A la larga, llegué a ser bien sombrío:
Mi sueño se extinguió, mi risa se gastó.
Amor y Gloria huyeron como un perfume de rosa;
Nada fascina más mi corazón decepcionado.
Me queda sin embargo un ángel de palidez verdosa,
niña pálida que vela y busca tranquilizarme;
sal de la lis humana que la tristeza esparce
y que cuelga su alma en las alas del beso.
¡ Religioso fantasma en los encantos adormecedores !
Un fluido mimoso sale de sus dedos místicos;
el ritmo de su paso es pleno de indolencia.
La piedad de su gesto conmueve mi soledad;
en todo momento, su voz que deja penetrar a la esperanza
murmura una palabra tranquila a mi inquietud.
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La flor de lis ha simbolizado siempre cualidades nobles o "divinas" como: el honor, la realeza, la pureza, la generosidad, la perfección, la luz de la vida.
El poeta pide "sal de la lis humana" quizá refiriéndose a abandonar un mundo regido por la alianza del clero y la nobleza, o separarse de una sociedad que atribuye carácter divino a las realezas, por lo que se deduce le pide salir del mundo de simulación y entrar al imperfecto mundo donde los valores nobles o caballerescos como el honor, la pureza o la generosidad llegan a ser vulnerados, y por tanto la luminosidad de la vida difícilmente se captura para decir "Instante bello, detente", aunque con un progreso lento se va fortaleciendo el rechazo a cualquier grupo político que se considere supraterrenal, supremacista, e inclusive ya se desconfía de la misma Iglesia que ha solapado a quienes han vulnerado sus preceptos religiosos.
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IL POSTINO
miércoles, 21 de julio de 2010
EL ÁNGEL PÁLIDO
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