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IL POSTINO
lunes, 29 de julio de 2013
PARSIFAL
Por fin, he conseguido la imagen de Parsifal como Caballero Negro. Esta imagen nos acompañó a mi padre y a mí cuando nos hospedaron en un cuarto del hotel aledaño al Centro Médico XXI de la Ciudad de México en el momento en que el patriarca recibía atenciones por un cáncer terminal que lo atacaba en el cuello, y del cual continuamente le manaba sangre. Si se revisa la historia del Parsifal de Richard Wagner, el Rey al que le fue robado el Santo Grial no paraba de manar sangre. Parsifal es el caballero que va en aras de recuperar el Santo Grial para llevarlo a la corte del Rey convaleciente. Parsifal consigue el Santo Grial y el Rey partiría con alegría en su agonía.
Ha sido un día marcado con acontecimientos insólitos, me encontré con un gran amigo de la preparatoria en una librería de esta ciudad donde vivo, me gustó mucho que precisamente este día platicaba sobre él, ya que estudió la misma carrera de mi padre, la Sagrada Economía, lo encontré revisando libros de Derecho, me comentó sobre la Constitución de Cádiz y sobre el genial libro para comprender la filosofía de Jostein Gaarder titulado "El Mundo de Sofía"; yo le presenté a un gran emprendedor de la cultura en Chiapas que desarrolló los talleres de 'Novela Hispanoamericana de Dictadores' en Coneculta y de 'Literatura Africana' en la UNACH (éste último que fue en vísperas de la realización del mundial de Sudáfrica en 2010).
Y para ponerle la cereza al pastel, mi gran amigo lector me obsequió un ejemplar de "El Gran Gatsby" de Francis Scott Fitzgerald, justo ahora que se proyecta en los cines una versión cinematográfica, y que agradezco mucho porque mi amiga Daria es una mujer que ha tenido gran placer por leer "El Gran Gatsby". Aunque la comunicación no fluya como antes, este extraño significado de Parsifal va en dedicación a mis amigos que me han acompañado, para ellos el Santo Grial de la vida eterna si llegó a conseguirlo...
domingo, 28 de julio de 2013
LLEVA VARIAS SEMANAS CON PROBLEMAS NERVIOSOS
- Bueno, lo cierto es que -dijo él, pensativo-, la gente tiene poco que hacer. Pero, mi querida Elinor, ¿qué le pasa a Marianne...? Tiene un aspecto muy desmejorado, ha perdido hasta el color y se está quedando muy delgada. ¿Está enferma?
- No está bien, lleva varias semanas con problemas nerviosos.
- Lo siento mucho. ¡En la edad que tiene, cualquier enfermedad deshace la lozanía para siempre! ¡La suya ha sido tan corta...! El septiembre pasado era una muchacha muy bella, como pocas, que podía atraer a los hombres. Había algo en su estilo de belleza para satisfacerles en particular. Recuerdo que Fanny solía decir que ella se casaría antes y mejor que usted; ella le tiene a usted mucho cariño, pero resultó que dijo eso. A pesar de todo se confundió. Me pregunto si Marianne se casará con un hombre que valga más de cinco mil o de seis mil al año ahora, como mucho, y me lamentaré mucho si usted no se casa mejor.
NO DESPERTAR NINGÚN INTERÉS
El desinterés calmado y educado de lady Middleton en aquella ocasión fue un feliz alivio para los ánimos de Elinor, oprimidos como estaban a veces por la amabilidad clamorosa de los otros. Fue una gran alegría para ella estar segura de no despertar ningún interés en una persona al menos de su círculo de amigos, un gran alivio saber que había una persona que no sentiría ninguna curiosidad por los detalles al verla, ni ninguna ansiedad por la salud de su hermana.
UN ENCUENTRO INEVITABLE
- (...) ¿Ha visto alguna vez al señor Willoughby desde que nos dejó en Barton?
- Sí -contestó él-, una vez lo vi. Un encuentro inevitable.
Elinor, asustada por su estado, le miró con ansia y le dijo:
- ¿Qué? ¿Se lo ha encontrado con...?
- No le habría visto de otro modo. Eliza me confesó, aunque muy reacia, el nombre de su amante, y cuando él regresó a la ciudad, que fue quince días después de que yo hubiera venido, quedamos, él para defenderse, yo para reprobar su conducta. Resultamos ilesos, y así nunca se supo nuestro encuentro.
Elinor suspiró ante la necesidad antojadiza de este encuentro, pero no intentaba censurárselo a aquel que era hombre y soldado a la vez.
sábado, 27 de julio de 2013
QUE YO UNA VEZ IDOLATRÉ
(...) A duras penas podía distinguir en la figura melancólica y enfermiza que tenía ante mí a aquella chica adorable, alegre y sana, que yo una vez idolatré. Lo que sufrí al verla así... pero no tengo derecho a herir sus sentimientos intentando describirlo... Ya la he hecho sufrir mucho. El hecho de que estuviera, con toda seguridad, en el último estado de consunción, era... sí, en una situación así, era mi mayor alivio. La vida no podía hacer nada por ella, aparte de darle tiempo para una mejor preparación ante la muerte, y así sucedió. Hice que la trasladasen a los mejores alojamientos, con los mejores cuidados; la visité cada día durante el resto de su corta vida; estuve con ella en sus últimos momentos...
EL MAYOR ACTO DE AMISTAD HACIA MARIANNE
- No entrará, ya que la señora Jennings no está en casa.
- No confiaré en eso -dijo retirándose a su habitación-. Un hombre que no tiene nada que hacer en su propio tiempo no es consciente de su intrusión en el de los demás.
El hecho probó que la conjetura era cierta, a pesar de que estaba infundado en la injusticia y en el error, ya que el coronel Brandon entró realmente, y Elinor, que estaba convencida de que su preocupación por Marianne le había llevado hasta allí, observó esa preocupación en su aire perturbado y melancólico, y en su breve pero ansioso interrogatorio por ella, no podía perdonar que su hermana le estimara tan poco.
- Me encontré a la señora Jennings en Bond Street -dijo él, tras el primer saludo-, y me ha animado a venir, y fui el primero que estuvo dispuesto a hacerlo, ya que pensé que sería probable que la encontrase a usted sola, algo de lo que estaba muy deseoso. Mi objeto... Mi deseo... Mi solo deseo... Espero, creo que es... Es ser un mediador de consuelo; no, no debo decir consuelo... no consuelo actual... sino convicción, una última convicción para la mente de su hermana. Mi aprecio hacia ella, hacia usted, hacia su madre... me permitirá que lo pruebe, relatando algunas circunstancias, que solamente un aprecio muy sincero... que sólo un serio deseo de ser útil... creo que me justifica a hacer... a pesar de que cuando tantas horas he pasado tratando de convencerme a mí mismo de que tengo razón, ¿no cabría temer que puede que me equívoque? -se detuvo.
- Le entiendo -dijo Elinor-. Tiene usted algo que contarme del señor Willoughby, que hará que su personalidad sea más evidente. El hecho de que me lo diga será el mayor acto de amistad que se pueda mostrar a Marianne. Mi gratitud se verá asegurada de inmediato ante cualquier noticia que tenga ese fin, y la de ella le será concedida con el tiempo. Dígame, deje que lo sepa.
NINGÚN IDIOMA PODRÍA HABER EXPRESADO
Ningún idioma podría haber expresado, ni en la lucidez de sus momentos de feliz elocuencia, la crueldad de la señora Jennings, y en aquel momento sólo podía reprochárselo con lágrimas, que fluían de sus ojos con una violencia apasionada... una acusación, de todas formas, tan perdida en su objeto que tras mostrar varias veces que lo sentía, se retiró, aún refiriéndose a la carta de consuelo. Pero la carta, cuando estuvo lo suficientemente calmada para leerla, le aportó poco consuelo. Willoughby llenaba cada página. Su madre, que aún confiaba en su compromiso, y confiando tanto como siempre en la constancia de éste, sólo había sacado de la solicitud de Elinor suplicarle a Marianne una actitud más abierta hacia ambas; y esto, tanta ternura hacia ella, tanto afecto que sentía por Willoughby y tanta certeza de que tendrían un futuro feliz juntos, hizo que Marianne llorase con agonía de principio a fin.
viernes, 26 de julio de 2013
EL ESFUERZO DE VIVIR CORRECTAMENTE
PARECE TENER EL CORAZÓN DE PIEDRA
- Así es. Pero, ¿ha oído del mismo modo que la señorita Grey tiene cincuenta mil libras? En eso podríamos encontrar la explicación, si es que pudiéramos encontrar alguna.
- Debe ser así, pero Willoughby es capaz... o al menos eso pienso -paró un momento, y después añadió con un tono que parecía receloso-: Y su hermana... Cómo es que ella...
- Sus sufrimientos han sido muy duros. Sólo me cabe esperar que se prolonguen poco en proporción. Ha sido... es una desgracia de lo más cruel. Hasta ayer, creo, nunca dudó de su amor, e incluso ahora, tal vez... pero yo estoy totalmente segura de que él nunca la quiso realmente. ¡Ha sido un completo embustero! Y en algunas cosas, parece tener el corazón de piedra.
- ¡Ay! -dijo el coronel Brandon-. ¡Así es, realmente! Pero su hermana no... Creo que ha dicho usted eso... Ella no lo considera así, como usted, ¿no?
- Ya conoce usted su disposición, y créame si le digo que todavía le justificaría si pudiera.
UN DÍA DE ESCLARECIMIENTO GENERAL
- Marianne no está bien -dijo-, Ha estado todo el día indispuesta, y la hemos convencido para que se fuera a la cama.
- A lo mejor entonces -respondió él, titubeando-, lo que he oído esta mañana puede que sea cierto... Puede que haya más verdad en ello de lo que yo creía posible al principio.
- ¿Qué ha oído?
- Que un caballero, del cual tengo razones para pensar a quién se refiere... En breve, que un hombre, que yo sabía que estaba comprometido... Pero, ¿cómo he de decírselo? Si usted lo supiera ya, como seguramente pase, no hace falta que se lo diga.
- Quiere usted decir -respondió Elinor con una calma forzada-, el matrimonio del señor Willoughby con la señorita Grey. Sí, ya lo sabemos todo. Este parece haber sido un día de esclarecimiento general, ya que esta mañana nos enteramos. ¡El señor Willoughby es incomprensible! ¿Dónde se enteró?
- En una papelería de Pall Mall, donde tenía cosas que hacer. Dos mujeres esperaban su carruaje, y una de ellas le contaba a la otra la supuesta boda, en un tono que huía tanto de ocultar algo, que me fue imposible no oírlo todo. El nombre de Willoughby, de John Willoughby, que se repitió con frecuencia, fue lo primero que llamó mi atención, y a esto le siguió una afirmación de que todo estaba finalmente arreglado con respecto a su matrimonio con la señorita Grey... No sería ya más un secreto...
jueves, 25 de julio de 2013
CONSTANTIA: SUS PODERES DE CURA A UN CORAZÓN CONTRARIADO
A RÍO REVUELTO, GANANCIA DE PESCADORES
- Bueno, querida, es cierto que a río revuelto, ganancia de pescadores, porque ahora será un buen momento para el coronel Brandon. La conseguirá al final, seguro que sí. Repróchemelo si no están casados a mediados de verano. ¡Señor! ¡Cómo va a reírse cuando se entere de las últimas noticias! Espero que venga esta noche. Será la mejor de las elecciones para su hermana. Dos mil al año sin deudas o cargas... excepto por la pequeña criatura; sí, la había olvidado, pero se la puede poner de aprendiz con bajos costes, y así, ¿qué puede eso suponer? Delaford es un bonito lugar, se lo aseguro; exactamente lo que yo llamo un lugar antiguo a la moda, lleno de comodidades y de ventajas, con un jardín tapiado en el que están los mejores árboles frutales del campo. ¡Y qué morera hay en una esquina! ¡Señor! ¡Cómo nos atiborramos Charlotte y yo el poco tiempo que estuvimos...! Además, hay un palomar, un estanque con peces y un canal precioso, y todo lo que se pudiera desear. Está cerca de la iglesia y a sólo una cuarta milla del camino de peaje; así que nunca es aburrido, ya que, si simplemente te sientas en una vieja pérgola de tejo que hay detrás de la casa, puedes ver todos los carruajes que pasan. ¡En fin! ¡Es un sitio tan bonito...! Un carnicero cerca, en el pueblo, y la casa del párroco a un tiro de piedra. Para mi gusto, mil veces más bonito que Barton Park, donde se ven forzados a que se recorran tres millas para poder llevar la carne, y el único vecino cercano es tu madre. Bueno, animaré al coronel en cuanto pueda. Ya se sabe que un clavo saca otro clavo. ¡Con que podamos sacarle a Willoughby de la cabeza...!
DEBE SER TERRIBLE PARA USTED ESCUCHARLO NOMBRAR
- ¡Oh, Señor! Qué razón tiene. Debe ser terrible para usted escucharlo nombrar, y en cuanto a su hermana, estoy segura de que no mencionaré ni una palabra al respecto ante ella por nada del mundo. Ya vio que no lo hice durante la cena. Ni tampoco lo harán sir John o mis hijas, ya que son muy atentos y considerados, sobre todo si yo se lo insinúo, como seguro que haré. Por mi parte, creo que cuanto menos se diga con respecto a esos asuntos, mejor; así todo acabará y se olvidará antes. ¿Y qué bien hace hablar, de cualquier modo?
- En este asunto sólo puede hacer daño, tal vez más que en casos parecidos, ya que lo acompañan unas circunstancias que, por el bien de todos los que están involucrados, es mejor no hacerlo tema de conversación común. Debo hacerle este favor al señor Willoughby... y decir que no ha roto ningún compromiso con mi hermana.
¡ASÍ QUE LA CARTA QUE LLEGÓ HOY ACABÓ CON TODO!
- Querida señora, esta amabilidad es bastante innecesaria. Creo que Marianne no saldrá de su habitación otra vez por esta tarde. Si puedo la convenceré para que se vaya pronto a la cama, ya que estoy segura de que le falta descanso.
- Sí, creo que eso será lo mejor para ella. Que diga lo que quiere cenar y que se acueste. ¡Señor! No me extraña que tuviese tan mal aspecto y que haya estado tan desganada desde hace una o dos semanas, pues supongo que llevará dando vueltas a este asunto durante ese tiempo. ¡Así que la carta que llegó hoy acabó con todo! ¡Pobre criatura! Le aseguro, por todo mi dinero, que si hubiera sabido algo del tema no me habría reído de ella por ello. Pero, ¿cómo habría yo adivinado una cosa así? Estaba segura de que no era más que una carta de amor común, y ya se sabe que a la gente joven le gusta que se ría uno de estas cosas.
CURAR UN MAL DE AMORES
(...) De no haber visto Elinor un freno a su pesar, en el triste rostro de su hermana, se podría haber divertido con los esfuerzos que hizo la señora Jennings por curar un mal de amores mediante una gran variedad de dulces y aceitunas, y un buen fuego. A pesar de todo, tan pronto como Marianne fue consciente de todo por tanta repetición, no pudo quedarse más. Con una rápida exclamación final, y haciéndole un gesto a su hermana para que no la siguiera, se levantó directamente y se apresuró fuera de la habitación.
- ¡Pobre criatura! -exclamó la señora Jennings, tan pronto como salió-. ¡Cómo me duele verla! ¡Y además se ha ido sin acabarse la copa de vino! ¡Ni las cerezas secas! ¡Señor! Nada parece hacerle ningún bien. Estoy segura de que si supiera de algo que le gustase, mandaría buscarlo por toda la ciudad. Bueno, ¡es la peor de las cosas para mí que un hombre utilice a una bella jovencita vilmente! Pero cuando hay mucho dinero por un lado, y no se fija para nada en el otro, ¡que Dios nos ampare! ¡No se preocupan más por otras cosas!
miércoles, 24 de julio de 2013
¿DÓNDE ESTABA TU CORAZÓN?
- ¡Esto es demasiado! ¡Oh! Willoughby, ¿Puede acaso ser esto tuyo? Cruel... nada puede absolverte. Elinor, nada puede absolverle. Sea lo que fuere que haya oído en contra mía... ¿No tendría que haber dudado? ¿No tendría que habérmelo dicho y otorgarme el poder de aclarárselo? "El mechón de su cabello (repitiendo de la carta) que me entregó tan atenta...", eso es imperdonable. Willoughby, ¿dónde estaba tu corazón cuando escribiste esas palabras? ¡Oh! ¡Bárbara insolencia...! Elinor, ¿puede acaso tener justificación alguna?
- No, Marianne, de ningún modo.
- Y aún así esta mujer... quién sabe cuáles pueden haber sido sus artes... ¡Durante cuánto tiempo puede haberlo premeditado! ¿Quién es ella...? ¿Quién puede ser? ¿Sobre cuál de sus conocidas le pude oír decir que era una joven atractiva...? ¡Oh!, de ninguna... sólo me hablaba de mí misma.
SEA QUIEN SEA TU DETESTABLE ENEMIGO
- Elinor, me han usado cruelmente, pero no Willoughby.
- Querida Marianne, ¿Por quién sino por él? ¿Quién puede haberle instigado?
- Todo el mundo, más que su propio corazón. Antes creería que todas las criaturas que conozco se han unido para arruinar su opinión de mí que creer que su naturaleza es capaz de tanta crueldad. Esta mujer sobre la que escribe... sea quien sea... o cualquier otro, en poco tiempo, salvo tú, querida mamá, y Edward, pueden haber sido tan bárbaros como para calumniarme. Aparte de vosotros tres, ¿hay alguna criatura en el mundo de la que no vaya a sospechar que sea peor que Willoughby, cuyo corazón conozco tan bien?
Elinor no quería discutir y sólo respondió:
- Sea quien sea tu detestable enemigo, dejemos que se burlen de su maligno triunfo, mi querida hermana, haciéndole ver cómo lo noble de la consciencia de tu propia inocencia apoya tus ánimos. Es un orgullo razonable y loable que resiste una malevolencia semejante.
EL MÁS OSCURO ARTE EMPLEADO CONTRA MÍ
- Me sentía -añadió ella-, tan solemnemente comprometida con él como si nos hubiera unido el convenio legal más estricto.
- Lo creo -dijo Elinor-, pero desafortunadamente él no sentía lo mismo.
- Él realmente sentía lo mismo, Elinor... Durante semanas y semanas lo sintió. Sé que lo hizo. Sea lo que fuere que le ha cambiado ahora (y solamente el más oscuro arte empleado contra mí puede haberlo ocasionado), una vez le fui tan querida como mi propia alma podría desear. Este mechón de cabello, del que ahora puede deshacerse tan rápidamente, me lo pidió con las súplicas más fervientes. ¡Viste su mirada, sus modales, oíste su voz en ese instante! ¿Acaso has olvidado la última tarde que estuvimos en Barton? ¡Y también la mañana en que nos separamos! Cuando me dijo que tal vez pasarían muchas semanas antes de que nos volviéramos a ver... su inquietud... ¡Podré olvidar alguna vez su inquietud...!
UNA MISERIA QUE NADA SE PUEDE LLEVAR
- ¡Oh Elinor! Soy realmente desgraciada.
Elinor no pudo presenciar este torrente de dolor resistido en silencio.
- Haz un esfuerzo, querida Marianne -gritó ella-, si no quieres matarte a ti y a todos los que amas. Piensa en tu madre, piensa en su miseria mientras tú sufres, por ella debes hacer un esfuerzo.
- No puedo, no puedo -exclamó Marianne-, déjame, déjame si te incomodo, ¡déjame, ódiame, olvídame! Pero no me tortures así. ¡Oh! ¡Qué fácil es hablar de esforzarse para aquellos que no tienen por lo que sufrir! Alegre, alegre Elinor, tú no puedes tener ni idea de lo que sufro.
- ¿Me llamas a mí alegre, Marianne? ¡Ay! ¡Si tú supieras!... ¡Y cómo puedes creer que lo esté mientras te veo tan desdichada!
- Perdóname, perdóname -lanzándose a los brazos de su hermana-, sé cuanto lo sientes por mí, sé bien el corazón que tienes, pero aún así tú estás alegre, tú debes estar alegre; Edward te quiere... que, ¡eh! ¿qué puede estropear una felicidad como esa?
- Muchas, muchas circunstancias -dijo Elinor con solemnidad.
- No, no, no -gritó Marianne enloquecida-, él te ama, y sólo a ti. No puedes sentirte mal.
- No puedo sentirme bien mientras te vea en este estado.
- Y nunca me verás de otro modo. La mía es una miseria que nada se puede llevar.
- No debes hablar así, Marianne. ¿Acaso no tienes comodidades? ¿Y amigos? ¿Es tal tu pérdida que no deja una puerta abierta al consuelo? Tanto como sufres ahora, piensa en lo que habrías sufrido de haber descubierto su carácter con posteridad... Si vuestro compromiso se hubiera alargado durante meses y meses, como hubiera podido ser, antes de que él hubiera decidido ponerle fin. Todos los días nuevos de confianza infeliz, por tu lado, habrían hecho que el golpe fuera más terrible para ti.
LA CARTA DE LA INFAMIA
Mi querida señora:
Acabo de tener el honor de recibir su carta, a la que espero corresponder sinceramente. Me preocupa conocer que hubiera algo en mi comportamiento de la pasada noche que no aprobase usted, y a pesar de que estoy bastante lejos de saber en qué punto he podido ser tan desafortunado como para ofenderla, ruego su perdón por algo que puedo asegurarle que ha sido totalmente involuntario. Nunca recordaré la amistad que tuve con su familia en Devonshire si no es con el más grato placer, y me agradaría mucho que esta relación no se rompiera por ninguna falta o malentendido de mis actos. Mi estima por toda su familia es muy sincera, pero si he sido tan desafortunado como para dar pie a que la creencia de que había algo más de lo que yo sentía, o quería decir o expresaba, me reprocharé por no haber sido más cauteloso en mis muestras de dicha estima. Que alguna vez haya querido decir más es algo que usted aceptará como imposible, cuando entienda que mis afectos llevan tiempo comprometidos en otro lado, y no pasarán muchas semanas, creo, antes de que este compromiso se cumpla. Con gran pesar obedezco sus órdenes de devolverle sus cartas, con las que usted me ha honrado, y el mechón de su cabello, que me entregó tan atenta.
martes, 23 de julio de 2013
CONDON SOBRE WIKILEAKS PARA APERTURAR EL TIFF
El film "The Fifth Estate" dirigido por Bill Condon, que narra los sucesos acontecidos al sitio web de filtraciones de noticias Wikileaks, ha sido elegido para aperturar el 38th Toronto International Film Festival.
Julian Assange, el líder de Wikileaks, atrapado por presuntas relaciones ilícitas en Suecia, ha estado refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, para evitar la extradición a los Estados Unidos que busca juzgarlo por divulgar información secreta o reservada, y que podría llegar a condenarlo a pena de muerte, motivo por el cual Assange permanece humanitariamente confinado a vivir dentro de los límites de la embajada ecuatoriana, ya que la policía de Londres lo detendría si decidiera abandonarla.
LO CONSCIENTE QUE ERA DE SU MALA CONDUCTA
Ella no podía dudar de que hubiera existido algún tipo de compromiso entre Willoughby y Marianne, y que Willoughby se había cansado de él parecía igualmente claro; pero si a pesar de ello Marianne seguía alimentando sus deseos, ella no podía atribuir un comportamiento así a algún error o malentendido. Solamente un cambio de raíz podía explicarlo. Su indignación habría sido mayor aún de lo que era, de no haber presenciado la vergüenza de Willoughby, que parecía mostrar lo consciente que era de su mala conducta, y evitaban que ella creyera que era una persona sin principios, que había estado jugando con los sentimientos de su hermana desde el principio, sin ninguna otra intención que pudiera suponer que se le investigara. La ausencia podría haber debilitado su amor y le habría parecido conveniente olvidarlo; pero ella no tenía ninguna duda de que ese amor existía.
ABANDONADA A LA MISERIA DE SUS SENTIMIENTOS
A pesar de todo no le fue fácil evitar que ella misma le siguiera, y fue imposible convencerla para que calmase su agitación, para que esperase, al menos, manteniendo la compostura hasta que pudiera hablar con él de forma más privada y con más provecho, ya que Marianne seguía incesantemente abandonada a la miseria de sus sentimientos, en un tono bajo, mediante exclamaciones de infortunio.
POR ALGÚN TERRIBLE MALENTENDIDO
- Ve hacia él, Elinor -exclamó Marianne, en cuanto pudo hablar-, y fuérzale a que venga conmigo. Dile que he de verle otra vez... que he de hablarle ahora mismo... No puedo tener reposo... No tendré un momento de paz hasta que esto no se explique... por algún terrible malentendido... Oh, vete hacia él ahora mismo.
- ¿Cómo quieres que haga eso? No, mi querida Marianne, has de esperar. Este no es un lugar para explicaciones. Espérate sólo hasta mañana.
TE RUEGO QUE TE COMPORTES
No llevaban mucho rato en esta posición, cuando Elinor distinguió a Willoughby en pie a pocas yardas de ellas, sumido en una seria conversación con una joven muy elegante. Pronto cruzaron la mirada, y él se inclinó ante ella de inmediato, pero sin hacer ningún amago de hablarle, o de acercarse a Marianne, a pesar de que era imposible que no la viera, y después continuó su charla con la misma joven. Elinor se volvió de forma involuntaria hacia Marianne, para ver si ella se había o no percatado. En ese momento lo percibió por primera vez, y con la expresión resplandeciente de una alegría repentina, se habría dirigido directamente hacia él, de no haberla agarrado su hermana.
- ¡Dios Bendito! -exclamó- está ahí... está ahí... ¡Ay! ¿Por qué no me mira? ¿Por qué no puedo hablar con él?
- Te ruego que te comportes -exclamó Elinor-, y no te pongas en evidencia delante de todo el mundo. A lo mejor aún no te ha visto.
Esto era, de todos modos, más de lo que podía creerse, y comportarse en un momento así no sólo estaba fuera del alcance de Marianne, sino lejos de lo que ella deseaba. Se sentó con una impaciencia que afectaba por completo a sus facciones.
POCO DISPUESTA
(...) Marianne echó un vistazo a la casa cuando entró, y fue suficiente; él no estaba allí... Y se sentó, igualmente poco dispuesta a recibir o comunicar placer.
(...) Nunca había estado Marianne más indispuesta a bailar en su vida como aquella tarde, ni nunca más cansada por ello. Se quejaba de esto cuando volvían a Berkeley Street.
- Sí, sí -dijo la señora Jennings-, sabemos muy bien las razones; si cierta persona de la que no debemos mencionar el nombre hubiera estado allí, no habría estado usted tan cansada; y para ser sincera, no está muy bien por su parte no venir a verla cuando él estaba invitado.
- ¡Invitado! -exclamó Marianne.
- Eso me dijo mi hija Middleton, ya que parece que sir John se lo encontró en alguna parte esta mañana -Marianne no dijo más, pero parecía profundamente herida.
(...) Hacia la mitad del día la señora Jennings salió para hacer negocios, y Elinor empezó directamente la carta, mientras que Marianne, demasiado cansada para emplearse en nada, demasiado ansiosa para conversar, andaba de una ventana a la otra, o se sentaba al fuego en meditación melancólica.
(...) Apenas había terminado la carta cuando sonó una llamada en la puerta, y el coronel Brandon les fue anunciado. Marianne, que le había visto por la ventana y odiaba cualquier tipo de compañía, abandonó la habitación antes de que éste entrase.
¡TÚ QUE NO CONFÍAS EN NADIE!
- ¿No confías en mí, Marianne?
- No, Elinor, que me hagas tú este reproche... ¡tú que no confías en nadie!
- ¡Yo! -siguió Elinor un poco confundida-, en realidad, Marianne, no tengo nada que decir.
- Ni yo tampoco -respondió Marianne con energía-; entonces nuestras situaciones son idénticas. Ninguna de las dos tenemos nada que decir; tú, porque no comunicas, y yo, porque no oculto nada.
Elinor, afligida por esta acusación de reserva hacia ella misma, que no era del todo libre para impugnar, no supo cómo, en esas circunstancias, presionar a Marianne para que fuera más franca.
LA ANSIEDAD DE LA ESPERA
(...) la tarde no fue de ningún modo más placentera para ella que para Elinor, ya que la pasó sumida en la ansiedad de la espera y en el dolor de la desilusión. A veces intentaba leer durante unos minutos, pero en seguida dejaba el libro y volvía a la actividad más interesante de andar de un lado a otro de la habitación , parándose un momento cada vez que pasaba ante la ventana, esperando oír la tan esperada llamada a la puerta.
SIEMPRE ESTABA EN GUARDIA
Allí donde fueran, siempre estaba en guardia. Especialmente en Bond Street, donde gran parte de sus tareas se desarrollaron, sus ojos estaban en constante búsqueda, y en cualquier tienda que entraran, su mente estaba igualmente abstraída de todo aquello relacionado con ellas, de todo lo que les interesaba y distraía. Inquieta e insatisfecha en todas partes, su hermana no podía tener nunca su opinión sobre ningún artículo en venta, a pesar de que fueran del interés de ambas; no se divertía con nada, sólo estaba impaciente por volver a casa de nuevo y difícilmente pudo contener la irritación y la pesadez de la señora Palmer, cuya vista captaba todo lo que era bonito, caro o nuevo; que estaba loca por comprarlo todo, que no se decidía por nada, y que malgastaba todo su tiempo entre el éxtasis y la indecisión.
Antes de llegar a casa era la última hora de la mañana, y en cuanto entraron en la casa Marianne fue corriendo escaleras arriba, y cuando Elinor la siguió la encontró de espaldas a la mesa con expresión afligida, que mostraba que Willoughby no había estado allí.
EL EMBELESO DE RADIANTE ESPERANZA
(...) y Elinor, a pesar de las dudas ocasionales con respecto a la constancia de Willoughby, no era capaz de presenciar el embeleso de radiante esperanza que llenaban por completo el alma de Marianne y tintineaban en sus ojos, sin pensar cuán anodinas eran sus propias perspectivas, cuán sombrío su propio estado de ánimo en comparación, y con qué gusto se uniría a la situación de Marianne si tuviera el mismo objeto de júbilo a la vista, la misma esperanza de alegría. Un corto, muy corto período de tiempo decidiría cuáles eran las intenciones de Willoughby, ya que con toda probabilidad estaría ahora en la ciudad. La impaciencia que tenía Marianne por irse declaraba su seguridad de encontrarle allí, y Elinor había resuelto, no sólo a arrojar nueva luz en torno a su carácter, cosa que su propia observación y la inteligencia de otros podía otorgarle, sino también observar su comportamiento en relación a su hermana con una atención tan ferviente como para asegurarse de lo que él era y de qué quería, antes de que muchos encuentros tuviesen lugar. De ser el resultado de su observación desfavorable, estaba dispuesta a abrirle los ojos a su hermana como fuera, si no sus esfuerzos serían de una naturaleza diferente... Entonces aprendería a evitar todas las comparaciones egoístas y a proscribir cualquier reproche que pudiera disminuir su satisfacción de ver feliz a Marianne.
lunes, 22 de julio de 2013
EL PODER DE DIVIDIR A DOS PERSONAS UNIDAS
- Creo que el modo más sabio de terminar con este asunto sería poner fin al compromiso de una vez. Parecemos tan acosados por todos lados, que a pesar de que vaya a hacernos miserables durante un tiempo, probablemente seremos más felices al final. Pero, ¿no va a darme usted su consejo, señorita Dashwood?
- No -respondió Elinor con una sonrisa, que escondía sentimientos muy agitados-, en tal asunto, no lo haré. Sabe usted muy bien que mi opinión no tendría peso para usted a menos que estuviera del lado de sus deseos.
- En realidad usted me interpreta mal -respondió Lucy con gran solemnidad-. No conozco a nadie que tenga un juicio que considere tan elevado como el suyo, y en realidad creo que si usted me dijera: "Le aconsejo que rompa su compromiso con Edward por todos los medios, haría que fuesen ustedes dos mucho más felices", tomaría la decisión de hacerlo de inmediato.
Elinor se sonrojó ante la sinceridad de la futura mujer de Edward, y respondió:
- Este cumplido evitará que dé mi opinión del asunto, de tener alguna. Hace que mi influencia se alce demasiado alta; el poder de dividir a dos personas unidas tan tiernamente es demasiado para una persona indiferente.
- Es por el hecho de que sea usted una persona indiferente -dijo Lucy, un poco ofendida, y poniendo un énfasis especial en esas palabras-, por lo que su juicio puede precisamente tener ese peso en mí. Si yo supusiera que sus sentimientos favorecieran algún prejuicio, su opinión no tendría el menor valor.
NO SON AUTÉNTICOS PETIMETRES
- ¿Conoce usted al señor Robert Ferrars? -preguntó Elinor.
- Pues no. Nunca lo he visto, pero me imagino que es muy diferente a su hermano: un tonto y un auténtico petimetre.
- ¡Un auténtico petimetre! -repitió la señorita Steele, que había captado esas palabras por una pausa que hizo Marianne en su música-. ¡Ay!, seguro que están hablando de sus pretendientes favoritos.
- No, hermana -exclamó Lucy-, te equivocas ahí, nuestros pretendientes favoritos no son auténticos petimetres.
- Puedo responder ante eso que el de la señorita Dashwood no lo es -dijo la señora Jennings, riéndose a carcajadas-, ya que es uno de los jóvenes más modestos y con mejor comportamiento que yo haya visto en la vida; en cuanto a Lucy, es una criatura tan pícara, que no hay manera de saber quién le gusta a ella.
- ¡Oh! -dijo la señorita Steele, mirando con penetración-, creo que el pretendiente de Lucy es tan modesto y correcto como el de la señorita Dashwood.
Elinor enrojeció sin querer. Lucy se mordió la lengua y miró a su hermana enfadada.
SONREÍR O SUSPIRAR
- El amor de Edward hacia mí -dijo Lucy-, ha sido puesto a prueba mediante nuestra larga, muy larga ausencia desde que nos comprometimos, y ha vencido dicha prueba de tal modo, que sería imperdonable que dudase ahora. Puedo decir con seguridad, que no me ha dado nunca ni un momento de alarma en ese sentido desde aquel momento.
Elinor no sabía si sonreír o suspirar ante tal afirmación.
Lucy prosiguió:
- Soy de un temperamento bastante celoso por naturaleza, y debido a nuestras distintas situaciones existenciales, ya que él tiene más vida social que yo, y por nuestras continuas separaciones, estuve bastante inclinada a sospechar, y habría sabido la verdad al instante, si hubiera habido la mínima alteración en su comportamiento cuando nos veíamos, o un humor bajo que yo no pudiera explicar, o si me hubiera hablado más de una dama que de otra, o pareciese menos feliz en Longstaple de lo que solía. No quiero decir que sea especialmente observadora o que capte en seguida todo en general, pero en este caso estoy segura de que no se me podría engañar.
"Todo eso está muy bien -pensó Elinor-, pero puede aplicarse a cualquiera de las dos."
ABSORTA EN SU PROPIA MÚSICA
El piano forte, en el que Marianne,
absorta en su propia música
y en sus propios pensamientos,
había olvidado por el momento
que hubiera nadie en las habitaciones contiguas,
estaba por fortuna tan cerca de ellas,
que la señorita Dashwood juzgaba ahora que,
bajo la protección de su ruido,
podría con seguridad,
plantear el interesante tema,
sin riesgo de que la oyeran
desde la mesa de la partida.
domingo, 21 de julio de 2013
LOS CELOS Y LAS INTENCIONES DE SU RIVAL
Aunque mucho había sufrido de la primera conversación que tuvo con Lucy sobre el tema, pronto sintió vivos deseos de reanudarla, y eso por más de una razón. Quería escuchar más particulares sobre su compromiso, quería comprender más claramente lo que sentía Lucy realmente por Edward, si tenía algo de sincera su declaración de tierno apego hacia él, y en especial quería convencer a Lucy, mediante su disposición de sacar de nuevo el tema y su calma al conversar sobre ello, de que no estaba interesada en él nada más que como una amiga, que temía haber dejado en duda en la conversación de la mañana por su agitación involuntaria. Era muy probable que Lucy estuviera celosa de ella, era evidente que Edward la había alabado mucho, no sólo por lo que Lucy había dicho, sino por haberse aventurado a confiar en ella tras conocerla tan poco, en un secreto de importancia evidente. Incluso era probable que las bromas inteligentes de sir John hubieran tenido algo que ver. Pero en realidad, mientras Elinor tuviera la completa seguridad de que Edward la amaba, no era necesario considerar más probabilidades que la natural de que Lucy estuviera celosa, y de que así era, su propia confidencia lo probaba. ¿Qué otras razones podía tener para confesar el asunto, sino informar a Elinor de que la aventajaba en sus derechos sobre Edward para enseñarla a evitarle en el futuro? De este modo tuvo pocas dificultades para entender muchas de las intenciones de su rival, y mientras ella estuviera totalmente decidida a actuar según los principios que el honor y la honestidad dictaban, para combatir su propio afecto por Edward y verle lo menos posible, ella no podía negarse al consuelo de intentar convencer a Lucy de que su corazón permanecía relajado. Y como no podía entonces tener algo más doloroso que escuchar sobre el tema de lo que ya había oído, no desconfió en su propia capacidad de atender de nuevo la repetición de los detalles con compostura.
SOLA ERA MÁS FUERTE
La necesidad de ocultarle a su madre y a Marianne lo que había sabido en confidencia, a pesar de que la obligaba a un esfuerzo incesante, no agravaba la angustia de Elinor. Al contrario, era un alivio para ella el poder ahorrarse contar algo que podría haberlas afligido tanto y que provocaría del mismo modo la condenación de Edward al oírlo, que seguramente aparecería por un exceso de afecto parcial hacia ella, y que era más de lo que se sentía capaz de soportar.
De su consejo, o de la conversación de su familia, sabía que no podía recibir asistencia alguna; su ternura y pesar aumentarían su dolor, mientras que su autodominio no recibiría ninguna fortaleza de su ejemplo ni de sus lamentos. Sola era más fuerte: su propio buen sentido la sostuvo tan bien, que su firmeza fue tan inamovible, su apariencia de alegría tan invariable como permitían heridas tan recientes y sangrantes.
LA EXTINCIÓN DE SUS DESEOS MÁS QUERIDOS
Mientras estas consideraciones se le ocurrían con sucesión dolorosa, sintió lástima por él más que por ella misma. Ayudada por la convicción de no haber hecho nada para merecer su felicidad de aquel momento, y consolada con la creencia de que Edward no había hecho nada para perder su estima, pensó que podía, incluso ahora, cuando las cosas estaban aún en caliente, dominarse a sí misma lo suficiente como para evitar cualquier sospecha sobre lo que era o no cierto de su madre y de sus hermanas. Y tan bien fue capaz de responder a sus propias expectativas, que cuando se unió con ellas para comer sólo dos horas más tarde de haber sufrido la extinción de sus deseos más queridos, nadie habría supuesto por la apariencia de sus hermanas que Elinor lloraba en secreto por dentro ante los obstáculos que habrían de dividirla para siempre del objeto amado, y que Marianne se recreaba internamente de las virtudes de un hombre, de cuyo completo corazón se sentia totalmente poseída, y al que esperaba ver en cada carruaje que se oía pasar.
LA INFLUENCIA DE ELINOR
(...) el retrato, la carta, el anillo, formaron juntos un conjunto de evidencias, para alejar todo temor de condenarle injustamente, y establecer como hecho que ningún cariño podría hacerle olvidar que él se había portado mal con ella. Su resentimiento por ese comportamiento, su indignación al haber sido una inocente con él, hicieron que durante un rato sólo lo sintiera por ella misma, pero otras ideas, otras consideraciones aparecieron pronto: ¿La había engañado Edward de modo intencionado? ¿Había fingido un aprecio hacia ella que en realidad no sentía? ¿Era de corazón su compromiso con Lucy? No, fuera lo que fuese, no podía creer que en aquel momento hubiera sido así. Su afecto era todo para ella. En eso no podía equivocarse. Su madre, sus hermanas, Fanny, todos habían sido conscientes de su aprecio por ella en Norland, no era una ilusión de su propia vanidad. Él la quería de veras. ¡Qué bálsamo para el corazón era esta persuasión! ¡Cuánto la tentaba a perdonar! Él había sido culpado, muy culpado por permanecer en Norland tras sentir por primera vez que la influencia de Elinor sobre él era más de lo que debía ser. En eso no podía defenderse, pero si la había herido, cuánto más no se habría herido a sí mismo; si la situación de Elinor era penosa, la de él era desesperanzadora. Su imprudencia la había hecho miserable una temporada, pero parecía haberle privado a él mismo de toda esperanza de ser alguna vez de otro modo. Ella alcanzaría la tranquilidad con el tiempo, pero él, ¿qué le cabría a él esperar? ¿Podría ser él alguna vez un poco feliz con la señorita Steele? ¿Estaban sus afectos hacia ella fuera de toda duda, con su integridad, su delicadeza y su mente cultivada verse satisfecha con una esposa como ella, analfabeta, taimada y egoísta?
viernes, 19 de julio de 2013
DE 1789 A 1984
Ahora en Francia se abre la polémica por el timbre postal Marianne,
cuyos creadores en este 2013 fueron Olivier Ciappa y David Kawena,
ya que Ciappa lanzó la máxima:
"Estoy convencido de que en 1789
Marianne hubiera sido una Femen"
Ciappa se justifica: “Además del hecho de que saliera con el pecho al aire, el hecho de que represente los valores de la República, de la igualdad, la libertad, la fraternidad... son totalmente los valores de las Femen” y añade: “Lo que hacen las Femen es totalmente fundamental... da igual el país, lo esencial es luchar por esos valores”.
Pero no será fácil mantener la vigencia de este sello postal, ya que hay detractores de la ultraderecha, como la exministra democristiana Christine Boutin, quien a través de Twitter llama a boicotearlo, o como Printemps Français que cataloga a la “nueva Marianne a imagen del gobierno: cristianófoba, odiosa e ideóloga”.
Pero no todo se avizora como respeto a la libertad en un mundo que parece alcanzar la pesadilla orwelliana de 1984.
El caso de Edward Snowden sigue mostrando el vasallaje de todos los países a las instrucciones de la única potencia mundial, si Estados Unidos permite que Snowden pueda obtener asilo lo conseguirá, ya que al "policía mundial" ningún delincuente puede escapar a su Ley y Orden. Pero lo acaba de mencionar el líder brasileño Lula, Snowden ha prestado un buen servicio a la humanidad. Y hasta es probable que la mayoría de estadounidenses desee que su gobierno no persiga a Snowden y le permita asilarse, ya que Snowden ha abierto la caja de Pandora de lo que puede llegar a ser un Estado Totalitario Panóptico como el famoso "Big Brother", que nos lleve a una sociedad donde reine el miedo, la persecución, la denuncia, la vigilancia de todos contra todos que permitan la hegemonía de quienes disfrutan de la esclavitud en los tiempos de la tecnología. Porque sería lamentable ceder a que Snowden sea encarcelado o sentenciado a perder su vida, cuando ha demostrado que el Estado tiene tentáculos que observan nuestro comportamiento diario y se forma juicios de actividades ilegales por el presentimiento de la peligrosidad por simplemente ejercer la libertad de expresión. El presidente ruso Putin ha manifestado que Snowden no es relevante, que le interesa obviamente su relación con Estados Unidos, y pone contra la pared a Edward Snowden a cuando decida entregarse, a cuando lo puedan detener los rusos si Snowden sigue divulgando secretos, a dejarlo que desespere y cometa el error, ya que según Putin, en claro sometimiento a la hegemonía, disfraza que las relaciones entre Estados son más importantes que las disputas por espionaje, con lo que abre la posibilidad de que Snowden sea canjeado por detenidos o perseguidos dóciles al régimen de Putin, o que se abran negociaciones que fortalezcan la economía rusa, todo por el "regalo de Navidad" anticipado que significó Snowden para el gobierno de Putin. Pero al mundo no se le debe imponer la visión de que el encarcelamiento de Snowden sería justo, por estos días en que convalece Mandela debería permitirse que un defensor del interés público como Snowden no sea convertido en una víctima que sufra años de encarcelamiento o la pena capital como el histórico líder en contra del apartheid sufrió en la renuente Sudáfrica de la supremacía racial. Snowden por robar el secreto de la obsesión del poder, debe ser premiado o asistido financieramente, le ha robado el fuego a Zeus como Prometeo, sus derechos humanos no deben ser pisoteados, está levantando la bota.
LUCHÓ CONTRA LA OPRESIÓN DE SUS SENTIMIENTOS
Elinor observó que era su letra, y no pudo dudar más. El retrato, que le había permitido creer podría haberlo obtenido por accidente, podía no haber sido un regalo de Edward, pero una correspondencia escrita por carta, sólo podía subsistir si había un compromiso real, ninguna otra cosa podía autorizarla; durante unos momentos estuvo a punto de sucumbir... su corazón se hundió con ella, y a duras penas podía permanecer en pie, pero el esfuerzo era totalmente necesario y luchó de forma tan resuelta contra la opresión de sus sentimientos que el éxito fue rápido, y por el momento, completo.
- Escribirnos el uno al otro -dijo Lucy, volviendo a meterse la carta en el bolsillo-, es el único consuelo que nos queda de nuestras largas separaciones. Sí, tengo otro recuerdo con su retrato, pero el pobre Edward no tiene ni eso. Si sólo tuviera mi retrato, dice que sería fácil. Le di un mechón de mi cabello engastado en un anillo la última vez que estuvo en Longstaple, y fue un consuelo para él, eso dijo, pero no igual a un retrato. A lo mejor se dio usted cuenta del anillo cuando lo vio.
- Sí, así fue -dijo Elinor, con voz templada bajo la que se escondía una emoción y un pesar mucho más allá de lo que nunca había sentido. Se quedó petrificada, asombrada y confundida.
Afortunadamente para ella, ya habían alcanzado la casa de campo, y la conversación no podía continuar más. Tras sentarse con ellas durante unos minutos, las señoritas Steele volvieron a la finca, y Elinor se sintió entonces libre para pensar y para sentirse desdichada.
SU MENTE ERA LIBRE PARA DEAMBULAR
Este humor abatido, aunque no pudo llegar a la señora Dashwood, hizo aún más dolorosa la partida, que pronto tuvo lugar, y dejó una impresión incómoda especialmente a Elinor, que necesitó tiempo y trabajo para poder doblegarse. Pero como tenía intención de doblegarla, y para evitar parecer sufrir más de lo que sufría su familia al verla partir, no adoptó el método tan sensatamente adoptado por Marianne, en un ocasión similar, de aumentar y afianzar su dolor, buscando el silencio, soledad e inactividad. Los medios de cada una eran tan diferentes como sus objetivos, e igualmente encajados en los progresos de ambas.
Elinor se sentó ante su mesa de dibujo en cuanto Edward salió de su casa; estuvo atareada todo el día, no buscó ni evitó la mención de su nombre, pareció interesarse casi como siempre en los asuntos cotidianos de la familia, y si con esta conducta no disminuía su propio dolor, al menos impedía que creciera innecesariamente, y que su madre y hermanas empleasen demasiadas atenciones hacia ella.
Un comportamiento como éste, tan contrario al de Marianne, le parecía a ésta menos loable que deficiente le pareció el suyo a Elinor. El tema del autodominio lo asentó Marianne fácilmente: con afectos fuertes era imposible, con los moderados no tendría mérito. Que los de su hermana eran moderados no osaba negarlo, a pesar de que le diese vergüenza reconocerlo, y de su fortaleza dio una prueba muy notable, al seguir amando y respetando a su hermana, a pesar de esta convicción exasperante.
Sin apartarse de su familia, ni de salir sola de casa con la intención de evitar compañía, ni de pasar la noche en vela para sumirse en la meditación, Elinor se dio cuenta de que a pesar de todo no le faltaba tiempo libre en el día para pensar en Edward y su comportamiento, con todas las posibles variantes que los diferentes estados de ánimo en distintos momentos podían provocar: ternura, compasión, conformidad, censura y duda. Había muchos momentos en que, de no haber sido por la ausencia de su madre y de sus hermanas, al menos por la naturaleza de sus ocupaciones, la conversación estaba prohibida entre ellas, y todos los efectos de la soledad estaban provocados. Su mente era libre para deambular, sus pensamientos no se aferraban, y el pasado y el futuro, ante un tema tan interesante, habían de aparecer ante ella, forzar su atención y agrandar su memoria, su reflexión y su fantasía.
De un ensueño de este tipo, mientras estaba sentada en su mesa de dibujo, despertó una mañana, poco después de que Edward las dejara, con la llegada de una visita. Ocurrió que estaba bastante sola.
jueves, 18 de julio de 2013
PERO AÚN ASÍ SERÍA USTED RESERVADO
- Conoce su propia valía demasiado bien para expresar una falsa vergüenza -respondió Edward-; la timidez es sólo el efecto de un sentido de inferioridad en alguna cosa u otra. Si pudiera convencerme a mí mismo de que mis modales son naturales y con gracia, no sería tímido.
- Pero aún así sería usted reservado -dijo Marianne-, y eso es peor.
Edward la miró fijamente.
- ¡Reservado! ¿Soy yo reservado, Marianne?
- Sí, mucho.
- No la comprendo -respondió él, enrojeciendo-. ¡Reservado! ¿Cómo, de qué modo? ¿Qué he de decirle? ¿Qué puede usted suponer?
Elinor observó sorprendida su emoción, pero intentando reírse del tema le dijo:
- ¿No conoce lo suficiente a mi hermana como para saber lo que quiere decir? ¿No sabe que llama reservado a todo aquel que no habla tan deprisa como ella o admira lo que ella admira tan efusivamente como ella?
Edward no respondió. Su seriedad y reflexión volvieron a él en su extensión más amplia, y durante un buen rato estuvo sentado en silencio y apagado.
NUNCA HA PRETENDIDO EL SOMETIMIENTO DEL ENTENDIMIENTO
- Pero yo pensaba que estaba bien -dijo Marianne-, dejarse guiar totalmente por la opinión de otras personas. Pensaba que nuestros razonamientos estaban para subordinarse a aquellos de nuestros vecinos. Esta ha sido siempre tu doctrina, estoy segura.
- No, Marianne, nunca. Mi doctrina nunca ha pretendido el sometimiento del entendimiento. Lo único en lo que he intentado siempre influir ha sido en el comportamiento. No deberías confundir mi propósito. Soy culpable, lo confieso, de haber deseado a menudo que tratases a nuestras amistades generales con mayor atención; pero, ¿cuándo te he aconsejado que adoptaras sus sentimientos o razonamientos en cosas serias?
- No ha sido capaz de llevar a su hermana hacia un plano de civismo general -dijo Edward a Elinor-. ¿No consigue que le ceda terreno?
- Más bien al contrario -dijo Elinor, mirando expresivamente a Marianne.
- Mi opinión -continuó él- está totalmente de su lado en este asunto, pero me temo que en la práctica soy mucho más como su hermana. Nunca pretendo ofender, pero soy tan absolutamente tímido, que a veces parezco negligente, cuando simplemente me mantengo al margen por mi torpeza natural. Siempre he solido pensar que debo estar destinado por naturaleza a apreciar la compañía de gente de clase baja, ¡estoy tan incómodo entre gente desconocida y refinada!
PASIÓN POR LAS HOJAS SECAS
- ¡Oh! -exclamó Marianne-, ¡con qué sensación de éxtasis las he visto antes caer! ¡Cómo he disfrutado, mientras caminaba, de verlas volando a mi alrededor, ondeadas por el viento. ¡Qué sentimientos han transmitido la estación del año y el aire, todo a la vez! Ahora no tienen a nadie que las quiera. Sólo se las ve como un estorbo, barridas rápidamente y apartadas de la vista en la medida de lo posible.
- No todo el mundo -dijo Elinor- tiene esa pasión tuya por las hojas secas.
¡SU SENSIBILIDAD ESTABA A FLOR DE PIEL!
Pero los sentimientos que convertían tal serenidad en desgracia, la dejaron apartada del peligro de caer en ella. Estuvo despierta toda la noche, y lloró la mayor parte de ella. Se levantó con dolor de cabeza, era incapaz de hablar y se negaba a tomar aliento alguno, apenando en cada momento a su madre y hermanas, y esquivando cualquier intento de consuelo por parte de éstas. ¡Su sensibilidad estaba a flor de piel!
miércoles, 17 de julio de 2013
WHAT WOULD IT TAKE YOU TO LEAVE EVERYTHING BEHIND?
If I had just wanted to harm the US? You could shut down the surveillance system in an afternoon. But that's not my intention. I think for anyone making that argument they need to think, if they were in my position and you live a privileged life, you're living in Hawaii, in paradise, and making a ton of money, 'What would it take you to leave everything behind?
Si hubiera querido dañar a Estados Unidos habría podido cerrar el sistema de vigilancia durante una tarde, pero esa no es mi intención. Creo que quienes piensan esto deben considerar que si estuvieran en mi posición –llevando una vida privilegiada, viviendo en Hawai, en el paraíso, ganando toneladas de dinero–, ¿cuánto les costaría dejar todo eso atrás?
Extracto con interés público de "Los motivos de Snowden", Revista Proceso, con base en la entrevista a Edward Snowden por "The Guardian"
THAT'S THE WORLD YOU HELPED CREATE
And if living unfreely but comfortably is something you're willing to accept, and I think it many of us are it's the human nature; you can get up everyday, go to work, you can collect your large paycheck for relatively little work against the public interest, and go to sleep at night after watching your shows.
But if you realize that that's the world you helped create and it's gonna get worse with the next generation and the next generation who extend the capabilities of this sort of architecture of oppression, you realize that you might be willing to accept any risk and it doesn't matter what the outcome is so long as the public gets to make their own decisions about how that's applied.
Y si vivir sin libertad –pero con comodidad– es algo que estás dispuesto a aceptar (…) pues eso ocurrirá. Te levantas cada día, vas a trabajar, cobras tu jugoso salario por relativamente poco trabajo que está en contra del interés público y te vas a dormir después de mirar la televisión.
Pero si te das cuenta de que ese es el mundo que ayudas a crear y que va a empeorar en las próximas generaciones, entonces sabes que podrías aceptar cualquier riesgo sin importarte lo que pase, siempre y cuando la gente pueda tomar sus propias decisiones.
Extracto con interés público de "Los motivos de Snowden", Revista Proceso, con base en la entrevista a Edward Snowden por "The Guardian"
YOU CAN BE THE TARGET
Any analyst at any time can target anyone, any selector, anywhere. Where those communications will be picked up depends on the range of the sensor networks and the authorities that analyst is empowered with. Not all analysts have the ability to target everything. But I sitting at my desk certainly had the authorities to wiretap anyone from you or your accountant to a Federal judge to even the President if I had a personal e-mail.
Cualquier analista en algún momento puede tener como objetivo a cualquier persona, por la selección que quiera y donde sea. Dónde se espiarán esas comunicaciones depende de la amplitud de las redes de espionaje y de las autoridades que le dan el poder al analista. No todos los analistas tienen la habilidad de espiar a todos. Pero yo, sentado en mi escritorio, ciertamente tenía la autoridad para escuchar a cualquiera, como tú, o a tu contador o a un juez federal, o incluso al presidente si tuviera su correo electrónico personal.
Extracto con interés público de "Los motivos de Snowden", Revista Proceso, con base en la entrevista a Edward Snowden por "The Guardian"
A WORLD WHERE EVERYTHING IS RECORDED
I don't wanna live in a world where everything that I say, everything I do, everyone I talk to, every expression of creativity, or love, or friendship is recorded, and that's not something I'm willing to support, it's not something I'm willing to build, and it's not something I'm willing to live under.
So, I think anyone who opposes that sort of world has
an obligation to act in a way they can.
No quiero vivir en un mundo donde todo lo que diga o haga, toda persona con la que hable, toda expresión de creatividad o amor o amistad sean grabadas. Eso no es algo que quiero apoyar, no es algo que quiero construir y no es un mundo en el que esté preparado para vivir.
Así que pienso que cualquiera que se oponga a este tipo de mundo tiene
la obligación de actuar como pueda.
Extracto con interés público de "Los motivos de Snowden", Revista Proceso, con base en la entrevista a Edward Snowden por "The Guardian"
martes, 16 de julio de 2013
MARIANNE
El nuevo timbre postal en Francia tomó como modelo para Marianne a una activista de Femen: Inna Shevchenko, que recientemente se encuentra asilada con el status de refugiada en Francia, tras haber derribado una gigantesca cruz ortodoxa de cuatro metros con una motosierra en Ucrania, como protesta por el encarcelamiento de las integrantes de Pussy Riot en Rusia que entonaron una canción dentro de una iglesia ortodoxa.
La Libertad de Delacroix tiene semejanza a la vista con las revolucionarias de Femen, y no se puede censurar a la Libertad, en aquellos tiempos de efervescencia jacobina se cerraron iglesias, se destruyeron imágenes incluyendo cruces. Pero la Marianne inspirada en la chica de Femen ha encendido la reyerta entre conservadores y liberales.
lunes, 15 de julio de 2013
PREJUICIOS DE UNA MENTE JOVEN
- Supongo que tu hermana no aprueba segundos amores.
- No -contestó Elinor-, todas sus ideas son románticas.
- O más bien, según creo, considera que no es posible que existan.
- Creo que así lo piensa. Pero como lo hace sin reflexionar en la figura de su propio padre, que tuvo dos mujeres, es algo que no sé. El paso de unos años, de todos modos, asentará sus opiniones basándolas en el sentido común y la observación, y será entonces cuando se podrán definir y justificar más fácilmente que ahora por ella misma, mejor que nadie.
- Puede que este sea el caso -respondió él-, y además hay algo tan afable en los prejuicios de una mente joven, que uno siente ver cómo adoptan opiniones comúnmente aceptadas.
- No puedo estar de acuerdo con usted en este punto -dijo Elinor-. Puede haber inconvenientes en sentimientos como los de Marianne, que todas las maravillas, entusiasmos e ignorancias del mundo no pueden redimir. Sus códigos tienen la desafortunada tendencia de no actuar con propiedad en nada, y que conozca mejor el mundo es lo que le deseo, como lo mejor que le podía pasar.
Tras una leve pausa el coronel resumió la conversación diciendo:
- ¿No hace tu hermana distinciones cuando se opone a segundos amores o es su decisión igual de criminal para todo el mundo? ¿Serán aquellos que descartó en un primer intento, ya sea por la inconstancia o por la perseverancia, igualmente indiferentes para el resto de sus vidas?
- No creo estar al tanto de las minucias de sus sentimientos. Sólo sé que hasta la fecha nunca la he oído admitir ningún ejemplo en el que segundos amores se pudieran perdonar.
- Esto -dijo él- no puede significar más que un cambio, un cambio total de sentimientos... No, no lo deseemos, ya que cuando los refinamientos románticos de una mente joven se ven obligados a claudicar, ¡qué frecuente es que los sigan opiniones demasiado comunes y peligrosas! Hablo por experiencia. Una vez conocí a una dama que era igual a su hermana, tanto en el carácter como mentalmente. Pensaba y emitía juicios como ella, pero por un cambio impuesto... por una serie de desafortunadas circunstancias...
TRANQUILIDAD DE CARÁCTER
Lady Middleton era más llevadera que su madre, pero porque era más callada. Elinor necesitaba observar poco para darse cuenta de que ser reservada no era más que tranquilidad de carácter, con el que la sensatez no tenía nada que ver. Era igual con ellas que con su marido o con su madre, y la intimidad, por tanto, ni se buscaba, ni se deseaba. No aportaba nada nuevo a la conversación sobre lo que había dicho el día anterior. Su insipidez era invariable, ya que aunque su humor era siempre igual, y a pesar de que no se oponía a las fiestas que daba su marido -siempre y cuando todo se llevase a cabo con estilo y sus hijos mayores estuviesen con ella-, nunca parecía disfrutar más con ellos de lo que hubiera disfrutado quedándose sentada en casa; tan poco placer aportaba su presencia al resto, sin compartir nada de su conversación, que sólo se daban cuenta de que existía cuando se preocupaba por sus traviesos hijos.
MI PROTEGIDO
- Mi protegido, como usted lo llama, es un hombre sensato, y la sensatez siempre me atraerá. Sí, Marianne, incluso un hombre entre los treinta y los cuarenta. Tiene mucho mundo, ha vivido en el extranjero, ha leído y tiene una mente inquieta. Le he encontrado capaz de ofrecer mucha información de diversos temas, y siempre ha contestado a mis dudas con la disposición del que tiene una buena educación y es de naturaleza buena.
FALTA DE CAUTELA
Según estimaba la señora Dashwood, él era tan perfecto como Marianne, y Elinor no veía nada que censurarle salvo una propensión, en la que se parecía mucho a su hermana y que agradaba mucho a ésta, de decir todo lo que pensaba en cada momento, sin tener en cuenta ni a las personas ni las circunstancias. Al formar y dar su opinión inmediata sobre otras personas, al sacrificar la educación por el placer de la atención no fragmentada de aquello en que estaba envuelto su corazón, y al perder fácilmente las formas de lo que está aceptado como apropiado, tenía una falta de cautela que Elinor no podía aprobar, a pesar de todo lo que Marianne y él pudieran decir en su favor.
sábado, 13 de julio de 2013
NADA MÁS QUE PREGUNTAR
-Bueno, Marianne -dijo Elinor tan pronto como Willoughby dejó la habitación-, por una mañana creo que has hecho muy bien. Ya has determinado las opiniones del señor Willoughby en casi todos los asuntos importantes. Sabes lo que piensa de Cowper y de Scott; estás segura de que estima su belleza como debe, y te has asegurado de que lo que le gusta Pope no es excesivo. Pero, ¿cómo va a hacerse duradera vuestra amistad si ya habéis agotado todo de lo que hablar? Pronto habrás agotado todos los temas favoritos. Otro encuentro bastará para que explique sus sentimientos hacia la belleza de la pintura y segundas nupcias, y entonces no tendrás nada más que preguntar.
viernes, 12 de julio de 2013
TRANSCRIPCIÓN DE CONFERENCIA DE SNOWDEN EN AEROPUERTO DE MOSCÚ
Hello. My name is Ed Snowden. A little over one month ago, I had family, a home in paradise, and I lived in great comfort. I also had the capability without any warrant to search for, seize, and read your communications. Anyone’s communications at any time. That is the power to change people’s fates.
It is also a serious violation of the law. The 4th and 5th Amendments to the Constitution of my country, Article 12 of the Universal Declaration of Human Rights, and numerous statutes and treaties forbid such systems of massive, pervasive surveillance. While the US Constitution marks these programs as illegal, my government argues that secret court rulings, which the world is not permitted to see, somehow legitimize an illegal affair. These rulings simply corrupt the most basic notion of justice – that it must be seen to be done. The immoral cannot be made moral through the use of secret law.
I believe in the principle declared at Nuremberg in 1945: "Individuals have international duties which transcend the national obligations of obedience. Therefore individual citizens have the duty to violate domestic laws to prevent crimes against peace and humanity from occurring."
Accordingly, I did what I believed right and began a campaign to correct this wrongdoing. I did not seek to enrich myself. I did not seek to sell US secrets. I did not partner with any foreign government to guarantee my safety. Instead, I took what I knew to the public, so what affects all of us can be discussed by all of us in the light of day, and I asked the world for justice.
That moral decision to tell the public about spying that affects all of us has been costly, but it was the right thing to do and I have no regrets.
Since that time, the government and intelligence services of the United States of America have attempted to make an example of me, a warning to all others who might speak out as I have. I have been made stateless and hounded for my act of political expression. The United States Government has placed me on no-fly lists. It demanded Hong Kong return me outside of the framework of its laws, in direct violation of the principle of non-refoulement – the Law of Nations. It has threatened with sanctions countries who would stand up for my human rights and the UN asylum system. It has even taken the unprecedented step of ordering military allies to ground a Latin American president’s plane in search for a political refugee. These dangerous escalations represent a threat not just to the dignity of Latin America, but to the basic rights shared by every person, every nation, to live free from persecution, and to seek and enjoy asylum.
Yet even in the face of this historically disproportionate aggression, countries around the world have offered support and asylum. These nations, including Russia, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, and Ecuador have my gratitude and respect for being the first to stand against human rights violations carried out by the powerful rather than the powerless. By refusing to compromise their principles in the face of intimidation, they have earned the respect of the world. It is my intention to travel to each of these countries to extend my personal thanks to their people and leaders.
I announce today my formal acceptance of all offers of support or asylum I have been extended and all others that may be offered in the future. With, for example, the grant of asylum provided by Venezuela’s President Maduro, my asylee status is now formal, and no state has a basis by which to limit or interfere with my right to enjoy that asylum. As we have seen, however, some governments in Western European and North American states have demonstrated a willingness to act outside the law, and this behavior persists today. This unlawful threat makes it impossible for me to travel to Latin America and enjoy the asylum granted there in accordance with our shared rights.
This willingness by powerful states to act extra-legally represents a threat to all of us, and must not be allowed to succeed. Accordingly, I ask for your assistance in requesting guarantees of safe passage from the relevant nations in securing my travel to Latin America, as well as requesting asylum in Russia until such time as these states accede to law and my legal travel is permitted. I will be submitting my request to Russia today, and hope it will be accepted favorably.
If you have any questions, I will answer what I can.
Thank you.