- Mi protegido, como usted lo llama, es un hombre sensato, y la sensatez siempre me atraerá. Sí, Marianne, incluso un hombre entre los treinta y los cuarenta. Tiene mucho mundo, ha vivido en el extranjero, ha leído y tiene una mente inquieta. Le he encontrado capaz de ofrecer mucha información de diversos temas, y siempre ha contestado a mis dudas con la disposición del que tiene una buena educación y es de naturaleza buena.
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