El Enigma a partir de ahora no tiene nada de dejarse oír,
yo abrazo el viento que pasa y el reflejo que fue,
y yo escucho murmurar a los labios de la Noche
la revelación del abismo y del misterio.
Yo camino a veces donde la suerte me conduce
el sabroso tormento de mi arte voluntario;
Mi alma de antaño que repta sobre la Tierra
codicia la ultratumba y se dispone a volar hoy.
Pero en vano yo estoy muerto en el pantano de los seres:
Mi oreja y mis ojos son aún las ventanas
abiertas sobre su lamento y su convulsión.
Y dentro del horrible barranco de los duelos y las alarmas,
mi espíritu resignado, lleno de compasión,
flota en el agrado de la desgracia sobre los arroyos de las lágrimas.
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