Al sonido de músicas extrañas
de arpas y de clavicordios,
mientras que flotan por enjambres
los cánticos y las alabanzas,
Ella blanquea vestidos y mantillas
dentro del agua bendita de los estanques,
al sonido de músicas extrañas
de arpas y de clavicordios.
Y los bienaventurados falanges
pueden verla sobre los cojínes
planchando los sobrepellices de los santos
y los collarines de los ángeles,
al sonido de músicas extrañas.
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IL POSTINO
sábado, 24 de julio de 2010
LA LAVANDERA DEL PARAÍSO
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