Amo tus ojos de azur que, muy bordados de oro,
tienen un resplandor azul y blanco,
tus ojos mimosos y claros donde el sueño se duerme,
tus grandes ojos agitadores como la onda.
Hasta dentro de sus miradas sabias y matizadas,
tan dulces que ellos te hacen dos veces mujer,
ellos reflejan el vuelo de tus menores conceptos
y son los cristales de tu alma.
Dentro de la calle se sufre su encanto hechicero;
ellos asombran cuando tú pasas,
ya que ellos son más bonitos y más flores que la flor
que tú pinchas en tu blusa.
Sí, tus ojos son tan frescos bajo tu larga ceja,
que viajando en ellos se preguntan
si ellos no tienen un aroma armonioso también,
tus largos ojos partidos en almendra.
En el mundo se les ve llenos de tristeza,
ellos son distraídos y sarcásticos
y no tienen que hablarme de amor y voluptuosidad
más que los guiños de ojo platónicos;
Pero, muy solos conmigo bajo las cortinas temblorosas,
ellos me hacen pedirte gracia,
y yo aspiro, enlazado por tus pequeños brazos blancos,
esto que ellos me dicen en voz baja.
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IL POSTINO
jueves, 29 de julio de 2010
LA CANCIÓN DE LOS OJOS
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