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IL POSTINO

IL POSTINO

lunes, 30 de noviembre de 2015

LA PESADILLA (La Conjura de los Necios, NOLA)


-Ya. Supón que ese abogado de Abelman, nos saca el dinero.

-No podrá. El joven idealista está atrapado -dijo ella, muy tranquila-. Tiene antecedentes penales. Luego está lo del motín. Con esas referencias, está perdido.

-Vaya. Ahora resulta que estás de acuerdo en que tu joven idealista es un delincuente.

-Es evidente que sólo estaba él.

DESQUITARSE (La Conjura de los Necios, NOLA)


-Triste, triste, un negocio a la basura, jóvenes idealistas desdichados rebajándose a falsificar para desquitarse.

JOVEN IDEALISTA (La Conjura de los Necios, NOLA)


-Muy bien -gimió la señora Levy-. Eso es, lo mejor es intentar acusar al joven idealista. Marginarle a donde el idealismo no moleste. La gente como ese joven idealista no anda haciendo cosas bajo cuerda. Verás cuando Susan y Sandra se enteren de esto.

La señora Levy hizo un gesto que indicaba que las chicas se quedarían verdaderamente horrorizadas ante la noticia.

-Llaman aquí negros para pedirle consejo -continuó- y tú te dispones a prepararle una trampa. No podré soportar eso mucho más, no puedo. ¡No puedo!

-¿Entonces quieres que diga que fui yo quien escribió eso?

-¡Por supuesto que no! -gritó la señora Levy a su esposo-. ¿Crees que quiero acabar en un asilo? Si el joven idealista lo escribió, tendrá que ir a la cárcel por falsificación.

domingo, 29 de noviembre de 2015

MEXICANIDAD Y ESQUIZOFRENIA (La Conjura de los Necios, NOLA)


-¡Irene! -dijo Santa, furiosa-. Siempre estás pensando en ese chico, con todos los problemas que te crea. A ver si despiertas de una vez, mujer. Si tuvieras sentido común, ya le habrías encerrado en el Hospital de Caridad hace mucho. Allí le aplicarían la manguera. Y le pondrían corrientes eléctricas. Ya verías entonces cómo aprendía. Le enseñarían a comportarse.

- ¿Sí? -preguntó interesada la señora Reilly-. ¿Cuánto cuesta eso?

-Allí es todo gratis, mujer.

-Medicina socializada -comentó el señor Robichaux-. Lo más seguro es que en ese sitio estén trabajando comunistas y compañeros de viaje.

-Tienen monjas dirigiendo  aquello, Claude. Señor, Señor. ¿De dónde sacas tú eso de que hay comunistas en todas partes?

-A lo mejor, a las hermanas las tienen engañadas -dijo el señor Robichaux.

-Oh, qué espanto -dijo muy apenada la señora Reilly-. Pobres hermanitas, trabajando para una pandilla de comunistas.

-A mí me da lo mismo quién dirija aquello -dijo Santa-. Es gratis y encierran a la gente. Y allí debería estar Ignatius.

-En cuanto Ignatius empezase a hablar con ellos, puede que se enfadaran con él y le encerraran para siempre -dijo la señora Reilly, pero pensaba que ni siquiera esta alternativa era demasiado desagradable-. Quizá no hiciera caso a los médicos.

-Ya le meterían en cintura, ya. Le pegarían en la cabeza, le pondrían la camisa de fuerza, le echarían chorros de agua con las mangueras -dijo Santa con excesiva complacencia.

IMAGINE (La Conjura de los Necios, NOLA)


La señora Reilly pensaba en aquel letrero de PAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD que había colocado Ignatius en la fachada de su casa al volver del trabajo. La señorita Annie había iniciado de inmediato una investigación sobre el asunto nada más colocarlo Ignatius, haciendo preguntas a gritos desde detrás de las persianas.

-¿Qué piensas tú de alguien que quiere paz, Claude?

-A mí eso me suena a comunismo.

La señora Reilly veía cristalizarse sus mayores temores.

-¿Quién quiere paz? -preguntó Santa.

-Ignatius puso un letrero en la fachada de la casa que habla de la paz.

-Era de suponer -dijo Santa, furiosa-. Ese chico primero quiere un rey, ahora quiere paz. Te lo digo, Irene, por tu propio bien. A ese chico hay que encerrarlo.

viernes, 27 de noviembre de 2015

EL MAYOR SIMPLÓN DEL MUNDO (La Conjura de los Necios, NOLA)


George vio un compartimento metálico aislado, espacioso, acogedor; una caja de depósitos móvil y segura que ningún poli del mundo, por muy listo que fuese, pensaría abrir; una bóveda de seguridad guardada por el mayor simplón del mundo: el compartimento de los panecillos del carro de aquel estrambótico vendedor.

ESTUPEFACTA (La Conjura de los Necios, NOLA)


Nunca había supuesto que rezaría un día por que la gente le comprase bocadillos de salchichas. Pero, en fin, al menos tenía un plan majestuoso que podría lanzar enseguida contra Myrna Minkoff. La idea de aquella asamblea política fundacional le alegraba muchísimo. Esta vez, Myrna Minkoff se quedaría absolutamente estupefacta.

BAILE DE DISFRACES (La Conjura de los Necios, NOLA)


-Podrá haber unos cuantos disfraces, ¿verdad? Eso es lo maravilloso de Nueva Orleans. Puedes disfrazarte y organizar un baile de carnaval cualquier día del año. Hay veces que el Barrio Francés es como un gran baile de disfraces. A veces, no puede uno distinguir a los amigos de los enemigos. Pero si te opones a los disfraces, se lo diré a todos, aunque sus corazoncitos se encogerán decepcionados. Hace meses que no tenemos una fiesta decente.

-Bien, no me opondría a unas cuantas máscaras decentes y de buen gusto -dijo al fin Ignatius-. Pueden añadir a la reunión la atmósfera internacional adecuada. Los políticos parece que siempre quieren dar la mano a mongoloides con atavíos étnicos y nativos. Ahora que lo pienso, es preferible que haya uno o dos disfraces. Pero no ha de haber ninguno femenino. No creo que a los políticos les preocupase particularmente este tipo de disfraz. Pero sospecho que provocaría cierta irritación entre los votantes rurales.

EL GOLPE POLÍTICO MÁS TERRIBLE DE LA HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL (La Conjura de los Necios, NOLA)


-¡Oh, Dios mío! Ese ridículo policía va a estropearlo todo. Es la mosca de todas las pomadas. Quizá debieras correr a decirle a ese marinero degenerado que desaparezca de la calle. Si las autoridades navales le detienen, descubrirán que es un impostor, y quedará descubierta nuestra estrategia política. Hay que retirar de la circulación a ese payaso antes de que estropee el golpe político más terrible de la historia de la civilización occidental.

***********

(La imagen es de la pintora mexicana Frida Kahlo:
"El Abrazo de Amor del Universo, la Tierra (México), Diego, Yo y el Señor Xolotl")

El libro lo adquirí desde Quebec,
es de la escritora Francine Nöel,
sólo he avanzado con la traducción
de los dos capítulos iniciales,
mi situación me impide consagrarme
a descubrir el secreto de este libro
titulado: "La Conjuration Des Bâtards"
quien pueda tener curiosidad
debería checar esta conjuración,
pero regreso a postear
sobre "La Conjura de los Necios".

LA MAYORÍA DE LOS NECIOS NO ENTIENDEN MI VISIÓN DEL MUNDO (La Conjura de los Necios, NOLA)


-Muchísimas gracias. -El tono de Ignatius era suave, complacido-. La mayoría de los necios no entienden mi visión del mundo en absoluto.

-Me lo imagino, me lo imagino.

-Sospecho que bajo tu fachada ofensiva y vulgarmente afeminada puede haber una especie de alma. ¿Has leído suficientemente a Boecio?

-¿A quién? Oh, Dios mío, no. Yo no leo siquiera los periódicos.

-Entonces debes iniciar inmediatamente un programa de lecturas, para que puedas llegar a comprender las crisis de nuestra época -dijo solemnemente Ignatius-. Empezaremos con los últimos romanos, incluido Boecio, claro. Luego, profundizaremos extensamente en la Alta Edad Media. Podrás dejar a un lado el Renacimiento y la Ilustración. Todo eso es más que nada propaganda peligrosa. Ahora que lo pienso, será mejor que te saltes también a los románticos y a los victorianos. En cuanto al período contemporáneo, deberías estudiar algunos cómics seleccionados.

-Eres fantástico.

-Te recomiendo especialmente Batman, porque tiende a trascender la sociedad abismal en que se encuentra. Su moral es bastante rigurosa, además. Le respeto muchísimo.

CONSPIRACIÓN ESPANTOSA (La Conjura de los Necios, NOLA)


-¿Qué? -atronó Ignatius-. ¿Quieres decir que está haciéndose pasar por un miembro de las fuerzas armadas del país?

-Huy, se hace pasar por muchas cosas más, si vieras.

-Pero esto es gravísimo. -Ignatius frunció el ceño y se le desprendió la gorra de cazador y el pañuelo rojo de satén-. Todos los soldados y marineros que vemos podrían ser simplemente locos decadentes disfrazados. ¡Dios santo! Podemos estar todos atrapados en una conspiración espantosa. Ya sabía yo que tenía que suceder algo así. ¡Los Estados Unidos probablemente estén ya indefensos!

DELITO INVENTADO (La Conjura de los Necios, NOLA)


-Quizá debiéramos abandonar ambos la idea de recurrir a la ley. Para un acontecimiento tan poco auspicioso como un juicio, probablemente te dejarías arrastrar por el entusiasmo y aparecerías con tiara y traje de noche. Un juez viejo podría sentirse muy desconcertado. Probablemente nos considerasen a los dos culpables de algún delito inventado.

INTERÉS POR PROTEGER EL SISTEMA NORTEAMERICANO (La Conjura de los Necios, NOLA)


Su madre se mostraba cada día más audaz y más abiertamente hostil; empezaba a resultarle imposible controlarla. Quizás hubiese ingresado en un grupo terrorista de extrema derecha y eso la hacía ser beligerante y agresiva. De hecho había realizado recientemente una caza de brujas en la cocina, haciéndole toda clase de preguntas sobre su filosofía política. Era muy raro. Su madre siempre había sido claramente apolítica, sólo votaba a candidatos que pareciesen buenos con sus madres. Había apoyado con toda firmeza a Franklin Roosevelt en cuatro elecciones, no por el New Deal, sino porque su madre, la señora Sara Roosevelt, parecía bien tratada y respetada por su hijo. La señora Reilly había votado también por la señora Truman de pie ante su casa victoriana de Independence, Missouri, y no concretamente por Harry Truman. Para la señora Reilly, Nixon y Kennedy habían significado Hannah y Rose. Los candidatos sin madre la desconcertaban, y cuando en la elección no había madre, se quedaba en casa. Ignatius no podía comprender aquel torpe y repentino interés por proteger el Sistema Norteamericano frente a su hijo.

JUNTOS UNA BOMBA NUCLEAR (La Conjura de los Necios, NOLA)


-Oye, ¿qué le pasó a aquel tonto desgraciao que estaba aquí aquel día, el que trabajaba en Levy Pants? ¿No volvió a pasá por aquí?

-¿Aquel hombre que hablaba de una manifestación?

-Sí, ¿no recuerdas que tenían aquel blanco chiflao, uno gordo, de jefe, el que decía que los pobres negros tenían que tirá la bomba nucular en esa fábrica, matarse ellos y dejá que metieran lo que quedara de su pobre culo en la cárcel?

-No he vuelto a verle desde entonces.

-Mierda. Me gustaría sabé dónde anda escondío ese gordo chiflao. A lo mejor llamo a Levy Pants y pregunto por él. Me gustaría tirale en el Noche de Alegría como una bomba nucular. Me parece que es de los que harían cagarse en las bragas a la desgraciá de la Lee. ¡Jua! Si voy a sé portero, seré el portero más saboteadó que haya habío en una plantación. Sí, señó. Antes de que la cosa termine, arderá entero el campo de algodón. Sí, señó.

-Cuidado, Jones. No te metas en líos.

-¡Jua!

ERAN COMO DOS HUNOS ARRASANDO ROMA (La Conjura de los Necios, NOLA)


Aquéllas eran las chicas que debían ir a la universidad, no aquella aterradora y espantosa Minkoff, aquella chica desaliñada y brutal a la que casi había violado uno de los bedeles a la entrada mismo de su despacho. El doctor Talc se estremeció ante la sola idea de pensar en la señorita Minkoff. En clase, le había insultado y desafiado y ridiculizado continuamente, instando al monstruo de Reilly a unirse al ataque. Jamás olvidaría a aquellos dos; ningún profesor les olvidaría nunca. Eran como dos hunos arrasando Roma. El doctor Talc se preguntó lánguidamente si se habrían casado. Se merecían el uno al otro, desde luego. Quizás hubieran desertado ambos y se hubieran pasado a Cuba.

VOLVÍ GRANDIOSAMENTE A RECUPERARLO (La Conjura de los Necios, NOLA)


"Cuando lo haya terminado, habrá de presentarme una crítica escrita y un análisis de su mensaje a la humanidad." Con esta orden repiqueteando aún majestuosa en el aire, me alejé calle abajo. Luego, advirtiendo que se me había olvidado el carro, volví grandiosamente a recuperarlo. (Ese carro es un inconveniente terrible. Tengo la impresión de estar pegado a un niño subnormal que exige una atención constante. Me siento como una gallina que estuviese sentada sobre un huevo de lata sumamente grande.)

jueves, 26 de noviembre de 2015

TOMANDO FOTOGRAFÍAS (La Conjura de los Necios, NOLA)



Había un grupo de turistas vagando por las calles, cámaras fotográficas dispuestas, gafas brillando como diamantes. Al verme, se detuvieron y, con ásperos acentos del Medio Oeste que ofendían mis delicados tímpanos como los sonidos de una trilladora (por muy increíblemente horrible que pueda ser su ruido), me pidieron que posase para una fotografía. Complacido por sus amables atenciones, accedí. Estuvieron sacándome fotos durante unos minutos, yo colaboré adoptando diversas poses artificiosas. Plantándome ante el carro como si fuese un navío pirata, blandí mi sable amenazadoramente en una pose especialmente memorable, sujetando con la otra mano la proa de la salchicha de lata. Como coronación, intenté ponerme encima del carro, pero la solidez de mi estructura física resultó excesivamente agobiante para el vehículo, más bien frágil. Comenzó a rodar huyendo de debajo de mí, pero los caballeros del grupo fueron lo bastante amables para sujetarlo y ayudarme a bajar. Este afable grupo tuvo al menos la delicadeza de despedirse. Cuando se alejaban calle abajo, fotografiando enloquecidos cuanto veían, oí que una bondadosa señora comentaba: "Qué triste, ¿verdad? Pobre chico, deberíamos haberle dado algo." Por desgracia, ninguno de los otros (todos ellos conservadores ultraderechistas, sin duda) reaccionó a su petición de caridad muy favorablemente, pensando, sin duda, que unos cuantos centavos invertidos en mí serían un voto de confianza para el Estado benefactor. "Lo que haría sería meterse en un bar y gastárselo en más bebida", advirtió a sus amistades con nasal prudencia y notable abundancia de ásperas erres otra de las mujeres, una arrugada arpía cuyo rostro proclamaba su afiliación a alguna liga antialcohólica. Al parecer, los demás apoyaban a la arpía antialcohólica, pues el grupo continuó calle abajo.

EL MUNDO ENTERO SE ME ECHARÁ ENCIMA ALGÚN DÍA (La Conjura de los Necios, NOLA)


Mi organismo debe de segregar algún olor que les resulta especialmente atractivo a las autoridades gubernativas. ¿Quién, si no, se vería acosado por un policía mientras esperaba inocente a su madre delante de unos almacenes? ¿Quién, si no, iba a ser espiado y denunciado por coger en la calle un gatito perdido? Como una perra en celo, atraigo, al parecer, a toda una camarilla de policías y funcionarios de Sanidad. El mundo entero se me echará encima algún día con algún pretexto ridículo; sé que en cualquier momento pueden arrastrarme a una mazmorra con aire acondicionado y dejarme allí, bajo luces fluorescentes y un techo con aislamiento acústico, para que pague el precio por burlarme de todo lo que ellos atesoran en sus corazoncitos de látex.

CIERTA DOSIS DE ESPECTÁCULO EN EL ASUNTO (La Conjura de los Necios, NOLA)


De mis castos y rosados labios brotó más de una oración sonora: oraciones de gracias unas y de súplica otras. Recé a San Mathurin, el que se invoca por la epilepsia y la locura, para que ayudase al señor Clyde (Mathurin es, por otra parte, el santo patrón de los payasos). Para mí, elevé una humilde oración a San Mederico Ermitaño, al que se invoca por los trastornos intestinales. Meditando sobre la llamada de la tumba que había prácticamente recibido, empecé a pensar en mi madre, pues siempre me he preguntado cuál sería su reacción si yo me muriese debido a las miserias por las que he de pasar para pagar sus malas acciones. Me la imagino en el funeral, un funeral sórdido y barato, en el sótano de alguna funeraria dudosa. Loca de dolor, las lágrimas brotando de sus ojos enrojecidos, probablemente arrancaría el cadáver del ataúd, chillando beodamente: "¡No os lo llevéis! ¿Por qué las flores más delicadas han de marchitarse y caer de su tallo?" El funeral probablemente degeneraría en un circo, mi madre metiendo constantemente los dedos en los dos agujeros hechos en mi cuello por el tenedor ferruñoso del señor Clyde, lanzando un iletrado clamor griego de maldiciones y venganzas. Supongo que habría cierta dosis de espectáculo en el asunto. Sin embargo, actuando mi madre de directora, la indudable tragedia se convertiría pronto en melodrama. Arrebatando el lirio blanco de mis manos inertes, lo partiría por la mitad y gritaría a la multitud de deudos, celebrantes y mirones: "Tal como era este lirio, así era Ignatius. Ahora, ambos están rotos y tronchados." Y cuando lanzase de nuevo el lirio al ataúd, su mala puntería haría que cayese directamente en mi pálido rostro.

LOS TIEMPOS DORADOS DE LA VIEJA NUEVA ORLEANS ROMÁNTICA (La Conjura de los Necios, NOLA)


Pero volvamos a la cuestión que nos ocupaba: la venganza de Clyde. El vendedor que tenía antes la ruta del Barrio Francés llevaba un absurdo atuendo de pirata, un guiño de Vendedores Paraíso al folklore y la historia de Nueva Orleans, una tentativa clydiana de relacionar la salchicha con la leyenda criolla. Clyde me obligó a probármelo en el garage. El traje, claro está, había sido confeccionado según las medidas de la constitución tuberculosa y subdesarrollada del antiguo vendedor, y pese a los muchos tirones, inhalaciones y esfuerzos, fue imposible encerrar en él mi cuerpo musculoso. Hubo que llegar, en consecuencia, a una especie de compromiso. Até en mi gorra el pañuelo pirata de satén rojo. Me atornillé en el lóbulo izquierdo el pendiente dorado, una versión grandes almacenes. Fijé el sable negro de plástico al costado de mi ropón blanco de vendedor con un imperdible. Un pirata muy poco impresionante, dirán los lectores. Sin embargo, cuando me contemplé en el espejo, hube de admitir que tenía un aspecto sobrecogedor y dramático. Blandiendo el sable de plástico hacia Clyde, grité: "¡Salid a la pasarela, almirante, es un motín!" Esto, debería haberme dado cuenta, fue demasiado para su mentalidad literal y salchichesca. Se asustó muchísimo y procedió a atacarme con su tenedor, como un chuzo. Evolucionamos por el garage como dos espadachines en una película histórica particularmente inepta, durante unos instantes, tenedor y sable repiqueteando uno contra otro demencialmente. Dándome cuenta de que mi arma de plástico no podía igualar a un largo tenedor esgrimido por un matusalén alucinado, comprendiendo que estaba despertando los peores instintos de Clyde, intenté poner fin a aquel pequeño duelo. Pronuncié pálabras pacificadoras, rogué, me rendí por último. Aun así, Clyde seguía asediándome, mi disfraz de pirata le parecía tan perfectamente que al parecer le había convencido de que habíamos vuelto a los tiempos dorados de la vieja Nueva Otleans romántica, cuando los caballeros decidían las cuestiones de honor salchichesco a veinte pasos. Fue entonces cuando se encendió una luz en mi mente compleja. Sé que Clyde intentaba, en realidad, matarme. Habría sido una excusa perfecta: defensa propia. Me había puesto en sus manos. Por suerte para mí, caí al suelo. Me había apoyado en uno de los carros, perdí mi equilibrio, siempre precario, y me desplomé. Aunque me di un golpe en la cabeza, bastante doloroso por cierto, contra el carro, grité afablemente desde el suelo: "Ganasteis vos, caballero." Luego, en silencio, rendí homenaje a la Fortuna Clemente que me había librado de morir trinchado con un tenedor herrumbroso.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

STRANGER IN PARADISE (La Conjura de los Necios, NOLA)


UN EXTRAÑO EN EL PARAÍSO...
y creo que hago algo parecido a Ignatius,
vender salchichas no es lo peor,
quizá sea desaparecer sin dejar rastro.

LA ESTRATEGIA (La Conjura de los Necios, NOLA)


mientras Ignatius se recogía la bata y entraba en el pasillo considerando su problema más importante: organizar un nuevo ataque contra la desvergonzada de Myrna. La operación en defensa de los derechos civiles había fracasado a causa de las deserciones. Tenía que iniciar otras operaciones en los campos de la política y el sexo. Preferiblemente de la política. La estrategia merecía toda su atención.

**********
(Imagen del film Luzhin Defence -La Estrategia de Luzhin-)

BASURERO O VERTE PERSONALMENTE (La Conjura de los Necios, NOLA)


Creí que podría interesarte saber que acabo de leer en Revulsión social que Louisiana tiene la tasa más alta de analfabetismo de Estados Unidos. Sal de ese basurero antes de que sea demasiado tarde. La verdad es que no me importa lo que escribiste sobre la conferencia. Comprendo tu estado de ánimo, Ignatius. Los miembros de mi grupo de terapia están siguiendo todos tu caso con mucho interés (se lo he contado todo capítulo por capítulo, empezando por la fantasía paranoica y añadiendo algunos comentarios para ponerles en antecedentes sobre tu persona), y están pendientes de ti. Si yo no estuviera tan ocupada con esta conferencia, saldría en viaje de inspección, cosa que debería haber hecho hace mucho, e iría a verte personalmente. Aguanta hasta que nos veamos de nuevo.

M. Minkoff

TUMBADO EN LA HABITACIÓN (La Conjura de los Necios, NOLA)


Admitámoslo, Ignatius, desde que te vi por última vez, lo único que has hecho es estar tumbado en la habitación pudriéndote. La hostilidad que demuestras respecto a mi conferencia es una manifestación de tus sentimientos de fracaso y de tu impotencia mental (?).

CAZA DE BRUJAS (La Conjura de los Necios, NOLA)


-Ignatius, ¿estás seguro de que no eres comunista?

-¡Oh, Dios mío! -bramó Ignatius-. Todos los días he de someterme a una caza de brujas maccarthysta en esta casa que se hunde. ¡No! Ya te lo he dicho. No soy un compañero de viaje. ¿Pero quién diablos te ha metido eso en la cabeza?

-Es que leí en el periódico que donde hay muchos comunistas es en la universidad.

QUILLS (La Conjura de los Necios, NOLA)


Entre nota y nota, había considerado posibles medios de destruir a Myrna Minkoff, pero no había llegado a ninguna conclusión satisfactoria. Su plan más prometedor era obtener un libro sobre municiones en la Biblioteca Pública, construir una bomba y enviársela por correo a Myrna en franqueo normal.

PASEAR MIS SALCHICHAS POR SODOMA Y GOMORRA (La Conjura de los Necios, NOLA)


-Le voy a poner a usted en el Barrio Francés.

-¿Qué? -atronó Ignatius-. ¿Cree que voy a deambular yo por esa sentina del vicio? No, lo siento, pero el Barrio Francés queda descartado. En ese ambiente se desmoronaría mi psique. Además, allí las calles son muy estrechas y muy peligrosas. Podría aplastarme fácilmente el tráfico o empotrarme contra un edificio.

-Lo toma o lo deja, gordo cabrón. Es la última oportunidad que le doy. -La cicatriz del señor Clyde empezaba a ponerse blanca otra vez.

-¿De veras? Bueno, está bien, por favor, que no le dé otro ataque. Podría usted caerse en la olla de las salchichas y escaldarse. Si insiste, supongo que tendré que pasear mis salchichas por Sodoma y Gomorra.

-De acuerdo. Entonces, quedemos en eso. Viene usted mañana por la mañana y le daremos esos chismes.

-No puedo prometerle que vayan a venderse muchas salchichas en el Barrio Francés. Lo más probable es que tenga que dedicar todo el tiempo a proteger mi honor frente a los desvergonzados que viven allí.

-Lo que más hay en el Barrio Francés es mercado turístico.

-Eso es aún peor. Sólo los degenerados hacen turismo.


martes, 24 de noviembre de 2015

LUCKY DOGS (NOLA, French Quarter)


VENDEDOR DE SALCHICHAS (La Conjura de los Necios, NOLA)


Estaba sentado en su cuarto escribiendo disparates y le digo: "¿Qué estás escribiendo ahora, chico?" Y él dice: "Escribo sobre lo que es ser vendedor de salchichas." ¿Verdad que es horroroso? ¿Quién va a querer leer una historia como ésa? ¿Sabes cuánto trajo hoy a casa de ese sitio de las salchichas? Cuatro dólares.

¿SE HA AGUDIZADO LA PARANOIA? (La Conjura de los Necios, NOLA)


Espero que estés trabajando en la resolución de tus problemas personales, Ignatius. ¿Se ha agudizado la paranoia? La base de la paranoia es, según mi opinión, el hecho de que siempre estés encerrado en esa habitación y has empezado a recelar del mundo externo. No sé por qué insistes en vivir ahí abajo con los caimanes. A pesar de la revisión completa que está pidiendo a gritos tu psique, tienes un cerebro que podría crecer y florecer realmente aquí en Nueva York. Pero, en estas circunstancias, estás destruyéndote y destruyendo tu inteligencia. La última vez que te vi, cuando pasé por ahí procedente de Mississippi, estabas muy mal. Probablemente hayas empeorado viviendo en esa vieja casa miserable con tu madre como única compañía. ¿Es que tus impulsos naturales no te piden a voces desahogo? Una aventura amorosa bella e importante te transformaría, Ignatius, estoy segura. Las grandes ataduras edípicas que te inmovilizan están asediando tu cerebro y destruyéndote.

No creo que sean más progresistas tampoco tus ideas sociológicas o políticas. ¿Has abandonado aquel proyecto de formar un partido político o nombrar un candidato para presidente por derecho divino? Recuerdo que cuando por fin te conocí y ataqué tu apatía política, me saliste con esa idea. Yo sabía que era un proyecto reaccionario, pero indicaba al menos que comenzabas a forjarte cierta conciencia política. Escríbeme hablándome de ese asunto, por favor. Estoy muy preocupada. En este país necesitamos un sistema tripartidista y creo que los fascistas están fortaleciéndose cada día más. Ese Partido del Derecho Divino sería un grupo marginal que desviaría una gran parte del voto fascista.

En fin, he de dejarte. Espero que la conferencia sea un éxito. Tú, sobre todo, te beneficiarías mucho de su mensaje. Por cierto, si alguna vez te decides a activar el movimiento del Derecho Divino, puedo ayudarte algo a organizar un capítulo aquí arriba. Sal de esa casa, Ignatius, por favor, y entra en el mundo que te rodea. Me preocupa tu futuro. Has sido siempre uno de mis intereses más importantes, y tengo mucho interés en saber de tu estado mental actual, así que, por favor, sal de esa cama y escribe.

M. Minkoff 

¿POR QUÉ TE GUARDAS TODO ESTO PARA TI, MAGDA? (La Conjura de los Necios, NOLA)


Él dijo: "¿Por qué te guardas todo esto para ti, Myrna? ¿Por qué no permites que el mundo participe de ello?" Le dije que había hablado muchas veces en grupos de debate y en mi grupo de terapia de grupo. Le hablé también de aquellas cartas mías al director que aparecieron publicadas en La Nueva Democracia, Hombre y Masas y ¡Ahora!

lunes, 23 de noviembre de 2015

¿ES MI PARANOIA...? (La Conjura de los Necios, NOLA)


Una mujer del grupo que rodeaba la salchicha móvil dijo:

-Hay que ver. ¿De dónde sacarán a estos vendedores?

-Borrachos y vagabundos. Son todos iguales -le contestó alguien.

-Un borracho, eso es lo que es. A todos los ha vuelto locos el vino. No deberían dejar a gente como ésta suelta por la calle.

-¿Es mi paranoia que se ha desmandado por completo? -preguntó Ignatius al grupo-. ¿O están ustedes, mongoloides, hablando realmente de mí?

-Es mejor dejarle en paz -dijo alguien-. Fíjense qué ojos.

-¿Qué les pasa a mis ojos? -preguntó Ignatius malévolamente.

-Vámonos de aquí.

-Sí, por favor -replicó Ignatius, con labios temblorosos, y se preparó otro bocadillo para tranquilizar su alterado sistema nervioso.

LA PERSONALIDAD ES PSICOSIS (La Conjura de los Necios, NOLA)


La señora Levy elaboraba ya mentalmente una especie de folletín apasionado en el que su marido tenía el papel de un miembro de Ku Klux Klan que despedía del trabajo a un joven cruzado. El material de que disponía era excelente.

-Ese muchacho es un verdadero psicópata -dijo el señor Levy.

-Para ti, la personalidad es psicosis. La integridad, un complejo. Ya conozco ese cuento.

-Mira, puede que no le hubiera despedido si uno de los obreros no me hubiera contado que había oído decir que a ese chiflado le busca la policía. Eso fue lo que me hizo tomar una decisión rápida. Ya he tenido bastantes problemas con esa empresa para tener allí a un chiflado reclamado por la policía.

-No me vengas con ésas. Es demasiado típico. Para una persona como tú, los cruzados y los idealistas son siempre beatniks y delincuentes. Es tu defensa contra ellos. Pero gracias por decírmelo. Dará mayor realismo a la carta.

sábado, 21 de noviembre de 2015

SIN ESCAPE A LAS 8 FEMMES DEL MUNDO (La Conjura de los Necios, NOLA)


Mañana describiré con detalle mi respuesta a las Myrna Minkoff (Magda) del mundo.

POR SER QUIEN ES (La Conjura de los Necios, NOLA)


Mantenemos una correspondencia regular, y el tema habitual de sus cartas es el de urgirme a participar en manifestaciones, desfiles y ocupaciones, sentadas y cosas de ese género. Pero yo no como en restaurantes baratos ni nado, así que he ignorado hasta el presente sus consejos. El tema subsidiario de su correspondencia es instarme a ir a Manhattan, para que ella y yo podamos alzar nuestra bandera de confusión gemela en aquel centro de horrores mecanizados. Si alguna vez me siento bien de veras, quizás haga el viaje. Por el momento, esa almizcleña jovencita probablemente esté en el fondo de un túnel del metro, atravesando el Bronx, corriendo de una asamblea de protesta social a alguna orgía de canciones populares, si no es algo peor. Algún día, las autoridades de nuestra sociedad la detendrán simplemente por ser quien es. La cárcel dará al fin sentido a su vida y acabará con sus frustraciones.

COMPROMISO: UEFA EURO 2016 FRANCE (La Conjura de los Necios, NOLA)


Escudriñó en su gran valija negra y me asaltó (casi literalmente) con pringosos ejemplares de Hombres y masas y ¡Ahora! y A las Barricadas y Agitación y Cambio y diversos manifiestos y panfletos pertenecientes a organizaciones de las que ella era el miembro más activo: Estudiantes por la Libertad, Juventud por el Sexo, Musulmanes Negros, Amigos de Lituania, Hijos del Mestizaje, Consejos de Ciudadanos Blancos. Myrna estaba, en fin, terriblemente comprometida con su sociedad; yo, por mi parte, más viejo y más sabio, estaba terriblemente descomprometido.

Había conseguido sacarle algo de dinero a su padre para venir a la universidad a ver cómo estaban las cosas "por el Sur". Desgraciadamente, me encontró a mí. El trauma de nuestro primer encuentro alimentó el masoquismo mutuo y desembocó en una especie de affaire (platónico, claro está). (Myrna era decididamente masoquista. Sólo era feliz cuando un perro policía hundía sus colmillos en sus leotardos negros o cuando la arrastraban por los pies escaleras abajo para sacarla de una audiencia del Senado.)

MI EXILIO (La Conjura de los Necios, NOLA)


Siempre he sentido, en cierto modo, una especie de afinidad con la gente de color, porque su situación es igual a la mía: nos hallamos fuera del círculo de la sociedad norteamericana. Mi exilio es voluntario, por supuesto. Es evidente, sin embargo, que muchos negros desean convertirse en miembros activos de la clase media norteamericana. La verdad es que no puedo entender por qué. He de admitir que este deseo suyo me lleva a poner en entredicho sus juicios de valor. Pero si quieren integrarse en la burguesía, no es asunto mío, en realidad. Pueden ratificar si quieren su propia condenación. Yo, personalmente, protestaría con todas mis fuerzas si sospechase que alguien intentaba auparme a la clase media. Lucharía contra el individuo descarriado que intentase auparme, desde luego. La lucha tomaría la forma de manifestaciones de protesta con los carteles y pancartas tradicionales, que, en este caso, dirían: "Muera la clase media", "Abajo la clase media". No me importaría tampoco lanzar uno o dos cócteles molotov. Además, evitaría meticulosamente sentarme junto a miembros de la clase media en restaurantes y en transportes públicos, manteniendo incólumes la honradez y la grandeza intrínsecas de mi ser. Si un blanco de clase media fuera lo bastante suicida como para sentarse a mi lado, imagino que le golpearía sonoramente en la cabeza y en los hombros con una manaza, arrojando, con suma destreza, uno de mis cócteles molotov a un autobús en marcha atiborrado de blancos de clase media con la otra. Aunque el asedio durase un mes o un año, estoy seguro de que al final me dejarían todos en paz, una vez evaluado el total de carnicería y destrucción de propiedad.

UN BAR EN CADA ESQUINA (La Conjura de los Necios, NOLA)


En los alrededores de Levy Pants hay un bar en cada esquina, indicio de que en la zona los salarios son abismalmente bajos. En calles en las que los habitantes están particularmente desesperados, hay hasta tres y cuatro bares en cada cruce.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

EN HONOR DE SU NOBLE ASCENDENCIA (La Conjura de los Necios, NOLA)


-Seguro* -dijo Ignatius, y sonrió-. Un poco de español en honor de su noble ascendencia.

*En español en el original.

IL POSTINO & THE LADY (La Conjura de los Necios, NOLA)


Ignatius (Il Postino), te he mimado ya bastante en nuestra correspondencia. No vuelvas a escribirme hasta que no te comprometas con los problemas del mundo, odio a los cobardes.

M. Minkoff
(Magda de Ottawa)

LA PARANOIA DE UN REY (La Conjura de los Necios, NOLA)


Dentro había un programa de un festival cinematográfico de verano de hacía un año. En la parte posterior del arrugado programa había escrita una carta con un tipo de escritura angulosa e irregular que constituía la caligrafía minkoffiana. La costumbre de Myrna de escribir más a editores que a los amigos siempre se reflejaba en el encabezamiento:

Señores:
¿Pero qué carta extraña y aterradora me has escrito, Ignatius?
¿Cómo voy a ponerme en contacto con la asociación de derechos civiles con las escasas pruebas que me has dado? No puedo entender por qué podría intentar detenerte un policía. ¡Pero si no sales de tu cuarto! Me había creído lo de la detención si no me hubieras contado también eso del "accidente de automóvil". Si te rompiste las muñecas, ¿cómo me pudiste escribir una carta?
Seamos sinceros el uno con el otro, Ignatius. No creo una palabra de lo que me dices. Pero tengo miedo... por ti. Esa fantasía de la detención tiene todos los rasgos paranoicos clásicos. Supongo que sabes perfectamente que Freud relacionaba la paranoia con las tendencias homosexuales.

-¡Marrana! -gritó Ignatius.

Sin embargo, no entremos en ese aspecto de la fantasía, porque sé lo riguroso que eres en tu oposición a la sexualidad de todo género. Aun así, tu problema emotivo es patente. Como fracasaste en aquella entrevista para el trabajo de profesor en Baton Rouge (echando la culpa de todo al autobús y a cosas parecidas, en una transferencia de culpa), es muy probable que sufras sentimientos de fracaso. Este "accidente" de automóvil es una nueva muleta para excusar tu existencia absurda e impotente. Tienes que 'identificarte' con algo, Ignatius, te lo he dicho muchas veces, tienes que participar en los problemas cruciales de estos tiempos.

-Puaf -bostezó Ignatius.

Subconscientemente, crees que debes intentar explicar tu fracaso, como intelectual y como soldado de las ideas, en participar activamente en movimientos de crítica social. Por otra parte, una experiencia sexual satisfactoria purificaría tu mente y tu cuerpo. Necesitas desesperadamente una terapia sexual.

SANTERÍA (La Conjura de los Necios, NOLA)


-Paré en Lenny's y le compré un par de cuentas muy bonitas llenas de agua de Lourdes.

-Santo cielo. Lenny's. En mi vida he visto una tienda en la que haya tantos amuletos y hechizos religiosos. Sospecho que esa joyería será escenario de un milagro de aquí a poco. Quizás el propio Lenny ascienda a los cielos.

-A la señora Annie le encantaron las cuentas, hijito. Se puso a rezar el rosario inmediatamente.

-Era mejor que conversar contigo, sin duda.

ESTA NOCHE ESTÁ PEOR QUE NUNCA (La Conjura de los Necios, NOLA)

Terminado el reparto, comprobó que varios de los actores, el compositor, el director, el peluquero y el ayudante de producción eran todos ellos individuos cuya labor le había enfurecido repetidas veces en el pasado; apareció el el tecnicolor una escena de varios extras trabajando alrededor de una carpa de circo. Ignatius examinó ávidamente el grupo y localizó a la heroína de pie junto a una de las escenas marginales.

-¡Oh, Dios mío -gritó-. Ahí está.

Los niños de las filas delante de él se volvieron y miraron, pero Ignatius no se fijó en ellos. Los ojos azules y amarillos seguían a la heroína, que llevaba animosa un cubo de agua a lo que resultó ser su elefante.

-Va a se peor de lo que pensaba -dijo al ver el elefante.

Se llevó la bolsa de palomitas vacía a los labios gordos, la hinchó y esperó, los ojos relumbrantes por los reflejos del tecnicolor. Batió un timbal y la banda sonora se llenó de violines. La heroína e Ignatius abrieron la boca simultáneamente, ella para cantar, él en un gruñido. Y en la oscuridad se encontraron violentamente dos manos temblorosas. La bolsa de palomitas explotó con un bang. Los niños chillaron.

-¿Qué es ese ruido? -preguntó la mujer del bar al encargado, señalando la voluminosa silueta que se perfilaba sobre la pantalla.

El encargado bajó por el pasillo hasta las primeras filas, donde redoblaban los chillidos. Los niños, una vez disipado su miedo, competían chillando a cual más. Ignatius escuchaba aquellas estremecedoras vocecitas atipladas y las risas, y se regocijaba en su tenebrosa madriguera. Con unas cuantas amenazas suaves, el encargado tranquilizó a las primeras filas, y luego miró hacia el extremo en el que se alzaba la figura aislada de Ignatius, como un gran monstruo entre las cabecitas. Pero sólo fue obsequiado con un perfil rechoncho. Los ojos que brillaban bajo la visera verde seguían a la heroína y a su elefante por la amplia pantalla hacia el interior de la carpa del circo.

Ignatius estuvo callado un rato, reaccionando al argumento con sólo algún esporádico bufido apagado. Luego, subió a los trapecios lo que parecía el reparto completo de la película. En primer término, en un trapecio, la heroína. Se columpió en el aire a ritmo de vals. Sonrió en un inmenso primer plano. Ignatius inspeccionó sus dientes, buscando cavidades y empastes. La heroína extendió una pierna. Ignatius inspeccionó rápidamente sus contornos buscando algún defecto estructural. La heroína empezó a cantar diciendo que había que luchar sin desánimo una y otra vez hasta lograr el triunfo. Ignatius se estremeció cuando se hizo patente la filosofía de la canción. Examinó detenidamente cómo estaba sujeta al trapecio, con la esperanza de que la cámara registrase su caída fatal al serrín que se veía al fondo, muy abajo.

En el segundo coro, se unieron todos a la canción, sonriendo y cantando libidinosamente por el triunfo final mientras se columpiaban, aleteaban, planeaban.

-¡Oh, Dios mío! -gritó Ignatius, incapaz ya de contenerse; las palomitas de maíz le cayeron por la camisa y se le amontonaron en los pliegues de los pantalones-. ¿Qué degenerado fabricó este aborto?

-Silencio -dijo alguien detrás de él.

-¡Esos subnormales sonrientes! ¡Ojalá se rompieran las cuerdas! -Ignatius agitó las pocas palomitas que le quedaban en la última bolsa-. Gracias a Dios que ha terminado la escena.

Cuando pareció iniciarse una escena de amor, se levantó de un salto del asiento y salió ruidosamente pasillo adelante hasta el bar, por más palomitas, pero cuando regresó al asiento, las dos grandes imágenes rosadas apenas estaban empezando a besarse.

- Seguro que tienen halitosis -proclamó Ignatius por encima de las cabezas de los niños-. ¡No quiero ni pensar en los obscenos lugares en que habrán estado antes esas bocas!

-Tendrá usted que hacer algo -le dijo lacónicamente la mujer del bar al encargado-. Esta noche está peor que nunca.

El encargado suspiró y miró al fondo del pasillo, donde Ignatius mascullaba:

-Oh, Dios mío, están los dos lamiendo dientes postizos y podridos, seguro.

PEDRO NAVAJA (La Conjura de los Necios, NOLA)


"Fíjate en esa vieja -musitó Jones a su psique, mientras el autobús saltaba y le arrojaba contra la mujer sentada al lado-. Cree que poque soy negro voy a violala. Está a punto de lanzá su culo de abuela por la ventanilla. ¡Jo! Yo no voy a violá a nadie."

Se apartó discretamente de la mujer, cruzando las piernas, y lamentó una vez más no poder humear en el autobús. Se preguntó quién sería aquel tipo gordo de la gorra verde, al que se veía de repente por toda la ciudad. ¿Dónde aparecería aquel cabrón gordo la próxima vez? Había algo extraño en aquel chiflado de la gorra verde.

"Bueno, así que voy y le digo a ese poli que tengo un trabajo remunerao, que me deje en paz, voy a decirle que he encontrao a una humanitaria que me paga veinte dólares a la semana. Y él va y dice: "Qué bien, muchacho, cuánto me alegro de que te hayas corregío." Y yo le digo: "¡Sí, seño! Y dice él: "Ahora, puede que te convierta en miembro de la comunidá." Y le digo: "Sí, me he encontrao un trabajo de negro y un salario de negro. Ahora ya soy un autántico miembro de la comunidá. Ahora soy un negro real, no un vagabundo. Sólo un negro." ¡Jua! ¿Qué diferencia hay?"

La vieja tocó el timbre y se levantó del asiento, evitando meticulosamente cualquier contacto con la anatomía de Jones, que la veía maniobrar desde el distanciamiento de los cristales verdes.

"Fíjate. Se cree que tengo la sífilis y la tuberculosis y que estoy empalmao y que voy a descuartizarla con una navaja barbera y robale el bolso. ¡Jua!"

Las gafas de sol vieron a la mujer bajar del autobús y quedarse entre un grupo que esperaba en la parada. Detrás de aquella gente había un altercado. Un hombre con un periódico enrollado en la mano estaba pegándole a otro de larga barba pelirroja y bermudas. El hombre de la barba le pareció conocido. Jones se sintió inquieto. Primero aquel fantasma de la gorra verde y ahora aquel individuo a quien no podía identificar.

Apartó la vista de la ventanilla cuando el hombre de la barba pelirroja se alejaba corriendo, y abrió la revista Life que le había dado Darlene. En el Noche de Alegría, al menos Darlene había sido amable con él. Darlene estaba suscrita a Life porque quería cultivarse y, al darle a Jones la revista, había sugerido que quizá pudiera serle también útil. Jones intentó adentrarse por un editorial sobre la política norteamericana en Extremo Oriente, pero lo dejó hasta la mitad, preguntándose cómo aquello podría ayudar a Darlene a convertirse en una exótica, que era el objetivo al que ella había aludido una y otra vez. Pasó a los anuncios, pues eran las cosas que le interesaban de la revista. La selección de aquella revista era excelente. Le gustó mucho el anuncio de seguros de vida Erna, con la fotografía de la maravillosa casa que acababa de comprarse una pareja. El hombre de loción para el afeitado Yardley parecía un tipo rico y desenvuelto. En eso podía ayudarle la revista. Él quería tener el mismo aspecto que aquellos individuos.

jueves, 12 de noviembre de 2015

CONFESIONES EN EL BAR "NIGHT OF JOY" (La Conjura de los Necios, NOLA)

-Sí -contestó Jones-. No es exactamente que me haya contratado. Fue como si me comprara en una subasta.
-Por lo menos recibirás un salario. Yo trabajo a comisión, hago beber a la gente. ¿Crees que es fácil? Intenta conseguir que un tipo consuma más de una de las horribles bebidas que sirven aquí. Es todo agua. Tienen que gastarse diez, quince dólares para que les haga algún efecto. Es un trabajo duro, te lo aseguro. Lana echa agua hasta en el champagne. Tendrías que probarlo. Luego, anda todo el día quejándose de lo mal que va el negocio. Dice que es ruinoso. Si se tomase un trago aquí de vez en cuando, ya sabría lo que es bueno.  Sólo con que entren a beber cinco personas, ya gana una fortuna. El agua no cuesta nada.
-¿Qué ha ido a comprá? ¿Un látigo?
-No me lo preguntes. Lana nunca me cuenta nada. Es curiosa, esta Lana. -Darlene sopló delicadamente por la nariz -. Yo en realidad querría ser danzarina exótica. He estado ensayando un número en mi apartamento. Si lograra que Lana me dejara bailar aquí de noche, podría tener un sueldo fijo y dejar de andar vendiendo agua a comisión. Ahora que lo pienso, tendría que darme algo por lo que aquella gente bebió aquí anoche. La señora bebió mucha cerveza, estoy segura. No entiendo de qué se queja Lana. El negocio es el negocio. Aquel hombre gordo y su mamá no eran mucho peor que la gente que suele entrar aquí. Creo que lo que le fastidió a Lana fue aquella gorra verde tan rara que llevaba encasquetada en la cabeza. Cuando hablaba, bajaba la orejera, y luego la levantaba para oír. Cuando entró Lana, todos estaban gritándole, así que tenía las dos orejeras alzadas como alas. En fin, hacía un poco raro.

lunes, 9 de noviembre de 2015

El FIN DE "EL ADOLESCENTE": EL ÚLTIMO DE LOS CINCO ELEFANTES.

Con mucha satisfacción he concluido de leer la última novela que me faltaba de Dostoievski, me extraña que su distribución en librerías sea prácticamente escasa, a comparación de los otros cuatro Elefantes. Como se observa en la imagen, yo la leí en una impresión que se realizó a partir de que había conseguido el archivo electrónico en un CD que adquirí en Ciudad Universitaria de la UNAM.
Básicamente, no realicé posts sobre "Santa María Egipcíaca" ni sobre la referencia a "casa de los espíritus" aunque estuve tentado a hacerlo, pero basta con realizar la mención de ello como parte de mi baúl de recuerdos.
Si se expande la foto de esta sección de mi librero, se pueden observar el ejemplar impreso y engargolado de "El Adolescente", mi libro de Zizek "El Acoso de las Fantasías" que aún no concluyo, mi siguiente lectura "La Conjura de los Necios" sobre NOLA (que espero terminar), y el libro rojo que aparece sin mostrar la portada es una edición en inglés de "The Catcher On The Rye" de Salinger, no está por demás comentar que en un 99% vendí la totalidad de mis libros y mi librero se encuentra así de vacío como se alcanza a percibir en la foto. Me quedan unos libros en inglés, uno en francés de Quebec y unas películas en DVD que tampoco quise vender, en fin estoy "ligero de equipaje", y pues con muchas ganas de disfrutar y comentar "La Conjura de los Necios", espero me atrape esta historia.

THE MONSTROUS SIDE OF LOVE (El Adolescente, Dostoievski)

"él no había querido la fatalidad, él tenía necesidad de libertad, y no de la servidumbre del destino; era esa servidumbre del destino lo que lo había obligado a ofender a mamá, que lo esperaba en Koenigsberg...  Además, ese hombre, en todo caso, era para mí un predicador: llevaba en su corazón la edad de oro y conocía el porvenir del ateísmo. ¡Pues bien, su encuentro con ella lo había roto todo, todo lo había deformado! ¡Oh!, desde luego, yo no la traicioné, pero sin embargo tomé partido por él. Mamá, por ejemplo, razonaba yo, no habría turbado nada en su destino, ni siquiera casándose con él. Yo lo comprendía; era completamente diferente de su encuentro con la otra. Sin duda, mamá no le habría dado ni siquiera la calma, pero incluso era mejor así: esos hombres deben ser juzgados de otra manera, su vida será siempre así; no hay en eso nada de monstruoso; al contrario, la monstruosidad sería que encontrasen la calma o, en general, que llegasen a ser parecidos a todos los hombres mediocres."

viernes, 6 de noviembre de 2015

UN ALMA DE ARAÑA (El Adolescente, Dostoievski)

(La araña es siempre en Dostoievski el símbolo del mal y de la bajeza)

"¿De dónde había venido todo aquello de golpe? ¡Es que yo tenía un alma de araña! Quiero decir que todo estaba desde hacía mucho tiempo en germen y reposaba en mi corazón perverso, en mi deseo, pero que el corazón estaba todavía retenido por la vergüenza, en el estado de vigilia, y el espíritu no osaba todavía representarse conscientemente nada parecido. En el sueño, por el contrario, el alma había presentado y desplegado delante de ella misma todo lo que había en el corazón, con una precisión perfecta y en un cuadro muy completo, y bajo forma profética."

miércoles, 4 de noviembre de 2015