMA VETADO por Index Librorum Prohibitorum

El Infierno quema, quema, quema.
Socarrón con el timbre de la voz claro,
el Diablo merodea y circula.
.
El Diablo acecha, avanza o retrocede
en zigzags como el relámpago;
el Infierno quema, quema, quema.
.
Dentro del antro y la celda,
dentro de las cuevas y dentro del aire
el Diablo merodea y circula.
.
Él se hace flor, libélula,
mujer, gato negro, serpiente verde;
el Infierno quema, quema, quema.
.
Una vez, el bigote colgando,
perfumado de vetiver,
el Diablo merodea y circula.
.
En todas partes donde el ser humano pulula,
sin interrupción, en el verano como en el invierno,
el Infierno quema, quema, quema.
.
De la alcoba al vestíbulo
y sobre las vías del ferrocarril
el Diablo merodea y circula.
.
El Diablo es el Señor noctámbulo
que se disipa, el ojo grande abierto,
el Infierno quema, quema, quema.
.
Allí, flotando como una burbuja,
aquí, reptando como un gusano,
el Diablo merodea y circula.
.
Él es gran señor, crápula,
principiante o sabelotodo.
El Infierno quema, quema, quema.
.
En toda alma él inocula
su susurro amargo
el Diablo merodea y circula.
.
El Diablo promete, trata y estipula
con un tono zalamero y orgulloso,
el Infierno quema, quema, quema.
.
Y burlándose sin escrúpulos
del infortunado que él pierde,
el Diablo merodea y circula.
.
El Diablo vuelve al bien ridículo
y al anciano inexperto.
El Infierno quema, quema, quema.
.
En casa del sacerdote y del incrédulo
del que él quiere el alma y la carne,
el Diablo merodea y circula.
.
Cuidado con aquello que él adula
y que él llama "querido mío".
El Infierno quema, quema, quema.
.
Amigo de la tarántula,
de la sombra y del número impar,
el Diablo merodea y circula.
.
- La medianoche suena en el reloj de péndulo
¿Si yo esperaba ver a Lucifer?...
El Infierno quema, quema, quema;
¡El Diablo merodea y circula!
.

jueves, 19 de agosto de 2010

LA NAVAJA DE RASURAR

Esta navaja donde la herrumbre dejó su vestigio
por el solo recuerdo llega a trastornarme,
y sobre ella, yo nunca puedo ver sin temblar
la atmósfera de sangre que ronda y flota.

¡Sí! ¡su vista tiene para mí yo no se qué prestigio!
Ella me atrae, ella me sujeta con clavos, ella me hace retroceder,
y va, cuando yo me valgo en ella, hasta inocularme
un peligroso estremecimiento de horror y de vértigo.

Estando hastiado del presente como del mañana,
tengo gran miedo que a la larga ella no tiente mi mano
por una clase de muerte donde mi espíritu se detenga.

Esto es porque yo me voy a tirarla dentro de un agujero,
ya que con ella yo siento que me volvería loco
¡y que terminaría por cortarme la cabeza!

¿EXISTE EL MAL DE OJO?

"Estamos condenados a ser libres: condenados porque no nos hemos dado a nosotros mismos la libertad, no nos hemos creado, no somos libres de dejar de ser libres"
.
.

EL MAL DE OJO de Rollinat
.
El mal de ojo me persigue:
Un ojo donde la censura reluce,
donde el odio se repercute,
fijo y vidrioso como aquel
del condenado que se ejecuta.
.
Sin que nunca se desanime
él me precede donde me persigue,
donde fuera que yo vaya, donde fuera que mi pie tropiece,
¡el mal de ojo!
.
Y estoy tan en la mira
a este ojo amarillo que me perjudica
que yo le veo lo mismo por la noche;
y domador del que yo soy el animal,
dentro de la sombra él me perfora y me hurga,
¡el mal de ojo!

BAJO TU VESTIDO DE ESFINGE

Pesadillas amorosas y fúnebres

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Madre de las pesadillas amorosas y fúnebres,
virgen de los ladrones, cómplice de las casas de juego,
¡Oh noche!, que haces gemir a los búhos, tus secuaces,
dentro del recogimiento de tus frías tinieblas.


Que tú cubras de brea opaca o que tú rayes
los objetos fatigados del día y ávidos de reposo,
te amo, ya que tú vuelves mi espíritu más dispuesto,
y tú calmas mi corazón, mi sangre y mis vértebras.


Pero, ¡por desgracia! dentro de tu bruma donde tambalean mis pasos,
mi mirada ansiosa adivina y no ve más;
¡y yo abro bastante en vano mis pupilas ávidas!


¡Oh! ¡qué no tengo los ojos del chacal o del lince
para escrutar largamente los grandes espectros lívidos
que yo escucho palpitar bajo tu vestido de esfinge!