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IL POSTINO
jueves, 3 de diciembre de 2015
VIDA DE VAGABUNDO: SUERTE DE MENDIGO (La Conjura de los Necios, NOLA)
-Eh, escuche -dijo Jones-. Antes de íse, dígame una cosa. ¿Qué puede hacé un tipo de coló para dejá de sé vagabundo o dejá de trabajá por menos del salario mínimo?
-Por favor. -Ignatius apartó su ropón para hallar el bordillo y levantarse-. No puede usted hacerse idea de la confusión en que se halla. Todos sus juicios de valor son erróneos. Cuando llegue a la cima o a donde pretende usted llegar, tendrá una crisis nerviosa, o algo peor. ¿Sabe de algún negro que tenga una úlcera? No, claro que no. Viven contentos en sus cuchitriles. Agradezca a Fortuna no tener ningún padre caucasiano atosigándole. Lea a Boecio.
-¿Quién? ¿Que lea qué?
-Boecio le demostrará que esforzarse y luchar es, en último término, absurdo. Que tenemos que aprender a aceptar. Pregúnteselo a la señorita O'Hara.
-Escuche. ¿Le gustaría a usté sé vagabundo y está parao la mitá del tiempo?
-Sería maravilloso. Yo mismo fui vagabundo en tiempos mejores, en tiempos más felices. Ay, si estuviera yo en su pellejo. Sólo saldría de mi habitación una vez al mes. A buscar al correo el cheque de la seguridad social. Piense un poco en la suerte que tiene.
Aquel gordo desgraciado estaba loco, no había duda.
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