LEER ES UN RITUAL, pero hay que tomar ciertas precauciones. Esos lentes lo acusan: la locura del erudito, un hombre en su estudio, rodeado de libros. Es el “loco de los libros”, Büchernarr, un hombre cuya locura consiste en enterrarse en una biblioteca, lleva puesto un gorro de dormir (para ocultar sus orejas de burro), tras el cuelga una capucha de bufón con campanillas, y en la mano derecha tiene un plumero para aplastar las moscas que se posan sobre sus libros. El libro lo es todo para él, más precioso incluso que el oro. Tiene grandes tesoros, de los que no entiende una palabra. Le encanta decir frente a los hombres cultos: “Tengo todos esos volúmenes en mi casa”, acumula libros pero no sabiduría. El humanista Geiler von Kayserberg dividió al “loco de los libros” en siete especies, reconocibles por el tintineo de una de las campanillas del loco.
1) La primera campanilla anuncia al loco que colecciona libros pensando en la gloria, como si fueran muebles caros. “Quienquiera que los libros le den fama debe aprender algo de ellos; no tiene que almacenarlos en la biblioteca, sino en la cabeza. Este primer loco ha encadenado sus libros, convirtiéndolos en sus prisioneros; si los libros pudieran liberarse y hablar, lo arrastrarían ante el juez para exigir que lo encerraran a él y no a ellos.”
2) La segunda campanilla anuncia al loco que quiere volverse sabio consumiendo demasiados libros. Es como un estómago descompuesto por comer demasiado. Es como un general obstaculizado en su asedio por un excesivo número de soldados. “Debes elegir los libros que te son de provecho, y utilizarlos en el momento adecuado”.
3) La tercera campanilla corresponde al loco que colecciona libros sin leerlos de verdad, sino que sólo los hojea para satisfacer su frívola curiosidad. Es como un loco que atraviesa corriendo la ciudad, tratando de observar en detalle, mientras pasa a toda velocidad, las inscripciones y emblemas de las fachadas de las casas. Esto es imposible, y una lamentable pérdida de tiempo.
4) La cuarta campanilla anuncia al loco que ama los libros con suntuosas ilustraciones. “¿No es una locura pecaminosa regalarse la vista con oro y plata cuando son tantos los hijos de Dios que pasan hambre? ¿No disponen tus ojos del sol, la luna, las estrellas, muchas flores y otras cosas agradables? ¿Qué necesidad tenemos de figuras humanas o flores en un libro?
5) La quinta campanilla corresponde al loco que encuaderna los libros con telas preciosas. Es un coleccionista que obtiene su placer de encuadernaciones y etiquetas y en cuyo hogar analfabeto se pueden encontrar las obras completas de oradores e historiadores en estanterías que llegan hasta el techo, porque, al igual que los cuartos de baño, una biblioteca se ha convertido en adorno esencial de una casa rica.
6) La sexta campanilla se refiere al loco que escribe y produce libros mal escritos sin haber leído los clásicos, y sin conocimiento alguno de ortografía, gramática o retórica. Es el lector convertido en escritor, loco convencido de sumar los garabatos de sus pensamientos a las obras de los grandes.
7) El séptimo y último loco es el que desprecia los libros por completo y se burla del saber que puede obtenerse de ellos.
1) La primera campanilla anuncia al loco que colecciona libros pensando en la gloria, como si fueran muebles caros. “Quienquiera que los libros le den fama debe aprender algo de ellos; no tiene que almacenarlos en la biblioteca, sino en la cabeza. Este primer loco ha encadenado sus libros, convirtiéndolos en sus prisioneros; si los libros pudieran liberarse y hablar, lo arrastrarían ante el juez para exigir que lo encerraran a él y no a ellos.”
2) La segunda campanilla anuncia al loco que quiere volverse sabio consumiendo demasiados libros. Es como un estómago descompuesto por comer demasiado. Es como un general obstaculizado en su asedio por un excesivo número de soldados. “Debes elegir los libros que te son de provecho, y utilizarlos en el momento adecuado”.
3) La tercera campanilla corresponde al loco que colecciona libros sin leerlos de verdad, sino que sólo los hojea para satisfacer su frívola curiosidad. Es como un loco que atraviesa corriendo la ciudad, tratando de observar en detalle, mientras pasa a toda velocidad, las inscripciones y emblemas de las fachadas de las casas. Esto es imposible, y una lamentable pérdida de tiempo.
4) La cuarta campanilla anuncia al loco que ama los libros con suntuosas ilustraciones. “¿No es una locura pecaminosa regalarse la vista con oro y plata cuando son tantos los hijos de Dios que pasan hambre? ¿No disponen tus ojos del sol, la luna, las estrellas, muchas flores y otras cosas agradables? ¿Qué necesidad tenemos de figuras humanas o flores en un libro?
5) La quinta campanilla corresponde al loco que encuaderna los libros con telas preciosas. Es un coleccionista que obtiene su placer de encuadernaciones y etiquetas y en cuyo hogar analfabeto se pueden encontrar las obras completas de oradores e historiadores en estanterías que llegan hasta el techo, porque, al igual que los cuartos de baño, una biblioteca se ha convertido en adorno esencial de una casa rica.
6) La sexta campanilla se refiere al loco que escribe y produce libros mal escritos sin haber leído los clásicos, y sin conocimiento alguno de ortografía, gramática o retórica. Es el lector convertido en escritor, loco convencido de sumar los garabatos de sus pensamientos a las obras de los grandes.
7) El séptimo y último loco es el que desprecia los libros por completo y se burla del saber que puede obtenerse de ellos.
(extraído de A History of Reading, de Albert Manguel)
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