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IL POSTINO

IL POSTINO

martes, 5 de julio de 2016

NEVERENDING STORY (1/5) -La serpiente de la seducción llegaba a su corazón-

 (Libro por desarrollar)
Pronunciados conflictos aparecían por doquier, agazapado en un rincón se encontraba temeroso ante lo que no podía entender, era un tiempo gris donde las alas rotas eran comunes. Recordó un momento feliz cuando asistió al Mundial en Alemania. Conoció aquella chica española y juntos disfrutaron alegres partidos de fútbol. Eran días de fiesta en las calles, había cerveza, música y la multitud mantenía una euforia colectiva.
Ella se llamaba Sofía, tenía un escultural cuerpo con una piel apolínea, y era dulce como el durazno, siempre gustaban dialogar estuvieran en un café o en un bar, en la calle de comercio de comestibles o en la calle donde pulula el libre mercado del placer.
Hicieron un juramento de amistad, prometieron verse en Madrid, y desde ahí iniciar la realización de sueños y fantasías que por entonces solo habían imaginado. Madrid era un lugar donde ella mantenía los recuerdos más hermosos, era fan de Los Tulipanes, y gustaba de ir a clases de danza, desde luego siempre mantenía ese secreto por el que Madrid se volvía la ciudad de la que nunca quería irse.
Sofía era descendiente de un pueblo atrevido y valiente que habitaba en las montañas, siempre en invierno buscaba entretenerse con amigas paseando por el nevado paisaje, y desde luego, una vez naciendo las flores se tendía al sol y era cortejada por pequeños insectos.
Ella hizo sus estudios universitarios en una ciudad con muchas iglesias y cruces extrañas, mantenía contacto con él por vía telefónica no muy frecuentemente, pero ambos se recordaban con intensidad desde aquel Mundial inolvidable. Él siempre pensaba en reencontrarla, como volver a verla, le cautivaba su delicada ternura, y no sabía si algún día se volverían a ver.
Sucedía que él se encontraba inserto en una organización que se dedicaba a la venta de perfumes, esencias y fragancias de toda índole, por ahí cuentan los rumores que al percibir un aroma floral las personas quedaban seducidas por la mujer que lo portaba. Era como una estela magnética por donde recorrían soldaditos enamorados de una dirigente a la que siempre seguían como ese flautista que al son de su música hacía que los niños lo siguieran cual si tuviera golosinas.
Los padres de Sofía eran descendientes de un pueblo guerrero, participaron en esas batallas de épica como las que relata Homero, cuentan que resistieron el saqueo de sus casas, se dio el éxodo de las familias, y por una cuestión que nadie explica, la armada invencible empezó a ceder ante esos topos que se aparecían por doquier, y de la tierra emergían y se volvían gigantes, si dicen que la vida se refleja en mitos, se parecía al asedio al Olimpo por los titanes lidereados por Prometeo.
Sofía recuerda su hogar como un sitio donde con alegría disfrutaba la música como los jóvenes acostumbraban entonces, era una golosa, gustaba de los dulces y los pastelillos aunque siempre se preocupaba por guardar la línea. Además era una artista decorando su habitación, buscaba el color que su corazón sentía apropiado para sus paredes, y desde luego aunque moderna colocaba figurillas con las que su carácter congeniaba, buscaba la felicidad o la desbordaba, esa era la duda cuando él le llamó por teléfono.
-        Sofía, he estado preparando mi pasaporte y realizando las gestiones de mi beca para alcanzarte allá en Madrid. Sé que gustarías me diera prisa, siempre pienso en ti, pero a veces todo se complica…
-        Natán, creo que te lo he repetido muchas veces, eres alguien a quien quiero pase lo que pase, tuve momentos difíciles y tú fuiste una luz que me impulsó a salir de las sombras.
-        Cariño, todavía recuerdo ese calor humano de las multitudes enardecidas cuando juntos celebramos los goles, era como vivir aunque no fuera esa fantástica anotación con la mano de Maradona.
-        Recuerdas, siempre me has parecido como un niño, y me gusta esa pasión que sientes, a mí me figuraba ver a la roja con el Torres asestando goles.
-        Sofía, te acuerdas de nuestro proyecto, nos gusta tanto el deporte, que quizá volamos hasta esa playa del mar blanquecino, espumoso, donde los fantasmas de los grandes deportistas preparan la antesala para la contienda divina de las diferentes naciones.
-        Con gusto, iré investigando en las agencias de viajes alguna tarifa para no quedarnos sin alojamiento, lo complicado es que los espacios para los turistas son limitados y se encarecen por estos eventos.
-        Pues quizá si queremos este sueño, hasta tendremos que dormir en la calle.
-        Natán, por lo pronto me gustaría que aterrizarás y vinieras a estar junto a mí.
-        Querida, no dejo de pensar en ti, me despido.
-        Vale, pues.
La vida es como una contienda entre buenos y malos, entre villanos y héroes, entre la mujer y el hombre, entre las multitudes y la élite, siempre se ha considerado que somos como personajes de un cuento de hadas, donde de pronto jugamos un gran rol, donde luego somos eclipsados, o donde a veces somos los que aparecemos en una pequeña escena pero transforman gigantescamente los acontecimientos por venir.
Siempre hay quienes no dejan jugar, puede ser el árbitro muy formal o puede ser un perseguidor infatigable, quizá disfrutan de boicotear el juego porque les da envidia la alegría que inspira la competencia. Esa actitud odiosa no permite que la libertad aflore en el juego. Cuando los pies vuelan los deportistas parecen alcanzar las estrellas desde su origen terrenal.
Natán estaba promocionando una línea de perfumes, y se encontraba en una reunión con ejecutivos para la distribución y el mercadeo de sus esencias. Se encontraban en una fuerte discusión sobre si los olores a frutas o los olores a flores podrían ser sustituidos por la química. Entonces alguien se levantó y se dirigió a todos:
-        Me han comentado que ciertas esencias favorecen los sueños, difundidos como si el ser humano se fuera a un lugar de maravilla donde tuviera asociaciones con esa sensación que le ha permitido esa transfusión de los vapores etéreos a través de su piel hasta cruzar el alma.
-        El jefe de mercadeo plantea la siguiente idea: en este mercado competitivo se debe buscar ante la antipatía una línea de perfumes que inyecten esa salud que se respira en la naturaleza que nosotros planteamos.
-        Un ejecutivo asertivamente plantea que Freud plantea la inducción de los sueños, aunque no especifica cómo alcanzarlos. Es parte de nuestra cultura fomentar el bienestar estimulando los sentidos. Se plantea que un humano lineal tiene un camino, y generalmente es apagado y triste, la expansión hacia diferentes sensaciones con lleva a la idea nietzchiana del humano ideal.
-        El jefe del departamento de producción plantea que el camino químico favorece el tiempo en la obtención de los productos, debido a que las flores y los frutos tardan en ser cosechados.
-        El  jefe de mercadeo protesta que un perfume obtenido por una ruta fácil no satisface por el motivo de que no se cultivó en un ambiente natural, es decir, se llega a pensar también que nos volveríamos máquinas sustituyendo un chip por otro, y el espíritu quedaría encerrado en una fórmula encasillada.
-        Un asistente del Senior Management menciona que la diferencia entre la animalidad y la civilización, consiste en proveerse de herramientas, y el perfume es parte inserta del ingenio humano para diferenciarse y consolidar estilos de vida.
La sesión se da por terminada, y ocurre algo insólito, se presenta la chica y se dirige hacia el sitio por donde estaba Natán: - Desean comunicarse con usted.
Natán: - Me dirijo hacia allá...
Era una mujer atractiva, de un vestido de satín rojo, se presentó, su nombre era Clementine, con sutil arrogancia le dice: - Las nubes están cerca de usted, cuídese.
Sorprendido, se pregunta qué sucede, y tratando de sondear, le dice: -Se refiere acaso a un sueño celestial, con gusto le invito un café.
En un pequeño local de una calle atiborrada de frisos y arabescos, se sientan en una mesa, y el garcon les trae la carta:
-        He recibido esta mañana unas flores, son unas violetas, recordé un perfume de su línea y tuve un sueño, imaginé que máquinas sin corazón atravesaban los campos sin piedad.
-        Pero a que se debe su inesperada visita.
-        Algún día lo vi dirigirse con un rostro de preocupación y me interesó seguirlo, cruzamos calles, dimos vueltas y llegamos hasta esos jardines donde se encuentran sus oficinas.
-        Me complace pero a la vez me intriga.
-        Soy curiosa.

Se abre un compás de silencio, ambos se cruzan en un juego entre el disfrute del amor hacia sus bebidas y el odio hacia no querer revelar secretos al otro.

-        La fortuna me debe sonreír al haberme cruzado con una dama como usted.
-        Me complace si esta noche tiene el atrevimiento de ir al Azucena’s , tomamos una copa y seguimos platicando.
-        Es un lugar agradable, buena música, la alegría del baile, y como chiquillo disfruto mucho las pastas.
-        Pueden engañarte, ya lo sabes.
-        ¿a qué te refieres?
-        Es un tejido de intereses, tú eres el jardinero.
-        ¿Te refieres a una nueva esencia de otra compañía?
-        No seas bobalicón, se refiere a la poda del jardín, hay unos tallos grandes y otros disparejos, tú eres el jardinero.
-        Jaja, entonces estoy en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
-        No tengas miedo, pero cuídate.
Sofía también se encontraba trabajando en una oficina del ministerio de guerra, era siempre la frescura y la buena vibra, tenía a su cargo la recopilación de archivos relacionados a los delitos de los excluidos. Ella siempre gustaba de revisar las historias de esa gente común, que por motivos difíciles de descifrar quería modificar su status infringiendo la ley. Tenían vivencias apasionantes, eran seres arrojados o con una estrategia imperceptible, pero también tenían amistades y por ahí se profundizaba en conocerlos, algunos eran tan astutos que casi no dejaban huella.
El general llegaba a eso de las diez de la mañana, y presentaba su saludo cortés a los miembros del ministerio. Había un ambiente de esos cargados de sorpresas, se había anunciado que habría una fiesta latina en una plazoleta de Madrid, entonces habría que disponer ciertos elementos de seguridad para concentrar información sobre el evento.
Sofía fue comisionada junto con otros compañeros para asistir a esa fiesta, ella llegando a su casa iba planeando qué colores usaría para ese día, le gustaba ese entramado de tejidos donde se observaban figuras geométricas de lo más extrañas y redes imantadas de brillantes y lentejuelas. Como eran joven, acostumbraba los jeans rotos que se quedaron desde los 70 como símbolo de la libertad ganada por la juventud.
Natán se quedó meditando sobre lo que la ígnea mujer le tenía reservado. Sabía que había una parálisis administrativa porque un elemento extraño había modificado y alterado la convivencia. Sucedía que se habían formado bandos, y era parte de la discusión matutina, seguir el camino natural o el camino tecnológico. Como Alicia era atravesar el espejo o quedarse frente a él.
Era pecaminoso irrumpir sobre la sala de juntas tratando de subirse a la mesa de las negociaciones, tuviste esa intención como en sueño, y como profeta señalar las luces y las sombras para escoger el camino. Tu corazón latía, se avizoraba el conflicto, no te quedaba más que deambular y seguir reflexionando.
En el Azucena’s la orquesta emitía sonidos bullangueros, era un espacio donde las parejas disfrutaban con la salsa, ella llegó primero, sacó su cigarrera, y fugazmente prendió el primer cigarrillo, ella era una mujer de atractiva energía, no pensaba, actuaba, era tal que su expresión eran sus gestos y se marcaban como el estilete sobre una figura glacial y de cera. Natán llegó con retraso, disculpándose, parecía el conejo consejero de Alicia.
-        Cariño, siéntate, parece que hubieras dormido mal.
-        Estoy contento, solamente tenía prisa por venir ante ti.
-        Escúchame, los sueños no son lineales, la inteligencia es la astucia.
-        Intento desprenderme de los formatos, pero siempre la cortesía es así.
-        Desafío así, lo cortés es arrojarse a las llamas por lo que deseas.
-        Quedó sorprendido de que en tablero sencillo como el ajedrez, se encuentre confinada la ideología de la guerra.
-        No me refiero a la guerra, me refiero al amor, al sencillo estribillo de dar todo por la mujer que quieres.
-        Te refieres a la banalidad de un saludo, o al autoengaño de la felicidad.
-        Sí, sucede que a veces procedemos como máquinas, y la vida aguijonea en sentirse insatisfecho.
-        Mi gusto es que dispongas de tu tiempo para seguirme.
-        ¿Qué es lo que deseas? Estoy en escucha.
Al mover su cigarro, ella hace un gesto fuerte: - Hay un humo que me molesta.
Hace un desplazamiento altivo, la figura de cera se yergue: - Hace poco viaje a Holanda.
Titubeando, él ve su reloj, y ella se ríe.
-        Conejito, cuida mucho tu tiempo, me despido, que tengas una bonita noche.
Natán, agobiado ante las palabras de la musa, llegó a casa, dejó sus llaves, fue a la cocina, se preparó una rápida cena, y consigo se llevó un refresco de dieta.
Le gustaba mucho escribir, tomó las hojas, y así comenzó ese relato:
“Hay mujeres muy tiernas y con mucha fantasía, pero hay mujeres muy inteligentes y con mucha estrategia. Dime conciencia, hacia qué lado dirigirme. Es acaso que mi suplicio será no ser de ninguna. Y así parece la vida, de pronto te subes a un coche que consume energía, pero de pronto te sientes agotado aunque consumas muchas calorías.”
En la plazoleta de Madrid, sobre el escenario se tenía un montaje con un colorido rojo, el color de la mujer seductora, había músicos con disfraces de plumas, y una gran estrella en el centro, era plateada y refulgía sobre la cabeza de los artistas. Había un ramillete florido, una cantaba tangos, uno cantaba boleros, otro profesaba el rock, y la gente en Madrid aplaudía el bullicio.
Sofía llegó de blanco, cometió un error y se preocupaba por su vestimenta. Pero tenía una misión muy compleja, debía observar si alguien actuaba fuera de lo común que era el festejo. Así que todos ahí se daban cuenta que la reina blanca era espía.
Por ahí se cruzó un tipo con alguna vendimia, le sopló al oído: - Todo marcha bien.
Ella se quedó entusiasmada por el espectáculo, es como un folklore que ella nunca había sentido, todo congeniaba entre los actores y su actuación, los vestuarios, el decorado, y las grandes voces que enternecían sus oídos.
Sofía siempre tenía sueños melosos, y se abstraía, y  luego reflexionaba por la inseguridad, y llegaba a la conclusión de que había que mostrarse feliz a toda costa.
Se acercó una persona con un gorra de beisbol color negro con una calaverita, ella se quedó mirando el símbolo, siempre se ha preocupado por lo que se sucede después de la vida, sobre esos ritos de los pueblos antiguos donde se festeja y se rinde honor a la muerte. Tenía un amigo que le dijo que hay fiestas en algunos países, y que en lugar de llorar se ríe. Le gusta que a pesar de la desaparición los amigos nunca olvidaran al ser ido, y que cantaran, bailaran y soñaran cerca de los restos de un difunto.
Despertando, reaccionó ante la hermosa euforia de jóvenes abrazados siguiendo la música que gustan. Notaba ese mundo ideal,  donde el amor rompía las barreras del odio. Su corazón latía, su respiración se conmovía, sus ojos brillaban, se tejía la esperanza.
Reaccionó, y con vista panorámica, visualiza a dos carteristas, se pasaban algo, y entró la sospecha en ella, no le gustaba ese ambiente de secretos, pero ella también no debería develar quién era.
Repentinamente, se forcejearon, uno cae  al suelo y el paquete también se precipita, el otro sale en presurosa huida. Sofía se percató de que la persona no tenía daño, y se llevó el paquete consigo. Al abrirlo encontró pétalos de una flor azul. Se sorprendió, qué significado podría tener el objeto de llevar pétalos envueltos en un paquete.
Nacieron dudas qué nunca se había planteado, la belleza se podía ocultar, ella no podía creer qué alguien se atreviera a realizar el intercambio de pétalo de flores por dinero. Le surgía esa inquietud, al estar frente al tocador y colocarse unas gotas del perfume que había comprado por esos días, recordó nuevamente las flores del paquete, y la belleza que no se puede ocultar.
Natán enfrascado en sus dudas, seguía preguntándose sobre esa mujer misteriosa.
Cuando te cruzas con alguien que guarda secretos, siempre tratas de descubrirlos, pareciera que como imán  lo que no sabes de alguien te jala inevitablemente.
En su recuerdo Natán, valorizó la discusión que había tenido en la empresa con la charla tenida con la mujer misteriosa. Se refirió a esa polémica, referente a los perfumes sintéticos en contraposición a las esencias florales. Sintético refiriéndose a los obtenidos por reacción química.
Meditando sobre ese secreto, se puso a recorrer ese descubrimiento relativo a que las hormigas son obedientes por la feromona, una sustancia que las hace marchar como súbditos. De pronto se preguntó si una mujer podía atrapar el cerebro de un hombre de esa manera.
Destapó la lámpara de su imaginación y el genio se le vino a la mente, el pecado de un hombre cerrado es no despertar, como un odre que se vacía sobre una fuente, se le vino a la mente que esa mujer misteriosa odiaba el humo, e inmediatamente asoció a los tulipanes. La próxima vez que la viera le regalaría un arreglo de esas flores.
Una noche llegando cansado a casa, el portátil sonó, y era Sofía, le comentó lo sucedido en la plazoleta de Madrid. Él, apurado como siempre, le sonrío y le refirió que hubiera querido estar con ella en esa fiesta. Le preguntó acerca del color de los tulipanes que más le gustaba. Y se guardó el secreto de la mujer misteriosa.
La preocupación más acérrima era tomar partido, una esencia puede ser creada a partir de materia prima rudimentaria con base en petróleo, o se tiene que conseguir con el proceso de extracción de esencias a través de las flores.
En las escaleras de un edificio de la compañía, un compañero se acercó y le refirió sobre un proyecto de la instalación de una planta que transformaría metano en esencias florales.
De pronto, se preguntó cómo puede ser que un gas con un olor tan nauseabundo pudiera convertirse en una sustancia aromática.
Llegando a casa, recorrió un texto y se encontró con el benceno, y sobreponiendo encontró que había una cadena de hidrocarburos llamada “aromáticos” cuya base es ese compuesto.
Tomando cartas en el asunto, se presentó a una reunión de consejo, se dirigían a la que parecía eterna discusión, qué decisión seguir, abrir el mercado de perfumes a través de innovaciones químicas o seguir el camino tradicional de la extracción de esencias.
En una oportunidad, el químico de la empresa se refiere al proyecto ya acordado por los dirigentes pero desconocido por algunos miembros del consejo. Se refirió a usar compuestos aromáticos para construir cadenas de perfumes nunca antes vistos.
Al terminar la reunión Natán se acercó al químico para que le remitiera mayor información del proceso. El químico lo jalo consigo, él lo sigue, y lo invitó a tomar con discreción unas copas en un bar.
En la Navidad que se aproximaba recibió una felicitación de Sofía, le contaba cuanto lo extrañaba y que se decidiera a irse a vivir a Madrid.
Sentado en un sofá, meditaba y soñaba, no se arriesgaba, creía que al entrar en un país extranjero no tendría las mismas facilidades que en su país de nacimiento, y él era  hábil en las funciones que desempeñaba en su empresa, pero la novedad le obstaculizaba, creía que allá la formación de los jóvenes los hacía muy competitivos, y aquí no era posible desarrollarse en igual manera.
Comprobando su teoría, se sintió angustiado, cómo pudo enamorarse de una mujer tan hermosa en Berlín, habiendo quedado endeudado con sus tarjetas de crédito, pero era la única posibilidad de conocerla, la fiesta estaba ahí, y él no quería perderse la fiesta.
Se flecharon, eran corazones melosos, sorpresivamente se cruzaron, y compatibilizaron.
Él gustaba de recorrer parques y en soledad caminar, ver las hojas caídas, y observar la majestuosidad de los troncos, sencillamente le fascinaba ese silencio como cuando dos amantes ya no se dicen nada, porque han compartido todo.
Ella era diferente, compartía con muchos amigos su vida, y se juntaba con los compañeros del ministerio de guerra, asistía a las comidas de festejos militares, así también en su vecindario recorría calles y todos la saludaban, era así como una mujer grata a los ojos de todos.
En el bar “Melon’s Heart”, Natán y el químico dialogaron sobre el proyecto de la compañía de producir esencias a través del hidrocarburo metano.
-        El mercado de los perfumes va orientado hacia los sentidos, y por lo mismo, van ligado a las asociaciones que hacemos. Me preocupa fundamentalmente, como a partir del compuesto más simple del petróleo, cuyo olor es desagradable, se pueda desarrollar un perfume…
-        El proyecto tiene su raíz en la economía, la materia prima de más bajo costo para el caso es el metano, filosóficamente podemos asociar petroleum tiene raíz en piedra, y si profundizas gemma es piedra preciosa, entonces como químico siempre hemos creído en esa conversión, transformar esa piedra rudimentaria, antiquísima en una joya valiosa.
-        Imagino a una persona que usando un perfume obtenido así, que de pronto vea las especificaciones, y diga esto viene del metano, y si investiga se informe acerca de que es un gas con el que tienes que usar una máscara porque su olor no es soportable, si recuerdas es el caso de que las sustancias en descomposición, siempre se produce metano, y la mayoría de la gente siente repugnancia al acercarse a un cesto de basura.
-        El conflicto que avizoro está en una crisis de la percepción, cómo poder diferenciar entre lo que es agradable y lo que no lo es, el intento de ya no disponer de flores para realizar los perfumes creo que es una osadía, un reto a nuestra imaginación. Imagino ese reciclamiento de los desperdicios para producir un mundo sin contaminación, es decir, donde los residuos sean aprovechados para el buen vivir.
-        Desde luego, como cualquiera, me gustaría hubiera jardines con flores en muchos lugares de nuestro hábitat, a veces creo que procedemos equivocadamente al despojar a las flores de su tierra madre, por ello, predispongo a que la idea es excelente, bajas costos, aumentas consumo, generas su uso y propulsas el cuidado del medio ambiente.
-        Siento la misma desconfianza que tú, cuando la percepción y te lo remarco, la comunidad se opone a la tecnología porque cree que los yacimientos petrolíferos son la causa de la contaminación, y como químico a mi parecer se encuentra la alternativa a resolver los problemas ambientales.
-        Estoy con tu pensamiento básico, gran misterio de nuestra vida se encuentra en ese compuesto milenario, estoy asombrado, claro que conozco que los yacimientos petrolíferos son antiquísimos.
-        Precisamente, quiero que visualices, hubo descomposición de animales, vegetales, minerales, y ahí con el tiempo se fue formando esa sustancia oscura, en fin, si buscamos en el presente seguir deteriorando nuestro hábitat, tarde o temprano nos pasará como en esa era biológica cuando el hielo sepultó a esos antepasados gigantescos.
-        Te imaginas llevar impregnado a nuestra piel un secreto milenario…
Madrid, con esa felicidad inherente de sus tardes soleadas, con jóvenes vistiendo sus mejores atuendos, y una alegría de esos enamorados caminando por las calles, las amenas charlas en las tapas, y la visita de los solitarios reflexivos en los museos.
Sofía recordaba esa estatuilla de gato, con una joya en el pecho, qué significaría, en algún libro muy antiguo vio esa escultura, y por su delicadeza en sus gestos se consideraba de esa estirpe, el gato ese animal minucioso, astuto, que cuando se enoja es huraño como ninguno.
En compañía ella se sentía melosa, cuando sentía la presencia angustiosa de la soledad salían sus garras a la luz, pero siempre se entretenía y se distraía enredando el estambre, que no tejiendo.
Cuando fue llamada para notificar su informe de espionaje, su jefe y ella entablaron el siguiente diálogo:
-        ¿Cómo estuvo la fiesta? ¿Te divertiste?
-        Sí, quizás me vi un poco extraña.
-        Me imagino… te pareces a aquella mujer detective que busca a esa mujer pérfida que le roba el dinero a los millonarios.
-        Jaja, no creo que me conozca… simplemente no elegí el vestido para la ocasión.
-        ¿Te gustó la música del evento?
-        Me sentí en el escenario con la sonrisa a flor de piel.
-        Jeje, ¿conociste a algún nuevo amigo?
-        (en susurro) Conocí a una parejita…
-        ¡Oh! ¿cómo es eso?
-        Les vi entregarse un ramo de flores y me atrajeron hacia sí.
-        Quizá estoy viejo, pero me gusta tu romanticismo.
-        Recuerdo el Sena, y ese recorrido por la orilla con un amante…
-        ¿Y qué flores atrajeron tu mirada?
-        Eran de un azul como el cielo…
Natán recibió una llamada de Sofía, y presuroso y entusiasmado contesta en su portátil:
-        Hola princesa, ¿cómo van tus aventuras?
-        Me siento triste, creo que no quieres venir hacia mí. ¿No confías en mí?
-        No es eso, creo que no encuentro la llave, deja que tomé arranque y te prometo que llegaré.
-        Conejito, siempre llegas tarde, eso me imagino, y a propósito pierdes la llave.
-        Lo siento, creo que te pongo en pedestal muy alto, y cada vez me cuesta escalar, seguramente sería conveniente que fuera alpinista en esas montañas europeas.
-        Recuerdo una pareja que logró subir al Himalaya, pero se requiere de apoyo mutuo.
-        Siempre he sabido de tu ternura, y que con amor se pueden lograr imposibles, pero quiero mostrarte y tal vez es mi error que puedo lograr proyectos por mí mismo, y que no me mires como un bichito, me refiero a que siento que tú vives a otra velocidad y yo siempre te pareceré como tortuga.
-        Bobito, creo que piensas mucho y eso es tu defecto, creo que me imaginas como un puzzle, no te sientas inseguro, anímate a resolverlo.
-        Siento que tú tienes mucha imaginación y tal vez me sienta solo como un pequeño guardián de tu felicidad.
-        No seas triste, creo que debes soñar y no quedarte como una piedra, es el movimiento lo que te falta.
-        ¿Cuál sería tu deseo inmediato?
-        Quiero que me acompañes a una boda, uno de mis mejores amigos se casa el próximo 6 de junio.
-        Eh, ok, entonces preparo mis maletas por fin.
-        No me importa que no traigas dinero, te quiero contento, déjamelo todo a mí, solo ven.
-        Un honor estar en compañía de tus seres queridos.
-        Jaja, no los conoces, yo te voy a cuidar, mi familia es muy diferente a mí, ellos son atrevidos, tú no lo eres, pero así me gusta, solo cumple tu palabra.

Natán, empantanado en su inseguridad, había dado el primer paso hacia ese mundo que desconocía.

La serpiente de la seducción llegaba a su corazón, algo lo tenía sujeto a pensamientos impuros, sería acaso que Natán se encontraba poseído por un hechizo, de pronto recordó que tenía que llamar a esa mujer misteriosa.


Pecado en el hombre, enamorarse de la fruta prohibida, en su imaginación recorría esos errores de su vida, cuando su corazón se sintió lastimado, recordaba en especial esa vez de esa gitana que leyó su vida, quisiera extenderle su mano nuevamente, pareciera que su fantasma siempre revoloteara en su cabeza, cuando despertaba de noche con sobresalto siempre esperaba verla a ella, pero nunca se aparecía frente a él. Quisiera poder asir a ese fantasma pero ni siquiera podía percibirlo. Su soledad lo fue forjando y por eso era triste, se desvaneció esa posibilidad de alegría, pero tenía que dar vuelta a la hoja.

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