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IL POSTINO

IL POSTINO

viernes, 30 de julio de 2010

LA RELIQUIA, CONSÉRVALA SIEMPRE

Antes de su matrimonio, - ¡oh sufrimiento mortal! -
Ella me lo dio su camisón en encaje
el que ella tuvo la dulce noche
donde, cediendo a mis lágrimas que le decían: "¡Ven, Bertha!"
cerca de mí jadeando sobre la capa entreabierta,
temblorosa ella vino a sentarse.

Esta ropa inmaculada que embalsamaba su cuerpo virgen,
cuando ella vino a convertirme, tan pálido como un cirio,
sus queridos adióses tan temidos,
ella me lo tendió de un aire melancólico
suspirando: "Aquí está la suprema reliquia
de nuestras difuntas voluptuosidades.

"Yo te lo doy, amigo, mi camisón bordado:
ya que, la primera vez que tú me poseíste,
yo lo llevaba, ¿tú recuerdas?
Esta reliquia sola conoció las ardientes embriagueces.
que tu voz musical y llena de caricias
hacía correr dentro de mi virtud.

"Esta reliquia sola escuchó las confesiones recíprocas
que, día y noche, mis senos, dentro de sus gentiles coloquios,
intercambiaban en voz baja temblando;
esta reliquia sola pudo ver como una virgen arde
cuando la rodilla de un hombre osa rozar su pierna
que se estremece dentro de su media blanca.

"Desde ese momento en que sobre mi cuello estremece tu labio ardiente,
todo mi cuerpo ansioso cogió por confidente
este camisón en tul fino;
y sus sensaciones tan nuevas como impuras,
voluptuosamente, dentro de la multitud de encajes
dijeron que él se daba finalmente.

"¡Consérvalo siempre! Que este camisón sea para tu alma
la carne misteriosa y vaga de la mujer
que te profesa un culto eterno;
¡que este camisón sea la almohada de tus remordimientos sombríos!
¡Cuando tú lo besarás, sueña en las desnudeces rosas
que fueron tu festín sexual!

"Que los perfúmenes ambarinos de mi piel que lo impregnan,
para el olfato sutil de tus sueños, ya reinan
¡cándidos y lujuriosos!
¡Que este camisón cuida para siempre las huellas de mis formas!
Yo dije a mi amor: 'Exijo que duermas
entre sus pliegues misteriosos'.

"Los calores, los estremecimientos de mi carne en alarmas,
cuando mi virginidad roja y bebiendo sus lágrimas
te huía como a un asesino,
esto que yo sentí de felicidad y de temor
cuando tú me atrajiste, y luego tú me abrazaste
pegando tu boca a mi seno:

"¡Esta reliquia informará todo! Dentro de sus mudas odas,
ella recordará episodios amorosos
a tu alucinación;
y tu sueño, ya encontrando mis bien amados vestigios,
bendecirá, el ala abierta en medio de los vértigos,
su querida fascinación.

"¡Adiós!" - Yo conservé el bello camisón
yo lo exhumo a veces del cofre donde yo le puse,
y yo le beso con fervor;
y mi sueño es tan caliente, que el camisón hace revivir
este cuerpo tan seductor del que yo estoy otra vez ebrio,
ya que me queda el sabor.

Entonces, yo vuelvo a ver esta reliquia dentro de una aureola de gloria,
la sirena en los pies blancos como de joven marfil,
mi anciana adoración,
que, moderna pagana, ingenua y lasciva,
encendía de una mirada sobre mi alma pensativa
las hogueras de la pasión.

Su cuerpo de Grecia, teniendo el ardor de la Criolla,
giro a giro delirante y lleno de languidez blanda,
siempre hambriento de placer,
y que, reptil humano, se retorcía dentro de la alcoba,
ardiente de una histeria irresistible y salvaje
para eternizar mi deseo;

Su boca de coral, húmeda y perfumada,
sus pequeños pies de niña, sus dos piernas de bailarina oriental,
su cabellera en los oleajes agitados,
su valle estrecho afilado y cerrado, y sus robustas caderas,
sus secretas bellezas purpurinas y blancas,
sus ojos inmensos, negros y azules;

Todos estos mil rayos de una carne tan felina
abrasando mi carne fría y siempre huérfana
desde que el amor me abandonó;
y le gritó: "¡Mi Bertha!, ¡enlazándonos sin tregua!"
¡yo la poseí otra vez dentro del éxtasis del sueño,
como dentro de la realidad!

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