CUANDO MANDAR SE VUELVE VICIO...

Los aduladores lo envanecieron como “corregidor de los terremotos, los eclipses, los años bisiestos y otros errores de Dios”, además de “descompositor de la madrugada, comandante del tiempo, depositario de la luz”.

“y yo solo me basto y me sobro para seguir mandando hasta que vuelva a pasar el cometa, y no una vez sino diez, porque lo que soy yo no me pienso morir más, qué carajo, que se mueran los otros”

Hágase la luz o invocar a las tinieblas, ni el poderoso Mandrake creaba tan poderosa ilusión, el aparato de gobierno se movía a complacer los caprichos del endiosado gobernante.

Se ufanaba de bajar las aguas del Diluvio, aunque algún día tenían que bajar.

Y se creyó Mesías de hueso colorado, que me entierren en el Santo Sepulcro, y soy indestructible me matan y resucito a los tres días, y hasta hago una Virgen de mi madre muerta porque los predestinados también nacen en Latinoamérica en oposición a Calvino y al Destino Manifiesto, pero el enviado del Vaticano fue contundente no se puede probar la santidad de su Madre-Virgen donde su imagen “estuviera todavía pervertida por el resplandor del poder”.

“el espacio cambiado y el tiempo corregido por los designios de su voluntad absoluta”

“estaba presente en nuestras vidas al salir de la casa, al entrar en la iglesia, al comer y al dormir”

Pero mandar era su manía, aunque fuera por pequeñeces “para satisfacer de esa forma minúscula los rescoldos tibios de su inmenso vicio de mandar”.

Se daba por hecho que los “que antes cantaban para exaltar su gloria” (del gobernante), “ahora cantaban arrodillados para celebrar la buena nueva de que habían traído a Dios en un buque”

En tiempos de godos, Dios mandaba más que el gobierno.

“las recuas de menesterosos que no esperaban nada de él –como gobernante- porque no esperaban nada de nadie”: “le profesaban una devoción terrestre que se podía coger con las manos y una fidelidad sin ilusiones que ya quisiéramos nosotros para Dios”

“Era ajeno a todo a cuanto ocurría en el mundo que no estuviera a la altura de su grandeza”

“era el benemérito que le infundía respeto a la naturaleza y enderezaba el orden del universo, y le había bajado los humos a la Divina Providencia”

“El único error” de “un hombre investido de autoridad y mando es impartir una orden que no esté seguro de que será cumplida”

Se da el atentado contra la Primera Dama quien no era querida por su despilfarro e intromisión en la vida nacional, y lamentable es que él estaba enamorado ya que “escribía versos en las paredes de los retretes, estaba tratando de recitar de memoria el poema completo en el Olimpo tibio de mierda de vaca de los establos de ordeño”.

Al desaparecer la Primera Dama “le quedaba un último soplo para vivir, pero era el soplo de una autoridad inapelable y devastadora que a él mismo le costaba trabajo mantener a raya”

Empezaron sus problemas auditivos: “aparentaba oír menos o más de lo que podía oír en realidad según sus conveniencias”

Consecuencia de su vejez, se burlaban de él: “es un pobre abuelo pendejo”

Y la triste verdad: “lo hacíamos feliz con el engaño”

Él no podía creerlo: “por qué me mandas este castigo”

“La mentira es más cómoda que la duda”

“Lo engañaban para complacerlo” !

“Le cobraban por adularlo” !

“Reclutaban por la fuerza de las armas a la muchedumbre” !

“Había llegado sin asombro a la ficción de ignominia de mandar sin poder, de ser exaltado sin gloria y de ser obedecido sin autoridad”

“sólo por conservar hasta el fin de los tiempos su bolita de vidrio en el puño sin saber que era un vicio sin término”

La Incapacidad del Amor: “Había tratado de compensar aquel destino infame con el culto abrasador del vicio solitario del poder”