Si ahora un observador externo e imparcial echase un vistazo al señor Goliadkin y viese su atormentada fuga, comprendería al punto el espantoso horror de sus infortunios y diría sin más que tenía el aspecto de un hombre que
quería escaparse y esconderse de sí mismo.
Sí, eso precisamente.
Más aún, ahora el señor Goliadkin no sólo deseaba escapar de sí mismo, sino destruirse por completo,
dejar de ser,
convertirse en polvo.
En ese momento no tenía noción alguna de lo que le rodeaba, no entendía nada de lo que a su alrededor sucedía (....) En momentos tales se esfumaba, dejaba de existir.
Luego arrancaba otra vez
como enloquecido
y corría, corría desalentado,
como si se viese perseguido
y quisiese escapar
a todo trance de una calamidad todavía mayor... Era horrible, en efecto, su situación...
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