Oda a Borola Tacuche de Burrón
.Forzada, sí, por lo inmisericorde y por los años de la tripa mala,
maestra en al arte de ir tirando, santa señora del descuajaringue,
buscando la fortuna o, por lo menos, un magro desayuno,
tu vida y tu escenario comunal forman la desazón regocijada
de la diaria miseria y de su desastrosa escapatoria
(aquí nos tocó y otras periclitadas transparencias).
Debías burlar la estricta vigilancia de las moralidades burronianas,
tan sin matices, ay, siempre tan planas
sin el aire gracioso de la imaginación.
Don Regino, ejemplar, tan apocado por propia voluntad,
censuraba tus planes, frenaba tu aventura, aunque sabía
que al final, una bondad profunda e involuntaria
negaba tu discurso malandrín, y hundía tus pasos
en las obligaciones solidarias.
Sucede igual a veces con la errática
y siempre impredecible sociedad vecindaria.
Llamo en mi auxilio para encomiar tu vida y tus trabajos
al mismo Don Regino con todo su civismo conformista,
a Regino chico, Macuca y Foforito;
a Wilson, el amigo del hombre, el compañero de sus estrecheces;
a Avelino Pilongano, destacado colega
(el Fonca de la santa Gamucita lavaba ajeno
para patrocinar sus odas inmortales,
más chipocludas, ay, lo reconozco con rencor enconado,
que éstas que usted, lector querido, tiene
ante esos sus oclayos soñadores);
al Tractor pretencioso
y a Chagoya, rijoso y vulgarón diputadazo,
tan parecido, ay, a los gobernadores
buscando los regresos del pasado.
A lo lejos, allá en San Cirindango,
Briagoberto Memelas y Juanón Teporochas
levantan las banderas del sistema,
mientras Dick Epifanio O’Connor y Audrey Petra Chagoya
lanzan los de apipizca rumbo al norte.
Esta ciudad desparramada y rota, tiene en usted, Borola,
la cumbre de la risa exasperada;
los chorromillonarios (veo a Cristeta, Boba Licona y al sofocado Pierre)
evitan que el encomio boroliano se vista de colores maniqueos.
Van más allá sus pasos, mi señora,
pues el humor más hondo cala y pinta
el turbio panorama que revela la aurora de Nonoalco.
El que esto canta ha visto sus cantares
incrementar la producción del huevo,
tal lo hizo Sinfónico Fonseca, compositor de pro;
el que esto canta piensa en Satán Carroña y sus fracasos;
piensa, en fin, en la noche de noviembre y en esa vecindad
que ha renovado hambres, humillaciones y formas solidarias.
Para acabar, regreso a usted, Borola,
y pienso en don Gabriel y en su comedia humana.
Con humor candoroso y vengativo, ya casi derrotada la ilusión
nos aferramos a esta furris vidorria
tan poderosa, sí, que sigue y sigue a pesar de morirnos.
Sigue en esta ciudad, fuerte señora, pues pase lo que pase
la vecindad enorme, México-Tenochtitlan, seguirá en pie
y este su sueño ilustre seguirá bailoteando el Cuchichí.
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Hugo Gutiérrez Vega
(La Jornada Semanal, 10/05/98)
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y el goce estético de un cuadro.
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BOROLA BURRÓN:
Esposa de don Regino Burrón, y madre de Macuca y Regino Chico. Eje de la familia y antídoto de la sufrida mujer mexicana. Siempre ha soñado con llegar a ser una encueratriz o exótica famosa. Mujer de ingenio desaforado y alegría salvaje, sus fallidos intentos y múltiples iniciativas empresariales por sacar a la familia de la pobreza, gracias a un golpe de audacia, terminan en catástrofes, demandas judiciales o ingresos a la cárcel. Su gran inventiva la ha llevado a fabricar, entre otros, un vehículo espacial a base de un tinaco y un motor de licuadora, así como una línea privada del metro que corre de la vecindad al mercado. También ha encabezado numerosos y siempre abortados movimientos en contra de los maridos desobligados y los hambreadores. Viste a la última moda, aunque se desconoce de dónde obtiene el dinero para sus garras, ya que viven en la chilla. Ella sólo dice que ``lo rasguña del gasto''.
(García-Tort y Cervantes, La Jornada semanal, 10-mayo-98)
(García-Tort y Cervantes, La Jornada semanal, 10-mayo-98)
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CRISTETA TACUCHE:
Tía de Borola. Descendiente de familia porfiriana. De riqueza astronómica gracias a sus numerosos matrimonios, emigró a París en la época de Echeverría, cuando los chorromillonarios fueron asediados. Tiene innumerables pretendientes de la alta sociedad, que más que desear su cuerpo de baloncito playero, aspiran a apoderarse de su fortuna.
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"la exquisita y fina dama entrada en carnes", embutida en un vestido blanco para coctel, es Cristeta Tacuche.
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La escuálida, o sea, la de magro físico, la de vestido amarillo-discreto, es Borola Burrón.
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La escuálida, o sea, la de magro físico, la de vestido amarillo-discreto, es Borola Burrón.
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Ambas lucen sendos abrigos de piel, tan bonitos que parecen sintéticos. Una es rica ostentosa y la otra sólo tiene gustos de nueva rica. Andan de shoping.
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Por una omisión inexplicable e imperdonable, Cristeta no aparece en la lista Forbes de los más ricos, pero su fortuna supera con mucho a la del tal Carlos Slim. Su única preocupación en la vida es en qué gastar el dinero. Esta noche se le ha metido en la cabeza comprar un museo para dar un recital de "agrias" de ópera.
Por una omisión inexplicable e imperdonable, Cristeta no aparece en la lista Forbes de los más ricos, pero su fortuna supera con mucho a la del tal Carlos Slim. Su única preocupación en la vida es en qué gastar el dinero. Esta noche se le ha metido en la cabeza comprar un museo para dar un recital de "agrias" de ópera.
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Regina Orozco, más viva que nunca,
Regina Orozco, más viva que nunca,
Una chica yeye que quiere salvar al mundo
REGINA A GO-GO
MÁS BONITA QUE NI UNA
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Jesusa Rodríguez, más viva que nunca,
"PRIMERO SUEÑO"
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Carlos Monsiváis, fallecido el 19 de junio de 2010 en la Ciudad de México
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Sobre Borola Burrón, Monsiváis comentó:
"Del personaje de Borola me entusiasma su capacidad frustrada para la maldad, el robo, el desacuerdo, la pillería, etcétera"
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Pero añade:
"Poca gente se entusiasma con Borola"
"Poca gente se entusiasma con Borola"
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"PRIMERO SUEÑO"
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