Allí donde fueran, siempre estaba en guardia. Especialmente en Bond Street, donde gran parte de sus tareas se desarrollaron, sus ojos estaban en constante búsqueda, y en cualquier tienda que entraran, su mente estaba igualmente abstraída de todo aquello relacionado con ellas, de todo lo que les interesaba y distraía. Inquieta e insatisfecha en todas partes, su hermana no podía tener nunca su opinión sobre ningún artículo en venta, a pesar de que fueran del interés de ambas; no se divertía con nada, sólo estaba impaciente por volver a casa de nuevo y difícilmente pudo contener la irritación y la pesadez de la señora Palmer, cuya vista captaba todo lo que era bonito, caro o nuevo; que estaba loca por comprarlo todo, que no se decidía por nada, y que malgastaba todo su tiempo entre el éxtasis y la indecisión.
Antes de llegar a casa era la última hora de la mañana, y en cuanto entraron en la casa Marianne fue corriendo escaleras arriba, y cuando Elinor la siguió la encontró de espaldas a la mesa con expresión afligida, que mostraba que Willoughby no había estado allí.
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IL POSTINO
martes, 23 de julio de 2013
SIEMPRE ESTABA EN GUARDIA
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