La gota de agua de la Costumbre
corroe nuestra libertad
y pone sobre nuestra voluntad
la herrumbre de la servidumbre.
Ella infiltra una quietud
llena de desinterés:
la gota de agua de la Costumbre
corroe nuestra libertad.
¿Qué luego fertiliza el estudio
y hace estancarse a la ociosidad?
¿Qué luego adormece la adversidad
y enmohece el bienestar?
¡La gota de agua de la Costumbre!
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