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IL POSTINO

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lunes, 19 de julio de 2010

LA BEBEDORA DE ABSENTA, M.R.


Ella estaba siempre encinta
y además tenía un apariencia…
¡Pobre bebedora de absenta!

Ella vivía con el temor
a su innoble compañero:
ella estaba siempre encinta.

Por las noches donde el cielo rezuma
ella se acostaba a la intemperie.
¡Pobre bebedora de absenta!

El que la corrompe extenuado
la miraba de reojo desagradable:
¡Ella estaba siempre encinta!

En París, este laberinto
inmenso como la mar,
pobre bebedora de absenta.

Ella llegaba, pupila apagada,
reptando en los muros como un gusano…
¡Ella estaba siempre encinta!

¡Oh! ¡Esta falda desteñida
que se infla cada invierno!
¡Pobre bebedora de absenta!

Su voz no era más que un quejido,
su estómago era un cáncer:
¡Ella estaba siempre encinta!

¡Cuál arisca canción de lamento
dirá su horrible declaración!
¡Pobre bebedora de absenta!

La vuelvo a ver, pobre Aminte,
como si esto fuera ayer:
¡Ella estaba siempre encinta!

Ella se asustaba mucho y más que mucho
nada más que dando vuelta a su cuchara;
¡Pobre bebedora de absenta!

Cuando ella tenía un ataque
de tos, ¡Oh! cómo ella sufrió,
¡Ella estaba siempre encinta!

Ella refunfuñaba: “¡Esto me fastidia!
Estoy ya dentro del infierno”
¡Pobre bebedora de absenta!

O ella bebió una copa
del horrible líquido verde:
¡Ella estaba siempre encinta!

Y la agonía estaba pintada
sobre su ojo apenas abierto;
¡Pobre bebedora de absenta!

Cuando su amante dice sin bromear:
“¡Tú lo abortarás, esto es para el infierno seguro!
Ella estaba siempre encinta.”
- ¡Pobre bebedora de absenta!
.

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