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IL POSTINO

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martes, 10 de marzo de 2009

FRENTE A FRENTE: YOURCENAR vs GEORGE

Al percibir la referencia lógica que existe entre las Memorias de Cleopatra con su antecesora Memorias de Adriano, se despliegan posiciones y contraposiciones.

Comienza la divergencia en cuanto que Adriano es uno de los mejores emperadores ya que deja un Imperio ordenado con una Paz Romana, y Cleopatra es una Reina perdedora en cuanto entrega al enemigo el comando de su país, sus riquezas, sus hijos. Aquí notamos que Adriano en su lucidez no deja descendencia, ¿por qué considerar que el hijo tenía que ser el heredero? Juega Yourcenar con el concepto de incapacidad, y la exageración nos lleva a que Adriano fue incapaz de salvar a Antinoo, por otro lado, Marco Antonio se transforma en el monstruo máximo, el héroe de la disipación, el estandarte de no salvar nada, ni los territorios, ni su Reina, ni su propia vida.

El suicidio en Adriano es evitado por el recuerdo y la glorificación de Antinoo, no podía repetirse su gesto magnánimo de provocar la pérdida más preciada a un emperador: el quitarle el hilo que controla a la marioneta. Antinoo se glorifica al inmolarse en su juventud recordándose por siempre como el afecto más grande del emperador.

Cleopatra, en su disputa a muerte con Octavio, por el dominio del mundo, seduce a Marco Antonio para que pueda lograr su sueño de vivir en un mundo donde sus deseos de diosa se vean reflejados en esta existencia. ¿se suicida Cleopatra para convertirse en diosa al demostrar que el gobierno de su vida lo tenía exclusivamente ella?

Catón no se rebajará ante la gracia, el perdón de César, antes de hincarse a un dictador prefiere inmolarse, ¿no será el camino seguido por Antinoo de abdicar al amor que tenía antes de perderlo?

La disputa de Adriano, personaje del orden, de la belleza, de la cumbre de la Civilización, de la exaltación de lo humano es por mantener la permanencia de su obra, que lo construido hasta ahora por el Imperio sea duradero, ‘gentes así serían envidiables si se pudiera envidiar a los ciegos’, por lo que se le añade ‘el enamorado de las flores sólo recibirá de mí los inanes ramos fúnebres’.

Y es que, inevitablemente, en el crecimiento de las personas desde que vienen a este mundo, la fortuna les propina virajes y traiciones, y así los judíos se rebelan ante el áureo gobierno de Adriano, ¿por qué existe esa intolerancia a quienes piensan diferente, a quienes actúan de distinta manera? Pero la víctima será siempre el agredido, y se colocan como víctimas los que hacen frente a una imposición, los que se oponen a un dominio, y Adriano fue atrapado en la telaraña judía donde la obstinada tradición dice que nunca serán movidos de su tierra prometida y el emperador deberá cancelar sus planes modernizadores si no se ajustan a las exigencias, y la guerra produce las ruinas.

Así llegamos al intercambio de máscaras de la vida y de la muerte, Adriano creíase Zeus en la contemplación, en el manejo de los hechos, y al fin ser absurdamente humano: ‘Había mucho de angustia en mi necesidad de herir aquella sombría ternura que amenazaba complicar mi vida’.

Y así las representaciones nos llevan a que el matrimonio no es una unión, ni siquiera un contacto, pero si un rito y como tal sagrado.

Y como Bobby Fischer anticipaba los cinco movimientos que haría, en el juego de la vida se busca que la muerte se pueda anticipar a sí misma. ‘Jamás ha saboreado la derrota. Es el destino de los vencidos, los nombres se borran, nada existe, nada perdura.’

Pero, la cabeza bien alta, porque tenemos motivos para enorgullecernos, si no somos juguetes de otros seres porque seguimos nuestras propias ideas. Y bailan ante nuestros ojos el dionisiaco Marco Antonio y el amado Antinoo, apuestan su vida por mantener el amor que consiguieron, y sacrifican su posición de ventaja al sentirse dichosos de poseer o haber poseído el amor, pero si no se atreven a dar el paso de la derrota, ‘Jamás ha saboreado la derrota. Es el destino de los vencidos, los nombres se borran, nada existe, nada perdura.’ ya es demasiado tarde, observarían que el amor se pierde, se difumina, va paulatinamente desapareciendo, y así Adriano estipula llorara una ausencia o será el goce presente que ya no puede conseguir, y Marco Antonio sabe que Octavio se acostará con Cleopatra y no puede presenciar ese agravio, es preferible dejar el mundo a saber que ya no recibirá el amor apasionado de quién está enamorado, y lo más grave que verá cómo es canjeado por otro que se aprovecha de su posición de poder para probar las delicias que encierra el trono de Egipto.

Cleopatra, hubiera decidido vivir si es cortejada, y si no se vuelve parte de un botín, porque es una Reina y no puede ser exhibida como joyas o tesoro, ella sabe que nunca se someterá a un arbitrio extranjero, y su imagen en la muerte es inmaculada, se va de esta realidad como Diosa y se impone al gran Augusto, le ganó ante la posteridad por morir joven, bella, siendo Diosa, y nunca llegando a sufrir la miseria humana.

El ingrato que abandona a sus padres enfermos, o los padres que no pueden con el loco esquizofrénico, y los patricios abusando de su poder desean castigar a sus esclavos, pero Augusto no pudo castigar a la rebelde Cleopatra, Octavio no pudo acostarse con la máxima conquista de Marco Antonio.

‘Nada había cambiado… salvo yo’

‘Era más fácil ser atrevido en mi barco y entre mi gente que delante de unos desconocidos’

‘Mi vida no se había extinguido apaciblemente sino que me la habían arrancado a la fuerza’

Día apostado, ¿habrá regreso?,

y el sol como si nada, hice una apuesta y ni marca en ti día, sol incólume, intacto.


Os recomiendo las lecturas de las Memorias de Marguerite Yourcenar y Margaret George, porque todos los caminos llevan a Roma, y podamos compartir más opiniones sobre la lectura paralela de estas novelas biográficas, donde la aprendiz trata de mostrar la enseñanza de la maestra.

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