Mi regla, señores, es que si fallo la primera vez hago de tripas corazón, y si tengo éxito aguanto cuanto puedo. En todo caso, no echo la zancadilla a nadie. No soy intrigante, de lo cual me enorgullezco. No sirvo para diplomático. Dicen, señores, que es el pájaro el que vuela hacia el cazador. Eso es verdad. De acuerdo. Pero
¿quién es aquí el cazador y quién el pájaro?
Ahí tienen otra pregunta.
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