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IL POSTINO

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martes, 5 de julio de 2016

NEVERENDING STORY (4/5) -la dulzura del helado-

Sofía revisó el paquete de pétalos en su casa, eran unos bellos pétalos color lila, era la tercer entrega, después de las hortensias azules, las camelias rojas, otra variedad de flores. Sonó el teléfono y se dio el siguiente diálogo:
-        Natán…
-        No, soy Alexa, van a presentarse en concierto…
-        No creo poder asistir.
-        Chica distraída, estarán Los Tulipanes en Madrid.
-        Los Tulipanes, tengo muchas ganas…
-        Lo sabía, pasamos por ti a las 7 de la noche.
-        Me alistaré y allá te cuento…
-        Sigues coleccionando pétalos de flores.
-        Eso, es una nueva forma de protesta de los excluidos.
-        Jaja… ¡pétalos de flores!
-        Sí, llevo tres paquetes que me han obsequiado circunstancialmente.
-        Ya se siente un caso extraño, señorita Bond.
-        Es probable que nos obsequien tulipanes en el concierto.
-        Si fuera un integrante del grupo tendría que cedértelo.
-        En serio, otro paquete y ya me estaría desesperando más…
-        Tranquila, paso por ti y seguimos platicando allá en el concierto.
Los Tulipanes, esa banda de jóvenes que se atrevía a mezclar los sonidos musicales como si de colores se tratase. Hacían sus pruebas y también llegaban a descubrimientos acerca de qué sonidos los transportaban a comunicaciones con el más allá, a saltos alternativos entre la luz y la oscuridad, a la protección del silencio y al elegante murmullo que rompe el sello para que multitud de formas y sonidos escapen, las representaciones en el cerebro sean nombradas por un sonido, las distintas expresiones puedan formar los distintos recorridos de nuestros humores, deseos, sueños, y estructurando musicalmente las decisiones, eso que queremos mostrar se haga presente, nos acompañe, en un nivel energético, disfrutando la energía o cargándose para volverlo real con lo que nos rodea.
Para Sofía era un encanto, jugar con la mente, dejarse conducir por bellas ilusiones, que esas chispas luminosas, los colores, las salidas a los túneles oscuros, sean como parte de un goce, y no buscarse complicaciones rompiendo la armonía, cortando la respiración por un disonante grito, el estruendo de un balazo, la caída en un rencor, en una enfermedad.
Alexa y su novio pasaron por Sofía, lucía unos jeans cafés con pequeños remiendos en las rodillas y una blusa con franjas verdes horizontales, se miraba llena de felicidad, e iría a buscarla poner en sincronía con Los Tulipanes, enviando una señal de resonancia junto con muchos otros jóvenes a Madrid.
En el auto se iban relatando los pormenores:
-        Hay mucha gente, el concierto será muy hermoso…
-        Sí, yo estaba tan entusiasmada por él, que olvidé  su fecha.
-        Son tus paquetes extraños los que te roban alegría…
-        Y no veo la razón, son pétalos de flores.
-        Pero haberte entregado ya tres mensajes, parece desesperado.
-        Sí, primero hortensias azules, luego camelias rojas, hace poco las flores lilas, y ahora…
-        Será imposible a menos que salten por la cabeza, ahí no entrará ni un alfiler.
-        Jaja, no lo dudes, entrega aérea…
Enseguida tuvieron acceso, ya que Sofía era una personalidad del espionaje, entonces mostrando la tarjeta del ministerio de guerra ella se ubicó ahí dónde ella deseaba ver el concierto, para evitar un ataque aéreo se colocaron muy cerca del escenario, en una posición donde el destello de luz no les llegaba certero de frente.  Y así, el murmullo rompía el silencio que por ahora daba la banda, hasta que el silencio ritual se contenía en la escucha de la melodía de Los Tulipanes. Sofía andaba pletóricamente en fantasía, que sintió el jalón del brazo por Alexa como una interrupción no oportuna, sin embargo, volteó y miró hacia arriba, y no lo podía creer, una hortensia azul, una camelia roja, y la flor lila ya la habían encontrado y deseaban entregarle el paquete, pero como era costumbre se tenían que pelear, así que le dejaron a Alexa el paquete y su pelea la continuaban muy cerca de Sofía. Era estrafalario, sí, eran muy buenos, sus disfraces de flores, pero entretenían al concierto. Sofía, ya estaba preparada, y caminó hacia un acceso preparado para los intrusos. Hortensia, Camelia y Lila la siguieron y le dijeron las tres al mismo tiempo: ¡El regalo es para ti”, y Sofía respondiendo: ¡Sí ya lo se! ¡Gracias, ahora váyanse! Y como con resorte las tres flores huyeron y se perdieron a la vista de Sofía.
Alexa estaba boquiabierta y por un rato comentaron el incidente:
-        No te dejan en paz, a cualquier reunión pública que vayas te dejarán un mensaje.
-        Sí, son encantadoramente inoportunos, ahora serán pétalos de tulipanes.
-        Jaja, te están sorprendiendo, pero parecen una comunidad de chiflados…
-        Sí, los carteristas, el mimo y el arlequín, las gordas de rojo, ahora un trío de flores, ya sé son excluidos y quieren llevar su mensaje al mundo, y me utilizan como su micrófono…
-        No te enojes, ya te buscarán para explicarte o tú lo resolverás…
-        Lo que no me gusta es su anonimato, empezaré a investigarlos, mucha gente ya se ha dado cuenta que me persiguen lunáticos, así que tendré que dar la explicación, y si hay fotos el panorama se nubla más, me pueden exigir que tome decisiones, que los encierre, que vea que quieren o que no les haga más caso…
-        Jaja, pero disfruta tu concierto, ya liberaste lo que te preocupaba…
Y siguieron Los Tulipanes sonando hasta que llegaron a un éxito: “El Filo de Sofía”, y se escuchaba el estribillo a todo pulmón:
El Filo de Sofía
Tocó mi oreja        
Tu Filosofía
Arrancó mi Corazón
Y así Alexa, su novio y Sofía tuvieron una gran noche, y después del concierto pasaron a dejar a Sofía con su paquete y con sus sueños exponencialmente crecidos con Los Tulipanes.
El novio se excusó a quedarse un rato, debido a que tendría un compromiso de trabajo al  día siguiente.     
En Delft, Natán tomaba un baño, ya que saldrían con Clementine a una cenaduría llamada “La Cabeza del Ajo”, seguramente no habría vampiros, pero había  que preveer y se armó de crucifijos y una botellita de agua bendita.
Ahí estaba Clementine, esperando la llegada de Natán, había ordenado ginebra, pero el pobre Lancelot no era tan gallardo y ya la había hecho esperar unos diez minutos. En “La Cabeza del Ajo”, el mobiliario estaba de cabeza, grandes sillones colocados al reverso, la mesa sobre otra mesa, pero mostrando sus patas, las sillas tiradas de manera lateral, muchos collares de ajo redondeaban ese ambiente hechiceril, o en donde se acababa creyendo que alguna cabeza de ajo sustituiría a la propia. Una cabeza de ajo compuesta por una decena de dientes de ajo, los dientes de ajo también lo suficientemente cubiertos por su cáscara difícil de pelar.
Clementine le tenía preparado una bebida hecha con la esencia de ajo, ¡cómo apestaba!, pero ella tenía el cántaro en sus manos y se lo acercaba a los labios. Natán se quedó dormido, quizá fue que no resistió la delicia del ajo, pero quedó tumbado en medio de tanto ajo. Así, Natán tuvo pesadillas, y sintió cómo Sofía empezaba a quitar partes de su cerebro, unas partes se las daba a Clementine y otras a una mujer gitana, había hasta subsidiarias, hasta a su madre le tocó el hipocampo por ello de que nadie se quedará sin una parte de ese cerebro dividido. Había una pianista que tomó una fila de neuronas y empezó a tocar una melodía, era un tono espectral, y propulsaba a las investigadoras del agujero negro cerebral. Todo parecía en sus casillas, algunos cables torcidos pero la ingeniería los lavó, los planchó o de plano los tiró a la basura para poner uno adquirido en el Supermercado “Repuesto de Emergencia”. ¿Te imaginarías perder un cable, quién gratuitamente te lo pone? Es como si un loco fuera un cero a la izquierda, y para qué encauzar la vida de un loco, el loco no causaba ni espanto ni asombro, era un personaje inofensivo, nunca se le buscaba pendencia, era evidente que sí se lo molestaba resultaría alguien enfurecido y con agresividad.
No sabías ni qué pasaba en tu cerebro, a veces lo sentías vacío, a veces lo notabas como disperso, los cables enredados, o un poco más liberado, de pronto sentías como un tobogán y te ibas por ahí, o empezabas a dar vueltas dentro de un remolino, hasta que sentías que por fin aterrizabas y seguías con el mareo, no percibías con claridad, había un poco de desorden, alguien ante la puerta tocando “toc toc”, pero seguías placentero en ese movimiento reordenamiento de tú antes apesadumbrado cerebro. Un “mover” la percepción y de pronto tu vida salía de la angustia  y entraba en la euforia. Quien apostaba que era tan fácil, cambiar tu disposición y lograr zafarte de las correas de un humor no deseado.
Clementine, apareció después de tu viaje insólito, fumaba su cigarrillo y tomaba un whisky, no le molestaba la compañía del ajo, posiblemente se sentía hermanado con ellos, cuando se dirigió a tu sensatez:
-        Recuerdas que me molestó un olor y me tuve que ir…
-        Sí, no me dijiste ni el motivo, saliste disparada.
-        Era el ajo, lo visitó aquí, para salvar cerebros atrofiados…
-        Jaja entonces mi cerebro era un cesto de basura.
-        No, era un tamal mal amarrado, o un esclavo con exceso de cadenas.
-        Mmmm, me dices preso de mi conciencia, aterrado de perder mi “yo”
-        Sí, eres vulnerable, tan vulnerable, que ver el mundo de cabeza te enfermaría irremediablemente.
-        Pero la curación con ajo, me devolvió fortaleza, quiero decir, ha limpiado mi cerebro…
-        Lo ha despertado, si te pusieras en la oreja izquierda un poco de Cinnamor y en la derecha un poco de ajo, notarías algo especial, ¿por qué no lo intentas?
-        Jaja, tal vez no podría dormir, por pensar en diferenciar los aromas.
-        Eso es, el mundo es un conjunto de confusiones, aquí te metiste en el ajo al 100% y con ello lo único que te causó confusión fue el ajo.
-        Y al salir de aquí otra vez las confusiones empezarán a invadir mi cerebro.
-        No te preocupes, si te comportas mal, llevo unas botellitas con ajo…
En la oficina del ministerio de guerra, Sofía preparaba ya la denuncia de un grupo de sospechosos que intervenían en cada evento público, por el momento sin discurso, y generando un show extraño que después la gente relataba con burla y a tono de éxito;  los presuntos sospechosos se ponían a regatear por una caja que era el regalo de Sofía, y no se lo daban directamente sino que abandonando el regalo, preferían la pelea, luego que Sofía tomaba la caja,  ellos siempre huían.
Sofía informó al jefe el nivel de profundidad de las investigaciones, y señaló que Interpol realizaría detenciones cuando lo juzgaran conveniente, por lo pronto harían un seguimiento minucioso. El show  tendría mirones especializados que irían desarmando el puzzle, para el fin de semana seguramente habría resultados significativos que conllevarían a resolver muchos por qués.
En uno de los centros de recreación denominado “Circo de Marionetas de la Vida” se encontraban discutiendo a dónde dirigirse, porque querían seguir tocando puntos sensibles de la sociedad española, y según lo especificado uno de los sitios que no se escaparía de la entrega de paquetes  de pétalos serían las iglesias, siempre llegaban a estos lugares muchos arreglos de flores, pero se sorprenderían con shows estrafalarios al desarrollarse en plena misa, donde al final les dejarían el paquete como si solo les interesase pelear y no hubiera intención premeditada de dejarles un regalo anónimo de pétalos.
En otro de los centros de recreación llamado “Billares de Causas y Azares” se encontraban jugando pool y definían la próxima estrategia, tendrían que comenzar a dar nuevas entregas de pétalos para fortalecer el movimiento, se atreverían visitar las presentaciones de modelos y los concursos de belleza, y buscarían regalar a muchas de las mujeres bellas un show propio de peleoneros buscando afanosamente si ellas aceptaban un regalo que quedaría tras el humo de sus llamativas peleas.
En el paradisíaco Delft, Clementine preparaba la siguiente visita para el novato Natán, irían a la Tienda de Ropa “Curiosidades de Moda”. Como siempre, Natán era citado en el lugar, y Clementine ya esperaba cuando Natán llegó. Estaba la encargada, y mientras observaban las muestras ya platicaban:
-        Para el gran Natán, necesitaremos de un sombrero que parezca al de un mago, pero que a la vez tenga la oportunidad de disfrutar ponerlo con un ala inclinada sobre la otra. Preferiría que fuera un color beige, que parezca al de un detective.
-        Jaja, aquí lo tengo, lo lucirá muy a la Dick Tracy.
-        Y con este sombrero aparecerás casos y los llegarás a resolver, como Sherlock Holmes.
-        Mmmm, prefiero no inquietarme mucho la vida.
-        Jaja, curioso espécimen no sabe que todo en la vida es inquietud, nunca sabrás ni cuando te irás definitivamente, ni en qué momento te quedas dormido o en qué momento abres los ojos.
-        Jaja, ni cuándo encontrará a la mujer de su vida, ni si a la vuelta de la esquina se encontrará al asesino, ni si se ganará el premio mayor en la próxima lotería.
-        No, me refiero solo a que me gusta, siempre programarme, buscar la planeación de mi vida, disponer de mi tiempo, disponer de la tecnología, disponer de mis recursos.
-        Jaja, nada de eso lo puedes acumular y guardar en caja fuerte, hay un principio sobre la propiedad muy sabio, ninguna cosa trae un “mío” integrado, te puedes encontrar una propiedad frente a ti y que diga “si no dice mío soy tuya”. Esto no se refiere a que grabes tu nombre en tus camisas, calcetines e interiores. Se refiere a que nominalmente se tiene la “carta de propiedad” de algo, pero alguien pudiera extenderse una propiedad a sí mismo sobre ese producto, y así…
-        No hay propietarios de nada, más que de su propia vida, y ahí sí la propiedad se debe estimar, si no le das valor a tu vida, es como si no fueras absolutamente sino una grotesca nada, amorfa sinrazón, pálido vegetal…
-        Ella te puede vender máscaras por si no te puedes definir, qué personaje debes jugar en tu vida.
-        No soy un personaje gris, o amorfo, solo que la vida es complicada, y me orilla a vivir con pequeños destellos de vida que atesoro en mi corazón.
-        Jaja, nada en la vida es gris, más que siempre uses un traje gris, estás muy pequeño pero los colores pintan el mundo como quieres, en realidad no existe ni una paleta seleccionada, de pronto aparece un mundo con ciertos colores y tú decides qué asociaciones quieres hacer con lo que dispones. Jaja, tú te haces la vida gris si pintas todo de gris y no puedes hacerlo.
-        Es que  siempre crees vivir, pero vives sin colores, sin experiencias, sin atrevimientos, la máxima es irse a descansar cuando dejas de trabajar, y no será acaso alguna manera de administrar tu tiempo libre perdiéndolo, garantizando que no harás nada porque hacer algo es trabajo, y estás de descanso, consumirás o disfrutarás de otros, pero en tu óptica gris, descansar es anestesiarte, nunca crear, nunca liberar, nunca relajar, es colocarse un almohadón y dejar de respirar.
-        No es cierto, hay fiestas o deportes, pero no me pongo un almohadón.
-        Te lo pones por tu vida dirigida por el compás de tu estrategia, diviértete con destellos.
-        Creo que no siempre te puedes divertir.
-        Jaja, eres buen análisis pero siempre proyectas, si simplemente te lanzarás a la aventura, gozarás de arriesgarte por algo que se sale del script.
Fue cuando la encargada de “Curiosidades de Moda” empezó a mostrarme su lencería nocturna y otra vez no recuerdo el tiempo, como con un mazo quedaba preso de un deseo exasperado por encontrar la aventura del día que no lo confinara a la muerte.
En el incansable trabajo del centro de investigación del Dr. Platonio Smart, habían estado acumulando información sobre la migración de espíritus a cuerpos humanos. El planteamiento a demostrar es que hubo un injerto de un espíritu ganador a un cuerpo derrotado, para llegar a generar esos superhumanos que por primera vez en la historia demostraban que el origen de un individuo no condiciona sus posibilidades de desarrollo, lo que es una vuelta de tuerca a la predestinación acostumbrada de la superioridad innata de ciertos seres sobre otros. Las discusiones en el equipo del Dr. Smart iban tomando un cariz prometedor, ya que si era posible inyectar espíritu a las naciones pobres, era más fácil construir la civilización y el desarrollo, que generalmente siempre se daba el estancamiento porque las naciones pobres esperanzadas buscaban mejorar sus condiciones si recibían financiamiento del exterior. Ya está etapa humana de acostumbrarse a la pobreza donde hay pobreza, y de seguir acumulando riqueza donde ya se ha generado mucha riqueza, sería superada si se sostenía el proyecto de inocular el espíritu ganador en los pobres orillados por el destino.
Existía la creencia en las culturas nórdicas de que las almas no morían, quedaban en tránsito, movilizándose como soplando a los humanos su hálito de vida, estaban siempre atentas para enredarse en los asuntos humanos siempre y cuando avizoraran peligro. En Grecia, se llegó a creer de la existencia de dioses que habitaban en el monte Olimpo, que dirigían su protección desde las alturas para sostener la comedia humana, y eran temidos o adorados porque los seres mortales si sentían la intervención de lo que llamaban lo divino en sus vidas. Era como admitir la presencia de lo sobrenatural, la presencia de espíritus que favorecían o castigaban según fuera el comportamiento de los humanos. Un cuerpo terrenal que ponía en peligro la reproducción de la especie era engañado por los artificios de los dioses para nunca provocar el desquebrajamiento de las estructuras que fundamentaban el proceso de la continuidad de la vida. Eran como el freno para los intereses aviesos y el murmullo travieso que impedía tomar las decisiones en la conciencia de los humanos. No era posible soportar que un humano sin comprensión del más allá quisiera intervenir en los designios divinos que jugaban con la suerte de los humanos, y esto porque causaba fastidio ser movido por circunstancias o fenómenos que no caían en el ámbito de resolución propia. Efectivamente, lo anterior presionaba a lo posterior para seguir existiendo, lo sobrenatural no dejaba dudas de su presencia en la Naturaleza, y he ahí que era para un humano preferible refugiarse en la creencia del gobierno de los seres divinos.  
En las reuniones para establecer los criterios sobre cómo enfrentar algo que para la ciencia era un terreno prácticamente desconocido, se fueron acercando a las teorías de la formación de ídolos para proteger una intromisión divina, era aceptado por tribus o comunidades antiguas que cualquier alma permanece si está ligada a objetos con los cuales se identifique. Era pues, un objeto de conservación como ahora lo son los libros o el cine, algo por la cual un alma muerta o no presente se comunicaba con la realidad de la vida. Así notaron que los egipcios y sus grandes monumentos, avanzaron tanto así, que se buscaba la conservación de los cuerpos con la momificación, y se hablaba de la belleza inalterable al permanecer  aislada del medio ambiente. Se suponía que, desde luego, la creencia en la muerte es dejar de sentir una presencia, y que la inmortalidad puede fijarse por la permanencia en los recuerdos o en las construcciones de la imaginación. Es muy probable que lo magnificente, lo magnánimo, sepulte cualquier invención burda o vulgar. Y así monumentales edificios se hicieron simplemente para guardar féretros, y entre ellos hay muchos templos y catedrales, la vida después de la vida era dejar en piedra la constatación del poder.
Por lo que el Dr. Platonio Smart seguía recibiendo suficientes fondos para seguir con sus interesantes investigaciones, la tesis era que hubo rituales frente a monumentos trascendentes que influyeron en la carga del espíritu para lograr la sobresaliente actuación en estos Juegos de la controversia.
En Madrid, se tenían pistas que conducían a que no había ningún conflicto, eran estudiantes o románticos de vieja cuña, que tomaron por moda realizar paquetes con pétalos de flores. Y que el miedo no debía transmitirse, porque estos actos de rebeldía movían más a la risa que a una movilización seria o a un análisis de conciencia relevante. Aunque Interpol no consideraba que se trataba de un movimiento de excluidos, Sofía decía que ella creía que en algunos meses la situación podría ganar mucha publicidad, y habría ambos bandos de antipatía y simpatía, ya que esos juguetones no se quedarían quietos.
Dialogaban intensamente en el “Circo de Marionetas de la Vida”, se proponían realizar un recorrido por siete Iglesias y terminar con un show frente al Palacio Real, la misión sería realizada por “los siete enanitos” y una mujer hermosa llamada “Doncella Solitaria”. Y es que tenían pensado realizar el atrevido acto de esparcir pétalos de flores mientras el sacerdote pronunciara la misa, y llegaban a concluir que el momento oportuno sería cuando repartiera la comunión en la entrega de hostias. No había nada de inmoral en llenar de pétalos la estancia sagrada, lo irónico es que estarían siempre delegando quien arrojaría los sacos de pétalos que llevaban, y lo que sucedió fue que armaron gran relajo.
En la primera Iglesia habían decidido que solo uno iría a depositar las flores con respeto frente al altar y saldrían rápido, pero finalmente todos querían ser los primeros, y se armó la trifulca entre los siete.
Un sitio sagrado donde los feligreses extasiados van y arrojan humildemente sus plegarias ante lo que consideran el Creador.  Las luces de los cirios iluminan la opacidad del lugar donde el culto es misterio. Postrados ante la imagen que representa el ejemplo de una vida digna están los penitentes siempre buscando la comunicación con el más allá. Inundados de ilusión por efectuar el mejor papel representan su fervor buscando la aprobación de un ser magnánimo. Casi en abstracción las personas creyentes se suman y aglutinan como un poderoso reto a la aparición de la dicha en sus vidas.
Los enanos, sigilosos y festivos empiezan a dejar paquetes que se piensan simples ofrendas a las imágenes del culto. Tras sus riñas por ganar el lugar de ser el primero en dejar el recuerdo a la Iglesia, el paquete es soltado sin atención y dejado al paso, al olvidarse del motivo que implicaba su visita a los lugares sagrados, buscan una salida para poder liberar sus ímpetus y seguir discutiendo cuál fue su falla, ya que siempre ansían ser los primeros, y terminan subiendo uno arriba del otro, arañando al que va delante para que les abra paso, ascendiendo en absurdo una escalera circular. Los enanos han cumplido, han dejado el vestigio de su visita, un paquete se encuentra depositado en cada Iglesia, y las reacciones no tardarían en ser evidentes.
En un breve episodio en el cual Natán se retraía a los recuerdos, su alma volaba desde Delft a Madrid usando alas encantadas por la visita al templo de su Diosa. Estaba confrontando a su creencia permaneciendo en Delft, estaba desapareciendo un vínculo poderoso para arrastrarse a vivir sin edificaciones, sin construcciones quiméricas. Su mente agolpaba indicios de haber vivido postrado ante sólidos bultos de piedra, que no le proporcionaban instantes más que para lanzar súplicas o externar lamentos. Es cierto, Madrid era concretar la ilusión de una vida como la añoraba, alguien dulce que tomara la vida con la misma facilidad, y que en sabio entendimiento forjaran una vida donde compartirían dicha, como la eucaristía donde el fiel recibe el pan y abandona con gozo su Iglesia.
Se alistaba Natán para verse con Clementine en el bar del Hotel “Absurdo”,  no debía tardar puesto que su aprendizaje clamaba convertirlo en alguien diferente. Ser humano que deseas completar tu evolución y transformarte en un ser espiritual. Fragmento de la creación que conserva la chispa de la ignición primera, algo te conmueve a seguir buscando quién eres mientras tu fuego permanece latente. Esa dispersión primera de mundos candentes que después se enfrían, nos lleva a la imagen de un planeta vivo por el solo hecho de encontrarse enfriando. ¿Qué es la temperatura? Es acaso el indicador de alguien que tiene movimiento y de lo que no lo tiene. La vida, indescriptiblemente asociada al movimiento, a ese infatigable moverse de un espacio a otro de las infinitas moléculas o de las desarrolladas sustancias, siempre movimiento, colisiones, suplantaciones de espacio, desapariciones, creaciones, mutaciones, transformaciones, un proceso de un punto origen a un punto desconocido, ya que el movimiento se perpetúa, y así se encuentra ese fragmento ígneo llamado ser humano, no queriendo dejarse enfriar, no queriendo perder su movimiento. Pareciera como una partida de ajedrez infinita donde por sabiduría lo único que se sabe es que hay que conseguir siempre ir hacia delante, ya que perder movimiento es perder vida.
-        ¿Cómo amaneciste pequeñín?
-        Clementine, estoy  sorprendido.
-        Despabílate…
-        Quiero enfocarme a la cuestión de los perfumes, para entregar un informe…
-        Jaja, te tomarán como Juan deconstruyendo el Apocalipsis.
-        No, siento que si hay mucha filosofía, pero me intriga el jardín de flores, y me gustaría que tú me acompañaras.
-        ¿A dónde hemos ido?, has ido a soñar en el mundo del ajo, y ayer fuimos precisamente a presumirte los colores de la moda, y siento que estás impactado, y no sabes discernir lo que es útil para ti.
-        Sí, ha sido sorprendente, y te lo agradezco, pero te pido que mi camino no se extravíe, tú me puedes llevar a experiencias jamás sentidas, pero quiero regresar a mi mundo y por ello deseo tu mano que me guíe, es como lo has expresado, soy un bobalicón en un desenfreno que desconozco.
-        Jaja, no tengas temor, recuerda que te he invitado, desde aquel día que investigué que trabajas con los perfumes y las flores.
-        Sí, estoy contento también, quiero descubrir lo que deseas mostrarme.
-        Y debes aprender que yo soy la anfitriona, y como dicen “laissez faire”.
Clementine tomó de la mano a Natán, y juntos se dirigieron a un nuevo sitio en Delft, iban al Parque del Aburrimiento.
-        Ya hemos llegado, solo observa y después platicamos.
El gris, si la vida es gris, el blanco y el negro forman el gris, ¿qué es el color? Si la suma entera se reduce a gris, todo puede ser gris, el pasado y el futuro nada más que gris. Estar aburrido, estado latente del corazón, no hay más que duda en la vida, un sin deseo del continuar o del seguir vivo. El silencio inunda la mente. El terrible momento de la palabra sacrificada en el altar de Abraham. ¿qué somos? Podemos ser nada y la palabra muere, o somos palabras (les mots) y terriblemente nuestro mundo es solo de palabras. El cuchillo es el silencio, y así las palabras mueren en esa pausa donde no somos nada. ¿Te asombras? Un momento de ti está en esa atmósfera donde no hay nada y de ahí brota un ser, una decisión, una acción, la palabra es después, es conceptualizar la acción, y al comunicarla dejamos a un lado al cuchillo del silencio y afirmamos vivir.
Terminando de visitar el parque, Clementine tomó de la mano a la Natán y se dirigieron a un puesto de helados.
-        En Nueva York, un vagabundo se me acercó y me platicó que los helados te dan alegría, así que te compraré un helado.
-        ¡Oh Clementine! Pero también tú comprarás uno.
-        No, compraremos uno para los dos.

Así que con un barquillo grande de helado de fresa y vainilla, Clementine y Natán compartieron la paletilla y se daban cada uno a su vez el helado. Una pasta fría y dulce que llega a tus labios con deseo. Un beso en frío, o de dos seres fríos, que termina siendo dulce y deseable. Después de consumir su helado ante gestos de deseo mutuo, se han besado con frenesí y se han vuelto dos seres alegres por el placer de encontrar la dulzura del helado en las lenguas golosas y calientes.

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