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IL POSTINO

IL POSTINO

sábado, 15 de marzo de 2008

¡ MIEDO DE MI MISMO ! , ¿Él? Maupassant

Y a pesar de todo..., ¡claro!..., a pesar de todo,


tengo miedo...,


¡miedo de mí mismo!...


Tengo miedo al miedo;


me infunden miedo las perturbaciones de mi espíritu.


Me asusta la horrible sensación

del terror incomprensible.


Ríete de mí si te place. Sufro sin remedio. Me hacen temer las paredes, los muebles, los objetos más triviales que se animan contra mí. Sobre todo, temo los extravíos de mi razón, que se confunde y desfallece acosada por una indescifrable y tenue angustia.

Comienzo por sentir una vaga inquietud que atormenta mi alma y al fin me produce un escalofrío. Vuelvo la vista en torno y no descubro nada que pueda causarme terror. Yo quisiera encontrar algo que lo motivase.


¿ QUÉ ?




Algo sensible, corpóreo. Pero ¡ay!, lo que más aumenta mi terror es que no hallo su causa.

Si hablo, mi voz me asusta. Si paseo por la estancia, temo tropezar con lo desconocido que se oculta detrás de la puerta, entre la cortina, en el armario, bajo la cama. Y, sin embargo, tengo la certeza de que mi temor es infundado.

Doy media vuelta con brusquedad, temeroso de lo que tengo a la espalda. Y estoy seguro de que no hay nada temible.

Me agito; mi espanto aumenta; cierro con llave mi habitación. Me hundo entre las ropas de mi lecho, haciéndome un caracol; cierro los ojos obstinadamente y permanezco en semejante postura un tiempo indefinido; reflexionando que la bujía sigue ardiendo y que será indispensable apagarla. Ni siquiera me atrevo a moverme. ¿No es horrible vivir así? Antes, no me preocupaban esas cosas.

Entraba en mi habitación tranquilamente.

Iba y venía sin que nada turbase mi serenidad.

¡No me hubiera reído poco si alguien me pronosticara que una dolencia de miedo inverosímil, estúpido y terrible me sobrecogería con el tiempo!

Entonces no me asustaba poco ni mucho abrir las puertas en la oscuridad, ni acostarme tranquilamente sin echar los cerrojos, y nunca tuve que levantarme a medianoche para convencerme de que todas las aberturas de mi cuarto estaban herméticamente cerradas.

Mi dolencia lastimosa dio comienzo hace un año de un modo especial.

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