¡Oh manos de ámbar rosa, manos de pluma y acolchadas
donde tiemblo tanto del espíritu más que sobre el labio húmedo,
y del sueño más que dentro del ojo azul!
¡Oh bonitillas manos!, manitas ahuecadas
que sirven al amor de pequeñas pinzas
para activar mi carne en llamas;
¡Oh pequeños pies que van como el céfiro pasa!,
dejando detrás de ellos el estremecimiento de la gracia
y la estela del deseo;
¡Oh jarretera negra con la hebilla plateada!,
diadema lasciva de una pierna esculpida
para los asedios del placer;
¡Oh senos, peras de carne, duras y sabrosas!,
montes blancos donde van a pacer mis caricias frenéticas,
cabellos de oro de los cuales yo me cuelgo;
vientre pálido donde yo leo un poema de espasmos,
muslo de mármol ardiente donde mis entusiasmos
se enrollan como las serpientes:
Es por ustedes que yo vuelvo a ver, sombras voluptuosas,
dentro de mis instantes benditos de éxtasis untuosos
y de sueños abiertos como flores;
emergiendo de la niebla nacarada de las muselinas,
¡ ustedes flotan delante de mí, platicadoras y mimosas,
llenas de perfumes increíbles !
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IL POSTINO
sábado, 31 de julio de 2010
SOMBRAS VISITANTES
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