-Mira, Ignatius. Estoy molida. Llevo en la carretera desde las nueve de la mañana de ayer. En cuanto te eché aquella carta sobre el Partido de la Paz, me dije: "Myrna, escucha. Este chico necesita algo más que una carta. Necesita tu ayuda. Está hundiéndose a toda prisa. ¿Tienes valor suficiente para salvar a un individuo que se pudre delante de ti? ¿Estás dispuesta a librar de la catástrofe a ese individuo?" Salí de la oficina de correos, subí al coche y partí hacia aquí. Estuve conduciendo toda la noche, sin parar. En fin, cuanto más pensaba en el extraño telegrama del Partido de la Paz, más inquieta me sentía.
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IL POSTINO
lunes, 25 de enero de 2016
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