(Libro por desarrollar)
Pronunciados conflictos aparecían por
doquier, agazapado en un rincón se encontraba temeroso ante lo que no podía
entender, era un tiempo gris donde las alas rotas eran comunes. Recordó un
momento feliz cuando asistió al Mundial en Alemania. Conoció aquella chica
española y juntos disfrutaron alegres partidos de fútbol. Eran días de fiesta
en las calles, había cerveza, música y la multitud mantenía una euforia
colectiva.
Ella se llamaba Sofía, tenía un escultural
cuerpo con una piel apolínea, y era dulce como el durazno, siempre gustaban
dialogar estuvieran en un café o en un bar, en la calle de comercio de
comestibles o en la calle donde pulula el libre mercado del placer.
Hicieron un juramento de amistad,
prometieron verse en Madrid, y desde ahí iniciar la realización de sueños y
fantasías que por entonces solo habían imaginado. Madrid era un lugar donde
ella mantenía los recuerdos más hermosos, era fan de Los Tulipanes, y gustaba
de ir a clases de danza, desde luego siempre mantenía ese secreto por el que
Madrid se volvía la ciudad de la que nunca quería irse.
Sofía era descendiente de un pueblo
atrevido y valiente que habitaba en las montañas, siempre en invierno buscaba entretenerse
con amigas paseando por el nevado paisaje, y desde luego, una vez naciendo las
flores se tendía al sol y era cortejada por pequeños insectos.
Ella hizo sus estudios universitarios en
una ciudad con muchas iglesias y cruces extrañas, mantenía contacto con él por
vía telefónica no muy frecuentemente, pero ambos se recordaban con intensidad
desde aquel Mundial inolvidable. Él siempre pensaba en reencontrarla, como
volver a verla, le cautivaba su delicada ternura, y no sabía si algún día se
volverían a ver.
Sucedía que él se encontraba inserto en una
organización que se dedicaba a la venta de perfumes, esencias y fragancias de
toda índole, por ahí cuentan los rumores que al percibir un aroma floral las
personas quedaban seducidas por la mujer que lo portaba. Era como una estela
magnética por donde recorrían soldaditos enamorados de una dirigente a la que
siempre seguían como ese flautista que al son de su música hacía que los niños
lo siguieran cual si tuviera golosinas.
Los padres de Sofía eran descendientes de
un pueblo guerrero, participaron en esas batallas de épica como las que relata
Homero, cuentan que resistieron el saqueo de sus casas, se dio el éxodo de las
familias, y por una cuestión que nadie explica, la armada invencible empezó a
ceder ante esos topos que se aparecían por doquier, y de la tierra emergían y
se volvían gigantes, si dicen que la vida se refleja en mitos, se parecía al
asedio al Olimpo por los titanes lidereados por Prometeo.
Sofía recuerda su hogar como un sitio donde
con alegría disfrutaba la música como los jóvenes acostumbraban entonces, era
una golosa, gustaba de los dulces y los pastelillos aunque siempre se
preocupaba por guardar la línea. Además era una artista decorando su
habitación, buscaba el color que su corazón sentía apropiado para sus paredes,
y desde luego aunque moderna colocaba figurillas con las que su carácter
congeniaba, buscaba la felicidad o la desbordaba, esa era la duda cuando él le
llamó por teléfono.
-
Sofía, he estado preparando mi
pasaporte y realizando las gestiones de mi beca para alcanzarte allá en Madrid.
Sé que gustarías me diera prisa, siempre pienso en ti, pero a veces todo se
complica…
-
Natán, creo que te lo he
repetido muchas veces, eres alguien a quien quiero pase lo que pase, tuve momentos
difíciles y tú fuiste una luz que me impulsó a salir de las sombras.
-
Cariño, todavía recuerdo ese
calor humano de las multitudes enardecidas cuando juntos celebramos los goles,
era como vivir aunque no fuera esa fantástica anotación con la mano de Maradona.
-
Recuerdas, siempre me has
parecido como un niño, y me gusta esa pasión que sientes, a mí me figuraba ver
a la roja con el Torres asestando goles.
-
Sofía, te acuerdas de nuestro
proyecto, nos gusta tanto el deporte, que quizá volamos hasta esa playa del mar
blanquecino, espumoso, donde los fantasmas de los grandes deportistas preparan
la antesala para la contienda divina de las diferentes naciones.
-
Con gusto, iré investigando en
las agencias de viajes alguna tarifa para no quedarnos sin alojamiento, lo
complicado es que los espacios para los turistas son limitados y se encarecen
por estos eventos.
-
Pues quizá si queremos este
sueño, hasta tendremos que dormir en la calle.
-
Natán, por lo pronto me
gustaría que aterrizarás y vinieras a estar junto a mí.
-
Querida, no dejo de pensar en
ti, me despido.
-
Vale, pues.
La vida es como
una contienda entre buenos y malos, entre villanos y héroes, entre la mujer y
el hombre, entre las multitudes y la élite, siempre se ha considerado que somos
como personajes de un cuento de hadas, donde de pronto jugamos un gran rol,
donde luego somos eclipsados, o donde a veces somos los que aparecemos en una
pequeña escena pero transforman gigantescamente los acontecimientos por venir.
Siempre hay
quienes no dejan jugar, puede ser el árbitro muy formal o puede ser un
perseguidor infatigable, quizá disfrutan de boicotear el juego porque les da
envidia la alegría que inspira la competencia. Esa actitud odiosa no permite
que la libertad aflore en el juego. Cuando los pies vuelan los deportistas
parecen alcanzar las estrellas desde su origen terrenal.
Natán estaba
promocionando una línea de perfumes, y se encontraba en una reunión con
ejecutivos para la distribución y el mercadeo de sus esencias. Se encontraban
en una fuerte discusión sobre si los olores a frutas o los olores a flores
podrían ser sustituidos por la química. Entonces alguien se levantó y se
dirigió a todos:
-
Me han comentado que ciertas
esencias favorecen los sueños, difundidos como si el ser humano se fuera a un
lugar de maravilla donde tuviera asociaciones con esa sensación que le ha
permitido esa transfusión de los vapores etéreos a través de su piel hasta
cruzar el alma.
-
El jefe de mercadeo plantea la
siguiente idea: en este mercado competitivo se debe buscar ante la antipatía
una línea de perfumes que inyecten esa salud que se respira en la naturaleza
que nosotros planteamos.
-
Un ejecutivo asertivamente
plantea que Freud plantea la inducción de los sueños, aunque no especifica cómo
alcanzarlos. Es parte de nuestra cultura fomentar el bienestar estimulando los
sentidos. Se plantea que un humano lineal tiene un camino, y generalmente es
apagado y triste, la expansión hacia diferentes sensaciones con lleva a la idea
nietzchiana del humano ideal.
-
El jefe del departamento de
producción plantea que el camino químico favorece el tiempo en la obtención de
los productos, debido a que las flores y los frutos tardan en ser cosechados.
-
El jefe de mercadeo protesta que un perfume obtenido por una
ruta fácil no satisface por el motivo de que no se cultivó en un ambiente
natural, es decir, se llega a pensar también que nos volveríamos máquinas
sustituyendo un chip por otro, y el espíritu quedaría encerrado en una fórmula
encasillada.
-
Un asistente del Senior
Management menciona que la diferencia entre la animalidad y la civilización,
consiste en proveerse de herramientas, y el perfume es parte inserta del
ingenio humano para diferenciarse y consolidar estilos de vida.
La sesión se da por terminada, y ocurre algo
insólito, se presenta la chica y se dirige hacia el sitio por donde estaba Natán:
- Desean comunicarse con usted.
Natán: - Me dirijo hacia allá...
Era una mujer atractiva, de un vestido de
satín rojo, se presentó, su nombre era Clementine, con sutil arrogancia le
dice: - Las nubes están cerca de usted, cuídese.
Sorprendido, se pregunta qué sucede, y
tratando de sondear, le dice: -Se refiere acaso a un sueño celestial, con gusto
le invito un café.
En un pequeño local de una calle atiborrada
de frisos y arabescos, se sientan en una mesa, y el garcon les trae la carta:
-
He recibido esta mañana unas
flores, son unas violetas, recordé un perfume de su línea y tuve un sueño,
imaginé que máquinas sin corazón atravesaban los campos sin piedad.
-
Pero a que se debe su
inesperada visita.
-
Algún día lo vi dirigirse con
un rostro de preocupación y me interesó seguirlo, cruzamos calles, dimos
vueltas y llegamos hasta esos jardines donde se encuentran sus oficinas.
-
Me complace pero a la vez me
intriga.
-
Soy curiosa.
Se abre un compás de silencio, ambos se cruzan en un
juego entre el disfrute del amor hacia sus bebidas y el odio hacia no querer
revelar secretos al otro.
-
La fortuna me debe sonreír al
haberme cruzado con una dama como usted.
-
Me complace si esta noche tiene
el atrevimiento de ir al Azucena’s , tomamos una copa y seguimos platicando.
-
Es un lugar agradable, buena
música, la alegría del baile, y como chiquillo disfruto mucho las pastas.
-
Pueden engañarte, ya lo sabes.
-
¿a qué te refieres?
-
Es un tejido de intereses, tú
eres el jardinero.
-
¿Te refieres a una nueva
esencia de otra compañía?
-
No seas bobalicón, se refiere a
la poda del jardín, hay unos tallos grandes y otros disparejos, tú eres el
jardinero.
-
Jaja, entonces estoy en el
lugar equivocado, en el momento equivocado.
-
No tengas miedo, pero cuídate.
Sofía también se encontraba trabajando en
una oficina del ministerio de guerra, era siempre la frescura y la buena vibra,
tenía a su cargo la recopilación de archivos relacionados a los delitos de los
excluidos. Ella siempre gustaba de revisar las historias de esa gente común,
que por motivos difíciles de descifrar quería modificar su status infringiendo
la ley. Tenían vivencias apasionantes, eran seres arrojados o con una
estrategia imperceptible, pero también tenían amistades y por ahí se
profundizaba en conocerlos, algunos eran tan astutos que casi no dejaban
huella.
El general llegaba a eso de las diez de la
mañana, y presentaba su saludo cortés a los miembros del ministerio. Había un
ambiente de esos cargados de sorpresas, se había anunciado que habría una
fiesta latina en una plazoleta de Madrid, entonces habría que disponer ciertos
elementos de seguridad para concentrar información sobre el evento.
Sofía fue comisionada junto con otros
compañeros para asistir a esa fiesta, ella llegando a su casa iba planeando qué
colores usaría para ese día, le gustaba ese entramado de tejidos donde se
observaban figuras geométricas de lo más extrañas y redes imantadas de
brillantes y lentejuelas. Como eran joven, acostumbraba los jeans rotos que se
quedaron desde los 70 como símbolo de la libertad ganada por la juventud.
Natán se quedó meditando sobre lo que la
ígnea mujer le tenía reservado. Sabía que había una parálisis administrativa
porque un elemento extraño había modificado y alterado la convivencia. Sucedía
que se habían formado bandos, y era parte de la discusión matutina, seguir el
camino natural o el camino tecnológico. Como Alicia era atravesar el espejo o
quedarse frente a él.
Era pecaminoso irrumpir sobre la sala de juntas
tratando de subirse a la mesa de las negociaciones, tuviste esa intención como
en sueño, y como profeta señalar las luces y las sombras para escoger el
camino. Tu corazón latía, se avizoraba el conflicto, no te quedaba más que
deambular y seguir reflexionando.
En el Azucena’s la orquesta emitía sonidos
bullangueros, era un espacio donde las parejas disfrutaban con la salsa, ella
llegó primero, sacó su cigarrera, y fugazmente prendió el primer cigarrillo,
ella era una mujer de atractiva energía, no pensaba, actuaba, era tal que su
expresión eran sus gestos y se marcaban como el estilete sobre una figura
glacial y de cera. Natán llegó con retraso, disculpándose, parecía el conejo
consejero de Alicia.
-
Cariño, siéntate, parece que
hubieras dormido mal.
-
Estoy contento, solamente tenía
prisa por venir ante ti.
-
Escúchame, los sueños no son
lineales, la inteligencia es la astucia.
-
Intento desprenderme de los
formatos, pero siempre la cortesía es así.
-
Desafío así, lo cortés es
arrojarse a las llamas por lo que deseas.
-
Quedó sorprendido de que en
tablero sencillo como el ajedrez, se encuentre confinada la ideología de la
guerra.
-
No me refiero a la guerra, me refiero
al amor, al sencillo estribillo de dar todo por la mujer que quieres.
-
Te refieres a la banalidad de
un saludo, o al autoengaño de la felicidad.
-
Sí, sucede que a veces
procedemos como máquinas, y la vida aguijonea en sentirse insatisfecho.
-
Mi gusto es que dispongas de tu
tiempo para seguirme.
-
¿Qué es lo que deseas? Estoy en
escucha.
Al mover su cigarro, ella hace un gesto
fuerte: - Hay un humo que me molesta.
Hace un desplazamiento altivo, la figura de
cera se yergue: - Hace poco viaje a Holanda.
Titubeando, él ve su reloj, y ella se ríe.
-
Conejito, cuida mucho tu
tiempo, me despido, que tengas una bonita noche.
Natán, agobiado ante las palabras de la
musa, llegó a casa, dejó sus llaves, fue a la cocina, se preparó una rápida
cena, y consigo se llevó un refresco de dieta.
Le gustaba mucho escribir, tomó las hojas,
y así comenzó ese relato:
“Hay mujeres muy tiernas y con mucha
fantasía, pero hay mujeres muy inteligentes y con mucha estrategia. Dime
conciencia, hacia qué lado dirigirme. Es acaso que mi suplicio será no ser de
ninguna. Y así parece la vida, de pronto te subes a un coche que consume
energía, pero de pronto te sientes agotado aunque consumas muchas calorías.”
En la plazoleta de Madrid, sobre el
escenario se tenía un montaje con un colorido rojo, el color de la mujer
seductora, había músicos con disfraces de plumas, y una gran estrella en el
centro, era plateada y refulgía sobre la cabeza de los artistas. Había un
ramillete florido, una cantaba tangos, uno cantaba boleros, otro profesaba el
rock, y la gente en Madrid aplaudía el bullicio.
Sofía llegó de blanco, cometió un error y
se preocupaba por su vestimenta. Pero tenía una misión muy compleja, debía
observar si alguien actuaba fuera de lo común que era el festejo. Así que todos
ahí se daban cuenta que la reina blanca era espía.
Por ahí se cruzó un tipo con alguna
vendimia, le sopló al oído: - Todo marcha bien.
Ella se quedó entusiasmada por el
espectáculo, es como un folklore que ella nunca había sentido, todo congeniaba
entre los actores y su actuación, los vestuarios, el decorado, y las grandes
voces que enternecían sus oídos.
Sofía siempre tenía sueños melosos, y se
abstraía, y luego reflexionaba por
la inseguridad, y llegaba a la conclusión de que había que mostrarse feliz a
toda costa.
Se acercó una persona con un gorra de
beisbol color negro con una calaverita, ella se quedó mirando el símbolo,
siempre se ha preocupado por lo que se sucede después de la vida, sobre esos
ritos de los pueblos antiguos donde se festeja y se rinde honor a la muerte.
Tenía un amigo que le dijo que hay fiestas en algunos países, y que en lugar de
llorar se ríe. Le gusta que a pesar de la desaparición los amigos nunca
olvidaran al ser ido, y que cantaran, bailaran y soñaran cerca de los restos de
un difunto.
Despertando, reaccionó ante la hermosa
euforia de jóvenes abrazados siguiendo la música que gustan. Notaba ese mundo
ideal, donde el amor rompía las
barreras del odio. Su corazón latía, su respiración se conmovía, sus ojos
brillaban, se tejía la esperanza.
Reaccionó, y con vista panorámica,
visualiza a dos carteristas, se pasaban algo, y entró la sospecha en ella, no
le gustaba ese ambiente de secretos, pero ella también no debería develar quién
era.
Repentinamente, se forcejearon, uno
cae al suelo y el paquete también
se precipita, el otro sale en presurosa huida. Sofía se percató de que la
persona no tenía daño, y se llevó el paquete consigo. Al abrirlo encontró
pétalos de una flor azul. Se sorprendió, qué significado podría tener el objeto
de llevar pétalos envueltos en un paquete.
Nacieron dudas qué nunca se había
planteado, la belleza se podía ocultar, ella no podía creer qué alguien se
atreviera a realizar el intercambio de pétalo de flores por dinero. Le surgía
esa inquietud, al estar frente al tocador y colocarse unas gotas del perfume
que había comprado por esos días, recordó nuevamente las flores del paquete, y
la belleza que no se puede ocultar.
Natán enfrascado en sus dudas, seguía
preguntándose sobre esa mujer misteriosa.
Cuando te cruzas con alguien que guarda
secretos, siempre tratas de descubrirlos, pareciera que como imán lo que no sabes de alguien te jala
inevitablemente.
En su recuerdo Natán, valorizó la discusión
que había tenido en la empresa con la charla tenida con la mujer misteriosa. Se
refirió a esa polémica, referente a los perfumes sintéticos en contraposición a
las esencias florales. Sintético refiriéndose a los obtenidos por reacción
química.
Meditando sobre ese secreto, se puso a
recorrer ese descubrimiento relativo a que las hormigas son obedientes por la
feromona, una sustancia que las hace marchar como súbditos. De pronto se
preguntó si una mujer podía atrapar el cerebro de un hombre de esa manera.
Destapó la lámpara de su imaginación y el
genio se le vino a la mente, el pecado de un hombre cerrado es no despertar,
como un odre que se vacía sobre una fuente, se le vino a la mente que esa mujer
misteriosa odiaba el humo, e inmediatamente asoció a los tulipanes. La próxima
vez que la viera le regalaría un arreglo de esas flores.
Una noche llegando cansado a casa, el portátil
sonó, y era Sofía, le comentó lo sucedido en la plazoleta de Madrid. Él,
apurado como siempre, le sonrío y le refirió que hubiera querido estar con ella
en esa fiesta. Le preguntó acerca del color de los tulipanes que más le
gustaba. Y se guardó el secreto de la mujer misteriosa.
La preocupación más acérrima era tomar
partido, una esencia puede ser creada a partir de materia prima rudimentaria
con base en petróleo, o se tiene que conseguir con el proceso de extracción de
esencias a través de las flores.
En las escaleras de un edificio de la
compañía, un compañero se acercó y le refirió sobre un proyecto de la
instalación de una planta que transformaría metano en esencias florales.
De pronto, se preguntó cómo puede ser que
un gas con un olor tan nauseabundo pudiera convertirse en una sustancia
aromática.
Llegando a casa, recorrió un texto y se
encontró con el benceno, y sobreponiendo encontró que había una cadena de
hidrocarburos llamada “aromáticos” cuya base es ese compuesto.
Tomando cartas en el asunto, se presentó a
una reunión de consejo, se dirigían a la que parecía eterna discusión, qué
decisión seguir, abrir el mercado de perfumes a través de innovaciones químicas
o seguir el camino tradicional de la extracción de esencias.
En una oportunidad, el químico de la
empresa se refiere al proyecto ya acordado por los dirigentes pero desconocido
por algunos miembros del consejo. Se refirió a usar compuestos aromáticos para
construir cadenas de perfumes nunca antes vistos.
Al terminar la reunión Natán se acercó al
químico para que le remitiera mayor información del proceso. El químico lo jalo
consigo, él lo sigue, y lo invitó a tomar con discreción unas copas en un bar.
En la Navidad que se aproximaba recibió una
felicitación de Sofía, le contaba cuanto lo extrañaba y que se decidiera a irse
a vivir a Madrid.
Sentado en un sofá, meditaba y soñaba, no
se arriesgaba, creía que al entrar en un país extranjero no tendría las mismas
facilidades que en su país de nacimiento, y él era hábil en las funciones que desempeñaba en su empresa, pero
la novedad le obstaculizaba, creía que allá la formación de los jóvenes los
hacía muy competitivos, y aquí no era posible desarrollarse en igual manera.
Comprobando su teoría, se sintió
angustiado, cómo pudo enamorarse de una mujer tan hermosa en Berlín, habiendo
quedado endeudado con sus tarjetas de crédito, pero era la única posibilidad de
conocerla, la fiesta estaba ahí, y él no quería perderse la fiesta.
Se flecharon, eran corazones melosos,
sorpresivamente se cruzaron, y compatibilizaron.
Él gustaba de recorrer parques y en soledad
caminar, ver las hojas caídas, y observar la majestuosidad de los troncos,
sencillamente le fascinaba ese silencio como cuando dos amantes ya no se dicen
nada, porque han compartido todo.
Ella era diferente, compartía con muchos
amigos su vida, y se juntaba con los compañeros del ministerio de guerra,
asistía a las comidas de festejos militares, así también en su vecindario
recorría calles y todos la saludaban, era así como una mujer grata a los ojos
de todos.
En el bar “Melon’s Heart”, Natán y el
químico dialogaron sobre el proyecto de la compañía de producir esencias a
través del hidrocarburo metano.
-
El mercado de los perfumes va
orientado hacia los sentidos, y por lo mismo, van ligado a las asociaciones que
hacemos. Me preocupa fundamentalmente, como a partir del compuesto más simple
del petróleo, cuyo olor es desagradable, se pueda desarrollar un perfume…
-
El proyecto tiene su raíz en la
economía, la materia prima de más bajo costo para el caso es el metano,
filosóficamente podemos asociar petroleum tiene raíz en piedra, y si
profundizas gemma es piedra preciosa, entonces como químico siempre hemos
creído en esa conversión, transformar esa piedra rudimentaria, antiquísima en
una joya valiosa.
-
Imagino a una persona que
usando un perfume obtenido así, que de pronto vea las especificaciones, y diga
esto viene del metano, y si investiga se informe acerca de que es un gas con el
que tienes que usar una máscara porque su olor no es soportable, si recuerdas
es el caso de que las sustancias en descomposición, siempre se produce metano,
y la mayoría de la gente siente repugnancia al acercarse a un cesto de basura.
-
El conflicto que avizoro está
en una crisis de la percepción, cómo poder diferenciar entre lo que es agradable
y lo que no lo es, el intento de ya no disponer de flores para realizar los
perfumes creo que es una osadía, un reto a nuestra imaginación. Imagino ese
reciclamiento de los desperdicios para producir un mundo sin contaminación, es
decir, donde los residuos sean aprovechados para el buen vivir.
-
Desde luego, como cualquiera,
me gustaría hubiera jardines con flores en muchos lugares de nuestro hábitat, a
veces creo que procedemos equivocadamente al despojar a las flores de su tierra
madre, por ello, predispongo a que la idea es excelente, bajas costos, aumentas
consumo, generas su uso y propulsas el cuidado del medio ambiente.
-
Siento la misma desconfianza
que tú, cuando la percepción y te lo remarco, la comunidad se opone a la
tecnología porque cree que los yacimientos petrolíferos son la causa de la
contaminación, y como químico a mi parecer se encuentra la alternativa a
resolver los problemas ambientales.
-
Estoy con tu pensamiento
básico, gran misterio de nuestra vida se encuentra en ese compuesto milenario,
estoy asombrado, claro que conozco que los yacimientos petrolíferos son antiquísimos.
-
Precisamente, quiero que
visualices, hubo descomposición de animales, vegetales, minerales, y ahí con el
tiempo se fue formando esa sustancia oscura, en fin, si buscamos en el presente
seguir deteriorando nuestro hábitat, tarde o temprano nos pasará como en esa
era biológica cuando el hielo sepultó a esos antepasados gigantescos.
-
Te imaginas llevar impregnado a
nuestra piel un secreto milenario…
Madrid, con esa
felicidad inherente de sus tardes soleadas, con jóvenes vistiendo sus mejores
atuendos, y una alegría de esos enamorados caminando por las calles, las amenas
charlas en las tapas, y la visita de los solitarios reflexivos en los museos.
Sofía recordaba
esa estatuilla de gato, con una joya en el pecho, qué significaría, en algún
libro muy antiguo vio esa escultura, y por su delicadeza en sus gestos se
consideraba de esa estirpe, el gato ese animal minucioso, astuto, que cuando se
enoja es huraño como ninguno.
En compañía ella
se sentía melosa, cuando sentía la presencia angustiosa de la soledad salían
sus garras a la luz, pero siempre se entretenía y se distraía enredando el
estambre, que no tejiendo.
Cuando fue
llamada para notificar su informe de espionaje, su jefe y ella entablaron el
siguiente diálogo:
-
¿Cómo estuvo la fiesta? ¿Te
divertiste?
-
Sí, quizás me vi un poco
extraña.
-
Me imagino… te pareces a
aquella mujer detective que busca a esa mujer pérfida que le roba el dinero a
los millonarios.
-
Jaja, no creo que me conozca…
simplemente no elegí el vestido para la ocasión.
-
¿Te gustó la música del evento?
-
Me sentí en el escenario con la
sonrisa a flor de piel.
-
Jeje, ¿conociste a algún nuevo
amigo?
-
(en susurro) Conocí a una
parejita…
-
¡Oh! ¿cómo es eso?
-
Les vi entregarse un ramo de
flores y me atrajeron hacia sí.
-
Quizá estoy viejo, pero me
gusta tu romanticismo.
-
Recuerdo el Sena, y ese
recorrido por la orilla con un amante…
-
¿Y qué flores atrajeron tu
mirada?
-
Eran de un azul como el cielo…
Natán recibió una llamada de Sofía, y
presuroso y entusiasmado contesta en su portátil:
-
Hola princesa, ¿cómo van tus
aventuras?
-
Me siento triste, creo que no
quieres venir hacia mí. ¿No confías en mí?
-
No es eso, creo que no
encuentro la llave, deja que tomé arranque y te prometo que llegaré.
-
Conejito, siempre llegas tarde,
eso me imagino, y a propósito pierdes la llave.
-
Lo siento, creo que te pongo en
pedestal muy alto, y cada vez me cuesta escalar, seguramente sería conveniente
que fuera alpinista en esas montañas europeas.
-
Recuerdo una pareja que logró
subir al Himalaya, pero se requiere de apoyo mutuo.
-
Siempre he sabido de tu
ternura, y que con amor se pueden lograr imposibles, pero quiero mostrarte y
tal vez es mi error que puedo lograr proyectos por mí mismo, y que no me mires
como un bichito, me refiero a que siento que tú vives a otra velocidad y yo
siempre te pareceré como tortuga.
-
Bobito, creo que piensas mucho
y eso es tu defecto, creo que me imaginas como un puzzle, no te sientas
inseguro, anímate a resolverlo.
-
Siento que tú tienes mucha
imaginación y tal vez me sienta solo como un pequeño guardián de tu felicidad.
-
No seas triste, creo que debes
soñar y no quedarte como una piedra, es el movimiento lo que te falta.
-
¿Cuál sería tu deseo inmediato?
-
Quiero que me acompañes a una
boda, uno de mis mejores amigos se casa el próximo 6 de junio.
-
Eh, ok, entonces preparo mis
maletas por fin.
-
No me importa que no traigas
dinero, te quiero contento, déjamelo todo a mí, solo ven.
-
Un honor estar en compañía de
tus seres queridos.
-
Jaja, no los conoces, yo te voy
a cuidar, mi familia es muy diferente a mí, ellos son atrevidos, tú no lo eres,
pero así me gusta, solo cumple tu palabra.
Natán, empantanado en su inseguridad, había dado el
primer paso hacia ese mundo que desconocía.
La serpiente de la seducción llegaba a su corazón, algo
lo tenía sujeto a pensamientos impuros, sería acaso que Natán se encontraba
poseído por un hechizo, de pronto recordó que tenía que llamar a esa mujer
misteriosa.
Pecado en el hombre, enamorarse de la fruta prohibida, en su
imaginación recorría esos errores de su vida, cuando su corazón se sintió
lastimado, recordaba en especial esa vez de esa gitana que leyó su vida,
quisiera extenderle su mano nuevamente, pareciera que su fantasma siempre revoloteara
en su cabeza, cuando despertaba de noche con sobresalto siempre esperaba verla
a ella, pero nunca se aparecía frente a él. Quisiera poder asir a ese fantasma
pero ni siquiera podía percibirlo. Su soledad lo fue forjando y por eso era
triste, se desvaneció esa posibilidad de alegría, pero tenía que dar vuelta a
la hoja.
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